Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Entre el paraíso y el infierno por SebbyPhantomhive

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

En medio de la algarabía  que encerraban los juegos deportivos del infierno, una mirada asesina y llena de celos se distinguía a lo lejos, enfocándose en un atractivo demonio junto a un jovencito de cabellos azules.

-Mierda... ya me vio... Musitaba entre dientes el demonio al notar esa mirada celosa de su embarazado amante a pocos metros de él.

-¿Qué le sucede Hoozuki sama? Cuestionaba confundido el jovencito era raro que el demonio dijera palabras un poco groseras, por lo menos frente a él siempre se mostraba  amable y sin expresarse así.

-Nada, pero creo que podríamos hablar más tarde. Hablaba Hoozuki quien disimuladamente se alejaba del joven que apenas se había acercado a saludarlo, cuando sintió fue una brisa fría tras suyo.

-¿Interrumpía algo? Se escuchaba la voz de Hakutaku mirando con fijación a los dos.

-No comiences Hakutaku san, Le regañaba el demonio con seriedad a su amante.

-¿Empezar qué? Yo no he dicho algo malo. Decía el chino con la mirada fija en el jovencito de cabellos azules que desviaba la mirada, sonrojado y nervioso no acertaba que hacer.

-Sabes a lo que me refiero... Le refutaba molesto el demonio a su amante que enojado parecía querer llorar, y no era para menos estaba más susceptible que lo normal.

-Disculpe, Yoshitsune san... Se disculpaba algo avergonzado Hoozuki tomando del brazo a su chino para alejarse de él.

-Está bien... no se preocupe. Dijo el joven comandante con amabilidad haciendo una reverencia, Yoshitsune quien tenía en su mano un dulce que parecía estaba comiendo atrajo la atención del embarazado.

-¿Qué es eso que comes? Preguntó Hakutaku con curiosidad al jovencito que no sabía las intenciones de la actual pareja del demonio que amaba todavía, aunque era consciente de su amor no correspondido.

-Algo que compré en una tienda antes de venir aquí. Respondió algo dudoso el joven

-Tengo hambre, quiero uno de esos. Ordenaba el chino a Hoozuki que fruncia el ceño al escuchar esa petición.

-Pero si te vi comiendo hace un par de minutos, y no voy a dejar el evento solo porque se te antojó eso. Le hablaba molesto el demonio, Hakutaku sonrió con malicia, el jovencito y el demonio lo notaron.

-No me culpes… Es tu hijo quien me obliga a comer. Dijo el embarazado sobándose su abultado vientre mientras miraba jactancioso al joven que sorprendido los veía.

-¿Su hijo? Musitaba el comandante al ver que si era cierto ya que el demonio no lo negó, se sintió un poco incómodo ante esa aclaración, y se suponía que ya se había resignado a cualquier posibilidad romántica con él.

-¿Acaso no lo sabias?… Pensé que eras buen amigo de Hoozuki… Habló con sarcasmo el chino embarazado, mirando con molestia al joven quien se sintió aun peor ante esa insinuación.

-Hakutaku, no seas tan idiota. Le habló fuerte el demonio esto molestó en gran manera al chino que apretaba sus puños conteniendo el coraje.

-No me trates así, no frente a él. Le gritaba alterado el embarazado todos voltearon a ver, después de todo era la escena que se vivió semanas atrás, la supuesto infidelidad del demonio y ahora tal vez pelearían por él, con expectativas y murmullos malintencionados los observaban.

-Por favor no hagas una escena estúpida de celos. Vamos….  Le decía amenazante el demonio a su amante que estaba muy enojado, en otra circunstancia y sin el embarazo lo hubiera callado con un buen golpe, pero tratando de no hacer más alboroto lo tomaba del brazo para alejarse a hablar y calmarlo en otro lugar, lejos de la mirada de los curiosos.

-¡Déjame…! Lo empujaba el chino cuando sonó un fuerte estruendo a pocos metros, seguramente algún juego salió mal, el demonio molesto con esa infantil actitud del chino, suspiró y dejando que se vaya él se haría cargo de ese percance. Yoshitsune al ver la escena y notar como todos lo veían, avergonzado se escabullía, caminó un poco y se retiraba cuando vio a Hakutaku arrimado a un árbol sentado parecía sobarse el vientre.

