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¡Te enojaste…! por Doki Amare Peccavi

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Cap.11: Enseñanzas sexuales — Fascinaciones & Fruiciones

 

No hacía frío, pero su cuerpo de niño temblaba tanto, su cuerpo de dios; hermoso y fructuoso… el cuerpo que en años sería una fascinación. No había mal ni bien, mucho menos una forma de negarse. Ya aquel hombre le había dicho que si ponía alguna objeción otros saldrían perjudicados, porque de su cuerpo había nacido un arreglo.

 

Recibió una sonrisa.

 

Él, quieto sobre las telas finas mientras le desnudaban, mientras besaban su cuerpo y las ganas de llorar le invadían por aquellos «remotos pensamientos»: Recordó la diferencia, ninguna sensación era tan igual ahora, sin comparación ese hombre como cuando estaba con Orión. Anieli tuvo miedo, pero no por eso se mostró sumiso.  Anieli hizo un intento por pensarse en otro sitio, con otras manos recorriendo su cuerpo y nada, nada funcionaba, no había forma de alejarse de aquel lugar, no había nada más que pudiese hacer que ser fuerte, por él mismo.

 

— Mi niño, no te comportes tan apacible, no tiene por qué fingir la experiencia de tu cuerpo — Eudor con sus manos en el pecho del Anieli y el niño once años una extraña mueca en su rostro…

 

— No la tengo — El mayor comenzaba a hablar de más, sólo unos cuantos comentarios y su oportunidad de esa tarde.

 

— No mientas… te conozco bien, sé de tus aficiones, de lo que haces con Orion, de lo que les agrada, tu eres frió y calculador, sensual, sumiso y hermoso.

 

— No lo soy, no me conoce, no diga que lo hace, todo lo que dicen son mentiras, las mentiras que Achilles le ha dicho sobre mi — Anieli, con su carácter intranquilo, demostraba que él no era el niño dócil que Eudor esperaba — Usted apenas si es un hombre, alguien que no es capaz de tener a alguien por iniciativa, mi cuerpo no es suyo porque yo no soy para usted, idio…idiota. 

 

— Irrespetuoso…— Y aunque trató de sonar enojado no pudo, Eudor, complacido, nunca nadie le había llamado de aquella manera, aquel niño, tan hermoso y aparentemente frágil, resultaba tener más carácter que algunos hombre que presumían de ser filósofos…— tan maleducado que no pareciese que Athan ha sido tu maestro…

 

— No he es falta alguna ser sincero — Eudor seguía acariciándole, con la voz entrecortada Anieli con dificultad ocultaba aquellas ganas de llorar, le estaba tocando alguien indebido, alguien que le ensuciaba al contacto, que le gastaba y le marcaba.

 

Una marca de esas que nunca se borran.

Cicatrices horrorosas.

 

— Niño, hablas mucho — El hombre de cuerpo fibroso bajaba sus manos enormes por la cintura fina del pelinegro, los dedos jugaban en el pequeño ombligo, sólo segundos, y la mano iba aun poco más abajo — Aún así me gustas…

 

El estar, no significa ser

Aun así, siento... que existo

Siento que puedo ser más infeliz

 

.*.

 

Sus mejillas rojizas; cuando le hablaron de caricias,  de deberes,  de educación, una ilusión hecha por el propio maestro que creó para el “sexo” su propia definición. Los tres niños, atentos, admirándolo por sus grandes conocimientos, malinterpretando los motivos de la explicación.

 

Athan simplificó lo que había dicho a Eros, sus palabras eran firmes y reales y los tres niños con sus ojos completamente abiertos, el gran secreto de Athan había sido revelado, eso que ocultó siempre a sus hermosos y pequeños discípulos. Les habló de erastés y el éromenos y los  secretos de educación, palabras, historias y formaciones sexuales… todo revelado para sus niños… por que estaban creciendo, casi Athan continuando con sus palabras, Eros se mostró confundido, su maestro tan serio y sonrojado había creado ideas confusas de él.

 

—Yo no he hecho nada de eso — Un susurro, sólo Gape pudo escucharlo, la conversación paró de pronto, todos prestando atención al pelirrojo que mantenía su mirada baja.

