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Entre el paraíso y el infierno por SebbyPhantomhive

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Notas del capitulo:

Espero les guste.... gracias por comentar :*

Pasaron unos días después de ese desagradable malentendido, en una cómoda habitación en el infierno europeo se veía recostado en una cama con la mirada perdida a un chino que permanecía quieto.

-Hakutaku kun... es hora de comer... Proponía con una sonrisa una hermosa que entraba a la habitación con una charola en sus manos.

-No tengo hambre... Respondió desanimado el chino sin mirarla.

-Pero debes comer algo... piensa en tu pequeño... Decía Lilith tratando de ser comprensiva, era la única que por el momento sabia del feliz acontecimiento, ella le confesó la verdad a su marido del malentendido y como este ya estaba acostumbrado a eso, decidió como siempre perdonarla, además ya había cumplido su propósito que era separar a la feliz pareja.

-Comeré algo... solo por él... Dijo resignado Hakutaku después de pensarlo un poco, la mujer se dispuse a  darle la charola con la comida, por el momento el chino podía quedarse con ellos hasta arreglar la situación o que al demonio se le pasará el enojo.

-No sabes lo arrepentida que estoy, con todo esto me siento muy culpable... Hablaba muy arrepentida la mujer viendo como Hakutaku comía casi a la fuerza y persistía en tener esa mirada triste.

-Ya no depende de ti, trato de hablar con él, y simplemente no quiere escucharme, Decía con algo de molestia y tristeza el chino pues aunque se esmerara en llamarlo este no respondía el teléfono o simplemente lo apagaba.

-Sí, pero... Debes entender, que la escena que vio pudo confundir a cualquiera... Advertía la mujer pensando en la situación anterior.

-Lo sé... pero creo que por lo menos debería escucharme, no haberse ido dejándome solo aquí, él sabía que estaba con malestares extraños, no iba a ser capaz de engañarlo. No confía en mí, nunca lo ha hecho. Hablaba con resentimiento y pena Hakutaku mientras removía su comida con los palillos.

-Deberías decirle de tu estado, tal vez así te escuche... Le daba una aparente solución Lillith con una pequeña sonrisa para animarlo.

-No... No lo haré... no usaré a mi hijo en esto... Aclaraba con molestia y orgullo Hakutaku.

-Yo podría aclarar este asunto, es probable que me crea y regreses a su lado. Seguía la mujer dando posibles soluciones.

-No... Dije que no... Si soy una molestia debería irme... Advirtió molesto el chino, y esos cambios de humor eran evidentes con más frecuencia ahora, de la tristeza pasaba a la molestia en cuestión  de segundos y su sonrisa que lo caracterizaba no se notaba.

-No.. no... no... Yo no quise decir eso para que te vayas... Dijo nerviosa la mujer al ver la actitud de Hakutaku.

-Lo siento ando un poco irritable. Se justificaba el chino al notar su actitud poco amable, y siguió comiendo.

-Lo siento... aunque digas que no, esto es mi culpa. Pero por ti callaré lo que pasó realmente a Hoozuki san, y lo de tu embarazo no le diré ni a mi marido, porque es un chismoso. Aclaraba la mujer con una pequeña sonrisa, Hakutaku no la soportaba pero no tenía donde ir, en su estado y constantes malestares era mejor quedarse allí, hasta que el demonio decidiera buscarlo o él sentirse mejor para viajar.

- creo que cambió su número. Idiota...! Lanzaba su teléfono con enojo Hakutaku un par de días después cuando persistía en llamarlo.

-Me siento tan solo... Con tristeza decía y se recostaba el chino en su cama sobándose el vientre, era inevitable no extrañar al malhumorado demonio ya era parte de su vida, cerraba los ojos y lo recordaba con melancolía, deseando que por lo menos le diera una oportunidad para contarle la verdad, en eso sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la puerta se abrió y alguien aparecía, Hakutaku emocionado pensaba que era su amado pero al ver que no era suspiró resignado.

-¡Hakutaku san...! ¡Qué bueno verlo! Exclamaba emocionado un hombre muy cercano al chino, podría decirse su único amigo, a pesar de no ser quien pensaba que era se sentía feliz, al menos no estaría tan solo ahora.