-Disculpe Hakutaku san… Dijo el joven dispuesto a ser víctima del mal trato del embarazado que al verlo pretendía ignorarlo.

-¿Qué quieres? Preguntó con enojo el chino que parecía haber estado llorando.

-No debería ponerse así… Hoozuki san, no ha hecho algo indebido, solo lo saludaba. Se justificaba el comandante con sinceridad.

-Un mocoso como tú, no me va a decir cómo debo sentirme. Aclaraba con fastidio Hakutaku.

-Yo no quería molestarlo. Decía el joven de cabello azul, al ver la molestia del chino.

-En parte vine a este evento para verlo, quiero aclarar algo con usted. Hablaba un poco más seguro y firme el joven, Hakutaku esbozó una pequeña sonrisa sarcástica.

-Si es por lo que pasó con Hoozuki. Ya lo olvidé… Decía el embarazado pero ambos sabían que eso no era cierto de otro modo no se hubiera molestado tanto por ver al joven junto a su amado demonio.

-Déjeme hablar por favor Hakutaku san… Exclamaba el joven comandante con firmeza, el  chino solo chasqueó la lengua y le daba la oportunidad de que hablara, tal vez sería interesante escucharlo, lo miraba fijamente y tal vez entendía porque el demonio podía haberse sentido atraído por él, era hermoso, con un carácter amable pero a la vez firme, pensar eso lo llenaba de celos, Yoshitsune sintiendo algo de incomodidad por la mirada celosa del chino sobre él se disponía a hablar.

-Yo quiero disculparme por eso, no debí aprovecharme de la situación que estaba pasando Hoozuki san con usted, es solo que yo…. Siento un fuerte aprecio por él. Confesaba sonrojado el joven, sintiendo como negar ese amor, le dolía un poco, y su mirada se puso llorosa pues recordaba levemente al demonio que amaba.

-¿Aprecio…? Cuestionó dudoso el chino y notaba como le era difícil al joven decir eso, así que se tranquilizó.

-Pero le aseguro que no tengo malas intenciones. Aclaraba con fuerza el joven, dando convicción a la decisión que había tomado semanas atrás.

-Además ustedes ya tienen su familia, y eso me alegra mucho. Le decía con una pequeña sonrisa mientras miraba su vientre, su mirada reflejaba ternura.

-No te preocupes, disculpa lo de hace un momento, a veces soy un poco inmaduro… Se disculpaba Hakutaku pues sentía que esas palabras eran sinceras pero más podía su naturaleza celosa.

-Solo mantente lejos de Hoozuki. Aclaraba amenazante Hakutaku con una hermosa sonrisa, mientras se levantaba. El joven comandante al escuchar eso solo suspiraba algo asustado y lo veía alejarse, justamente esa amenaza la había escuchado Momotaro que se había acercado.

-Puede ser muy tétrico cuando se lo propone. Murmuraba resignado el melocotonero viendo como felizmente se alejaba el chino, luego de ese percance Hakutaku tuvo que ganarse el perdón de Hoozuki, pues sabia lo mucho que le importaba al demonio sobresalir por su trabajo y ahora estaba empañado por esa estúpida escena de celos, luego de mucho rogarle y ofrecerle algunos favores el frio demonio lo perdonó.

-Buen trabajo hoy, Hoozuki… Decía el chino muy cariñoso mientras veía al demonio que exhausto se recostaba en su cama.

-Estoy tan cansado. Exclamaba Hoozuki mientras sentía como su chino le quitaba las prendas para que estuviera más cómodo.

-Te haré un masaje. Sugería Hakutaku con una sonrisa mientras iba a buscar alguna esencia para hacer su masaje, cuando lo halló se dispuso a mimar a su amado demonio, masajeando su espalda le quitaba lo tenso que estaba, el demonio lo disfrutaba de reojo veía a su embarazado amante.

-Se siente bien… Susurraba el demonio sintiendo como esas suaves pero firmes manos acariciaban su piel, quitando toda tensión, se sentía relajado. Conversaban amenamente mientras hacían su sesión de masaje, hasta que terminó el demonio recostado boca abajo pretendía dormir.