 

— ¿Qué has dicho?— Cuestionó extrañado Athan

 

—Yo no he hecho nada de eso — Tan exactas sus palabras, voz que tiembla, manos que sudan, niño que teme, apenado y confuso, decepción en su rostro, su maestro que había desconfiado a tal grado que daba una plática sobre sumisos aprendices y dominantes maestros, había desconfiado de él, lo creyó capaz de tales atrocidades y él no, para nada que lo haría. Él que con tanto esfuerzo se había alejado de la imagen sucia de su madre.

 

— Eros…— El maestro le miró con asombro, tan inesperado el comentario, Eros lo había notado, que todo era porque él lo había creído capaz de comprometer su situación con aquel alumno, Corban y Gape con pena aceptaron en silencio que ellos también habían mal interpretado.

 

— Se lo juro, Arsen me enseñó a lanzar el disco, estuve con él en la palestra, sólo practicamos — El maestro se acercó, le abrazó, Eros correspondiendo el abrazo, lágrimas de sus ojos brotaron — Y lo juntamos todo, no hicimos desorden yo… lo siento… no lo volveré a hacer… pero… lo que piensa… no lo hice… no hice nada de eso. — Murmuró en sollozos, con la voz ahogada en la pena y el corazón destrozado.

 

Como queriendo olvidar

Como no existiendo y temiendo

Como si todo regresara, no estaría otra vez ahí.

 

.*.

 

— ¿Por qué es tan extraño?— Cuestiono Calisto recostado sobre el regazo de de Cyril…

 

— No lo sé, pero Eros tendrá problemas, el maestro se veía enojado, más de lo que ha estado con Alexander y conmigo…

 

— Pero Eros nunca haría nada malo…— Dijo, el rubio le miró con esos ojos hechizantes.

 

— Pero el maestro nunca ha sido injusto —

 

Cyril y Calisto permanecieron en silencio, ellos, que estaban tan solos con sentimientos complejos. Después de todo, sin reproches sólo ellos en un día a día. Fue poco lo que comprendieron sobre el pasado difícil y el momento alarmante, de lo que se aproximaba, tan poco sabían, de esos días de alegrías, en un momento, les harían falta más.

 

Felices…

Intensamente felices…

Que feliz que estaban, casi que los envidiaban

 

.*.

 

Anieli miró con horror el gesto de éxtasis en aquel hombre, resonó en su cabeza el sonido de gemidos escapando por los labios Eudor, el hombre del cuerpo fibroso, cuerpo perfecto desnudo, su piel en moreno claro, el sudor recorriendo su cuerpo, recostado entre cojines y telas, las piernas levemente abiertas, porque Anieli entre ellas no ocupaba mucho espacio.

 

Con la mirada baja, el ceño fruncido y las mejillas tenidas, Anieli, su siendo cuerpo rodeado por las piernas de Eudor, mientras él, con sus manos blancas, no puras pero blancas, masajeaba el miembro del que no era su amante que le abrigaba, del que no quería.

 

— Esto es tan asqueroso — Se quejó de pronto el menor, Eudor escuchó, más no hizo caso, en aquel momento molestarse con el niño casi perfecto no tenía sentido.

 

Anieli, en un vaivén hecho por sus manos, sutiles caricias, el mayor no le prestaba atención, varios insultos que le lanzaba el niño, uno que otro movimiento bruscos, pellizcos y malos tratos, Eudor solo gemía sin molestia, nada parecía cortar su excitación que le producían esos dedos pegajosos deslizándose por su carne.

 

Prosiguió el niño con lo que se le obligó a hacer, sus mano derecha, “sube y baja”, el liquido anunciando el orgasmo apareció, tan asqueroso que ganas las ganas de vomitar de invadían, como deseó que fuese Orion el que con sus piernas le rodeara…como lo imploró Anieli en aquel momento.

 

El gesto del niño se mostró siempre severo, el asco se asomaba en su rostro, la repulsión en cada poro suyo, en sus ojos profundos, las lágrimas cristalizaban los sentimientos, la tristeza por no pertenecer sólo a Orión, se sintió suyo al lado de su amante… “que jamás había tocado su cuerpo más allá de roces suaves”, sintió que el derecho se desvanecía como la pureza de su cuerpo… y las lágrimas de Anieli seguían ahí, reprimidas entre sus gestos ambiguos y el ceño fruncido que le servía de barrera para no soltarse a llorar ante Eudor.

