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Una y otra vez por azumicard

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Bajo la luz de la luna llena, Sherlock camina por las calles de Londres en medio del crudo invierno. Sus pies lo llevaban sin rumbo alguno. El tiempo que estuvo ausente no fue suficiente para aclarar su mente. Un conflicto interno se había engendrado hace tiempo atrás y recién salía a la luz. Por definición Sherlock era un hombre de ciencia, las emociones no eran parte de él. Estaba divorciado del corazón. Nunca estuvo en sus planes sucumbir al irracional sentimiento del amor, mucho menos formar una familia. Pero estaba viviendo una realidad alterna, la parte racional se negaba aceptar absurda opción. La situación era innegable; el detective era padre de dos bebés y estaba perdidamente enamorado de John Hamish Watson. Al menos eso creía, porque durante su ausencia las dudas aparecieron para atormentarlo. Él no creía tener la capacidad para asumir ese tipo de responsabilidad; el trabajo era su prioridad y los gemelos serían un tipo de estorbo que dificultaría su labor como detective consultor.

Después de tanto caminar volvió al lugar donde estaba la raíz de su problema. Encontró a John durmiendo sobre el sofá, con el celular en las manos, todo indicaba que estaba esperando impacientemente algún mensaje o llamada. Entre sueños pronuncia el nombre de Sherlock. Transcurrió tres horas y John abrió los ojos despacio, lo primero que vio fue el rostro del detective frente suyo. Tiene ciertas sospechas que es un sueño, así que con una mano atrae el rostro de Sherlock hacia él para besarlo y comprobar que no se trataba de un sueño.

 

— John... esto no está funcionando


— ¿Qué? - cuestiona de inmediato- a qué te refieres Sherlock.

 
— La situación es diferente a lo que me había imaginado... En este breve tiempo comprendí que mi trabajo es más importante. No puedo estar atado a nadie o algo.


— Debe tratarse de una broma ¿verdad? - pensaba que se trataba de alguna broma, pero al verlo directamente a los ojos, confirma que las palabras de Sherlock era verdad. Siente como si su corazón se parte en dos- Por...porqué... no lo entiendo. Acaso solo viniste a decirme eso. O también dirás que enamorarte de mí fue un error humano y nuestros hijos son un estorbo para tu trabajo - realiza una pausa- Sé que estuviste involucrado en un par de investigaciones durante la semana anterior. Lestrade me contó todo, no intentes negarlo - contiene sus emociones - Eres y siempre serás un maldito egoísta... en tu retorcido mundo, la única persona que importa eres tú - impotente hace puño y se va a su habitación.

 

 

Hasta ese momento Sherlock creyó saber todo sobre las personas, se equivocó al anticiparse a los hechos. Las palabras de John lo llevaron a reconsiderar la posibilidad de formar una familia, tenía todo detrás de esa puerta. La decisión parecía sencilla, tanto que cualquier persona del planeta hubiera ido al instante a reunirse con su familia. Sherlock no era una persona común, la lógica gobernaba su mente. Sería capaz de sacrificar parte de su vida con la finalidad de obtener la tan cuestionada felicidad. Buscó refugio en la espesa oscuridad del piso, terminó recostado en el sofá en busca de respuestas a las tantas preguntas rondando en su cabeza. Luego de un tiempo, entra a la habitación sin ser detectado, termina recostado encima de John.


— Eres orgulloso para ser singular... - murmura Sherlock - Porque tus palabras logran un efecto permanente en mí y distorsionan mi lógica irrefutable.


— Porque eres idiota Sherlock - se remueve y queda sentado.


— Cuando rememoro los últimos 22 meses, a menudo los clasifico como una especie de...gran experimento. Cuyos resultados me han demostrado, para mi sorpresa que soy capaz de cambiar. Así que lo haré - muestra ese lado vulnerable - Cambiar por ti. Por el bien de nuestra relación. Por el bien de nuestros hijos - sonríe - La paternidad es un mundo totalmente desconocido para mí. Sin embargo estoy dispuesto a intentarlo... Intentar ofrecerte esa familia que tanto deseas.


— Esto es difícil para la persona más egocéntrica y manipuladora de todo Londres. Cuando te conocí me dejaste en claro que estabas casado con tu trabajo. Al pasar el tiempo me demostraste que tu trabajo puede quedar en un segundo plano y dejar que alguien ocupe ese lugar privilegiado - atrapa los ojos del detective que divagaban- Sherlock... consideras a los pequeños como un estorbo ¿verdad? - dedujo a partir de las expresiones de Sherlock.