-Tao - Taro... ¿Qué haces aquí? Hablaba Hakutaku un poco sorprendido por la visita de él, ambos se acercaron y se quedaron viendo dándose la mano se saludaban.

-Bueno me preocupé cuando nadie me daba razón de usted, Hoozuki san... está irreconocible, siempre había sido frio y distante, pero siempre cordial cuando se le hablaba, ahora no habla con nadie a menos que sea de trabajo, y mucho menos se puede pronunciar su nombre... ¿Qué le hizo Hakutaku san? Contaba Momotaro con algo de duda viendo fijamente al chino, que suspiraba resignado.

-¿Qué le hice? Supongo que el malo de todo esto soy yo... Decía en medio de un suspiro Hakutaku sentándose al filo de la cama, mientras el melocotonero se sentaba en una silla, una vez más cómodos, el chino empezó su relato, con algo de duda lo miraba Momotaro pero sabía muy bien el amor que este le tenía al demonio, además sus palabras eran sinceras así que le creyó.

-Pero... debería regresar y hablar con él... y explicarle lo que pasó realmente. Aconsejaba Momotaro a su maestro por así decirlo,

-Tao taro, creo que en este infierno quien conoce mejor al idiota ese, soy yo... Y sé que ahora está enojado, sería capaz de golpearme o matarme... y no quiero eso. Respondía con seriedad el chino, pero se notaba un poco más animado al parecer le hizo bien la visita.

-Pero un golpe más no será diferente de los maltratos que tenían ustedes en su relación. Dijo algo dudoso el otro, pues conocía muy bien la clase de amor que tenían ambos, donde los golpes eran sus muestras de afecto.

-Es que ahora debo tener más cuidado con mi integridad física. Advertía con seriedad Hakutaku sorprendiendo un poco a Momotaro.

-¿Cómo así? ¿Por qué le preocupa tanto su integridad física ahora? Cuestionaba sospechoso el melocotonero.

-Te lo diré... porque eres como un hermano para mí... un amigo en los malos momentos… Respondía con drama el chino, fingiendo llorar y tomaba la mano de su amigo.

-Deje el llanto y el drama... Usted no cambia... Dijo hastiado Momotaro mirando con molestia al dramático Hakutaku.

-Estoy embarazado... Dijo sin rodeo el chino tocándose el vientre y mostrando una pequeña sonrisa.

-¿Ah? Musitó con duda y sorpresa Momotaro sin entender esas palabras.

-El idiota de Hoozuki y yo, tendremos un pequeño y hermoso bebé... Respondía el chino con una sonrisa, acariciando su vientre, se notaba la emoción en su mirada.

-Debe estar bromeando... Advertía con duda el melocotonero sin creerle.

-No es en serio... no jugaría con algo así... Aclaraba sin borrar esa sonrisa Hakutaku.

-¿No? Cuestionó seriamente Momotaro pues Hakutaku siempre le andaba jugando todo tipos de bromas.

-Bueno tienes razón en otra circunstancia hubiera jugado con algo así, pero ahora no es el momento. Hablo en serio. Decía algo ofendido el chino pero se notaba que no bromeaba, así que Momotaro le creyó, se quedó en silencio y pensaba la situación por unos segundos.

-Siempre sospeché que era mujer, Dijo repentinamente y con seriedad Momotaro.

-No seas tonto, soy hombre, solo que mi cuerpo es un poco diferente… Después de todo soy un ser divino. Aclaraba Hakutaku con mucha seriedad.

-¿Qué debería decir? Es tan raro todo esto… Hablaba con sorpresa Momotaro.

-Solo felicítame y ayúdame a que Hoozuki me escuche. Le decía el chino con una pequeña sonrisa emocionada, después de todo era a la primera persona que le daba la noticia de buena manera.

-Felicidades… entonces… Decía Momotaro con alegría abrazando al futuro padre, quien emocionado correspondía ese sincero abrazo de apoyo.

-Gracias… exclamaba con una sonrisa el chino y la emoción se reflejaba en su mirada llorosa.

-Pero con lo otro que me ha pedido, será difícil, si estoy aquí es porque Enma sama me envió a escondidas, pues él tampoco sabía de usted, y estaba preocupado. Hablaba Momotaro separándose de ese abrazo.