 

— Ahhhh, pero que delicia, niño… — Las convulsiones del hombre mayor se hicieron constantes y de pronto algo pegajoso escurriendo por su pecho, sus piernas levemente mojadas, liquido blanco aun escurriendo de ese miembro recién mimado — Prefecto.

 

Asqueado y humillado, Anieli mostró toda la intención de ponerse de pie y alejarse del hombre que ya había disfrutado, Eudor, encantado, mordió su labio inferiros, al notar que Anieli comenzaba a moverse, notó que el niño se viraba, le vio ponerse de pie mientras su semilla seguía escurriendo por aquel níveo cuerpo, Anieli dio la espalda, una ligera lejanía bastó para que Eudor se encantara con aquella cintura estrecha y las caderas anchas, un cuerpo infantil que luchaba por no mostrar las curvas que en unos años encantarían a todos, las nalgas definidas que hacían una ligera curva en la espalda baja del pelinegro.

 

— Todavía no acabamos…— Eudor arrodillado, Anieli paralizado, el rostro del mayor se hundió en el hombro de Anieli, el temor en su rostro, una mano traviesa, paseándose por aquellas curvas íntima del pequeño, Eudor mordiendo su morbo, bajando lentamente por la espalda de Anieli

 

La lengua de Eudor en su nuca.

La lengua de Eudor recorriendo su espalda.

La lasciva lengua de Eudor bajando.

La lengua de Eudor, dispuesto a bajar más, a descubrir aquel lugar tan secreto, un lugar para Orion, un secreto lugar de goce para Anieli…

 

— ¡NO, SUELTEME…!— Se desprendió del agarre de Eudor, Eudor, sonrió, por fin el niño demostraba miedo; Anieli temblando, ya sus límites habían sido rotos, el miedo le hizo llorar, cansado de todo que quería desaparecer, desaparecer mientras Orion le abrazaba, para siempre, deseando estar con Orion, deseaba tanto, eliminara Eudor, volver con Athan, vengarse de Achilles, proteger a Alexander, ser protegido por Orion…

 

Y estoy llorando, dejando el orgullo atrás…

Me estoy rompiendo… estoy rogando

Y estoy deseando, que protejan de más…

 

— Nada de eso niño…— Eudor con su imponente imagen, tomando a Anieli por los cabellos, abrazándole, deseándole, elevó el hermoso cuerpo de niño y le sentó sobre sus piernas flexionadas, tocó cada rincón de su cuerpo evitando las manos que insistían en retirarle, tocó con sus labios experimentados los labios rojitos del niño y se excitó aún más, tan idóneamente ilusionado… pensar que era Alexander dejó de ser un sueño, Anieli era lo bastantemente bello como para complacer sus exigencias…

 

Entre sus manos el pequeño miembro del Espartano, Eudor comenzó a acariciarlo pero Anieli temblaba asqueado y con miedo, una gran diferencia de respuestas, un miembro flácido y pequeño, Eudor molesto, sus acaricias intensificadas no reflejaron placer en el cuerpo del niño, las caricias comenzaron a ser bruscos movimientos en un intento por que Anieli mostrara rastro de excitación y le lastimaba y entonces besó su cuello y Anieli le retiró.

 

— No me importa si piensas en el otro niño —Sentenció Eudor con la mirada furiosa, el no estar sexualmente satisfecho le enfurecía. — Si no me complaces me complaceré yo mismo — Y esa mano tocó aquel lugar nunca antes tocado, hundió ligeramente el dedo medio entre la piel suave del menor.

 

.*.

 

— No hice nada malo…— Juró Eros al maestro sin importarle la insistencia con la que Gape y Corban le miraban.

 

— Te creo…— El ambiente menos inquieto, unos minutos en silencio, niños más tranquilos, conformes y ahora más sabios…— vayan a fuera, necesito arreglar algunas cosas con Eros.

