DUNE
1
Cuando abrió los ojos, ya no estaba en Japón.
Los tragaluces de la bóveda sobre su cabeza permitieron el paso de la luz del Sol. Cada pequeño rayo que se filtraba incidía en su rostro y lo despertaron. Ante sus ojos la bóveda, sostenida por largas columnas blancas y estilizas, estaba tapizada de mosaicos de tonos azules y blancos, que reflejaban la cálida luz.
Cerró los ojos ante tanto brillo y se giró hacía su costado; ese simple movimiento hizo que la tela bajo su espalda emanara un dulce aroma que inundó de golpe su nariz. Bajo sus dedos la tela aromática era suave como la seda, parecía ser líquida y sólida al mismo tiempo. Y no sólo eso, el lecho en donde reposaba era blando, mullido, sumamente cómodo, era como estar sumergido en las nubes. Eso pensó y sonrió relajado. De pronto, no le importaba donde estaba.
Sin embargo esa actitud despreocupada no podía durar demasiado. Escuchó una risita traviesa y aguda, y enseguida escuchó otra. Abrió los ojos de golpe.
Tres chicas lo miraban arrodilladas a su lado, con los codos hincados en el colchón donde él estaba y el mentón apoyado entre sus manos. Tres hermosas mujeres de tez morena y ojos de olivo se rieron de nuevo, una tras otra y luego en unísono. Sus risas resonaron en la bóveda y revotaron evocado un eco que sonó musical.
-¿qui…quienes?-tartamudeó
Las chicas ladearon el rostro, se miraron y se pusieron de pie. Tetsu pudo ver entonces sus vaporosas ropas. En realidad no estaba seguro de poder llamarles ropas. Estaban cubiertas por telas transparentes de colores pálidos, y su figura femenina era perfectamente visible, no tenía que imaginar nada.
Todas ellas caminaron hacía un rincón de la habitación y cuando regresaron cada una llevaba algo entre las manos. La primera una palangana tan pulida que parecía de plata, probablemente lo era. La segunda una especie de jarra del mismo material, y la tercera una tela blanca.
La segunda vertió el agua de la jarra dentro de la palangana, la primera lo tomó delicadamente del rostro y lo lavó con aquella agua, agua tibia, con otro sutil aroma, esta vez fresco. Y la tercera secó su rostro con eficiencia y elegancia. Después, las tres regresaron todo eso de donde lo tomaron. Se giraron y le dedicaron una reverencia.
Anonadado se quedó ahí, sentado en la cama, incapaz de entender o pronunciar palabra. Entonces la puerta de la habitación se abrió.
-Aquí estás.
-¡Yuki!-Tetsu saltó de la cama y corrió al lado de su amigo-¿qué…qué paso? ¿Dónde estamos?
-No tengo idea-contestó seriamente, Yuki.-Por el lugar puedo imaginar que en alguna parte del medio oriente.
-No juegues…-Tetsu, volteó a ver a las mujeres y las señaló- ¿y…y… ellas?
-No tengo idea-contestó de nuevo-En mi habitación también estaban tres chicas.
-¿Y los demás?
Yuki se encogió de hombros. Asombrado por aquella aparente indiferencia de su amigo, Tetsu miró a su alrededor. Tal como Yuki decía, eso parecía ser algún lugar enclavado en el medio oriente. Pero ¿y Ken? Y más importante ¿y Hyde?
La primera pregunta fue respondida en seguida. Una segunda puerta de su habitación se abrió con cierto estrepito. Tanto Yuki como Tetsu miraron en esa dirección.
-¡HEY!-Ken apareció flanqueado por sus tres chicas. Parecía contento y hasta borracho, aunque no había tomado nada-¡¿Estamos muertos o qué?!
-¿De qué hablas?
-Tetsu, esto es: ¡el Paraíso!-Dijo y pasó sus brazos por la cintura de dos de sus chicas, si hubiera tenido otro brazo seguro hubiera rodeado a la otra chica-Y allá adentro-dijo y se apartó un poco para susurrarle a sus amigos-hay vino, tabaco, todo, todo lo que quiera.
-Ken-Tetsu lo jaló del brazo, apartándolo de las tres chicas que también se reían-¿cómo llegamos aquí?
