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Una y otra vez por azumicard

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Notas del capitulo:

Regalo de Navidad:

 Última parte del extra y con ello el final. 

— Entonces…- arrincona al detective contra la pared y se arrodilla- empezaré por aquí… necesita atención- baja la bragueta  del pantalón, sobre la ropa mordisquea  para después sacarlo y quedar fascinado al sentir sobre sus manos el miembro semi erecto de Sherlock- mira cómo reacciona con solo el roce de mis labios-.

—  Creí que te gustaban las reconciliaciones más intimas.
 

— Cambiar de ambiente, no es una mala opción- lame la punta – será imposible esperar hasta llegar a nuestro piso. Quiero hacerlo aquí- mete  todo el miembro a su boca para estimularlo.

 


Jadeó en cuanto sintió los fríos labios de John; la sensación era  simplemente exquisita, Había pasado bastante tiempo, así que su cuerpo simplemente estaba reaccionando para poder deshacerse de la tensión acumulada. La temperatura de sus cuerpos que acababa de ser enfriados por el ambiente, ahora estaban calentándose, debido a las caricias.  Sherlock cerró los ojos, dejó que el placer nublara su pensamiento racional. Colocó sus manos contra la pared, necesita algún apoyo, sus piernas perdían estabilidad; John  era todo un experto al ofrecerle inmenso placer. En no demasiado tiempo, el duro miembro del detective empezó a gotear. El tener a alguien chupando aquella parte tan sensible le hacía morir de vergüenza cuando sus miradas se encontraron.

La excitación llegó a un límite desconocido. Sherlock al principio estaba parado tranquilo todo ese tiempo, pero ahora comenzó a penetrar la garganta de John; no iba permitir que él tome el control de la situación. La sensación de la hombría del detective se volvía cada instante insoportable y a la vez agradable, de pronto se llenó con un chorro de un líquido tibio.

 — Lo siento... no pude evitarlo.

—  Con un demonio – tose varias veces - ¡lo hiciste a propósito!... Ahora si soy digno de tu perdón y ser la persona con quien unirás tu vida por la eternidad – pregunta mientras  frota su miembro.

— Elemental, no existe otra persona  más perfecta que tú.  Serás mío por siempre…

 

 

Sus dos largas manos se posaron en las el rostro de John, enseguida  selló sus labios con un apasionante beso que desbordaba lujuria. Presiono sus caderas hacia adelante y rozó sus miembros juntos,  John  pudo sentir el aumento del calor de sus cuerpos y acelerados latidos pulsando a través de ambos cada vez que se tocaban. Las posiciones cambiaron, de modo que Sherlock tenía cautivo al adorable doctor Watson. Intentando aliviar la frustración de estar siendo jugado unilateralmente, aflojo los pantalones de su prisionero  y metió una mano bajo su ropa interior. Era su turno de brindar el doble de placer; su recompensa, ver el rostro lascivo de su amante. Detuvo los movimientos con la finalidad de deshacerse rápido de las prendas inferiores de John; quedó semi desnudo. Sus partes privadas expuestas ante esa mirada libidinosa,  sus mejillas se tiñeron de rojo carmesí por la vergüenza. Todavía conservaba una reacción inocente a pesar de los varios encuentros.

Desafiando todas las leyes naturales: Sherlock  permaneció parado, las piernas de John  rodeaban las caderas del detective que hábilmente colocó su miembro en la entrada de su amante para penetrarlo de golpe. Al comienzo tuvieron que utilizar la pared como  un tipo de soporte hasta que lograran establecer un ritmo adecuado y estabilidad.   Era la primera vez que experimentaban un tipo de pose sugestiva, rara y sobretodo excitante. No  conocían esta sensación hasta que sus cuerpos conectaron a la perfección. Podía sentir el miembro de Sherlock dentro de él latiendo con profundo fervor.  Sin embargo, podía ver que el detective estaba bajo una gran presión por haber introducido su hombría dentro.  El profundo y continuo ritmo de la penetración lo asfixiaba; le hacía sentir como si violaran sus entrañas.