 

Athan se excusó, miró a sus niños alejarse, salir del cuarto en dirección desconocida, no era que no le importara, pero sólo por hoy decidió no saberlo, porque los recuerdos que duelen volvían… nunca resulto tan fuerte como lo deseaba. Desplomado en su cama, con la mirada perdida, su rostro ensombrecido y sus ojos húmedos, estaba recordando, cosas que deseó que nunca volvieran.

 

Tan duro, difícil y problemático, si sus niños estaban seguros con eso, él lo recordaría cuantas veces fuese necesario… por que les amaba, como a los hijos de su propia sangre, y deseaba que ellos le amaran, como al padre que siempre deseo como al maestro que nunca tuvo.

 

Recuerdos,

La Sangre de las heridas tan seca,

Dejó su presente escondido, bailó entre su llanto infantil

Entre los ruegos que no fueron escuchados…

Athan pensó en su llanto infantil:

 

El recuerdo vació, él, su maestro y los otros niños y los otros hombres… semejante urgía las que el despiadado proponía; él el objeto preferido de su maestro, el compartido, él con una luz ante sus ojos, por fin una persona le había salvado “un amigo”, que a futuro le traiciono, y en el rostro le restregaba la felicidad que Athan  tanto añoraba. Pensando ahora como adulto; infantiles sus recuerdos tontos, tan tonto él que aun era afectado por cosas tan simples, tan normales, cientos de atenienses con la misma historia, acostumbrados, él herido y lastimado, aunque el tiempo pasa, los recuerdos se quedan: aunque las heridas dejan de sangrar, las cicatrices nunca se borran.

 

El pasado a través de un cristal,

Puede ser visto, pero no tocado…

…aún así duele.

 

.*.

 

Alexander, el pequeño ignorando todo; así era mejor, una infancia casi tranquila para un futuro problemático, el niño de cabellos castaños dormido, mientras Orion acariciaba sus mejillas, tan igual a antes. Orion pensativo, Anieli tardaba mucho, seguro estaba enojado porque posar para los hombres lascivos no le gustaba. Porque decía “mi cuerpo es sólo tuyo, tu eres sólo mío”. Orion sonrío melancólicamente, la presencia de Alexander le hacía recordar su vida en aquel lugar tan hermoso y tranquilo, su vida en casa de Athan, tan hermoso lugar.

 

Susurrando anécdotas y problemas al dormido Alexander, Orion miraba por la ventana, lágrimas en sus ojos azules, como desearía ser perfecto para nunca equivocarse, para no haber cometido semejante error, para no haber huido de la casa del maestro o mejor aún, para ignorar sus sentimientos cuando notó a Anieli tan diferente a los otros niños, cuando aquel amor superó el cariño que le tenía a su hermano… si jamás le hubiese hablado de eso a Anieli, de sus sentimientos…, si no hubiese luchado contra el amor de hermanos que Anieli estaba dispuesto a dar solamente…

 

Recordó aquel día  Anieli le beso en los labios como acto de hermandad, el confundido, jamás había sentido tanta emoción, una sonrisa tonta en sus labios, sólo nueve años en su primer beso de amor, actitudes extrañas, logró que Anieli aceptara los sentimientos nuevos, logró ser correspondido, sólo unos niños, solos aprendieron caricias, solos perfeccionando besos, sólo los dos algunos años más. Aquella tarde fue un error besarse. Eudor les miró, les advirtió y les ayudo a huir, Eudor; maldito ser mentiroso, maldito ser lascivo.

 

Les había engañado y ellos habían caído.

 

Miró a Alexander con pena… tanto que deseó protegerlo  y nada que podía hacer.

 

.*.

 

—… y Athan y todos en su hogar, aquí Achilles lo sabrá también, compláceme y será todo un secreto entre nosotros, así de fácil, niégate y Orión sabrá que no has pertenecido sólo a él, lo tomaré todo de ti por la fuerza si no accedes y después… me las arreglaré para tomar a Alexander.  

 

— No…— Anieli negó con la cabeza…cuanto miedo, horror, su orgullo olvidado, ya mas niño que simulación de filósofo…una súplica llena de tristeza en sus labios — Por favor suélteme.

 

— Las suplicas, mi niño, no van contigo…

 

— No soy suyo — Eudor sobre del niño, con una mano acariciaba el interior de sus muslos, con la otra, el pequeño miembro.