— Más que estorbos son... - piensa un instante - la prueba irrefutable de nuestro amor.


— Son un pedacito de ambos.


—Tienes esta clase de... atracción como la gravedad. Soy muy afortunado de haber caído en tu órbita. Te amo John - lleva sus labios para fundirse con los de su amante. Dan paso a un beso cargado de deseo. La técnica de sherlock había superado las expectativas de John que disfruto hasta quedar sin aliento - Serás mío hasta que los gemelos lo permitan-.

 

No pierde el tiempo, solo se deshace de las prendas inferiores. John cierra los ojos al sentir los fríos labios de Sherlock sobre su miembro.La punta de la lengua hizo que arqueara la espalda y tratara de controlar los gemidos. El sonido de su entrecortada respiración mezclada con los húmedos sonidos resonaba por toda la habitación. Inmediatamente, no pudo luchar contra ello, todo lo que podía hacer era jadear. Su pensamiento se nubló al experimentar tal sensación; esos labios succionando con fuerza lo llevó a venirse muy rápido. La cara del detective quedó parcialmente mancha.


—Eso fue muy rápido, estás perdiendo resistencia.... - se acerca peligrosamente - tengo celos que prestes más atención a ellos que a mí- penetra a través de su mirada sensual.


—“Oh, mierda, se siente tan bien que creo morir…” - dice entre sí - Tú siempre serás mi mayor centro de atención.

– cambian de posiciones, despacio va quitando los pantalones y por último la ropa interior – Ahora es mi turno…-admira el miembro erecto de Sherlock para luego lamer toda la extensión – mmmm a pasado tanto tiempo – succiona con fuerza

 

Queda sumergido en una ola de placer infinito. La parte juguetona de John estaba excitándolo más de la cuenta. No era capaz de esperar un segundo más, las probabilidades no estaban a su favor, era momento de actuar. Empujó la cabeza de John hacia tras para dar paso al siguiente movimiento. Coloca el cuerpo de su amante boca abajo- mantén tus caderas en esa posición- al final de esas palabras, entra en él lentamente para que la conexión sea segura. Una vez dentro los movimientos toman intensidad al paso de los segundos, para llevarlo al límite del delirio, estimula su miembro con una mano libre y la otra recorre por la espalda.


— ¡Ah! …¡Sherlock no! ¡Por favor…!…- se aferra a las sábanas al sentir la mano de Sherlock sobre su ya duro miembro - ¡Haa! Aah… ah… no ¡Me vengo…! Déjalo –aprieta y se viene.


—Estas muy sensible hoy- sale de él - te has corrido dos veces... Pierdes resistencia - Sin saber qué más hacer John voltea la mirada y observa a Sherlock lamiendo su mano la sustancia viscosa.


— ¿Amas todo de mí?-se sienta y le besa- ¿hasta este lado sucio? -se sonroja.


—Adoro cada parte de ti... Eres la perfección hecha hombre - acaricia sus muslos mientras avanza hasta el rostro para atrapar esos deliciosos labios pidiendo a gritos ser besados por él.


— Te amo...-acaricia su rostro-te amo demasiado...-quedan disfrutando un cálido abrazo que termina en otro beso como si fuera el primero. Tímidamente mete su lengua-mph…- se sienta sobre su amante y frota ambos miembros juntos.


—Eres perfecto para excitarme - susurra y muerde parte de su oreja.

 

 

Estaban tan cerca, que Sherlock podía sentir su respiración en la cara, y se encontró incapaz de apartar sus ojos de los labios entre abiertos de John. Fue golpeado por el intenso impulso repentino de besarlo. Deja salir su lado más salvaje, agarrado con fuerza a John y coloca su cuerpo en la posición correcta para penetrarlo profundamente. El cuerpo de John se estremecía cada vez que Sherlock presionaba profundo y continuaba empujando con una demoledora intensidad, obligando a que John ahogara sus gritos.El ritmo de las estocadas se hizo aún más violento, al punto que la cama rechina por los movimientos. Da una certera estocada, y logra que John se venga otra vez.


—Creí que tus años de experiencia te respaldarían, pero no es así. No puedes contra mí –molesta a John, como respuesta recibe un beso y termina con las manos atadas en la cama.