 

Eventualmente el ritmo aumentó, llevando a los amantes a gemir de placer. Para darle apoyo a su  inestable cuerpo, John  se aferró al cuello de Sherlock  con todas sus fuerzas. De este modo, una dulce voz se escapó de su garganta, pero tuvo que morder la prenda de su amante para apaciguar un poco sus gemidos. Grave error porque Sherlock sacudió las caderas de él como si revolviera su estrecho interior que estaba  convulsionando.  El cuerpo de John  se estremecía cada vez que  presionaba profundo y continuaba empujando con una demoledora intensidad, obligando a dejar salir su excita voz.  Estaban tan cerca, que ambos  podían sentir su respiración en la cara del otro. En medio del acto hicieron una pausa repentina, sus rostros reflejaban en nivel de éxtasis que estaban sumergidos

 

El detective se encontró incapaz de apartar sus ojos de los labios entre abiertos de John. Fue golpeado por el intenso impulso repentino de besarlo y así lo hizo. Su lengua se introdujo en él violando su boca y capturó la lengua de John  succionándola firmemente. La mezcla de saliva hizo un húmedo ruido  erótico e incitó al placer. - ... De alguna manera, esto es malo...Eres muy adictivo, mi querido doctor Watson - Susurró esto con una voz baja y ronca, y los oídos de su amante que se entumecieron al instante, despertó la lujuria dormida en su interior. Ahora él atacó la boca de Sherlock, degusto lentamente los labios húmedos para luego devorarlos  salvajemente.  El breve descanso concluyó, sin romper el beso, Sherlock  buscó apoyo de nuevo en la pared del callejón y bruscamente arremetió en su interior. Llegó a ese punto sensible, produciendo que ambos se estremecieran. La parte más profunda de su cuerpo gradualmente se humedeció; habían llegado al orgasmo.  Sin embargo, justo cuando finalmente su respiración regresara a la normalidad, el detective lo sedujo con palabras de elogio - Te amo John, por segunda vez voy a pedirte que te cases conmigo-  Colocó el anillo en el dedo anular de su eterno amante.

 

 

 

Los dos meses que duró los preparativos finalizaron; el gran día había llegado.  Baker Street  albergó  a un detective totalmente despreocupado, estaba sentado, disfrutando del acostumbrado té matutino. En cambio John  caminaba de un lado a otro, parecía una fiera enjaulada a punto de atacar al individuo que lo observaba.  La rápida intervención de la señora Hudson, previno  un asesinato. Mediante palabras tranquilizo al novio ansioso,  lo llevó al primer piso  para que se cambiara ahí, porque     tener a ambos en una misma habitación era riesgoso.

—  Sherlock, escogiste un mal momento para descansar  – reclama su casera al encontrarlo tirado sobre el sofá. Tenía la típica pose cuando está en su palacio mental.

— No descanso, medito. Son dos conceptos distintos.

—  Entonces, de inmediato ve a cambiarte.

—  Como usted ordene – como si fuera un niño obediente se dirige a su habitación.  Ve el  traje colgado en el perchero - Bueno... a la batalla -.


La señora Hudson asumió la responsabilidad  de alimentar a los gemelos mientras aguardaban la presencia de la niñera.  Luego de discutir el tema por dos días, los padres primerizos decidieron que los bebés permanecerían en casa. Su presencia en la ceremonia  era considerada  riesgosa  porque serían expuestos a un ambiente inadecuado para ellos. Tenían dos meses, pero Sherlock los consideraba prematuros cuando se trataba de exponerlos  al mundo exterior;   la actitud sobre protectora  era la razón principal. Al principio John  se opuso, mediante argumentos válidos termino accediendo a la petición algo exagerada de su amante. Una exhaustiva investigación realizó Sherlock antes de elegir la persona adecuada, nadie superaba sus estándares impuestos. Después de tanto buscar, apareció la persona indicada, una joven universitaria con especial en pediatría y medicina. Con estudios en psicología de niños, entre otros logros indispensables para que el detective deje al cuidado a sus hijos.

 

— "Por qué algo tan simple, resulta complicado" - John  peleaba con la corbata, sus manos eran torpes. Finalmente logró realizar el nudo tipo Windsor. Da un suspiro profundo antes de colocarse el saco. Se mira de pies a cabeza frente al espejo, el fino traje chaqué era de color blanco que iba perfecto con el tono de su piel y resaltaba su hermosa cabellera. Por último se colocó el boutonniere; es un arreglo floral muy pequeño que llevan los novios - Bien... llegó el momento - Sube al segundo piso en busca de la señora Hudson y al encontrarla se da una vuelta para que la dama pueda apreciarlo - Creo que estos pantalones marcan mucho mi trasero...-.