- Descansa cariño. Pero no te duermas todavía, traeré algo de comer y vemos una película. ¿Qué te parece? Sugería alegremente Hakutaku mientras se disponía a buscar alimentos. Cuando sintió el brazo del demonio halar el suyo.

-Espera… Lo detenía el demonio, el chino con una sonrisa se acercaba, y Hoozuki se sentaba en la cama.

-Eres como la esposa que siempre quise. Decía con un susurro el demonio al oído del otro, aunque era un extraño halago le pareció sincero pero hermoso viniendo del frio amante con quien compartía el día a día.

-no sé si debería sentirme halagado u ofendido. Murmuraba con un leve puchero viendo a Hoozuki que lo abrazaba, y rozaba sus labios dulcemente en el oído y cuello del chino.

-No soy mujer, ¿Lo sabes? Hablaba Hakutaku con fingido resentimiento.

-Lo sé… lo sé muy bien. Dijo traviesamente el demonio sin dejar de abrazarlo.

-Gracias por cuidar de mí. Murmuró Hoozuki y sus ojos se cerraban por el sueño.

-Yo debería decir eso… Susurraba amoroso Hakutaku dándole un pequeño beso en los labios lo recostaba en la cama para que durmiera toda la noche, a pesar de los malo momentos del día, fue en parte divertido y terminó siendo romántico, no sabía si era el sueño lo que hizo que el demonio dijera esas palabras tiernas y sinceras, con una sonrisa el embarazado luego de comer se recostaba junto a su demonio, pensaba en el futuro, ese futuro que ahora parecía tan incierto, con melancolía acariciaba su vientre y cerrando los ojos se dejaba llevar por el sueño.

Varios días pasaron…

-Voy a llegar un poco tarde. Se despedía el demonio de su embarazado amante que con mala cara lo veía desde la cama donde estaba recostado.

-¿También hoy? Preguntaba con el ceño fruncido Hakutaku quien tenía su vientre más abultado, el demonio al notar esa actitud casi celosa de su amante, suspiró resignado ignorándolo se disponía a salir de la habitación que compartían.

-Me voy… Cuídate… Decía Hoozuki saliendo de prisa antes de escuchar cualquier reclamo de su chino, que con mala cara se refugiaba bajo las sabanas, tal vez ahora estaba más perceptible a los celos con su demonio, pero este parecía deleitarse dándole motivos, en los últimos días llegaba tarde y cuando él lo buscaba no lo hallaba, era extraño, y eso solo lo hacían poner paranoico sobre si el demonio lo engañara con alguien más.

-Hakutaku san… Buenas tardes. Saludaba Momotaro entrando unos minutos después a la habitación en que le había permitido pasar.

-Ya no sorprende verlo de mal humor. Exclamaba resignado el melocotonero viendo al embarazado recostado en la cama con la mirada llorosa pero con el rostro molesto.

-¿Cómo quieres que este? Cuestionaba Hakutaku recordando las actitudes de su actual pareja que era un poco distante en esos días.

-¿Qué sucede ahora con Hoozuki sama? Acertaba a preguntar Momotaro sabiendo la posible y casi recurrente causa del mal humor del embarazado.

-Ya no me quiere… seguramente le doy asco, el verme así… Por eso ya no quiere estar cerca de mí. Decía con frustración Hakutaku mirando su enorme vientre, había engordado un poco, hasta su rostro era más regordete, pero era algo que en parte le molestaba, su naturaleza era vanidosa y siempre se había preocupado por verse bien, pero con su embarazo había perdido cierto encanto, sin sospechar que el demonio amaba verlo así. No renegaba de su estado sino de cómo se veía, sintiéndose culpable por comer tanto, había perdido su delgada figura, que por consiguiente se reducía a su actual teoría de que Hoozuki le era infiel.

-No sea tan dramático. Hablaba el melocotonero frunciendo el ceño al notar las lágrimas del chino.

-Estoy hablando en serio, ahora sí. Aclaraba más malhumorado el chino al ver como su confidente no le creía y no lo tomaba en serio cuando si hablaba en serio.

