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¡Te enojaste…! por Doki Amare Peccavi

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Cap. 7: ¿Qué tan difícil vivir un poco?

 

— ¿De éste modo?— Cuestionó Eros a Evander por novena vez en menos de diez minutos…el pequeño miró el gesto reprobatorio en el rostro del maestro.

 

— No — La paciencia le fue negada siempre a Evander — Eros, ¿Te parece que es buena idea  sólo observar la clase,  la próxima lo practicamos sin apresurarte?

 

— Sí…— El pelirrojo se dirigió hacia una esquina de la palestra para ver la clase, Gape y Corban practicaban el lanzamiento de disco, era espectacular la forma en que lanzaban, río por lo bajo, él no había aprendido siquiera a tomarlo de la forma correcta… no era parte de ese hermoso espectáculo.

 

— ¿Tienes alguna dificultad?— Cuestionó un hombre de cabello casi negro, Eros miró el cuerpo bien formado del mayor, era grande; más grande que el de su maestro Athan  y un poco más bajo que Evander, le hizo sentirse intimidado, su desnudo cuerpo de niño al lado del ya cubierto cuerpo de hombre. El pelirrojo solo negó con la cabeza a la pregunta del mayor…

 

— Entonces ¿Te lastimaste?— Preguntaba para romper distancias, las razones ya las había escuchado, Eros sólo volvió a negar…— Yo, me lastime en mi clase, pertenezco a de Neanivskoi soy especialista en la carrera de salto, pero hoy di un mal paso…

 

Eros observó una mueca simpática por parte del mayor; un ridículo confianzudo. El gesto le hizo sentirse más en confianza, el mayor parecía bañado en gracia.

 

— Mira — indicó con el dedo índice su pie con la falsa fractura — Aquí me duele ¿Tú nunca te has fracturado?

 

— No…— Dijo en forma apenada el pelirrojo…— Esta es la primera clase que tomo clase.

 

— ¿Cuál es tu nombre?

 

— Eros…— Respondió más en confianza el menor…

 

— « ¿Quién ha sido el atrevido? Llamarle de aquella forma…» Mi nombre es Arsen…

 

.*.

 

Un ligero toque en la puerta, uno de los sirvientes le recibió, le hizo pasar hasta la recamara de Eudor, el hombre, al ver entrar al pequeño sonrió, estaba a punto de medir la ingenuidad de Alexander…

 

— ¡Hoy tuve mi primera clase!— El pequeño castaño se abalanzó a abrasar al hombre del cuerpo fibroso…

 

— Me agrado, mucho — Me alegra y también me alegra que hayas cumplido con tu promesa de venir a verme — Eudor tomó entre sus manos la túnica que reposaba en su cama — En este momento pensaba asearme…

 

— Yo… vendré otro día — Dijo un poco apenado por haber llegado en un momento no indicado…

 

— No, no, si no te molesta esperar puedes hacerlo aquí, o mejor aún ¿Qué te parece si me platicas lo que hoy has aprendido en el cuarto de baño?

 

Alexander compartía ese momento tan privado con todos en la casa de Athan,  para Alexander, tomar un baño frente a más gente era normal, para Eudor, tomarlo mientras Alexander se sentaba junto a él era un acto casi Erótico…

 

.*.

 

— No, eso no es cierto…— Suspiro hondo ya había llorado demasiado…— Cómo quisiera Alexander se marchara de aquí  y entonces la atención de mi maestro Athan será sólo para mi…

 

— ¿Por qué te importa tanto que él maestro te vea sólo a ti?— Cuestiono el rubio mientras apretaba entre su pecho aquel dije que su padre le había dado antes de despedirse…

 

— Porque es lo más cercano que tengo de mi padre, el maestro Athan conoció a mi padre…

 

— También al mío, él y mi padre son grandes amigos.

 

— ¿Entonces nuestros padres se conocieron?— Cuestionó el pelinegro, como si el más bajo pudiese responderle.

 

— No lo sé — Vio como Cyril se ponía de pie rápidamente y le incitaba a hacer lo mismo…

 

— Preguntémosle al maestro...   

 

.*.

 

— Eros no ha dejado de hablar con él ¿De dónde se conocen?

 

—  Eros siempre está dentro de la casa, nunca asoma su nariz más allá de lo que el maestro lo ha permitido, no le gusta entablar conversaciones con nosotros y de repente un extraño que no debería estar aquí, se le acerca y él comienza a platicar desinhibidamente, te aseguro que no es de fiar.