— Ay querido, estas perfecto. Fue acertada la idea de Sherlock al escoger ese traje y color; resalta tu personalidad. Y pensar que al inicio quería verte en un vestido  de novia-ríe al recordar la escena insólita.

—  Fue el día más vergonzoso de mi vida. Hasta ahora no puedo creer que se atrevió preguntar a la encargada de la tienda si podría probarme unos cuantos vestidos.  Según él era parte de un experimento.

— Vamos a buscar a Sherlock.

 

Antes que toquen la puerta, Sherlock se anticipa y sale de la habitación. Lucía un elegante Chaqué clásico con levita negra, chaleco y corbata gris plata y pantalón gris oscuro. Era todo un caballero Ingles. Deslumbró con su imponente presencia a su casera y especialmente a John  que estaba a punto de babear por él. Para provocar alguna otra reacción, Sherlock clava sus ojos en su amante, sus miradas se encuentran, en un punto y el detective le regala una sonrisa cautivadora. Pero su pequeño momento fue interrumpido por la señora Hudson.

 

— Sherlock, olvidaste colocarte la corbata - entran a la habitación -  No sé si lo hiciste apropósito o simplemente eres descuidado.

— No sobre actúe señora Hudson, solo es una corbata. No es el fin del mundo.

Mientras solucionan el pequeño problema, John  permanece parado junto a la puerta. Su corazón latía a mil por hora, el rostro lo tenía colorado. Parecía un tímido adolescente dispuesto a punto de pedir permiso a los padres de su novia  para salir a una cita. Aunque no era el caso, experimentaba varias reacciones similares. - " Por Dios John, eres un adulto. ¡Compórtate!"- trataba de auto controlarse y mantener la calma. Tan concentrado estuvo que no sintió la presencia de Sherlock.

— Estas listo, mi querido doctor Watson -susurra detrás de John.

— ¡Sherlock! - se sorprende - claro... claro que si.

— Deja de molestar al pobre de  John  - suspira profundo la señora Hudson, pero enseguida sonríe al ver a la tierna pareja - No puedo creer que llegó el gran día...Desde la primera vez en conocerlos, supe de inmediato que ustedes terminarían juntos. Las mujeres poseemos un don especial - sonríe ampliamente - Están parados frente a mí  y las emociones me embargan...  han pasado muchas dificultades, pero al fin unirán sus vidas por la eternidad - extiende los brazos para realizar un abrazo grupal - Les deseo toda la facilidad del mundo-.

— Todavía no es el momento para las felicitaciones -interviene Sherlock.

—  Cierto, es después de la ceremonia - dijo John.

— Cállense los dos. Dejen que disfrute de este momento - los abraza con más intensidad llegando a derramar unas lágrimas.

 

La ceremonia civil se realizó al aire libre, en medio de un marco natural.  El majestuoso jardín  fue el escenario principal para ensamblar  el altar, las sillas y demás requerimientos.  Los lugares que ocuparían los invitados estaban decorados con flores de color amarillo como protagonista, acompañada de flores blancas. El amarillo porque está asociado con la felicidad y alegría. Además se relaciona con la parte intelectual de la mente y la expresión de los pensamientos. El sendero hacia el altar era delimitado por la ubicación de las sillas.  Los rayos del sol anunciaron que tendrían un buen clima durante la ceremonia, a través del  preludio: Bach: Coral de la Cantata n° 147, se dio inicio a la boda.

 

Los dos novios se encontraban frente al juez que precedía el acto litúrgico.  A pesar que la ceremonia civil es muy corta y sencilla, Sherlock tuvo que soportar todas esas palabras aburridas, en cambio John  estaba muy emocionado, a la vez nervioso. El detective buscó una distracción; el juez, la opción más accesible. Dedujo al instante que aquella persona estaba contra su voluntad, tantos indicios confirmaban sus sospechas.  Mycroft  simplemente cobró un favor, nada fuera de lo normal. Devolvió su atención en el momento exacto del pronunciamiento oficial; aceptación del matrimonio por parte de los contrayentes.  Enseguida uno de los momentos emocionante y conmovedores; los votos matrimoniales.  Sherlock  y John  se pusieron frente a frente para dedicar esas palabras a su futuro esposo.  El primero fue Sherlock, dedicó una  milésima de segundo  para buscar en su palacio mental los votos que con anticipación había escrito. 