-Tal vez solo tiene mucho trabajo, este adelantando trabajo para tener tiempo libre para cuando nazca el bebé. Trataba de animarlo Momotaro al ver como se deprimía más el embarazado.

-También lo pensé, pero… Respondió con resentimiento y un leve puchero Hakutaku,

-Pero… a veces simplemente me ignora. Completaba su frase el chino que se echaba a llorar sobre su almohada, el melocotonero alzaba la ceja al ver una escena un poco ridícula por parte de su ex  maestro.

-Es que usted es medio odioso a veces, yo he sido testigo de eso. Hablaba Momotaro que en lugar de tranquilizarlo solo hacía que llorara más.

-Quieres decir… ¿Qué? ¿ Yo lo harté? Decía entre lágrimas el chino viendo con tristeza a

-No… no quise decir eso… Decía alterado Momotaro al ver como lloraba más,  luego de tanto y palabras de ánimo por fin se calmaba, cuando la noche cayó y Hakutaku solo y molesto esperaba que llegara su demonio.

 -¿qué te pasa? Preguntaba malhumorado el demonio cuando al entrar a su habitación y veía que su chino lo ignoraba.

-Nada… Respondió molesto y lo miraba con coraje.

-tienes los ojos rojos, ¿Has llorado? Hablaba el demonio quien se acercaba a Hakutaku y tomando su rostro entre sus manos le veía detenidamente el rostro, notando sus ojos hinchados.

-No… Dijo molesto el chino soltando el agarre del demonio, quien suspiró tratando de mantener la paciencia.

-Iré a bañarme. Advertía conteniendo la molestia Hoozuki mientras caminaba al baño. Tomando un refrescante baño después de un largo día de trabajo, le hicieron recuperar el ánimo, pero se llenaba de coraje tan solo de ver la actitud enojada y acusatoria de Hakutaku que no dejaba de verlo.

-¿Qué te sucede? No soy adivino, si algo te pasa, dímelo. Dijo ya molesto el demonio acercándose al embarazado que le torcía la mirada.

-nada… Vociferó en voz alta el chino.

-Es lo único que sabes decir hoy, nada… no… hablaba enojado el demonio al ver esa actitud en su amante.

-¡me tienes harto…!  Le gritó Hoozuki al chino que contenía las lágrimas al escuchar eso,

-Ya lo sé… Decía resentido, molesto y triste el embarazado levantándose de la cama para salir de la habitación, sin darse cuenta sus pies se enredaron y parecía caer.

-Oye ten cuidado… Exclamaba Hoozuki agarrándolo entre sus brazos pues lo salvó de la caída.

-Auch… me dolió… Se quejaba la bestia divina al sentir el agarre fuerte del demonio.

-Debes tener más cuidado… Regañaba el demonio a su pareja que soltándose del agarre se acostaba en la cama nuevamente.

-Cállate, además es tu culpa. Refutaba enojado Hakutaku.

-¿Mi culpa? Tendré yo la culpa de que seas tan idiota para caerte con tus propios pies. Hablaba Hoozuki con evidente molestia a lo que el chino con resentimiento parecía llorar otra vez.

-Creo que discutiendo no resolveremos esto. Murmuró el demonio acercándose a su Hakutaku para besar una lagrima que se deslizaba por su sonrojada mejilla, el chino al notar esa sincera muestra de afecto y a modo de disculpa por tratarlo mal, la aceptaba, ambos se miraron fijamente con algo de molestia,  como queriendo decirse algo pero en lugar de eso juntaron sus labios en un apasionado beso, que los dejaba sin respiración, lo próximo que se veía era como el demonio ansiosamente bajaba sus prendas para embestir deliciosamente al embarazado que muy excitado con su trasero al aire, colocado en cuatro sobre la cama esperaba ansioso la intromisión de su amado,  lo que se escuchaba en esa habitación eran los gemidos extasiados de placer del chino junto con los jadeos asfixiantes de Hoozuki, quien lo apretaba delicadamente en su no tan delgada cintura, mientras lo embestía y su lengua repasaba la columna del chino que se aferraba con fuerza a la sabana esperando el máximo clímax de ese intenso e improvisado momento de amor y entrega. Minutos después se veía a la pareja recostada muy cariñosa entre las sabanas desarregladas.

