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-Ya no puedo sopórtalo- se recriminaba mentalmente el pelinegro – esto es el colmo-
El muchacho estaba que se lo llevaba la… y todo porque Gokudera tenía una de esas admiradoras muy apasionada que no importaba lo que el peliblanco (y secretamente el) hiciera la chica seguía empeñada en tratar de conquistarlo y como desde hace tiempo Takeshi estaba locamente enamorado de él, esto en verdad lo sacaba de sus casillas (como odiaba a esa chica).
Volviendo a la situación actual Yamamoto se encontraba viendo la particular decoración que la chica le preparó con esmero por su cumpleaños al peliblanco (¿Cómo lo había averiguado?) corazones por todos lados, dulces que atiborraban su pupitre y sentado en su silla se encontraba un Enorme oso de peluche, del cual estaban atados muchos, muchos globos con frases clichés como “te amo” o “¿Quisieras ser mío?” (a Takeshi casi le daba un infarto ahí mismo), dios esto se pasaba de molesto y llegaba a ser… vergonzoso, de seguro cunado Gokudera llegara y se diera cuenta de la gran muestra de amor pegaría el grito en el cielo (ojala y la asesinara).
-¡¡ ¿Qué demonios es esto?!!- se oyó un grito furioso que retumbo por toda la escuela
Gokudera se quedó paralizado de ver lo que la “chica-acosadora-sin que hacer” le había reparado ese día, su cara alcanzó un rojo furioso imposible de ocultar y había un aura sombría y tenebrosa a su alrededor, parecía un demonio salido del mismo infierno.
-Tranquilízate un poco, Gokudera-kun-le dijo Tsuna con una gota en la cabeza – Supongo que ella no lo hace con mala intención (tal vez…)
-Si quizás solo lo haga para llamar la atención… tu atención- le comentó Yamamoto conteniéndose las ganas de sacar la katana y hacer todo confeti – No es bueno despreciar los profundos sentimientos de alguien-
Ahhh sus mismas palabras lo lastimaban y aunque en el fondo quiera tomar al peliblanco por el cuello, darle un beso y decirle que mandara al diablo a ala fastidiosa esa que solo causa problemas, no podía pues el que decidía era Gokudera, y aunque reprimiera sus sentimientos no podía hacer nada más que disimular y controlarse.
Gokudera lo miró fijamente y en sus ojos se reflejó algo que el pelinegro no pudo distinguir.
-Tal vez, tengas razón…- contestó el peliblanco dándole a espalda – Fue un detalle que se acordara-
-Ella es una linda chica, un poco extraña pero quizás debas intentar darle una oportunidad- le dijo Tsuna sonriente – Harían muy buena pareja ¿No crees Yamamoto-kun?-
¿eso era una maldita broma cierto? Takeshi estaba verdaderamente furioso en grande, con mayúsculas y en rojo y aunque quiso gritar que no y meter a Tsuna en una caja con destino a timbuktu por meteré malas ideas en la cabeza a Gokudera controló sus instintos asesinos y trató de poner la mejor de las sonrisas falsas de esas que usaba para no destruir las ilusiones de las chicas.
-S-si, claro- intentó parecer lo más sincero posible pero muy dentro se sentía a un paso del asesinato, hoy no era un buen día después de todo.
Cuando la clase por fin comenzó su cabeza era todo un caos que pasaría si Gokudera de verdad saliera con ella? ¿Estaría dispuesto a entregárselo a otra persona así como si nada? No soportaría verlo con alguien más, pero si le decía algo acerca de lo que sentía tal vez el chico no lo tomaría tan bien y perdería su amistad, era mucho que perder pero tanto por ganar…
El resto del día su mente estuvo en otro mundo, no pudo concretarse ni poner a tención a las clases así que cuando el timbre sonó ni siquiera se dio cuenta.
-Amoto-kun… ¡Yamamoto-kun!- Tsuna llevaba hablándole ya un buen rato -¿estás bien?-
-¿Eh?, si, es que yo… solo ando un poco distraído, Entonces ¿nos vamos a casa?-
-Si pero antes…-
-¡Gokudera-kun, holaaa!- se oyó desde la puerta del salón, era una chica linda y simpática de la clase de alado
-lo que faltaba, la chica loca- susurró hastiado el pelinegro
-¿dijiste algo?- pregunto Tsuna inocentemente
-No-o, nada jajaja- “rayos contrólate Takeshi”
-Gokudera-kun tienes un momento me gustaría hablarte- dijo la chica con emoción
Yamamoto se tensó ¿Qué le diría Gokudera? Ya sabía lo que la chica quería a estas alturas y dado que el peliblanco no la trato groseramente en la mañana sus esperanzas habían aumentado.
Este… - Gokudera miró de reojo a Takeshi y volteó rápidamente la mirada hacia ella –Claro, porque no-
Crack se había escuchado cuando las ilusiones del espadachín se habían roto una a una, ella era la primera chica a la que no había ignorado y con la que trataba ser más o menos amable, pero bueno después de todo eso que sintió siempre fue unilateral, sabía que iba a ser difícil olvidar lo que sentía, ya era tiempo de dejar de estar soñando imposibles, era tiempo de dejar de ser el toro enamorado de la luna.
Bueno, no siempre se obtiene lo que uno quiere.
-yo… recordé que necesito llegar temprano a casa para ayudar a mi viejo- era una mentira más que obvia pero no podía seguir manteniendo la fachada tranquila por más tiempo, se acercó a la puerta cerca de la chica y Gokudera
-Mucha Suerte, Adiós- y se fue del salón, camino rápidamente hacia la entrada pero alguien lo detuvo.
-Yamamoto sempai, estaba a punto de ir a búscalo el capitán necesita hablar con usted- era un kohai que no lo dejaba ni a sol ni a sombra, pero era un buen chico con una linda sonrisa.
-Pero ahora no es un buen momento…-
-Vamos es importante- le dijo mientras se colgaba de su brazo y tiraba de el- solo serán unos minutos- y le ofreció una gran y amplia sonrisa.
-Está bien- contestó resignado tal vez en este momento pensar en otras cosas le ayudaría a calmarse un poco.
Inconscientemente volteó hacia los pasillos y vio una sombra familiar, “será que…No debe de ser solo mi dolorosa imaginación”
-¿Pasa algo Yamamoto-sempai?- le dijo el chico con ojos de cachorrito
-No, vamos caminemos más rápido-