 

— Pero ese sujeto nos pregunto por Eros, bueno nos pregunto por un pelirrojo pero… — El rostro de Gape reflejaba ira, demasiada ira — Estás enojado…

 

— No…— Y sin decir más, el rubio regresó a sus ejercicios…

 

— Deberías ser un poco más sincero, aunque sea contigo mismo — Las palabras de Corban, se adentraban en Gape, mientras simulaba que no entendía, mientras simulaba no haber escuchado nada.  

 

.*.

 

Alexander sentado en un pequeño banco, Eudor sumergiendo de la cintura para abajo en agua tibia y cálida; un cosquilleo en su zona baja al notar que Alexander le sonreía con singular candor.

 

 — ¿Por qué pelear con Cyril? Sé que tú no eres un niño de costumbres similares, él tampoco lo es ¿Acaso no te gustaría llevar una buena relación?—

 

— No

 

— ¿Por qué?

 

— Porque él…

 

— ¿A dicho o hecho algo que te daño… alguna vez fue cruel contigo?

 

— Por su culpa Eros no puede — De repente su voz se dejó de oír, Alexander se regañó mentalmente, estuvo a punto de decir lo que había ocurrido hacia ya tres años, estuvo a punto de nombrar el único defecto de Eros, que su ojos no veía.

 

— ¿Eros qué?

 

— No puede… estar conmigo todo el tiempo — Las mentira gritaba su presencia en ese rostro inocente, Alexander nunca supo mentir; el hombre del cuerpo fibroso dejó pasar el asunto, ya habría momento  de investigar eso que se escondía de “el hermoso y perfecto niño Eros”

 

.*.

 

La clase concluyó, los niños se dirigieron hacia los baños para remover el aceite  de sus cuerpos y vestirse. Corban llamó a Eros, Gape se adelantó sin mencionar palabra alguna, Arsen salió de la palestra sin despedirse, el día aún no concluida, pensaba pasar todo el día con aquel pelirrojo, tenía un plan: enamorarlo, sacarle de aquel lugar  y convertirlo en su amante, con sus casi dieciocho años Arsen ya era un hombre ambicioso…

 

— Eros — Cuestionó titubeante Corban — ¿Quién es él?

 

— Arsen — Respondió tranquilamente el pelirrojo

 

— ¿De dónde le conoces?— Preguntó esta vez Gape,  visiblemente enojado.

 

— No, sólo hoy le he visto, me enseñó a sostener el disco, creo que desespero un poco al maestro Evander…

 

— Párese ser una persona extraña…— Comento Corban…

 

— A mi no me lo pareció, más bien me pareció pretencioso y poco educado — Eros negó con la cabeza…

 

— Nada de eso, es un hombre amable… 

 

.*.

 

Athan salía con algunas pizarras en mano cuando dos pequeñas figuras le empujaron un poco, casi cae al suelo por la pérdida de equilibrio.

 

— Maestro — Cuestiono Calisto — ¿Mi padre y el padre de Cyril se conocieron?

 

Un gesto amargo en el rostro de Athan, los dos sujetos mencionados le traían malos recuerdos, le recordaban una historia que había tratado de olvidar, por que dolía, porque le quemaba en el alma el final de uno de sus amigos, recordó cosas y sentimientos que creyó olvidados…frente a los dos niños trató de controlar su voz…

 

— ¿Por qué me lo preguntan ahora? —

 

— Porque es muy importante, Maestro. — Volvió a decir el Rubio Calisto.

 

— Pues sí, se conocieron — Su gesto de dolor se intensifico — En este lugar, Mi maestro fue quien fundó este sitio, aquí, El padre de Cyril, el tuyo, Eudor y yo éramos alumnos, de un maestro distinto, un maestro que nos había escogido…

 

— ¿Mi padre estuvo aquí?— Cuestionó Cyril, sus ojitos brillosos y sus manitas temblaban, encerró en sus puños la tela de la túnica del maestro.

 

— Cyril, Calisto, sus padres pasaron una linda infancia en este lugar.

 #Song

.*.

 

No está permitido compartir tu cuerpo…

Sólo mío, sólo para mí

 

— Eros— Se escuchó de pronto una voz atrayente, el pelirrojo, el castaño y el rubio voltearon al mismo tiempo, detrás de ellos, recargado en una pared se encontraba el joven de cabello casi negro y ojos Miel — Ven por favor.

