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Entre el paraíso y el infierno por SebbyPhantomhive

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Notas del capitulo:

espero les guste :*

El demonio caminaba de regreso a su trabajo tenía una mezcla de coraje y decepción, ¿Por qué se sentía de esa manera? se preguntaba a sí mismo, entonces por su mente la imagen de Hakutaku besando a esa mujer, cruzaba por su cabeza removiendo un fuego interno que le llenaba de coraje, y no solo era eso, era la sensación de querer entrar a ese bar y halar al maldito chino ese, golpearlo con toda su fuerza.

-¿Celos? Murmuraba con duda, antes de empezar esa extraña relación con él, a veces sentía un enojo leve al verlo coquetear con cuanta mujer hermosa se le ponía en frente, pero siempre ignoraba aquella sensación, pero ahora era más fuerte, tal vez era porque ya considera a Hakutaku algo muy suyo, pensando en eso, trataba de negárselo a sí mismo.

-Hoozuki-kun ¿Estas bien? Preguntaba Emma sama preocupado pero ya casi acostumbrado de hacer esa pregunta, pues los cambios de su ayudante eran evidentes, esa actitud distraída era ya presente cada día, pero hoy la mirada del demonio era diferente, se podría decir hasta triste.

-Si te sientes mal, terminemos esto y puedes tomarte el resto del día. Hablaba seriamente el rey del infierno, tratando de ser comprensivo con el callado demonio, quien de forma sorprendente no refutó aquello solo asintió con la cabeza. Cuando terminaron el último juicio, el demonio se levantó y en silencio arreglaba sus cosas.

-Hoozuki-kun… Murmuraba con algo de pena el rey Emma, al ver como en silencio se alejaba el demonio, seguramente iría a su habitación. Llegó la noche el demonio recostado en su cama trataba de dormir, pero no podía pues ese coraje no lo dejaba tranquilo, cuando el teléfono sonó, al mirar quien lo llamaba, entrecerrando más los ojos decidió no contestar. Así pasaron unos minutos y teléfono seguía sonando.

-¡Qué fastidio! Exclamó Hoozuki al ver como insistía su amante, después de todo no habían concretado si se verían esa noche, seguramente para eso lo llamaba. El teléfono dejó de sonar, por unos minutos el demonio pensando que ya se había rendido, suspiró resignado, pero su teléfono le alertó un mensaje.

-No se rinde… Murmuró Hoozuki comenzando a leer el mensaje, le mataba la curiosidad de saber que diría una alimaña mentirosa y traicionera como él.

-¡Mejor lo apagaré! Exclamó el demonio con mala cara apagándolo y lanzando el teléfono a una mesa.

             Oye, idiota, contesta el teléfono, debo hablar contigo es algo muy serio,

                                            ¿Nos  veremos hoy? Llámame…

 

Pensaba el demonio en el mensaje que había leído,  para olvidar aquello decidió encaminarse al lugar donde se relajaba, donde sus hermosas plantas. En otro lugar Hakutaku enojado caminaba de un lado a otro con el celular en la mano, cuando llamaba ya ni timbraba.

-¿Apagó el teléfono? Se decía a si mismo Hakutaku, Momotaro que sospechaba de la relación entre el y el demonio con el que tanto profesaba odio, callado lo veía pasearse.

-Hakutaku-san, ¿Va a salir hoy? Preguntaba con curiosidad Momotaro, ya casi era costumbre de Hakutaku escaparse por las noches y regresar muy tarde.

-No, creo que no… Decía resignado Hakutaku con mala cara.

-Pero ni crea que voy a rogarle… Murmuraba Hakutaku yéndose a su habitación. Cuando entró en ella no pudo evitar que una tristeza le invadiera, esa tristeza que había disimulado frente a Momotaro.

-Quería decírselo hoy… Susurraba tristemente Hakutaku recostado en la cama, tomando su celular, miraba los mensajes que guardaba del demonio, aquellos mensajes sin sentido que le enviaba, pero que lo hacían feliz. Comenzó a leer algunos:

 

                                         Hakutaku-san, espero que tus caderas te sirvan el día de hoy, anoche no fui  

                                                        muy amable, pero no me arrepiento, ni tu tampoco creo…

                                                                             Que tengas un doloroso día.

