Ahí estaba él, Lovino Vargas, llorando en medio de una intensa lluvia, ¿por qué? Bueno, la razón es algo tonta, pero había logrado herirlo bastante.
(Flashback)
Se encontraba escondido detrás de un árbol, nervioso por lo que estaba a punto de hacer, frente a él estaba un chico, el mismo que le gustaba desde hace 2 años, había llegado antes, ya lo suponía, después de todo le gustaba ser puntual, en la última clase cuando Ludwig fue al baño, Lovino aprovecho para dejarle una nota en su mesa, la cual indicaba la hora y el lugar donde debían encontrarse, faltaban unos minutos, los cuales dedico únicamente a admirar a su amado. Era rubio, alto, más o menos unos siete u ocho centímetros más que él, fuerte, con unos músculos algo marcados y lindos ojos azules, con una personalidad, que aunque tímida, era agradable, simplemente el tipo de hombre por el cual la mayoría de chica morirían, aunque claro, él era la excepción en cuanto al género.
Fijo la vista en su reloj *ahora o nunca* se dijo a si mismo, nervioso pero con valor salió de su escondite y se puso frente a Ludwig, sin saber tan siquiera que demonios diría.
-¿Fuiste tú quién me dejo esta nota- pregunto con tono firme el rubio
-Sí, fui yo- respondió sin darse cuenta
-¿Qué es lo que querías decirme?- solo esa pregunta basto para que si mente se volviera un verdadero desastre, se quedo en blanco, lo único que pasaba por su cabeza eran recuerdos, cuando su hermano Feliciano se lo presento para que hiciera “amigos”, cuando se lo encontraba “casualmente” en los pasillos, y por alguna razón también recordó cuando explicaba en alguna materia, se veía tan bien… ¡No! ¡Concéntrate Lovino! ¡Este no es momento para fantasear! Debo decirle algo, piensa, piensa…*
-emmmm… bueno, sé que no nos conocemos mucho y las veces que nos hemos visto y hablado solo te he insultado pero…-
-¿A dónde quieres llegar con esto?- dijo Ludwig, le inquietaba un poco el no saber desde un principio el motivo por el que estaba ahí.
Mientras tanto, Lovino se preparaba rápida y mentalmente para lo que vendría, su vida seguramente sería más feliz cuando Ludwig aceptara ser su pareja, ya no debía dudar, lo había ensayado muchas veces y ya no se podía echar para atrás.
-t-tengo que decirte… ¡TU ME GUSTAS MUCHO! ¡Por favor acepta mis sentimientos!- dijo casi gritando al mismo tiempo que le extendía una carta, seguro que cuando la leyera aceptaría sin dudar… Más sin embargo esto no paso, Ludwig nunca tomo su carta, lo que extraño y molesto un poco a Lovino, quien levanto la mirada viendo que el otro tenia ojos tristes, algo andaba mal, y él lo sabía.
-Lo siento, pero a mí me gusta otra persona- dijo finalmente haciendo que el corazón de Lovino se achicara y sintiera dolor en su pecho.
-¿Quién es?- pregunto en un susurro casi inaudible
-¿He?-
-Me refiero… a quien es la persona que te gusta-
-No puedo decírtelo-
-Creo que si me rechazaste, al menos merezco saber quién es mejor que yo!- dijo intentando no estallar de ira, después de esto, mataría a quien le quito a Ludwig.
-…Feliciano- y con solo ese nombre un montón de emociones inundaron el cuerpo de Lovino, tristeza, enojo, confusión, no debió haber preguntado, todo lo que quería era irse a allí, correr tan lejos como sus piernas se lo permitieran, y así lo hizo, corrió hacia la calle ignorando a unas cuantas personas que empujaba para poder pasar, lo último que escucho fue la voz de Ludwig gritándole que se detuviera.