-Oh entiendo, entonces quédate conmigo hasta que piense algo… me siento solo aquí… Pedía tiernamente Hakutaku con una pequeña sonrisa, el otro lo miraba y asentía con su cabeza en señal de quedarse.

-¿Quieres sentirlo? Preguntaba Hakutaku levantándose su camisa blanca mostrando su vientre.

-Pero ni se le nota el embarazo… ¿y quiere que lo sienta?.  Cuestionaba con duda Momotaro.

-Ya se mueve… a pesar de estar tan pequeño, Dijo emocionado Hakutaku sobándose el vientre poco abultado era casi imperceptible el embarazo, pero su amigo aceptó y colocó su mano sobre el vientre del otro y una mirada de sorpresa se reflejaba al tacto.

-Es cierto… se parece a usted de inquieto…  Dijo con alegría Momotaro sintiendo  como el pequeño se movía, era una sensación agradable.

-¿ah? Musitaba el chino pero en parte era cierto, él era considerado una bestia divina muy traviesa e inquieta, así que su hijo o hija tal vez heredaría esa actitud.

-Hace dos días empezó a moverse, ese tenue movimiento de vida es lo que me ha animado,  Confesaba con emoción Hakutaku mientras su amigo seguía acariciando su vientre.

-Leí que los bebés sienten todo lo que siente su madre aun cuando son pequeños, por eso deje de estar enojado con Hoozuki, no quiero que mi pequeño se desarrolle con el odio a su mal padre, que me ha abandonado. Dijo con ánimo Hakutaku.

-Por ese niño pensaré en algo o iré a enfrentar a Hoozuki san, aunque me cueste la vida. Aclaraba con algo de dramatismo y aparente valentía Momotaro quien estaba ya emocionado con la presencia del pequeño.

-Recuerda que ya estás muerto… Recalcó Hakutaku haciendo cambiar la actitud de su amigo.

-¿Tiene que hacerme quedar mal? En fin debemos pensar algo. Dijo con seriedad Momotaro cruzando sus brazos veía al embarazado abrocharse la camisa, se quedaría con el hasta que pensarán que hacer o cuando regresar.

Mientras tanto en el infierno en la base principal de la policía se encontraba en la entrada un pequeño joven de cabellos y mirada color azul.

-Hoozuki sama… es un gusto verlo… Saludaba con alegría el comandante actual de la policía recibiendo al demonio que se le acercaba.

-Buenas tardes, Yoshitsune san… Respondía el saludo con amabilidad y una reverencia Hoozuki, lo que hizo que el joven se sonrojara un poco.

-Hace mucho tiempo que no nos reuníamos, Dijo algo nervioso el joven caminando junto al demonio para entrar a las instalaciones de la policía.

-Tenía muchos asuntos que atender. Respondió el demonio sin querer dar muchas explicaciones de su vida.

-Es bueno tenerlo estos dos días para que nos ayude en la actualización de algunos programas de la Policía. Muchas gracias. Dijo el joven con una sonrisa viendo al demonio que amablemente asentía con su cabeza. En un abrir y cerrar de ojos pasaron dos días de arduo trabajo para el demonio y la policía en general, en la última noche que estaría ahí Hoozuki, decidió beber un poco en compañía del joven comandante que en esos dos días se notaba muy animado sin despegarse ni un momento del demonio.

-Ha sido una jornada muy dura estos dos días….  Decía Yoshitsune para iniciar conversación, el demonio intuía que algo pasaba en ese joven pues su actitud era un poco coqueta, y así era de vez en cuando por eso dos días.

-Sí, es bueno tener la mente ocupada en otra cosa. Exclamaba con resignación el demonio quien aunque lo negara extrañaba a su traicionero amante, y por orgullo no le daba la oportunidad de aclararlo.

-Ahhh si… Hoozuki sama… ¿Puedo decir algo y no se enoja? Decía sonrojado el joven mirando de reojo al demonio que estaba sentado frente a él.

-No puedo prometer el no enojarme, pero prometo no golpearlo. Dijo Hoozuki quien parecía seguirle la corriente, después de  todo se sentía solo, frustrado y molesto.

-Que encantador… Dijo coquetamente Yoshitsune al ver que el demonio parecía corresponderle.