 

— John, antes de conocerte, mi mundo giraba sobre una cosa, yo.  Y me gustaba de esa forma; solo yo.  Entonces te conocí y viste más allá del despreciable, egoísta, calculador detective consultor; me viste a mí.  Me enseñaste a confiar, a como dejar pasar a alguien hasta mí. Lo que realmente significa enamorarse y  preocuparse por  otro ser humano. Pensé que mi mundo tenía todo lo que necesitaba para ser  considerado feliz, aunque la felicidad es una realidad efímera… - realiza una pausa. Tenía pensado continuar con su analogía pero desistió -  Entonces tú entraste en mi vida y todo cambió.  Me di cuenta cuanta cuan vació estaba mi mundo sin ti en el.  Jamás pensé que podría ser el mejor amigo de nadie. Menos del ser humano más valiente,  amable y sensato que he tenido la suerte de conocer. John  soy un hombre ridículo, redimido por la calidez y constancia de tu amor.  Adoro todo de ti, me encanta  la forma que tienes de retarme, como nadie lo hace. Y amo la forma en la que me miras, como jamás nadie lo ha hecho. Estimulas mi poder deductivo al máximo. Amo la forma en la que me amas, como nadie lo ha hecho.  No puedo imaginarme pasando mi vida sin ti. Te amo desde el primer día que te conocí.

— Sherlock, desde el día que te conocí, he vivido cada día como si fuera el último. Devolviste a mi vida, esa adrenalina que necesito para vivir. Sin mencionar las raras, peligrosas y fascinantes casos que fui partícipe. Tu poder deductivo es lo que me atraía más de ti, no me di cuenta, pero ya me tenías elogiándote a cada palabra que salía de tu boca, producto de la deducción. Me tomó algo de tiempo, notar que ardías de deseo por mí. Posiblemente  no puedo describir cuanto te quiero. Así que te diré porque te quiero. Ves el mundo en una forma que nadie más lo hace, deduces todo; nadie se salva de tu grandiosa habilidad. No hay nadie en el mundo como tú; por suerte - ríe levemente -  Te agradezco por otorgarme el privilegio de ser  tu esposo y  por darme a Ian y Graham; nuestros hijos. Quiero pasar el resto de mi vida  tratando de ver el mundo a través de tus ojos.    Apreciando todo... incluyéndote a ti... el único detective consultor del mundo y el terriblemente apuesto hombre que jamás conocí.

 

 

 

Los invitados quedaron conmovidos por las palabras profundas y sentimentales, uno que otro no puedo evitar derramar lágrimas por la emoción. El único en no mostrar alguna reacción fue Mycroft, observó la ceremonia desde una distancia prudente; las reuniones de ese tipo no eran de su agrada. La presencia de Lestrade, era el único motivo.  Después del conmovedor  momento, pasaron al intercambio de anillos. Las manos nervios de John  dificultó el proceso, un par de palabras fue suficiente para devolverle la tranquilidad.   A continuación el juez hace una declaración de que oficialmente une a los novios. Es similar cuando un sacerdote o pastor  proclama su autoridad para santificar un matrimonio.  El esperado: "pueden besarse", llegó. Tomados de las manos dieron pasó a un beso casto, como si fuera su primer vez; algo torpe y corto. Las emociones embargaron a ambos, Sherlock no dejaba de sonreír a su amado y el otro dejó escapar un "te amo". 

En compañía de la música: Vivaldi - ConcertoforTwoViolins in A MinorRV522, los contrayentes pasan a firmar los documentes correspondiente. Al término de ceremonia, el juez dijo unas palabras finales que desea la suerte a la nueva pareja en su matrimonio y los presenta al mundo. Su salida es acompañada por pétalos de flores, rodeado de sonrisas y felicitaciones.