-¿Mejor? Preguntaba Hoozuki quien fumaba de su pipa, y el chino con cariño se refugiaba en su demonio.

-Un poco… Dijo con fingida molestia Hakutaku, pero si había algo que le seguía molestando.

-¿algo te molesta? Preguntaba con curiosidad el frio demonio que dejaba su pipa a un lado para conversar con su amante, aunque intuía lo que era.

-Ya no sé… Murmuraba el chino que se acariciaba el vientre pues al parecer el pequeño estaba inquieto.

-Si es porque he estado un poco distante, es porque he estado trabajando mucho. Decía el demonio mirando fijamente al chino que trataba avergonzado de esquivar la mirada al verse descubierto.

-¿Qué te parece si el domingo nos tomamos el día libre y vamos al mundo mortal? Acertaba  a decir el demonio ahora el quien desviaba la mirada.

-¿en serio? Cuestionó con una sonrisa el chino

-Si, además ya falta poco para que nazca el bebé, y creo que deberíamos comprar algunas cosas que no hay aquí. Hablaba seriamente Hoozuki acariciando el vientre donde crecía su pequeño hijo.

-¿Solo eso? Nuevamente cuestionaba la bestia divina con una sonrisa que no se le borraba.

-No será que quieres visitar los zoológicos. Insinuaba con complicidad a su demonio.

-Necesito desestresarme un poco, lo confieso. Aclaraba Hoozuki al verse descubierto, ambos sabían que no podían ocultarse las cosas por mucho que se lo negaran,  los dos se conocían perfectamente y aun en medio de las pequeñas dificultades que hubiera en su relación podían resolverlas, tal vez no de la mejor manera pero lo hacían. Pasaron unos días y llego el ansiado domingo que habían planificado para salir.

-Ninguna ropa me queda, ¿Cómo se supone que vaya contigo? Refunfuñaba el chino que solo tenía unas ropas blancas pero para salir al mundo mortal no se vería bien, y llamaría más la atención, probándose su camiseta que usaba antes para salir y que ya ni le entraba.

-Te compré esto… Decía el demonio que ya listo con su ropa deportiva que usaba para ir al mundo mortal le entregaba un pequeño paquete.

-Gracias… eres un amor… Exclamaba emocionado Hakutaku viendo las prendas de vestir que había comprado el demonio para él.

-Creo que no es buena idea salir, no me gusta cómo me veo, los mortales me verán raro. Murmuraba malhumorado Hakutaku al ver como se veía en el reflejo del espejo cuando ya se había vestido.

-Si te pones esta chompa se disimula un poco, además hay muchos hombres gordos y no tienen un bebé adentro. Decía tratando de animarlo el demonio mientras le colocaba una chompa.

-Sabes cómo levantarme el ánimo…  Susurró con una sonrisa el chino que se abrazaba a su amante con un pequeño beso se disponían a salir.

-¿Momotaro? Le llamó dudoso  Hakutaku a su amigo y confidente al verlo parado a la salida del infierno.

-Me halaga mucho que me hagan formar parte de este paseo al mundo mortal, y de su familia, como tío del pequeño me esmeraré en buscar cosas lindas para él.  Hablaba emocionado el melocotonero que se había vestido también para la ocasión, Hakutaku dudoso miraba al demonio este desviaba la mirada.

-¿Tío? Cuestionaba el chino, sabiendo que algo planeaba el demonio, salieron del infierno directamente al mundo mortal, veían como alegremente Momotaro se les adelantaba en el caminar.

-Ahhh… Hoozuki lo llevas para que cargue las cosas ¿Verdad? Insinuaba con una sonrisa traviesa el embarazado tomándose del brazo de su amado,  el demonio no dio respuesta pero su mirada lo delataba, entonces era cierta esa insinuación. Pasaron todo el dia de tienda en tienda, comprando cosas para el bebé, al que tenían por seguro era niño, los dos padres emocionados compraban cuanto objeto adorable ofrecían a sus ojos, Momotaro debía tranquilizarlos para que no levantaran sospechas, al final del paseo pasaron por el zoológico donde Hoozuki se deleitaba mirando los animales, todos le parecían encantadores, hablaba con su pequeño hijo sobre los animales como enseñándole antes de que naciera lo que le esperaba visitar después. Con cansancio regresaron al infierno cargado de cajas, Momotaro que los había ayudado descansaba en una habitación contigua dejando sola a la pareja.