— Ahora te enseñare… – abandona al detective por un instante hasta que vuelve con una fusta en las manos - ¿Recuerdas esto?- frota la punta de su miembro con la funda.


— John deja de jugar- habla entre cortado


— No - se sienta a su lado- y quién es ese John del que habla. Yo soy el mayor Watson, soldado- le da un azote en el pecho- así que respéteme-.


— ¿De qué estás hablando John?


— Shhh soldado. No te di orden de hablar-lame su cuello y se detiene en las clavículas lamiéndolas-exquisito, todo en ti es perfecto – continua las caricias hasta llegar a su entrepierna - ¿Alguien a entrado aquí? -.


— Nadie ha tocado ahí jamás...y esta no será la excepción.


— No hice una pregunta-separa las piernas - te enseñare modales soldado-presiona su miembro en la entrada de Sherlock.


—John basta...no es divertido- se remueve y amenaza a través de sus ojos.


— Entiendo… - besa su frente-no te obligare, al menos no por ahora… - se sienta sobre él auto penetrándose -¡Mhmm... haa...! Prefiero mil veces esto. Tenerte dentro de mí – Sale y entra muy rápido, llevando al detective al orgasmo en cuestión de minutos.

 

A ese ritmo, sin lugar a dudas iba a terminar enviando a ambos a venirse al mismo tiempo. La respiración de Sherlock quedó atrapada en su garganta, con cada frote, sacaba un nuevo grito obsceno de él. Jamás en su vida pensó que el sexo sería una experiencia única y satisfactoria. Definitivamente el culpable era John, sus cuerpos complementaban a la perfección. Agarra las caderas de John para que la conexión sea aún más profunda como si deseara que ambos cuerpos se fundieran con el calor de la pasión. Hicieron una breve pausa, dejando que sus labios se devoraban entre si, con tal desesperación que olvidaron respirar. Sherlock maldijo la necesidad biológica de respirar porque fue el motivo por el cual el beso se rompió. Con la respiración entre cortada, John apoya sus manos sobre la cama y pide a Sherlock continuar. La nueva posición le permitió ver el miembro empujando dentro y fuera del interior de él. A pesar de sus mejores esfuerzos de reprimir sus gritos, gemidos salieron de lo más profundo de su garganta, perfectamente con el ritmo del detective. Pedía a gritos que fuera más rudo con él, cuando obtuvo lo que quería, su cuerpo se sacudía de placer. 

Continúa arremetiendo contra el cuerpo de su amante, mete una mano en su boca par que no se lastimara. Coge el néctar de su boca con los dedos y lo degusta, excitando a John que está al borde del delirio - eres la droga más adictiva que he probado en toda mi vida - Da una estocada directamente en la próstata y llena todo el interior. John cierra los ojos al sentir esa cálida sustancia, cae sobre la cama casi inconsciente dando espasmos de placer; había llegado al orgasmo. Sherlock suavemente susurró su nombre en si oído, y el impacto lo envió a dibujar una sonrisa amplia. Sellaron su amor con un beso tan inocente como si fueran un par de adolescentes inexpertos.

 

 

La primera persona en levantarse fue Sherlock, busca a la señora Hudson para que se encargue de los gemelos, así brindarle a John un poco más de tiempo de descanso. Había abusado demasiado de ese cuerpo lujurioso que terminó hecho añicos. Envuelto con una sábana, el detective estaba sentado, tenía la mirada fija en el portátil, todo parecía apuntar que se trataba de algún caso interesante, a juzgar por esa expresión característica al encontrar algo interesante. Tan profunda fue su concentración que no se percató de la presencia de John, solo al sentir los labios húmedos posarse en su cuello recobró el conocimiento. De inmediato cerró el portátil, un acto predeterminado que llenó de curiosidad a John.


— Sherlock que me estas ocultando - pregunta con aires de orden.

 
— Estuve revisando los mensajes; la bandeja está llena de peticiones sobre casos.


— Ya hablamos de eso Sherlock... - se sienta en las piernas del detective - vamos a dejar por un tiempo nuestro trabajo de detectives, todo por el bien de los gemelos. Van a necesitar la presencia de sus dos padres. Lo prometiste anoche. Tus hijos se han convertido la principal razón de tu vida.


— No lo he olvidado, soy un hombre de palabra que puede cambiar de parecer - envuelve a John con la sábana-


— ¿No llevas interiores?


— Es aburrido vestirse, me siento más cómodo de esta manera - ríen ambos.