 

 Los invitados se dirigieron al salón de recepción, tenía un estilo victoriano, decorado con flores de temporada, predominando el color amarillo. Los finos detalles que estuvieron trabajando Sarah, Sherlock y John  fueron admirados.  Continuando con el protocolo establecido, Lestrade le toca dar el discurso como padrino.  Dicho discurso fue supervisado por Mycroft, a cambio de un día entero  para someterlo como él quisiera.  El banquete fue acompañado por un cuarteto de cuerdas, interpretaron  Canon” de Pachelbel y otras melodías; creando un ambiente agradable y muy elegante. En la mesa de la familia Holmes, la madre no dejaba de hablar de su adorado hijo que había contraído nupcias, pero su felicidad fue opacada por el comportamiento por el mayor de sus hijos. 

 

— Mycri, no puedes comer el postre. Recuerda tu  dieta.

— Gracias por recordármelo mami-deja el plato algo enojado-supongo que estas orgullosa del logro de tu pequeño talento-bufa molesto.

— Por supuesto.  Mi querido hijo encontró la felicidad. En cambio tú,estas tan ocupado con tu  trabajo que ni novia  has conseguido hasta ahora.

— Ya lo tiene, querida - interviene el patriarca de la familia Holmes - es el padrino.

—No tenías que decirlo así-recobra la compostura-  No te preocupes mami, aun no pienso dar ese paso-se levanta- es más. Sherlock se casó por compromiso, es obvio.

— ¿Compromiso? - cuestiona la dama - ¡siéntate Mycri!, acaso no te enseñe buenos modales. La comida aun no ha terminado.

— Si mami-se sienta y cruza los brazos-Sherlock se casó por los gemelos que tienen. Es obvio que John   lo ató para siempre con la llegada de sus dos hijos.

— Tengo nietos, porque nadie me informó - mira enojada a Mycroft  -  en tu última visita, nos hubieras dado la grata noticia que somos abuelos.

—  No me inmiscuyó en sus problemas,  además no soy su niñero.

— Pero si su hermano mayor. Tengo un par de hijos desconsiderados. 

 

 

Finalizado el banquete, Sherlock lleva a John  a la mesa de su familia para presentarlo formalmente. En el pasado ya había conocido a los padres de Sherlock, de una manera peculiar. Al fin era presentado como el esposo dentro de  la respetada familia Holmes. Saludo amablemente a sus suegros, quedaron encantados con John.  Los reclamos referentes a la existencia de sus nietos por parte de mami no se  hicieron esperar. Sin embargo el detective inculpó a John, quién tenía la labor de explicar el por qué  no comunicaron tan importante noticia. Antes que la dama iniciará el interrogatorio, los esposos se retiraron al hall del lugar para tener un momento privado.

 

— Mantén la calma en el giro.

— ¿Por qué ensayamos, Sherlock? 

— Porque estamos a punto de bailar juntos en público. Es nuestro primer baile debe ser perfecto. Por ello estuvimos ensayando el último mes.

— Eres un buen profesor y bailas de maravilla

 

 

La velada musical tras el banquete, comienza con el baile de los recién casados.  Remplazan el tradicional vals "DE STRAUSS"  por la melodía compuesta por Sherlock.  Los sonidos del  violín se apoderan del ambiente,  resuenan  suavemente en los oídos de todos los presentes. La pieza era ideal para inmortalizar ese momento mágico entre ellos.  El majestuoso  baile cautivó  a los invitados que seguían con la mirada los movimientos fluidos de la feliz pareja.  Enseguida los padrinos bailan a compás de la melodía y por fin, el resto de invitados.   

El ambiente de la fiesta rebosaba de diversión, los invitados bailaban eufóricos a ritmo de las diversas canciones seleccionadas. Por su parte Mycroft y Lestrade  estaban conversando cerca de la barra, sin levantar sospechas se cogen de las manos y después el inspector le roba un beso discreto.  Molly bailaba  con su nuevo novio, un compañero de trabajo. Cerca de ellos estaba Anderson y Sally Donaban, parecía que  estaban retomando su relación; así todo el mundo disfrutaba.  Al igual que su hermano mayor, Sherlock estaba bebiendo vino  en compañía de John , al grupo se unió Sarah. 

