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Una y otra vez por azumicard

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A las 21:30 horas, las calles de Londres estaban literalmente desiertas por la llovizna que tomó por sorpresa a todos las personas. El doctor Watson buscó refugio en la entrada de una tienda, por suerte la lluvia solo le empapó un poco. Aguardó el tiempo suficiente para salir en busca de un taxi, la distancia era bastante si tenía la intensión de continuar su camino a pie porque la mayoría de taxis estaban llenos, de tanto esperar al fin encontró uno libre. Estornudo dos veces antes de abrir la puerta del segundo piso, dejó regada su ropa hasta llegar a la ducha; un buen baño con agua caliente regularía su temperatura corporal. Saliendo fue directamente a la habitación del detective, tomó prestada la pijama azul, como era de suponer le quedaba relativamente grande. Con una taza de té inicio analizando las nuevas evidencias encontradas y la información personal de la joven. Transcurrió una hora, Jhon empezaba a experimentar frustración reflejada en su rostro y bufa enojado.


— ¡Imposible!, intento encontrar alguna conexión, pero es inútil – derrotado, lleva su cabeza hacia atrás - Si estuvieras aquí Sherlock, seguro que te burlarías de mí, diciéndome: “que patético te ves” Tú dices que todo está en mi cabeza y que las cosas que creo simplemente no tienen sentido. Que puedo hacer… - cierra los ojos y de pronto le parece escuchar la voz de Sherlock llamándolo una y otra vez. Con cierta duda abre los ojos y solo ve la habitación vacía. Al voltear la mirada al costado, ve la imagen del detective – Pero… que significa esto –.

 
— Si te quedas sentado sin hacer nada, el caso no se resolverá por si solo. Levántate.


Acaso Jhon estaba en un estado de delirio para poder ver a Sherlock de nuevo, como en los viejos tiempos; analizando pistas, descartando posibilidades y deduciendo premisas. Resto importancia si se trataba de una alucinación, delirio o si su mente le estaba jugando una mala pasada; tenía a su amado detective delante de él dispuesto ayudarlo con el caso. Era consciente que no podía tocarlo, pero al menos escucharía su voz durante el lapso otorgado. La imagen de él otorgo una tranquilidad al ambiente, relajando su cuerpo y mente.


— Como siempre, sólo miras lo obvio y no las cosas que realmente importan. De nuevo analizar las pistas antes de llegar a una conjetura - ordenó Sherlock, entonces Jhon retomo su observación al material que tenía frente de él - Dos eventos: el evento "A" no puede decirse razonablemente que tenga algún efecto en el evento B, sin embargo desafía la razón pensar que los dos no están conectados-.


— O estés equivocado en lo último, porque no es necesario una condicional en este caso. Como le dije al inspector Lestrade, el crimen de la joven es solo un mensaje, existe varias pruebas que respaldan mi teoría. Una de ellas son los cortes en las extremidades, las marcas de sangre y ahora último, la hora que marcaba el reloj; las diez. También logre constatar que fue asesinada con un disparó en el corazón, después colgaron su cuerpo en forma de cruz, realizaron los cortes y decoraron el ambiente con manchas de sangre haciendo creer que fue un crimen por alguna secta o algo parecido. Sabemos que Lucy murió por otro motivo, la pregunta sería porque el sospechoso dejó una pista relacionada al número diez.


— Tal vez esa pista se te fue otorgada antes y estas olvidándola.

— Pero, si no he recibido nada en estos días... - voltea para verlo directamente, frunce el ceño, al poco tiempo los músculos de su rostro se relajan - Tenias razón Sherlock... como pude ser tan ciego- busca su portátil y abre el mensaje- La hora que marcaba el reloj se refería a las fotografías enviadas hace varias semanas atrás-.

— Un paso más cerca, todavía te falta resolver el crimen y descifrar el mensaje-.