 

Hakutaku-san, ¿sabes? vi por la calle un bicho raro y te recordé…

era muy feo

 

Oye idiota, deja de llamarme… Yo si trabajo… adicto al sexo, deja de molestar…

 

Lleva algo de comer, no he comido el día de hoy, por favor que no sea picante,

sabes que no me gusta, y un dulce también… te lo agradeceré de la forma que tú quieras…

 

-Soy un idiota… Murmuraba con nostalgia Hakutaku leyendo esos y más mensajes, sin notarlo había caído en la trampa de un demonio, se sentía confundido horas atrás, pero en la tarde comprobó algo, cuando besaba a esa mujer, no se sentía bien, esos labios no eran dulces, no le saciaban como los de su demonio, de quien tenía perfectamente clavado el sabor de sus labios y su piel, de todo su ser, de pensarlo se estremecía, por mucho que lo negara y se confundiera, no podía ocultar el hecho de que estaba perdidamente enamorado de Hoozuki, ese demonio de fría y distante mirada, de gesto siempre amargado y serio, que nunca sonreía, alguien así lo había cautivado en cuerpo y alma completamente.

 

Besar a esa mujer, no fue buena idea, aunque aclaró sus dudas ahora se sentía culpable,  justamente esa noche aclararía la situación con el demonio,  pero ahora el lo ignoraba, se estaba jugando el orgullo de ser una bestia divina por él, aun asi tampoco le rogaría, con tristeza dejó de insistir en llamarle, mirando una foto que le había tomado al demonio cuando se vestía anteriormente, suspiraba con melancolía, por ahora lo dejaría tranquilo, tal vez era cuestión del destino que no se declarara esa noche.

 

Cada uno probaba la indecisión de sus corazones, debatir entre que hacer y qué no, de tanto pensar cayeron en un sueño profundo, pero hasta en sus sueños se atormentaban uno al otro. Pasaron unos días y los amantes no se hablaban, ni se encontraban, pero dentro de ellos estaba la rara sensación de encontrarse, se extrañaban y ese sentir los ponía de mal humor y los que sufrían ese mal de amores eran sus más cercanos, que aguantaban los malos tratos y malas caras.

 

-No quiero verte nunca más… Se escuchaba a Hoozuki decir con coraje a Hakutaku quien por casualidad se encontraron en un sendero solitario del infierno.

-¿Y eso? Cuestionaba Hakutaku pues notaba algo diferente y profundo en la mirada del demonio.

-Nada… solo me cansé de ti… ¿No creerías que esto iba en  serio?  Respondía el demonio con sarcasmo, acercándose al otro que fingía que aquellas palabras no le dolían.

-Claro que no… Esto era diversión… Dijo con el orgullo herido Hakutaku pero no se lo haría notar al demonio, se estaban separando de forma tan tonta, con una excusa tan vaga, pero ninguno diría más, pues en silencio se quedaron en ese supuesto final a esa extraña relación  que habían entablado.

-Buena suerte, Hakutaku-san… Murmuró seriamente Hoozuki dándole la espalda al otro, antes de que sus labios le reclamaran la acción traicionera que vio días atrás.

-Oye… Le llamó Hakutaku casi inconscientemente para detenerlo, quería decirle de lo que había descubierto pero al ver la actitud seria del demonio se contuvo.

-¿Qué? Preguntó con el ceño fruncido el demonio dando media vuelta para verlo.

-Ni un beso de despedida… Dijo Hakutaku con fingido orgullo aunque por dentro sentía una muerte lenta, pensar que ese beso quizás sería el último.

-¿Eh? Murmuró algo sorprendido el demonio, debatiéndose entre conceder esa petición, era riesgosa si lo aceptaba tal vez no podría alejarse de él, nunca más pues ahora tenía la certeza de que estaba enamorado de ese idiota mujeriego, de ojos pequeños y dulce sonrisa, el que hablaba sin parar, viéndolo comenzó a caminar arriesgándose los dos, acercaban sus rostros, buscando instintivamente sus labios que de forma lenta se unían en un beso, en un cruce de miradas intensas como tratando de hablar a través de sus ojos.

El sonido de un beso tierno se escuchaba imperceptible entre dos seres de naturalezas diferentes, calmando la ansiedad de sus corazones, sus labios rozaban en un movimiento firme y dulce a la vez, sus brazos con duda pretendían rodear al otro, sin notarlo se abrazaron ligeramente, pasaron varios segundos con tristeza ambos pensaban que aquello era un adiós y tal vez eso era lo mejor.

-Adiós Hakutaku-san… Murmuró el demonio y hasta una brisa fría parecía pasearse en ese momento.

-Adiós Hoozuki-san… Murmuró casi resignado Hakutaku de pie frente al demonio, quien dio media vuelta y retomaba su camino.

-¡Qué diablos! Se escuchó gritar a Hakutaku tomando el brazo del demonio para detenerlo.