 

— Si me permites, John, voy a tomar prestado a Sherlock - lo lleva a la pista de baile.

— Y bien cuál es el motivo para alejarme de John.

— ¿Acaso la madrina no puede bailar con el novio? - su pregunta no tiene respuesta - Bien detective, voy a compartir un secreto que me comentó Harriet, la hermana de John.

— ¿Conoces a  Harriet?

— Por supuesto, no personalmente, pero conversamos telefónicamente cuando abandonaste a John  en esos días. El punto es...- hace una pausa porque el baile lo requería - Sé que no tendrán luna de miel a causa de sus hijos, pero podrían adelantar un pequeño encuentro.

— Prosigue, te escucho.

— Si le das la dosis correcta de alcohol podrás tenerlo bajo tu control; es intolerante a cualquier tipo de bebida alcohólica. Toma esta información como parte de mi regalo de bodas.

 

 

Terminan de bailar dos piezas musicales. Sherlock sonrió presuntuoso por el fantástico descubrimiento, sus ojos tenían ese brillo especial cuando está frente a un caso sumamente interesante. Antes de regresar a lado de su esposo, va en busca del elixir. Instruye al barman a realizar una combinación sobrecargada de alcohol y otra bebida simple para él. Con los dos vasos en cada mano, se abre paso por la multitud, a tres metros de distancia, una pareja emocionada  está a punto de colisionar con él.  El detective tuvo que evadirlos mediante un hábil movimiento; dio media vuelta. No derramó ninguna gota del contenido, sin embargo  el giro brusco y  el vino, hicieron estragos en su cabeza.  Sorprendentemente, no recordaba que bebida era cual, confió en sus instintos y  entregó la bebida de la mano derecha a John  y él tomo el de la izquierda.  La intensión era beber todo el contenido del vaso, en un solo sorbo, pero faltando un 20%. Sherlock experimenta un terrible dolor de cabeza.

 

—"Maldición, confundí los vasos" -dice entre si y deja caer el vaso.

— ¿Sherlock estas bien?- da dos pasos y  la mano del detective impide que se acerque más-   Qué te sucede… -  suspira al comprender la situación – no debiste beber tanto si no estás acostumbrado. Era suficiente con la primera botella de vino, pero tú querías continuar  como si fueras un experto bebedor -.

— Soy experto en todos los ámbitos de la ciencia… tengo fama mundial - su cerebro queda adormecido y su lógica nublada por los efectos del alcohol -  Vamos a bailar -.

— ¿Eh?... claro que no, Sherlock. Necesitas descansar… - a medio reproche es llevado contra su voluntad a la pista de baile.

 

 

Pasaron tres minutos desde que comenzaron a bailar, los efectos del alcohol produjo que Sherlock experimentara una felicidad indescriptible. La música fue cómplice para que sus pasos de bailen aumente de ritmo; tomando todo  el control  del baile. Poco a poco y peligrosamente su mano va bajando hacia el trasero de John, pero  rápidamente sube esa mano traviesa y escurridiza. El inusual comportamiento de Sherlock, obligó a John  apegar  su cuerpo contra el suyo, se sonroja al sentir la semi erección de su amante.

 

— Te amo John  - susurra cerca de su oído, ocasionando que su cuerpo se escarapele al escuchar esas palabras con una voz  sobre excitada. Estampó un beso en el cuello de John  y succiona fuerte hasta dejar una marca visible. Sherlock sonríe al ver la inocente reacción.

 

 

 

Las siguientes dos piezas musicales fueron baladas, así logró de cierta manera controlar al detective. Bailaron manteniendo distancia prudente, sin embargo el cuerpo de  sherlock exigía el contacto de otro cuerpo de menor temperatura. La lujuria  empezaba a emerger de lo más profundo de su ser.  Sus ojos quedaron hipnotizados por esos labios carmesí, tenía la necesitar urgente de  devorarlos en ese preciso instante. No obstante, el poco autocontrol fue suficiente para controlar sus impulsos carnales.  Dejó de bailar, tomó de sorpresa a  John, cuando cogió sus manos como si fuera su doncella.