 


Durante las siguientes horas Jhon mantuvo su concentración en las fotografías, buscando el camino correcto que le llevaría encontrar la verdad. Sintió a Sherlock más cerca que nunca, estaba bajo su supervisión, guiándolo en el proceso como si fuera su aprendiz a convertirse en detective. Alguna deducción errónea por parte de Jhon era destinada por el otro, quién no dudaba en reprocharle la falta de experiencia durante los meses como su asistente y utilizar la lógica. Tanta insistencia dieron su primeros frutos, todas las fotografías tenían un punto en común; la hora en la parte inferior. Era un juego de palabras, la hora y minuto marcaba la posición de la sílaba o vocal dentro del abecedario. Terminando de anotar todas las palabras en una libreta, lo que tenía era un completo desorden; la segunda labor consistía en ordenarlas según los días que les tomó resolver cada uno de los casos. Al fin el mensaje fue descifrado, pero la felicidad por haberlo logrado se desvaneció al comprender que algo sucedería más adelante.

Cansado terminó Jhon después de un día agotador, no quería cerrar los ojos porque la imagen de Sherlock desaparecería. Era muy temprano para la despedida, necesitaba sentir su presencia para así continuar sobreviviendo el día a día. Pensó que sería lo suficiente fuerte soportando su ausencia, pero se equivoco, el sufrimiento era devastador, comprendió que su vida no tenía sentido sino estaba Sherlock a su lado. Cada quien complementaba el lado vacío del otro; eran almas gemelas, destinadas a permanecer juntas por siempre. Por capricho del destino terminaron separados cruelmente.


— ¿Cuando te veré de nuevo? - pregunta Jhon con los ojos a punto de llorar -No tienes idea de cómo te extraño… quién iba saber el sabor agridulce que esto tendría, tan iluso fui al pensar que nuestra felicidad duraría siempre. Sé que tengo un corazón inestable, y rencor por haberte marchado sin despedirte – empieza a llorar cubriendo su rostro - Lo siento, no puedo evitar buscarte… porque no me hablas Sherlock, ¡porque maldita sea no estás aquí conmigo…! No sé cómo puedo lograr estar sin ti... simplemente te necesito ahora...- su llanto se prolongo varios minutos y sintió como los parpados se volvían cada instante pesados hasta terminar cerrados.

 

Al despertar tenía la leve esperanza encontrar a Sherlock sentado frente a él, con una tierna sonrisa dándole los buenos días. Cada sentimiento, cada palabra quedó enterrado en la noche anterior, pero le otorgó fuerzas suficientes para continuar adelante. Se cambió lo más rápido que pudo porque las horas seguían y él se quedaba sin tiempo; “otra vez tarde, Sarah se enojará conmigo”, esa frase retumbaba en su mente. Cogió su abrigo del perchero y salió directo al hospital para cumplir su labor como médico. La suerte estaba de su lado, llego a la hora exacta, mientras caminaba por los pasillos percibió que una persona estaba observándolo desde que llego y ahora la tenía caminando detrás suyo, cuando se dispuso a encalarlo Sarah apareció de improviso. Al voltear el sujeto desapareció, esta vez no restó importancia el acontecimiento reciente.

A mitad de tarde recibe la llamada del inspector Lestrade, requería de su presencia porque habían encontrado muerto a Christ Thompsom en un callejón. Lo primero en pensar fue: “no tardaron mucho en encontrarlo, era cuestión de tiempo”. Debido a la gran cantidad de pacientes en espera, era imposible dejar su puesto para dirigirse a la escena del crimen. En vez de eso, pidió al inspector esperarlo en su piso porque tenía que conversar con él respecto al caso. Llegó la noche y ambos caballeros estaban bebiendo té, preparado por Jhon.