-Hoozuki sama… usted me gusta… Declaraba con timidez y totalmente sonrojado el joven de mirada azulina viendo fijamente al demonio que desviaba la mirada, le parecía lindo de alguna forma.

-Debe confundirse. Exclamaba algo travieso el demonio.

-Aunque siempre me ha gustado, es solo que nunca quise decírselo, Confesaba con una sonrisa el joven acercándose al demonio con sensualidad.

-No diga esas cosas… Murmuraba el demonio dudando si aquello era correcto, lo que menos quería era actuar a su odiado Hakutaku.

-Déjeme terminar… ya empecé a decir esto, escúcheme por favor… Decía el joven al notar la confusión del demonio.

-Cuando supe de su relación con Hakutaku sama, me sentí muy mal porque por mi cobardía nunca le dije mis sentimientos, por temor al rechazo a alguien de su mismo género. Al final lo perdí por callarme. No sé si todavía está con él… Pero solo quiero estar con usted esta noche. Hablaba con firmeza el joven de cierta manera inquietaba al demonio.

-Eso es muy directo... yo agradezco sus sentimientos pero ahora no es el mejor momento se lo aseguro. Dijo Hoozuki con seriedad entrando en razón pero a la vez tratando de ser comprensivo, tampoco daría mayor aclaración a su situación amorosa actual.

-Oh entiendo... Exclamó con tristeza el joven de cabello azul al verse rechazado, sin poder contenerlo las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas tocando el frio suelo, avergonzado trataba de contenerlas pero parecía imposible, el demonio a su lado a pesar de su frialdad se conmovió un poco, tal vez era por su separación con Hakutaku que entendía el pesar de la persona  a su lado.

-No llore… no merezco sus lágrimas… Dijo Hoozuki con algo de melancolía pensando en Hakutaku, en su interior se llenaba de resentimiento y coraje, por primera vez en su demoniaca existencia se aferraba a alguien y este lo había engañado y traicionado, lastimándolo en lo más profundo, en esa extraña sensación agarró al joven que lloraba para mirarlo al rostro, encontrándolo sonrojado y lloroso, pero con una mirada de miedo y confusión.

-No soy tan malo… como todos creen… Advirtió con tristeza el demonio, acercando sus labios a los del joven, se unían en un beso, que Yoshitsune se aferraba a ese acercamiento con recelo pero poco a poco y con la intensidad del demonio, correspondía el beso.

-Nhn… jadeaba el joven al sentir la profundidad de ese apasionado beso, pero algo no iba bien pues la fuerza del demonio se aumentaba, ese beso se transformaba en una trampa mortal, y no era para menos pues Hoozuki al besarlo imaginaba que era Hakutaku, que sínicamente lo besaba después de haber estado con esa mujer,  el demonio se llenaba de odio, de un profundo odio, en su mente resonaba la sonrisa burlona del chino, sus gestos lascivos que aparentemente eran suyos, pero que había compartido ahora con alguien más. Toda esa mezcla de sentimientos negativos embargaba el frio corazón del demonio, que reaccionó cuando con fuerza apretaban su espalda.

-Lo siento… Decía Hoozuki confundido, viendo como el joven palidecido trataba de recuperar el aliento con desesperación. El demonio no sabía que pensar el siempre tan racional, y de mantener siempre la compostura ahora no entendía que era, o quien era, avergonzado se reprochaba a si mismo con frustración.

-Es mi culpa… Dijo en un tono sumiso el joven cuando recuperó el aliento, lentamente se acercaba al demonio.

-¿Es masoquista o qué? Hablaba Hoozuki confundido al ver como se le acercaba sugerente el joven, pensaba que si Hakutaku era masoquista este lo era mucho más, y de alguna forma era tentador, el joven al notar que no se le ponía resistencia se acomodaba sobre el demonio con sensualidad

-¿Qué hace? Cuestionaba dudoso el demonio, pensaba en como su amante lo había engañado ¿Por qué no podría hacer lo mismo? Con esa incierta y en parte impulsiva pregunta, se aferraba una vez más a los pequeños y dulces labios de Yoshitsune, no eran igual al asfixiante y delicioso sabor de su bestia divina, cerrando los ojos lo imaginaba, recostando sobre el piso al joven que extasiado y de respirar agitado esperaba seguir en esa anhelada entrega.