 

— John... Me harías el honor de... - se acerca a su oído - hacerme el amor en este instante - El ataque sorpresa fue considerado como una emboscada para el ex militar. No tuvo tiempo de reaccionar porque volvió arremeter con sus palabras - aquella noche cuando  intentaste entrar en mí... En realidad no estaba molesto, sino un poco asustado… Ni te atrevas reírte por mi absurda confesión - amenaza con la mirada - debo decir que me hubiera fascinado experimentar esa conexión. Así que, querido doctor Watson y esposo mío... Quiero ser yo, quien te sienta dentro de mí-.

 

Intencionalmente roza el miembro de John  con su pierna. Su intolerancia al alcohol estaba cobrando su primera víctima.  Tarda en comprender la  insólita situación;  Sherlock estaba ofreciéndose.   Cubre su rostro porque  esa mirada sexy  provocaba excitación en él, agacha  la cabeza y acepta la propuesta.  Tomados de la mano se dirigen a su habitación, ubicada en el segundo piso. El detective asalta los labios cálidos de John, la repentina acción ocasionó que ambos logren excitarse por el beso lujurioso. Quedaron prácticamente sin aliento y con el rostro sonrojado. 

 

—  Mi amado John, dejare mi cuerpo a tu cuidado.

— Si… - con cuidado le recuesta sobre la cama- lo haré lento,  ya que será tu primera vez. Tendré que preparar tu cuerpo para que no sientas dolor o al menos no tanto -le va quitando la ropa con sus manos temblorosas.

— Eres tímido para ser todo un experto. Deberías  ofrecer seguridad a tu pareja cuando estas a punto de tomar su virginidad, sin embargo estas actuando como un principiante. Acaso no eres todo un semental.

— ¡Basta, Sherlock!-se sonroja- me acostumbraste a ser la mujer. No vamos a entrar en detalles de mi vida amorosa del pasado. Además… nunca pensé que llegaría el día que me pidieras  hacerte el amor -le besa- prometo ofrecerte una experiencia maravillosa; volverás a  pedirme que te  folle todos  los días. Tú mismo lo dijiste; soy un semental con amplia experiencia.  Te demostraré mis habilidades -  otra vez lo besa mientras le desnuda-  eres perfecto... un cuerpo tallado por los mismos dioses. Y por supuesto eres adictivo -lame sus pezones.

—... mmmm estás bastante proactivo hoy. Nunca hubiera esperado que tú me sedujeras a mí...

— Solo  relájate y disfruta – baja dando besos hasta llegar a su hombría. Los dedos empezaron a estimular lentamente.  Consiguió un gemido agudo de Sherlock, ya no podía mantener su voz baja - Puedes ser tan ruidoso como quieras aquí. Nadie te escuchará fuera.Haz esos ruidos... para mí-.

— John... John , no puedo esperar más... - jadea y habla entre cortado - ¡Ah!... quiero sentirte dentro mío ahora - sonreía con una mirada lasciva en sus ojos.

 

La parte vulnerable del detective despierta sus bajos instintos, se encontró incapaz de contenerse más, y cuando escuchaba los gemidos y suplicas de Sherlock, elevó su ritmo cardiaco. Era como un sueño ver sometida a la  persona  más arrogante de todo Londres. Con firmeza separó aun más las piernas de Sherlock, se acerca a su entrada para lubricarlo, pero extrañamente se siente avergonzado, incapaz de fijar su mirada directamente a pesar del hecho de que ambos eran hombres.  No tarda en lamer la entrada, mientras se automasturba.  Sentir esa lengua húmeda recorriendo una parte de su cuerpo, provocó que gimiera  insistentemente y  por veces arqueaba la espalda.  La sensación era indescriptible para Sherlock, era incapaz de controlar los ruidos que salían de su boca.  Con el paso del tiempo los jadeos pierden resonancia; la voz de va extinguiéndose. Cuando John  está listo para entrar en él, alza la mirada y se lleva una gran sorpresa.

 

— Esto no puede estar pasando...- se levanta molesto - ¡Sherlock! –intenta despertarlo y le sacude bruscamente- ¡Sherlock!... primero me seduces para después dejarme como un idiota. Eres un maldito infeliz – resignado, se sienta a su lado- Lo hiciste apropósito; era tan obvio. Caí en tu trampa…me las pagaras cuando despiertes-le cubre y se arregla el traje como puede.