— Seguro que me dirás: la muerte del señor Thompsom fue producida por un disparo certero en la cabeza. Hallaron restos de droga oculta en su vivienda, también supongo que traes las fotografías en ese sobre que está en la mesa ¿no?-


— Como sabes el informe, si aun los medios de comunicación no emiten la noticia-sorprendido cuestiona a un Jhon con la misma actitud que tenía Sherlock cuando se anticipaba a los hechos - ¿Acaso sabías que iba a ocurrir? –

— Al estar analizando ambos casos, logre hallar esa minúscula conexión entre los dos casos. El señor Thompsom nunca fue un buen samaritano, al contrario, aprovecho el estado emocional de la señorita Lucy Johnson para utilizarla como le plazca. Fue un lobo disfrazado con piel de cordero, con el pretexto de saber el paradero de su padre, la obligaba a realizar las transacciones de drogas en la ciudad. Llegó el día que supo la verdad la joven; su salvador fue el verdugo de su padre años atrás. Intentó razonar con ella pero la situación se salió de sus manos, en medio de la discusión coge el maletín incorrecto y escapa de casa. A las pocas horas se da cuenta que el maletín que se llevó tenía la mercancía, alerta a la mafia y la buscan en la ciudad. Cuando la encontraron terminan su vida con un certero disparo en el corazón. Una persona ajena a este caso aprovecho la oportunidad para modificar el crimen con la finalidad que descubra el mensaje oculto. El asesinato del señor Thompsom era cuestión de tiempo porque acuso falsamente a la joven de varios robos de mercancía, cuando se dieron cuenta de la verdad tomaron su vida. Todo empezaba a encajar, estaba asombrado de que no se le ocurriera antes.

— Estoy sorprendido, lograste resolverlo sin la ayuda de Sherlock, creo que podrías tomar el puesto de él. Te dejo las fotografías del crimen del señor Thompsom, aunque no creo que te sirvan ya que el caso fue resulto gracias a ti.

— Entonces mi trabajo termina aquí, continuaré por mi cuenta la búsqueda del sospechoso. Antes que digas algo, quiero aclararte, de ninguna manera actuare irresponsablemente o pondré en peligro mi vida y la de mi hijo. Aprendí de Sherlock; no permitir que las emociones dominen tu mente, por ello es sustancial utilizar la lógica y pensamiento deductivo.

— Comprendo, quisiera continuar charlando en compañía de este exquisito cafe, pero tengo que volver a la oficina, la ciudad ha estado agitada en estas últimas semanas.

 


Muy temprano Jhon estaba parado cerca de la ventana, vestido con el pijama azul, pero con su bata, miraba la lluvia de la mañana. Otro trago de té, desvía la mirada a la puerta y no puede dejar de mirarla. Deseaba que se abriera y entrara la persona que tanto extrañaba, así retomarían sus vidas. La razón mató esas esperanza efímeras, sabía que tendría que enfrentar otro día sin él y los demás días por delante. Reunió todo el coraje posible, se obligo a concentrarse, analizar la situación desde un punto lógico. Como era su día de descanso, se quedó toda la mañana sentado en el sofá revisando los correos y actualizando su blog. Cuando el clima pareció mejorar, salió de compras con un poco de llovizna. Al regreso del camino, de nuevo percibió la presencia de una persona siguiéndolo sigilosamente después de salir del supermercado. Para no levantar sospechas continuo su camino sin perderlo de vista, en una esquina tenía la intensión de emboscarlo, pero un vagabundo se acerco para entregarle un sobre. Esos escasos segundos de distracción ayudo al sospechoso a huir. Molestó se dispuso a caminar rápido porque el clima amenazaba desatar su furia en la ciudad.

Lo predecible estaba a punto de tomar la dirección trazada. En el interior del sobre estaba la última pieza del rompecabezas que faltaba; era cuestión de tiempo. Por otro lado, en algún lugar de Londres tuvo lugar a una reunión bastante peculiar y privada. A puertas cerradas dos varones estaban conversando asuntos importantes para ambos. Uno de ellos tenía una copa de vino en sus manos mientras el otro se mantenía entretenido con el móvil.


— Las personas han empezado a ser un dolor de cabeza, están consumiendo mi valioso tiempo más de lo debido. Disculpe señor Moriarty si lo llame inesperadamente, pero aun sigo sin entender el porqué quiere mantener con vida a esa persona - habla Magnussen sosteniendo la copa.