-Ahhh… Gemía bajo Yoshitsune al sentir las apasionadas y profundas caricias y besos del demonio que no abría los ojos, el joven notó el semblante triste de Hoozuki, y aunque era imperdonable para sí mismo lo que haría, lo detuvo.

-Lo siento, no quiero hacer esto… Dijo con una pequeña sonrisa Yoshitsune al ver el rostro confundido del demonio que se quitaba de sobre él.

-Yo lo siento… más… Perdóneme… Aclaraba el demonio con tristeza se alejaba del joven saliendo de la habitación.

-No puedo entrometerme entre ustedes… Hablaba para sí mismo el joven mirando con tristeza la puerta cerrarse. El demonio fue a su habitación y en lugar de sentirse satisfecho por su tonta venganza se sentía peor, frustrado comenzó a beber hasta que se quedó dormido. Pasaron algunas horas y era ya el atardecer del siguiente día y en el baño del aeropuerto del infierno japonés se escuchaban unos sollozos.

-Hakutaku san… ¿Está mejor? Preguntaba preocupado Momotaro en la puerta del baño donde en el interior de este se veía a alguien agitado agachado al pie del retrete.

-Claro que no… Siento que se me salen las vísceras por la boca… Respondía con mala gana el chino pálido que había vomitado, apenas bajaron del avión.

-Le dije que no nos precipitáramos en viajar… Decía Momotaro con pena al ver el pésimo estado de su ahora amigo, ayudándole a levantarlo le daba una toalla humedecida para secarle el sudor de su rostro. Pasaron unos minutos y ya un poco más restablecido los dos caminaban por los pasillos amplios del aeropuerto.

-Ya han pasado dos semanas y voy a enfrentar a ese idiota… Hablaba decidido Hakutaku quien saboreaba un helado.

-Además tú me ayudarás, serás mi escudo, te golpeara a ti primero, Dijo  con sonrisa de complicidad el chino mirando a su confidente que cargaba las pequeñas maletas.

-No me gusta esa idea… Murmuró con desanimo el melocotonero pero era un riesgo que debía correr por el pequeño que crecía dentro de Hakutaku.

-Vamos, tú dijiste que me ayudarías... Siento que todos me miran... Susurraba el chino sintiendo como a su alrededor parecían murmurar cuando lo veían.

-Sí, eso iba a decirle... Dijo Momotaro notando esa extraña actitud de todos a su alrededor.

-¿Se me nota...?  Cuestionaba algo nervioso Hakutaku tocándose el vientre.

-No creo que sea eso… Respondió algo dudoso Momotaro pues no se le notaba.

-Seguramente debe ser porque Hoozuki dijo algo de nuestro incidente, ¿No podía callarse? Murmuraba molesto el chino después de todo en el infierno era reconocida su relación. Con esa duda y molestia caminaban cuando en un puesto de revista se veía una portada algo extraña que llamó la atención inmediata de Hakutaku, acercándose de prisa la tomaba entre sus manos.

-¿Qué es esto? Murmuraba con enojo el chino y su rostro desfigurado al ver la imagen de su amado Hoozuki se besaba con un joven de cabellos azules a la luz del día.

-¡Maldito demonio inmaduro...! me las pagarás...  Casi gritaba histérico y lleno de celos Hakutaku empuñando con fuerza la revista.

-¡Tranquilo Hakutaku san...! Trataba de calmarlo Momotaro al chino quien casi lloraba de coraje.

-Noooo, Exclamaba Hakutaku alejándose del puesto rápidamente, el melocotonero dejo unas monedas pagando la revista sensacionalista, siguiendo a paso rápido al casi irracional y embarazado chino, que murmuraba molesto apretando esa revista.

-¿En qué me he metido? Estos dos se mataran entre sí... Susurraba Momotaro con miedo, recordando lo que decía la portada de la revista.

*El alto funcionario del infierno se cansó de la bestia divina, ahora vive un tórrido romance con el comandante de la Policía, imágenes exclusivas en las siguientes paginas*

 

 

Notas finales:

el mpreg :3

gracias por leerme, besos :*


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