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Dear God por Rei Miyamoto

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Entré en la habitación….estaba oscuro...no podía ver con claridad.

Quise llamarlo pero no podía…las palabras batallaban en la entrada de mi boca, pidiendo salir…pero yo no quería que salieran….

Al  final el sentido común superó los celos y deje escapar las sílabas de su nombre en un suspiro de resignación…

Yukine- Yato…Hiyori ha venido a verte…- dije muy molesto.

No contestó.

Yukine- Yato…te estoy diciendo que Hiyo…- algo me tomó entre sus brazos aprisionándome.-¿Yato que hac…?- me apretaba tanto que comenzaba a asfixiarme.

Yato- cállate…

Yukine- Hiyori…está esperándote…-dije notablemente triste.

Me apartó de él, y aunque no podía verle…de alguna forma sentía su mirada sobre la mía, descansando sus ojos azules eléctrico sobre los mis esferas de un tono ámbar.

Yato- no me importa Hiyori…no me importa lo que haga, lo que diga,… ¿es que no lo entiendes?...siempre me has importado tu….siempre te he cuidado… siempre he estado a tu lado….¿me estas escuchando?..- confesó zarandeándome.

Yo simplemente no podía creerle,¿como iba a hacerlo?..siempre la estaba mirando, siempre preocupado por su Hiyori…¿cuándo empezó a importarle él?...solo lo quería porque era su tesoro divino nada más…no era para el nada más que un objeto…alguien a quien y utilizar y tirar una vez inservible…una simple arma… para defender a su querida Hiyori…como me odiaba a mi mismo….como le odiaba a él por hacerme sentir como me sentía…basura…

No pude evitar que mis vidriosos ojos dejaran escapar pequeñas lágrimas de angustia y frustración.

Yukine- Yato…Hiyo..

Yato-no vuelvas a mencionar ese nombre…¿es que no me oyes? Yo… te necesito….solo te quiero a ti a idiota…eres mi tesoro…solo mío.

Esbocé sin querer una sonrisa de medio lado.

Yukine- eso soy… solamente tu tesoro divino…tu estúpida espada de la justicia… eso todo para lo que me necesitas…- de deshice de su agarre y me dirigí a la puerta.

Cuando estaba  a punto de salir de ese infierno que era su presencia, tomó fuertemente mi mano y la apartó del picaporte. Me hizo darme la vuelta y enfrentar sus, en ese momento, invisibles ojos azules, que se habían encendido como fuegos fatuos.

Realmente me intimidaban sus ojos…tanto que desee haber salido corriendo de la habitación. Pero en vez de huir me quedé observándolos como una presa ingenua, espera ser cazada tontamente por su cazador.

Yato- Yukine…yo…

No le quise escuchar y acallé su boca con un dulce beso…mi primer beso…dulce, tierno e inocente.

El me respondió al rato intentando someter mi boca  a su lengua.

Dejé que me invadiera con su calidez  y se alimentara de mí hasta la saciedad.

Me besaba sin tocarme…lejano…distante…

Yukine- tócame....por favor…- le supliqué entrecortadamente, interrumpiendo el beso.

Me rozó torpemente la mejilla, obedeciendo mi demanda sin decir nada. Después tocó mis labios, aplastándolos con su tacto.

 Abrí mi boca cegado por el placer que era sentir sus yemas acariciarme delicadamente.

Se acercó a mí y lamió mi labio inferior, como si fuera un niño saboreando una piruleta. Ahora sí que me estaba empezando a excitar.  Sobrevoló mi cuello con su húmeda lengua, mientras apartaba mi abrigo haciendo que cayera al suelo.

Sentía su respiración cerca de mi oído y su dulce olor entre mis fosas nasales, embriagándome los  pulmones con aire puro.

Me volvía loco, me sacaba de la cordura con solo mirarme.

Sin que apenas pudiera notarlo hizo desaparecer su andrajoso  traje de gimnasia, dejando su cuerpo expuesto ante mí. Siempre había temido a la oscuridad…pero ahora más que temor era odio hacia ella, por no permitirme admirar la bella figura de mi amo.

Pero sentir su cuerpo con mis manos….explorando en la ceguera más total, sus hermosas líneas y recovecos, me hacía vibrar de desesperación por la necesidad  tenerlo en mi interior, llenándome con su fragancia por dentro, de rozar mi piel con la suya.