(Fin del flashback)
No lo comprendía, ¿Qué tenía su hermano que no tuviera él? El físico no podía ser, pues ambos eran exactamente iguales, a excepción de algunos rasgos como el color de cabello la piel y los ojos, aunque lo más notable para diferenciarlos era que Lovino no se “expresaba” tan bien, la mayoría del tiempo decía insultos y golpeaba a quien se le acercara, haciendo que mucha gente lo odiara o simplemente lo ignoraran. En cambio su fratello siempre era alegre y risueño, eso lo molestaba, pues era demasiado ingenuo a su parecer, por eso siempre se metía en problemas, Lovino intentaba “protegerlo” de cualquier bastardo que se le acercase, nunca imagino que sería él quien le robaría a su amado.
Volviendo al presente, la lluvia casi había amainado, pero él se sentía en medio de un huracán, no quería volver a su casa, ni mucho menos ver a su hermano, noto que lagrimas caían de sus ojos, pero no le importó ya que nadie estaba cerca, y si así era no lo notarían, la lluvia lo cubriría.
-Oye, ¿estas bien?- le pregunto una voz detrás de él, inmediatamente volteo algo precipitado por el susto
-¿Quién eres tú? - fue lo único que salió de su boca, era un hombre más alto que él, (todos son más altos que el ¬¬) pelo castaño y ojos verdes, mucho más que los suyos, vestia únicamente con una camisa blanca, pantalones cafés y botas del mismo color.
-Me llamo Antonio, Antonio Fernández Carriedo- le dijo dedicándole una sonrisa.
-¿Estabas llorando?- pregunto acercándose a él, mandando bien al carajo lo de “la lluvia lo cubriría”.
-P-por supuesto que no idiota- se limpió el ojo como si tuviera una basura.
-Y aun si lo estuviera haciendo, ¿a ti que te importa?- le pregunto pensando que si le hablaba de esa forma se iría.
-Lo siento, no quise entrometerme, solo que no me gusta ver a las personas llorar-
-N-nadie te está obligando, si no te gusta no me veas- dijo con aire de superioridad.
-Entonces, ¿si estabas llorando?- Lovino se dio cuenta de la estupidez que había hecho, de alguna forma afirmo que estaba triste, sin saber porque, se sonrojo.
El mayor soltó una risita, que solo hizo que se sonrojara más.
-¿Qué es tan gracioso idiota?- le dio una mirada asesina
-No, nada, es solo que…- miro al cielo como si estuviera pensando-
-Te ves lindo cuando estas sonrojado- dijo sin pena alguna, Lovino tardo en entender.
¿Le había dicho que era lindo?
-…¿Q-qué me dijiste?- no se esperaba esa respuesta, así que mejor preguntar para estar seguro de que no fue una alucinación.
-Dije que te ves lindo cuando te sonrojas-
Estuvieron en silencio mientras el cerebro de Lovino procesaba la “complicadísima “ información, no sabía si estar feliz o soltarle un puñetazo. Una pequeña sonrisa adorno su rostro y noto que el otro llevaba tiempo mirándolo.
-¿Acaso tengo monos en la cara? ¿Qué me ves?-
-P-perdona, pensé que ya eras lindo cuando te sonrojabas- iba a decir algo pero el otro hablo primero.
-Pero eres mucho más lindo cuando sonríes-
Nuevamente su cara tomo el color de un tomate, *este tipo es muy raro, ¿quién se cree que es para hablarme de esa forma?* preguntaba para él mismo.
-Eres un idiota, y si me disculpas, yo me voy- se levantó, pero no notó que el piso estaba mojado, haciendo que resbalara, cerró los ojos esperando caer al suelo, y antes de tocarlo sintió como unos brazos lo sujetaban, evitando que callera.
-Justo a tiempo, ¿estás bien?- Lovino levanto su rostro y al hacerlo quedo a escasos centímetros del otro, se vieron por un momento hasta que Lovino habló.
-Esto… m-me tengo que ir!- y salió corriendo a toda velocidad, Dejando a un muy confundido Antonio, el cual su único pensamiento era: *tengo que volver a verlo*
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español