— Mi amor... ¿quieres más?- le besa- acabo de ducharme.


— Me sorprende que estés caminando después de nuestra salvaje...


— Error tuyo. Olvidaste que soy un ex soldado, tengo entrenamiento militar, así que puedo resistir eso y más todavía. No me subestimes otra vez. Sino terminaras sometido ante mí, ayer te salvaste pero la siguiente... - sonríe maliciosamente - lo dejo a tu imaginación. Iré a preparar un poco de café.

 

 

El sol estaba ocultándose, dejando en el cielo los colores difuminados del atardecer. Por primera vez Sherlock dejó ir la tensión que, de los nervios, se estaba acumulando en sus hombros y exhaló suavemente. Tenía un problema rondando su cabeza, era perfectamente consciente de que tenía el reto más grande de su vida, sin embargo, el hecho de que amaba a John no había cambiado en absoluto. Inesperadamente Sherlock propone a John salir a cenar fuera mientras su casera se encarga de los bebés. Terminan en el restaurante de Ángelo, donde fue "su primera cita" no oficial, al menos para el doctor Watson. Gracias a la reservación estaban sentados en una mesa al lado de las ventanas contemplando la vista nocturna. Se encontraban rodeados por todos los flancos por parejas disfrutando una cena juntos, lo cual dejaba un deja vu a John. Se sentía como aquella vez, cenando en medio de un caso. ¿Acaso el detective volvió a sus andadas?. En esta ocasión ambos ordenaron comida, aunque Sherlock solo dio dos probadas y después jugaba con el vino mientras tenía una mirada absolutamente desbordante de amor y afecto que intimidó a John.


— ¡Por el Dios, Sherlock! deja de observarme.

 
— Bien... entonces observaré a la dama que se encuentra al otro extremo; la del vestido rojo. No quitó su mirada en mi persona desde que llegamos. Cómodamente puedo deducir que está intentando coquetear conmigo a través de esos ojos azules como el mar. Es una mujer fácil, pero de gustos caros. Tanto que su acompañante está endeudado hasta el cuello, todo por complacer sus caprichos. Concibe la idea de dejarlo porque no le satisface sexualmente y ahora económicamente. Está en busca de otra aventura, así que puso su atención en mí.


— ¡Basta Sherlock!, no continúes con tus deducciones. Quiero tener una tranquila cena junto a ti.


— ¿Celoso? - sonríe en busca de una respuesta que nunca llegó - No fue errada la opción de seguir los protocolos establecidos en una relación de pareja.


— Ahora que lo mencionas -deja de comer - ¿para qué me trajiste aquí?, es decir... - los nervios le atacan- Querías privacidad... para... ya sabes - se sonroja.


—Quería ofrecerte una velada romántica, con el fin de no caer en la monotonía, motivo principal que muchas relaciones no funcionen; la costumbre termina siendo su verdugo. Nuestra salida viene a ser un tipo de cita.


— Tienes razón... - desilusionado responde - y... ¿has notado algo nuevo en mí? - siente la mirada de Sherlock recorrer por todo su cuerpo y desnudarlo con los ojos.


— Estás más ojeroso de costumbre, tu rostro denota un terrible cansancio. Hace poco quedaste afónico por gemir durante toda una noche, tus caderas siguen adoloridas...- juega una pequeña broma a John que cambia de expresión por la estúpida respuesta de Sherlock. Se quedan callados, utiliza la carta del menú para disimular el beso - Eres perfecto John, qué más puedo decir-.


— Eres un tonto -le roba un beso fugaz- no pensé tener una cita sin los gemelos...sin la mirada de Ian y Graham acosándonos-sonríe mientras toma vino.


—Considéralo como una especie de descanso obligatorio.


— Te amo demasiado - toma su mano – soy feliz estando a tu lado, compartiendo cada instante de nuestras vidas. Quiero agradecerte por darme a dos hermosos hijos que son la razón de mi vivir y por supuesto tú también – deja al descubierto sus sentimientos ante la mirada seductora de Sherlock que no dudo besarlo a vista de todos los comensales. Fue largo e intenso el beso.