-¿No lo recuerdas?-Tetsu meneó la cabeza-¿Y tú Yuki?-el baterista negó también-Vaya… yo quería que ustedes me explicaran.
-Ahh Ken-Tetsu lo miró un poco desesperado-está bien, lo averiguaremos después. Lo importante ahora es saber dónde está Hyde.
-Hyde chan debe estar jugando por ahí-dijo Ken regresando a los brazos de las chicas-con estás bellezas ¿Quién no?
-Ken, esto no es un juego. Tenemos que encontrar a Doiha. ¿Qué tal si algo le pasó?
-Yo creo que Hyde san está bien…-dijo Yuki- Este lugar parece estar conectado, tal vez está detrás de alguna puerta.
Los tres miraron a su alrededor, la habitación era circular, había cuatro puertas, dos ya estaban abiertas, eran las puertas que Ken y Yuki habían usado para entrar. En alguna de las dos sobrantes debía estar Hyde, eso pensaron.
-o bien, un baño-dijo Ken-debe haber un baño, y una puerta de salida. ¿No creen?
-¡¿Y doiha?!
-Tal vez lo secuestraron-dijo Yuki con seriedad. Y sus amigos lo miraron aterrados.
-Yuki, Yuki-dijo Ken palmeándole el hombro-por si no te has dado cuenta, todos fuimos abducidos. Mira donde estamos, no tenemos idea de dónde o cómo; y en lo que a mí respecta estas hermosuras-señaló a las chicas-pueden ser extraterrestres.
-¿y eso no te importa?
-No, ¡son heeerrrrmosas!! ¡¿Qué importa si son espaciales?
-Ken, ¿esto te parece el espacio?-Tetsu lo miró un poco enojado. Estaban perdidos, en un lugar desconocido. Faltaba uno de ellos y su amigo sólo podía pensar tonterías y en mujeres-¡tenemos que encontrar a Doiha!
-¿Y cómo?-preguntó el guitarrista-ellas no hablan japonés. Ya intente hablarles… aunque hablar no es necesario…
-¡KEN!-dijeron al mismo tiempo los otros dos. El guitarrista se encogió de hombros y se llevó un cigarrillo a la boca, buscó un encendedor entre sus ropas, no lo encontró, pero no hizo falta, una chica se acercó y con una cerilla le encendió el cigarro.
-Salgamos y busquémoslo-dijo Tetsu, dispuesto a abrir las dos puertas restantes.
-De acuerdo-dijo Yuki.
-Bien-Ken se giró hacia sus acompañantes-Espérenme lindas, no tardo.
Tetsu se encaminó a una de las puertas giró el pomo y tiró de ella y entonces algo le saltó encima.
-¡TET CHAN!
-Do…Doiha…
Hyde lo abrazó y él le correspondió. Cuando se separaron Tetsu notó que a diferencia de él, Ken y Yuki, Hyde llevaba ropas diferentes. Vestía una larga túnica blanca y un velo largo que cubría su cabeza y se plegaba en los hombros.
Sonreía, así que donde sea que estuviera, había estado bien.
-¡Qué bueno que pareces!-Ken le sonrió con el cigarrillo entre los labios-o nuestro querido líder habría tenido un infarto.
-¿Dónde estabas Doiha?-dijo Tetsu, ignorando lo dicho por Ken.
-En otro cuarto… ¡Estaba preocupado por ustedes!-dijo- Les dije que me trajeran con ustedes, Tet chan.
-les dijiste… Oie Doiha, ¿tú sabes qué diablos está pasando?
Hyde se encogió de hombros y esbozó esa sonrisa suya.
-No estoy seguro, Tet chan.
-Pero seguro sabes más que nosotros-intervino Yuki.
-Pues… según ellos-dijo y señaló al sequito que venía detrás de él, y el cual ni Tetsu ni los demás habían notado hasta ese momento- Yo soy algo como…ah ¿cómo se llama?
Ladeó el rostro y cerró los ojos. Cuando recordó chasqueó los dedos.
-¡Ah sí! Dicen que soy el Jeque de este lugar.
-¡¿El Jeque?!