-¿Eh? Dijo sorprendido el demonio, Hakutaku estaba doblegando su orgullo, el demonio se podía sentirse victorioso pero recordaba que no podía andar con alguien que en cualquier momento lo cambiara con una mujer o un hombre.

-¿Por qué de repente terminas conmigo? ¿Hice algo? ¿Es por qué la última noche no quise volver hacerlo? Dime, que no entiendo… Hablaba de forma precipitada Hakutaku viendo fijamente al demonio, que tampoco le bajaba la mirada.

-¿Lo preguntas? Eres un sínico… maldito mujeriego… respondió conteniendo el enojo Hoozuki tratando de alejarse de Hakutaku.

-¿Mujeriego? Pero si últimamente yo no he estado con… oh… ¿me viste? Aclaraba Hakutaku al deducir que el demonio lo había visto con esa mujer, Hoozuki desviaba la mirada haciéndose el ofendido.

-No tienes que darme explicaciones… Replicaba el demonio con seriedad al verse descubierto.

-Terminas conmigo, ¿Por qué estabas celoso? Decía con una sonrisa burlona Hakutaku, viendo como el demonio pretendía ignorarlo.

-No, claro que no… Dijo Hoozuki con molestia, pero esa actitud solo lo confirmaba más, a lo que Hakutaku no evitó y comenzó a reírse de él. El demonio se le acercaba para golpearlo y callarlo de una vez pero lo que sintió fue los brazos de Hakutaku rodear su cuello.

-¡Cállate, no te emociones¡ Advertía Hoozuki sintiendo ese fuerte agarre y viendo como casi lloraba de la risa su amante. Hoozuki no pude evitarlo olvidando su orgullo herido abrazaba al otro con fuerza, comenzando a besar ansioso su cuello.

-Oye, alguien puede pasar… Exclamaba excitado Hakutaku algo temeroso mirando para los lados por si alguien aparecía. A  pesar de estar avergonzado no impedía esos besos y la actitud posesiva del demonio con él al contrario se dejaba llevar.

-¡Tú eres mío… un demonio no comparte lo suyo…! Aclaraba con seriedad y firmeza el demonio mirando casi de forma siniestra a su amante que sintió un escalofrío al escuchar esa declaración, era una declaración amorosa muy al estilo del demonio, así que en el fondo le complacía.

-Deja tu marca entonces… Dijo muy seguro Hakutaku dejando que los filosos dientes del demonio se encarnaran sutilmente en su cuello, mientras él se afirmaba más a su amado, aunque ninguno mencionara palabras dulces de amor, a su manera sabían cómo expresarlo. Sin dudarlo, ambos buscaron un rincón del lugar para deleitarse de forma rápida, detrás de un árbol cercano se escuchaba unos jadeos y gemidos ahogados, algunos que pasaron escuchaban pero nadie se atrevia a acercarse tal vez presintiendo que era mala idea. Unos minutos pasaron y se veía como Hoozuki sacaba su miembro del interior de Hakutaku que extasiado y delirando de placer trataba de mantenerse en pie, el demonio con la respiración agitada se acomodaba la ropa.

-Tanto drama de separación… parece que sirvió… Hablaba con dificultad Hakutaku recuperando el aliento, y se trataba de subir el pantalón. El demonio solo chasqueaba la lengua, no creía que había caído de nuevo con ese idiota, aunque no lo admitiera siempre se veía lindo después de hacer el amor, sonrojadito y sudado, desviando la mirada pretendía ignorarlo.

-¿Puedo explicar lo del otro día? Decía con duda Hakutaku siguiendo a Hoozuki nuevamente retomaban el camino.

-No hace falta… Ya lo entendí… Habló el demonio con jactancia propia de él.

-¿Ah? Musitó algo confuso Hakutaku.

-Seguramente necesitabas comprobar si estabas enamorado de mí, por eso la besaste… Aclaraba Hoozuki mientras caminaba,  el otro al escuchar eso y saber que era verdad, le apenó mucho sentirse descubierto, deteniendo su caminar.

-No… nunca haría eso… ¿Quién se enamoraría de ti? Idiota… Refutaba molesto y avergonzado Hakutaku, gritándole a unos pasos de él.

-Como digas… yo lo tengo claro…  Se jactaba el demonio siguiendo su camino.

-Maldito bastardo, no te hagas ideas falsas, ¡oye espérame! Gritaba molesto Hakutaku pero en el fondo se alegraba, siguiendo a su demonio emprendían su camino.

Notas finales:

gracias a los que leen por esta pagina :* 


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