 

La cena concluye con un delicioso postre que solo es disfrutado por John porque su acompañante no toleraba las cosas dulces. Ángelo se acerca a la pareja de detectives para felicitarlos por el nacimiento de sus hijos y también les recordó que él nunca falla en las situaciones amorosas. Él se anticipó que eran pareja. Un poco avergonzado John utilizó el cuerpo de Sherlock para ocultar su rostro sonrojado. Salieron del establecimiento, cuando John se dispone abordar un taxi, el otro lo toma de la mano para alejarse de la concurrida calle. Caminan varias cuadras en completo silencio cogidos de las manos, disfrutan el agradable momento. Avergonzado sin razón, John mantiene su mirada al costado, al mirar de reojo al detective; su mirada queda atrapada por esos ojos seductores que desbordaba amor por él. Inesperadamente John empieza hablarle sobre las ocurrencias de los gemelos; la atmósfera romántica desaparece. Los pasos de Sherlock eran más lentos de lo usual a lo largo de ese camino con el que estaba muy familiarizado. No había caminado así de lento desde aquella vez cuando las dudas y temores nublaron su lógica.


De un momento a otro se detiene, John continua avanzando y siente como su mano se desliza del cálido refugio. Inmediatamente voltea, ve al detective a escasos pasos de distancia con la mano extendida como si le pidiera permiso para bailar. El extraño comportamiento lo llevó a fruncir el ceño, un sinfín de preguntas invadieron su mente por el reciente acto. Involuntariamente entregó su mano izquierda y fue recibida con delicadeza. Lo siguiente que vio lo dejó impactado ya que el detective colocó un anillo plateado en su dedo anular, lentamente iba deslizándose ante la mirada cargada de emoción de John.


— She… Sherlock...esto...-le mira conmocionado.


—No es difícil deducirlo mi querido doctor Watson – Se agacha lo suficiente para que sus frentes queden apegadas - Lo único perfecto en mi vida eres tú y los gemelos… las cosas caen por su propio peso y llegó el momento de hacer algo que debí realizar hace mucho tiempo… perdona si demoré demasiado.

 

Era malo para el corazón ser arremetido con una propuesta tan importante, no estaba preparado. La respuesta de John consintió en cerrar los ojos en busca de su ansiado beso para sellar el compromiso. El beso fue tímido, un roce de labios al compás de una melodía lenta. Cuando Sherlock miró el rostro sonrojado de John, lo beso una vez más con pasión desbordante. Parecía que un simple beso no era suficiente, dejan que sus miradas hablen por ellos por un tiempo, entonces Sherlock frunce el ceño y se aleja.


—En este tipo de situación lo más óptimo sería arrodillarse para pedir la mano de la persona que uno ama… eso decía el sitio web… – murmura.


— Esta bien mi amor. Después de todo...-besa su frente-eres Sherlock Holmes


— Creí que te gustaban ese tipo de detalles.


— No importa...-le besa- me gustan más tus raros detalles.

 

 

Vuelven a retomar su caminata nocturna, John aún estaba conmovido por el reciente acontecimiento, sus ojos reflejaban una inmensa felicidad. Observaba el anillo por todos los ángulos posibles, no podía quitar la mirada sobre el objeto. Llegando a incomodar al detective, por eso motivo volvió a tomar cautivo su mano izquierda. A pesar de ello, el anillo plateado relucía bajo la luz de la luna.

 

 


En el 221B la felicitad reinaba en todos los ambientes. Mientras la señora Hudson terminaba de acostar a los bebés con la ayuda de Sherlock, John se encontraba sentado en su sillón. Tenía una taza de té al costado, el portátil apoyado en sus piernas y los ojos fijos en la pantalla. Cuando encontró la información de su interés, dibujó una sonrisa misteriosa y a la vez traviesa. Se quedó leyendo el artículo por un tiempo prudencial. Entre tanto, su casera se quedó en la habitación acomodando la ropa limpia en el armario y Sherlock regresó a donde se encontraba su amado prometido.


— Deja de hacer eso, John. Ya se ha convertido una manía tuya –su tono de voz era rígida, al igual que sus facciones severa.


— No puedes prohibirme apreciar el anillo. Ahora es de mi propiedad – ante la negativa, al detective no le quedó otra alternativa más que sentarse en su respectivo asiento y cubrir su mirada con el periódico - … elegiste ese anillo por el simbolismo que representa ¿cierto? – preguntó.


— Disculpa – bajó el periódico para establecer contacto visual.


— Investigué sobre el anillo de compromiso.


— Vaya, me sorprendes, John – juntó las palmas de las manos como suele hacer ante un hecho interesante– Adelante, quiero escuchar que has averiguado y si es correcta tu deducción referente a la identidad del anillo.