-Fue un buen día el de hoy…  Hablaba emocionado Hakutaku mirando las cosas que habían comprado.

-Pero compramos muchas cosas no van a entrar en nuestra habitación. También decía algo desilusionado al ver a su alrededor y notar que ciertamente no habría espacio para todo y pensaba en como harían cuando naciera el bebé.

-¿Eso crees? Murmuraba Hoozuki tomando de la mano a su amado, halándolo fuera de la habitación.

-¿A dónde vamos? Preguntaba curioso el chino por los pasillos, viendo delante suyo la figura hermosa que lo halaba.

-Solo cállate y sígueme. Advirtió con seriedad Hoozuki mientras lo seguía guiando. El chino solo lo seguía pero ahora en silencio no lo cuestionaba más. Cuando llegaron a una parte del edificio del infierno donde trabajaba y vivían actualmente, era una habitación pero más grande de la compartían.

-¿Qué te parece? Dijo el demonio abriendo la puerta dejando ver como estaba adecuada para vivir, con más espacio y se veía una pequeña cuna en una parte junto a una cama más grande el decorado era una hermosa combinación de lo japonés y chino, a pesar de lo sencillo que parecía se sentía acogedora.

-Es nuestra casa… nuestro hogar a partir de ahora. Acertaba a decir emocionado y sorprendido Hakutaku al ver a su alrededor cuando estaba dentro,  sintiendo como el demonio tras suyo lo abrazaba con cariño.

-Estuviste todos estos días arreglando aquí ¿Verdad? Dijo algo avergonzado el chino arrepintiéndose de haber dudado del demonio.

-Algo así, no puedo alejarme de mi trabajo, así que Enma sama, me cedió este espacio, dijo que una familia debe estar cómoda, Aclaraba Hoozuki quien no lo soltaba.

-Hoozuki… gracias… por darme el hogar que siempre quise. Acertaba a decir Hakutaku conmovido y las lágrimas de felicidad rodaban por sus mejillas, siempre se había sentido solo, errante por el mundo sin un lugar al cual llegar, pero todo cambió al conocer a su demonio a ese que profesaba odio, era a quien más amaba, y lo amaría por la eternidad, ahora con su pequeño hijo fruto de su sincero y verdadero amor, vivirían juntos en ese que había llamado hogar, Hoozuki podía sentir como tiritaba el embarazado, volteándolo lo abrazaba con fuerza, y tiernamente besaba cada lagrima de alegría, los dos en silencio sabían cómo expresar su sentir. Pasaron varios días y el pequeño que crecía dentro de Hakutaku crecía más, ya viviendo en su nueva casa ambos esperaban el momento del nacimiento.

Pensamiento de Hoozuki

Me siento muy extraño, el amorfo Hakutaku casi no puede caminar las dos últimas semanas su vientre ha crecido más, al parecer falta poco para el nacimiento de nuestro primogénito, pero algo me molesta, es este horrible y desesperante sentir, no puedo apartar de mi mente lo que averigüe hace unas horas, Hakutaku podría irse para siempre, por dar vida a nuestro hijo, no quiero eso, no lo quiero, deseo que los tres estemos juntos, no me imagino una vida sin mí idiota, no puedo imaginarlo. Me  decía a mí mismo en el baño donde mi embarazado amante no me escucharía, aunque estoy preocupado y mortificado no selo dejaría notar.

-Hoozuki… ven a dormir… me llamaba Hakutaku al ver cómo me demoraba, tratando de ocultar cualquier mal sentimiento, salía para recostarme a su lado y dormir.

-Buenas noches…  Le dije tratando de ocultar esa angustia que sentía, pero tenerlo cerca solo me desesperaba más, sentía su calidez en el abrazo que me regalaba mientras se dormía en mi regazo, solo presentía que el día siguiente algo inesperado me aguardaba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

gracias por leer :* besos


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).