Quitó mi camiseta sensualmente, posando su boca sobre mi pecho desnudo, haciéndome gemir bajito, casi en un suspiro.

Desfiló su mano por mi menudo y poco musculoso torso, hasta llegar a la orillas de mis pantalones.

Entrelacé mis dedos sudorosos por el nerviosismo, en sus suaves cabellos, despeinándolos.

Bajó mis pantalones y besó mi miembro por encima de los boxers. El roce de sus labios sobre mi palpitante erección, provocó en mí una descarga eléctrica que recorría furiosa y exasperante todos los miembros de mi cuerpo.

Posteriormente desató mi miembro de la cárcel de mis calzoncillos y lo volvió a besar necesitado de él. Lo comenzó a lamer con la punta de ese exquisito órgano de su boca. Lamía formando círculos sobre mi glande, y acariciaba furtivamente el resto de mi extensión.

Gemía descontroladamente ante el torrente de sensaciones que mi amado dios me brindaba.

Yukine- hazme el amor Yato- atiné a decir casi inconscientemente y con muchísima dificultad.

Yato- tus deseos se han oído alto y claro-dijo dejando su aliento sobre mi falo, excitándome aún más.- solo serán cinco yenes- rió.

Solté una leve risa ante el comentario.

Yukine- te daré mil si hace falta.- dije rojo, aunque en la oscuridad no era algo que se pudiera apreciar, mis mejillas ardían sofocándome del calor.

Al oír mis palabras, se separó de mí y se desvistió al completo. Lo que daría por poder ver su cuerpo….mi imaginación lasciva lo dibujaba minuciosamente en mi mente, haciéndome suspirar ante la imagen tan erótica que podía llegar a tener de él.

Como una ráfaga de viento…mis pensamientos volaron a la mente de Yato.

Yato- no imagines….tocáme….- dijo excitado.

Nosotros compartíamos un vínculo especial que nadie podía entender. Nuestra razón se encontraba unida por el hilo de la obediencia. La lealtad hacia quien te ha devuelto la vida por un propósito mayor que el de vivirla.

Acerqué mis manos a abdomen…tocándolo despacio...intentando descifrar los misterios de su  complexión.

Le abracé apegando mi frágil figura a la suya, sintiendo su perfecta piel cerca de la mía, sintiendo su respiración en mis cabellos y su miembro rozar ligeramente el mío.

Pasó sus finos dedos por mi espalda, haciéndome arquearla del placer. Luego llegó a mis nalgas…que masajeó gustoso de su tacto y después introdujo su intruso dedo mi cavidad, moviéndolo y  palpando mi estrecho interior con éste.

Gemía alocado en su pecho, arañando con mis uñas su espalda.

Tras varias estocadas, salió de la cavidad y elevó fuertemente, haciéndome quedar agarrado a su cintura.

Introdujo su pene, despacio, siendo benevolente y gentil.

Me colocó para mi comodidad, contra la pared, y comenzó a hacerme sentir el chico más feliz del universo.

Podría estar muerto pero aquello era la cosa más real que había experimentado en toda su existencia tanto espiritual como humana.

Gritaba y sollozaba a causa del dolor, pero no me importaba porque sentirme uno solo con Yato era el dolor más delicioso que podía soportar.

Se movía despacio, sintiendo junto conmigo todo un oleaje de hermosas sensaciones, me besó repetidas veces para distraerme del dolor y aunque ya conocía sus besos, cada uno me sabía distinto a otro.

Masturbó mi pene mientras me penetraba, consiguiendo que el dolor poco a poco se fuera disipando, para acabar convirtiéndose en puro placer, que me hacía gemir con la mayor felicidad del mundo.

Con cada entrada y salida me hacía creer que podía alcanzar las estrellas con mi propia mano ¿se podía ser más feliz? No lo creo…

Me corrí en sus manos llenando de mi esencia su pecho. Al poco rato también llegó él. Invadiéndome con un calor y una sensación de paz y liberación inmensa.

Mi primero y mi último….mi amor… mi luz, mi sol, mi vida, mi todo,…………………………..mi querido dios.

 

 

Notas finales:

yukineeee i love youuuu you are too cuteee kyaaa...


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