— Es un anillo Claddagh.


— Correcto, continúa.


— El diseño que posee es único ya que está conformado por tres componentes: la corona, unas manos y el corazón. Tienen un especial simbolismo. Usarlo en la mano izquierda, con la corona hacia adentro, significa que el portador está comprometido o unido seriamente.


— Olvidas el significado de cada uno de los componentes.


— Ya iba hablar de ellos – prosiguió - El corazón simboliza el amor, las manos la amistad y la corona la lealtad y fidelidad. El círculo representa un amor eterno, también sin principio ni fin. Se considera un símbolo de la perfección. En conclusión, es una representación de nosotros mismos.


— Magnifico ¿no? Los detalles hacen la diferencia – sonrió ampliamente.


—No podía esperar menos de ti. Me encantan tus excentricidades – comparten seductoras miradas que fueron interrumpidas con la inoportuna aparición de la señora Hudson.


— Los pequeños están durmiendo como dos ángeles...- arrastra la frase al percatarse de la situación - ¿interrumpo? -.


— En lo absoluto, señora Hudson – respondió John- Nuestra conversación terminó no hace mucho. Solo estamos descansando.


—Bueno, lo que quería decirles es que saldré durante la tarde y volveré en la noche para ayudar a bañar a los bebés.


— No se preocupe, John se encargará muy bien de ellos – dijo, Sherlock al tiempo que caminaba hacia la puerta - Después de todo, posee el instinto maternal a pesar de su condición fisiológica.


— ¡¿Qué?! – exclamó –¿Volverás a abandonarme?


— No seas melodramático. Estaré ausente solo por unas horas. Lestrade envió un mensaje, solicitando mi ayuda en un caso de homicidio.

 

 

Suspira profundo ante la situación que debía estar acostumbrado. Era inevitable retener a su prometido, así que no dijo nada y lo vio partir después de despedirse de él. Tenía la tarde libre, antes que los bebés despierten para tomar su respectiva ración de leche. Entre tanto, permaneció sentado con la mirada vacía y al girar la cabeza, sus ojos se posaron en su portátil. Después de muchos meses abrió su olvidado blog, tenía como último post sobre un caso de homicidio. Se llevó una gran sorpresa al constatar la cantidad de visitas; era el doble a lo que recordaba. La misma mirada que tenía el Sherlock frente a un caso interesante, ahora le pertenecía a John. Sus manos estaban listas para digitar cada uno de sus pensamientos rondando por su cabeza. Había llegado el momento de retomar su labor como blogger. Así inició un nuevo post:


“Es singular pensar que han pasado más de dos años desde que conozco al único detective consultor del mundo. A veces me pregunto qué rumbo habría tomado mi vida, si Mike Stamford no me hubiera reconocido en aquel parque. El día crucial para ambos. Recuerdo a la perfección nuestro primer encuentro como si fuera ayer. Esos hermosos ojos de color indefinido recorrer por todo mi cuerpo; analizando cada parte de mí. Le bastó unos segundos para deducirme, acertar en cada uno de sus premisas; era un libre abierto ante sus ojos. Me sentí intimidado por su imponente presencia. No obstante, tengo orgullo, así que lo disfracé con una apariencia hostil. Aun así, Sherlock me pidió compartir piso. ¿¡A mí!? A un completo desconocido, eso pensé. Tenía dudas si acudir al día siguiente, tuve que meditar durante la noche porque era una decisión importante, el cual no me arrepiento. Bueno, varias veces sí, cuando se comporta como un idiota egoísta, manipulador, engreído, patán, entre otros adjetivos. Son parte de los genes Holmes”

 

“Conocí también otra persona maravillosa, nuestra casera la señora Hudson. De buenas a primeras, asumió que yo era la pareja sentimental de Sherlock. Santo cielos, cómo era posible insinuar algo así; era una idea descabellada. Desde aquel día hemos tenido su apoyo incondicional, más de una vez nos ha salvado de un inconveniente. Somos una especie de hijos para ella, Fue la primera persona en insinuar abiertamente que nosotros teníamos un romance. Sin embargo, al transcurso del tiempo sus sospechas iban tomando forma, todo gracias a la actitud posesiva de Sherlock. Hasta el cansancio aclaré a todas las personas que dudaban de mi orientación sexual: ¡Yo no soy gay! Acaso todas las novias que tuve no eran pruebas irrefutables de mi heterosexualidad. Que más pruebas querían ¿casarme?, admito que llegué a pensar aquello, pero solo con unas. No es un secreto mi deseo de formar una familia, ya que adoro a los niños. Y vaya la sorpresa que me tenía preparado el destino.