 

 

Decepcionado baja al primer piso, la fiesta continuaba  con la misma atmósfera cuando se fue. Pero observa una escena peculiar, la pareja conformada por el mayor de los hermanos Holmes y el inspector de Scotland Yard, estaban  besándose apasionadamente en un rincón del hall.  Resta importancia, sabía que Mycroft era capaz de todo, salió de ahí lo antes posible. Camina en busca de un vaso con vodka, era necesaria una bebida fuerte para calmar la furia que llevaba dentro.  A medio camino es interceptado por Sarah.

 

— Eso fue rápido... no pasó ni media hora desde que te fuiste con Sherlock. Y donde lo dejaste.

— ¡¿Rápido?! Claro que si...  - habla en tono sarcástico -  ¿sabes por qué? simplemente se quedó DORMIDO. Fue demasiado alcohol para él, arruino mi noche.

— Hasta un genio comete errores.

—  Iba ser  una magnifica  velada.  No sé si tendré otra oportunidad - suspira -quiero beber, vamos al bar - ambos van a la barra y conversan.    

— No puedo creer, el gran  detective Sherlock Holmes,  saboteo  el mismo su plan perfecto - bebe mientras conversa - es igual a ti, ambos son intolerantes al alcohol.

— Lamentablemente es la cruda realidad. Pero te equivocas en algo; tengo más resistencia en comparación con Sherlock.  Debí  rechazar su invitación a beber, quizás así la situación sería distinta – Sarah le ofrece otro bebida-  Me toca cuidar  a mis tres hijos. Después de todo, Sherlock también es un niño mimado – se levanta-  gracias por todo Sarah, la boda fue perfecta – le da un fuerte abraso  y se despide de ella.

 

 

Regresa a la habitación donde descansa su amante,  cuelga el saco y chaleco. Observa como Sherlock pronuncia varias veces el nombre de John, con una sonrisa en los labios.  Es tentado por besar sus labios,  camina directamente a estampar un pequeño beso y acaricia su rostro. Era imposible,  permanecer enojado con él; tenía ese poder de atracción. John  se acomoda a su lado, sentía como los parpados cada instante pesaban más. Termina durmiendo con la cabeza apoyada en el pecho de Sherlock y las manos entrelazadas. Pasaron alrededor de una hora y John  quedó profundamente dormido.  Fue incapaz de escuchar esos pasos aproximarse  y después la puerta de la habitación se abre.

— Debí imaginar que solo estabas fingiendo. Eres todo un experto Sherlock Holmes - habla Sarah.

—  Resultaste ser una gran cómplice. Gracias a tu ayuda, John  duerme tranquilo- responde, aún recostado-  ¿Qué le diste de beber?-.

— Lo que necesitaba para que termine en tus brazos. No arruines esta oportunidad - A punto de retirarse, Sherlock lanza el adorno floral de John  hacia ella.

—  Eres la siguiente… - la despide con una sonrisa- bien... Mi querido John  llegó la hora de nuestra  luna de miel. 


 

 

Notas finales:

Así llegamos al final.

No imaginé  escribir un fic sobre mpreg porque no me agrada mucho; la verdad recién empecé en  este universo de los fic, gracias a mi Beta.Al principio  se suponía que la historia sería solo de cinco capítulos, pero  al transcurso del camino se transformó hasta llegar aquí; espero no haberles aburrido por ser relativamente largo.

Por otro lado debo agradecer a todo que siguieron el fic y por supuestos de sus reviews; como ya saben es el alimento indispensable para muchos autores. Y a mi Beta por soportar mis crisis en algunas  ocasiones. Sin mas, gracias totales.
 

Conversando con mi Beta llegamos a un acuerdo de hacer una secuela. El motivo simple, dejamos de lado a los gemelos.  Tenía pensando continuar con la historia, tratar el desarrollo de los gemelos, los diversos problemas que conlleva criar a dos bebés teniendo como padres a John y Sherlock. Sin embargo desistí con la idea, ya que me parece extender demasiado la historia. Así que todo lo expuesto será  tratado en una secuela,  el cual no  sabemos  cuándo publicaremos – la eterna espera-.

Hasta una siguiente oportunidad. 


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