 

— ¡Reacciona de una maldita vez! — Una bofetada soltó el mayor en la mejilla de Anieli, otra más, Anieli aterrado, jamás alguien le había tratado de aquella manera, rogó a los dioses, al principal de todos, dejó correr sus lagrimas y pidió perdón por sus acciones y entonces, en respuesta a sus peticiones, llegó el golpe que le hizo chocar contra el sueño… Anieli empezó a alejarse  a un manto oscuro.

 

Y Eudor siguió con sus maniobras, Anieli  imaginó a Orion entre la oscuridad del lugar, nada le excitaba, no había forma de complacer al mayor, Eudor harto; los golpes siguieron, la inconsciencia más cerca y con la inconsciencia las ilusiones, su mirada entrecerrada. Eudor le deseaba, lo acarició tomó la mano de Anieli e indujo al niño a estimular su miembro. Anieli cerró los ojos y su miembro comenzó a reaccionar, estaba sumido en una niebla, las sensaciones se incrementaban y ya no podía pensar en nada… había sangre en su cabeza…

 

— Ahhhh mi niño ¿Lo ves? Te agrada esto, sabía que te gustaría, no hay quien se resista a mi — unos minutos más,  Anieli vació en la mano de Eudor aquella prodigiosa semilla por primera vez, “Anieli era todo un hombre”, liquido caliente, Eudor excitado, complacido, semejante imagen, grotesca y exquisita, él de nuevo, corriéndose, esta vez, con predicción y fina puntería, un beso apasionado no correspondido, una sonrisa en los labios expertos, ya su respiración agitada cuanto placer.

 

Espero a tranquilizarse, tomó las prendas del niño, se limpio con ellas, después las suyas las colocó perfectamente; debía de estar limpio para su Alexander.

Estuvo listo, casi saliendo de la habitación, la voz dulce de Anieli le hizo estremecerse.

 

— Como ahora me has tocado, jamás podrás tocar a Alexande

 

— Eso está por verse — Casi con burla que le hablo al niño hermoso, pensó Eudor que en otras circunstancias seguramente Anieli sería su presa y pensó, pensó, que mientras Alexander no fuese suyo, Anieli lo sería.

 

Niño lastimado; miles ideas pasaban por la mente de Anieli, si todos se enteraban de lo ocurrido, ya no importaba, sin con hablar Alexander se alejaba de Eudor valía la pena…

 

Orion… ya no soy sólo tuyo…— Lágrimas en sus mejillas, su cuerpo lastimado, se dejó caer entre las telas machadas, el desaparecer no era una opción, ¿Cómo podría no verse con semejante manchas? tan sucio que en aquel cuarto oscuro pensó, lo más lúgubre sería él.

 

Una luz ligera, la puerta abriéndose y Anieli sintió que le sostenían entre unos brazos delgados, trató de deshacerse del agarre y comenzó a llorar otra vez, sintió la manta cubrir su cuerpo desnudo y las lágrimas siguieron, le sacaron del lugar, el aroma a semilla humana se había degradado, escuchó unos paso y en un instante sus ojos se abrieron cegado por tanta luz, fue sumergido en aguas tibias con las telas rodeándole aún, escuchó sollozos, enfocó su vista y sólo consiguió una caricia que cubrió su rostro.. El cansancio, el dolor, la herida en su nuca o el dolor de su alma… como quiera que fuese, Anieli durmió el resto de la tarde y los días siguientes después.

 

Ayúdame, duermo después del mal momento

Deja que duerma por siempre...me duele

No me importa si muero… lentamente

Pero no me odies… por lo que paso

 

 

 

♥ ¤°.¸¸. ·´¯`» Doki Amare Peccavi «´¯`·.¸¸. °¤ ♥

 

(º·.¸(¨*·.¸ ¸.·*¨)¸.·º)
«.·°·.*.Un niño lindo*.·°·. »
(¸.·º(¸.·¨* *¨·.¸)º·.¸)

Notas finales:

Disculpen la demora

GirlZombie, Dereck G de SehamforashCairalisseAyase 

Mil gracias por los comentarios :)


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