Curiosamente ninguna de mis relaciones duró lo suficiente para considerar dar el siguiente paso. De una y otra manera, Sherlock se encargaba de alejarlas de mi lado. Ya sea por su comportamiento hostil, sus discursos con doble sentido o el inconfundible sarcasmo. Su lado egoísta lo llevó a monopolizarme en varios ámbitos, de igual forma a veces hacia lo mismo con él”

 

“Un poco remontándome al pasado… Durante la investigación de nuestro primer caso nos llevó inesperadamente a tener una supuesta cita extraoficial; en ningún momento acepte. Otra vez malinterpretaron la situación y terminé siendo la cita de Sherlock. Sospecho que somos una especie de pareja perfecta porque el solo hecho de vernos juntos asume dicha premisa. A tanta confusión tuve la osadía de preguntarle si tenía novia, al instante rechazó, entonces la siguiente alternativa: ¿novio? La respuesta no fue concisa, una brecha de duda. Mis preguntas lo llevó a rechazar mi supuesta proposición sentimental y dejarme en claro que estaba casado con su trabajo. Fue el punto de partida para que él empezara a verme con otros ojos y viceversa.”



“Es innegable la magnífica habilidad que posee. Lo curioso de las deducciones de Sherlock es, sin duda, su exactitud. No hay que fijarse mucho, sin embargo, para notar algún tipo de trampa. No obstante, la única persona que fue inmune en un primer momento es Irene Alder. Denominado por él como La Mujer. Solo mencionarla provoca que mi sangre hierba de ira, debido a su supuesta muerte Sherlock terminó afectado. No habló, ni comió por días; solo se limitaba a sacar notas melancólicas de su violín. Aunque no quiero admitir, pero en esa ocasión Irene me ganó. Capturó toda la atención de él. Hasta se atrevió abandonarme unos días antes de mi cumpleaños, todo por ir a salvarla de un grupo de terroristas... Es más que obvio mencionar que ella percibió la tensión entre Sherlock y yo, por supuesto no iba a darle ese gusto y lo negué. ¡No soy gay! Vaya, he perdido la cuenta las veces que dije aquella frase triada"

 

"Creo que nadie se imaginó ver a Sherlock involucrado en una relación amorosa. Para él era un misterio y consideraba el amor como una desventaja peligrosa. Al final de todo, es un ser humano aún no lo parezca y cedió a ese sentimiento que aborrecía. Sin darme cuenta yo también estaba profundamente enamorado de él. Pero, Sherlock demoró en exponer sus sentimientos, tuve que dar el primer paso, el segundo y los siguientes. Era un inexperto en cuestión del amor, aún así sabía cómo estremecer todo mi ser con su penetrante mirada, la sensual y cautivadora voz resonando en mis oídos, ni que decir en nuestros encuentros. Fue cuestión de tiempo para convertirse en todo un experto en el área; superó mis expectativas"

 

"La opción de formar una familia nunca estuvo en los planes de Sherlock; simplemente no existía por una infinidad de razones; su irrefutable lógica. Cambió de parecer al experimentar la paternidad; sufrió una metamorfosis. Los gemelos hicieron emerger esos sentimientos ocultos en él. Quién no se podría resistir a dos seres tan hermosos y sobre todo tiernos; son unos ángeles. Llegaron en el momento adecuado de nuestras vidas, aunque Sherlock piensa lo contrario. Ian y Graham tienen a dos padres primerizos: uno es un detective consultor y el otro un doctor"

 


"Nuestra vida como familia hace poco empezó, cada día es una experiencia gratificante. Ni siquiera los extraordinarios conocimientos del detective consultor lo ha salvado de situaciones difíciles respecto al cuidado de los bebés. Ahí es donde tengo que intervenir, como dice él, poseo el instinto maternal a pesar de mi condición fisiológica. Sherlock está tomando la crianza de los gemelos como un desafío y a veces como experimento; es un hombre de ciencia. Aquel detective egoísta y estúpido que conocí había sacado su lado humano que todo el mundo dudó tenerlo. No será el mejor padre del mundo, pero es Sherlock Holmes, no puedo exigir más. Ellos hicieron que los días sean más cortos, las noches más largas e hizo que el amor sea más fuerte.