 

 

Desde ahora, las cosas cambian...

 

 — Arsen — Gritó el pelirrojo, tomó la mano de Corban y Gape, intentó que sus amigos fueran hacia donde el mayor, pero las palabras de el mayor le hicieron parar de golpe, hicieron que su sangre se helara…

 

Desde este día, queda prohibido no enamorarse de mí…

 

— Sólo ven tú…

 

.*.

 

Regálame un poco de tu encanto

Para saciarme en las noches de locura…

 

— ¡No!— Grito Alexander al sentir las manos frías de Eudor mojar sus prendas…el mayor sólo reía y se relamía los labios debido a la imagen que el acto le estaba proporcionando.

 

Para no tener que recurrir a ti tan seguido

Para resistir hasta que tengas la edad adecuada.

 

.*.

 

Me ciega, tan desesperante es aquella luz que guía mi camino…

 

No importaba la dignidad, la vergüenza o el miedo, cuando el sol se ocultaba muchos niños lloraban alrededor, muchos niños que falsamente  les sonreían a los hombres de miradas lascivas. Los dos niños, de casi doce años, recostados en una de las recamaras principales estaban lejos de esos actos, ellos no estaban hechos para la multitud, no en ese sentido… 

 

Que comienza a ser insoportable, el seguir el rumbo normal...

 

— No tendiendo porque todos lloran…— Dijo el pelinegro de cabello ya un poco largo mientras dejaba caer al suelo la túnica ligera que le cubría…— No es tan malo lo que les hacen hacer… a mí me gusta cuando es contigo…

 

He camina tan rápido, he dehesado estar cerca de ti…

 

— Tienen miedo— Fue la simple y tranquila respuesta de Orion — Deberías comprender lo difícil que es para ellos. Anieli…

 

En este momento en el que ya no importa nada, solo quiero estar a tu lado.

 Sólo esperando a que la noche llegue… para tocarte… para que me toques

 

— ¿Qué ocurre…? 

 

— Nunca ¿te has arrepentido de haber dejado la casa del maestro Athan?— El más bajo parecía meditarlo, pero con una simple sonrisa respondió. 

 

Lo notamos…, nos transformamos en dos cuerpos que solo aprendieron a amarse

Hemos aprendido a controlar el llanto, somos inmunes al dolor…

 

 — No…

 

— ¿Y de estar aquí, te desagrada estar en este lugar? 

 

Solo unos meses y las  sonrisas desaparecen se esfuman de una vida…

 Tan hermosamente depresiva…tan exquisitamente vulgar…

 

— No, aunque toquen tu cuerpo, no me desagrada estar aquí… 

 

 — También tocan el tuyo, yo nunca te lo restriego al rostro.  

 

Pero nada de eso importa…, estamos juntos, como hemos querido estarlo…

 

— Porque tú y yo somos diferentes…

 

— ¿El complemento de el otro?

 

— Algo tan certero como eso, es así Orion —  El pelinegro retiró lentamente las sabanas de seda, el cuerpo de Orion quedó descubierto, Anieli se recostó sobre el pecho del castaño, este le abrazo, depositó un beso tierno en su cabello, esta noche Anieli se sentía triste, necesitaba más que un beso, con movimientos estéticos se posiciono encima del cuerpo del castaño, este soltó un gemido al notar como su zona chocaba con la de Anieli.

 

— No… hoy no…

 

— ¿Por qué no?— Cuestiono sin entender el de ojos negros.

 

— Achilles, puede darse cuenta.

 

— Pero — Un sonido que les hizo mantener el aliento, los pasos cadáver más cercanos,  Anieli se puso de pie, tomó su túnica en el suelo y caminó furioso hacia su cama, segundos después la cortina, que separaba esa habitación de las demás camas, fue hecha a un lado, un hombre de rostro bonito apareció.

 

Era Achilles; los dos niños fingían estar durmiendo, el hombre se recostó a un costado de la cama de uno de ellos, untó un poco de saliva en su dedo índice y la esparció en esa piel especial, para después comenzar a tocar su hombro con demasiada devoción.

 

Y en la cama cercana, los ojos de Anieli que miraban fijamente al adulto, que limpiaba las marcas que él había querido resguardar en la piel de Orion.

 

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