¿Qué nos espera más adelante? no puedo responder esa pregunta por una simple razón: la vida es impredecible. Hace dos años atrás nunca imaginé conocer a mi futuro esposo y menos tener a dos preciosos hijos. La emoción que creí perdida la encontré al conocerlo. Ninguno de mis días son aburridos porque soy John H. Watson, compañero del único detective consultor del mundo: Sherlock Holmes"

 

 

Un punto final marcó la culminación del párrafo. Mientras John contemplaba todo lo que había escrito, el cursor parpadeaba, incitando a seguir escribiendo. Consideró suficiente la extensión del texto, las palabras utilizadas en la construcción del post eran extractos de acontecimientos importantes de su vida desde conoció a Sherlock. Era inevitable sentirse nostálgico por todos los buenos momentos vividos. No obstante, el camino recorrido siempre estuvo lleno de obstáculos y peligros que supieron lidiar muy bien. No hay mal que por bien no venga, así que tuvieron la dicha de tener de vuelta a sus preciados hijos. Convirtiéndose la razón de vivir para los padres primerizos.


Dio un suspiro prolongado, dibujó una sonrisa de extrema felicidad. Cuando se disponía hacer clic en la opción de publicar, escuchó el llanto de los bebés. En un abrir y cerrar de ojos su tarde libre finalizó, tenía obligaciones mucho más importantes por cumplir. La paternidad era su labor predilecta entre todas, desplazando a un segundo plano: la resolución de casos.


— Tranquilos, ya estoy aquí… – habló John entrando a la habitación. Tomó entre sus brazos a Graham y lo recuesta en la cuna de su hermanito – vaya, solo querías estar a su lado… no tienes por qué extrañar la compañía de Ian, él siempre está escasos metros de distancia.

 

 

Permaneció de pie al borde de la cuna con un libro entre sus manos. Antes de iniciar la lectura, contempló el tierno panorama que nunca se cansaría de ver; sus hijos. Aclaró su garganta para llamar su atención, también era un signo notable de su nerviosismo. Sería el primer cuento de los gemelos narrado por su padre John y tenía que ser agradable aquella experiencia. A partir de las primeras oraciones, los bebés escuchaban atentamente la inconfundible voz que les transmitía seguridad y sobre todo amor. Cuando estaba a punto de concluir la lectura, se dio cuenta que los bebés dormían plácidamente. Y curiosamente sus pequeñas manos estaban enlazas en un punto medio.


Salió de la habitación procurando no hacer ningún ruido que podría despertarlos. Continuó su camino hasta llegar a la cocina donde se sirvió otra taza de té. Fue a sentarse al mismo lugar, pero el sonido de su celular situado sobre la mesa le advirtió la llegada de un nuevo mensaje de texto. Tenía dos mensajes sin leer:

 

Parece que has olvidado responder mi pregunta del día de ayer. Te recuerdo que no soy una persona paciente – SH 15:10

 

 

John, ni se te ocurra ignorarme. Necesito una respuesta inmediata –SH 15:35

 

¿Pregunta? A que te refieres, Sherlock – JW 15:36

 

No dispongo de tiempo para enviar mensajes porque tengo ante mí, una magnifica escena del crimen. Podrías ser tan amable de contestar la pregunta por favor – SH 15:37

 

 

En serio, no tengo la mínima idea a que te refieres - JW 15:37

 

 

 

La contestación de Sherlock se hiso esperar más del promedio, entre tanto, John empezó a beber la taza de té. Trató de recordar cual era esa bendita pregunta que demandaba ser contestada a la brevedad posible. Sus intentos fueron fallidos. Derrotado, llevó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos. Lo siguiente en escuchar fue su celular, sus ojos se abrieron de par en par al leer el contenido. Al fin entendió a que se refería su amante.

 

¿Aceptas casarte conmigo? – SH 16:00

 

Si – JW 16:01

 

 

 

 

-------------  the End ----------

 

 

Notas finales:

Y así llegamos al final...

Como mencioné anteriormente, la compensación por las varias tardanzas en las distintas actualizaciones será un extra. El cúal consistirá sobre la boda de Sherlock y John.


PD: el primer review voy a incluirlo en el extra como un personaje. Claro para eso voy a necesitar un nickname o su nombre, como ustedes gusten.


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