— Tiene utilidad si está con vida, sino sería aburrido... es una lástima no continuar matando personas, con la finalidad de enviar mensajes al doctor Watson. Era un pasatiempo entretenido, ya tenía identificadas mis siguientes víctimas, pero… arruinaste la diversión al ponerle fin al juego, enviando esa absurda carta de invitación.

— Todo tiene un inicio y un final, este caso no iba ser la excepción. Además te deje a esa persona; tendrás entretenimiento garantizado, solo espera a que despierte o encuentres otra cosa más interesante. Hasta entonces continuar realizando tu labor como asesino consultor.

— Si tienes poder no juegues con el, acabarás matándote por no usarlo como debes. Hasta la próxima vez – se dirige a la salida – Envíale saludos al doctor Watson, fue interesante verlo resolver un caso sin la ayuda del detective-.

 

Transcurrió un par de horas antes que Jhon encontrara la ubicación del edificio, se sintió tenso porque no tenía la mínima idea que le aguardaría en ese lugar. Mientras camina pensó en el mensaje decodificado que guardaba en el bolsillo de la chaqueta. Debido al silencio en el trayecto, le pareció que el edificio parecía desierto. Con cautela avanzo al siguiente piso, sus cinco sentidos estaban despiertos a cualquier movimiento por parte del enemigo; por ello trajo consigo un arma para su protección. Cuando abrió la puerta, una ráfaga de aire helado alcanzó a Jhon en plena cara. Retrocedió confuso al ver la imagen de la persona parada en medio del salón.


— Bienvenido señor Watson, como siempre es gusto poder verlo - camina hacia él para recibirlo con una sonrisa en el rostro.


Jhon permanece en silencio e inmóvil, no podía salir de su asombro; la expresión de sorpresa cambió por una de enojo. Era evidente que Magnussen era el responsable de todos esos atentados sucedidos durante las semanas pasadas, no estaba satisfecho con dejar a Sherlock fuera del juego sino que también jugaba con él al detective. Como era posible no darse cuenta de algo tan simple, era tan obvio que se sintió estúpido no poder deducirlo antes. Quería sacar el arma y matarlo al instante, pero desistió porque él tenía varias preguntas por contestar. Los ojos de ambos se encontraron en un instante que aprovecho Jhon para manifestarle su odio a Magnussen. La tensión surgida entre ellos se desvaneció al transcurrir los segundos y fue sustituida por una aprensión compartida.


— A que se debe todo este absurdo juego – habla Jhon con un rostro serio.

— No esté a la defensiva conmigo. Porque no toma asiento - extiende la mano señalándole el lugar, sin embargo Jhon permanece parado con firmeza - La conversación tardara, debería sentarse. Su aspecto me dice que no ha pasado un grato momento hace mucho tiempo. Las ojeras sugieren noches en vela, me pregunto por qué.

— Si solo hablará de mi aspecto, tendré que retirarme. No vine a tener una conversación amistosa con usted.

— Porque tanta hostilidad, solo me preocupo por su bienestar y por... - lo mira fijamente y dibuja una sonrisa, camina al otro extremo de la habitación para servirse más vino- A pesar de no ser notorio, usted trata de ocultarlo innecesariamente, puedo ver claramente al bastardo que lleva en su vientre.

— ¡Eso a usted no le incumbe!- responde con tono de voz elevado y la mirada llena de furia - no le permito llamarlo así, mi hijo fue engendrado con amor y estoy orgulloso de llevarlo dentro de mí. Si eso le molesta, pues me vale un bledo su opinión.

— Como le manifesté en nuestro primer encuentro, solo estoy interesado en usted, haré todo lo posible para tenerlo conmigo, por eso debería sentirse afortunado por estar velando por su seguridad en todo este tiempo - se acerca lo necesario- La vida de ese ser que lleva no me interesa en lo mínimo; es un estorbo para mi. Ya que Mycroft tuvo la osadía de engañarme, esta vez me encargare personalmente - como respuesta a la amenaza recibe el rechazo de Jhon, quien no duda en sacar el arma.

— Si me toca un solo cabello juro que disparo, a esta distancia es imposible fallar. Ni intente pedir ayuda porque en este instante acabo con su miserable vida – quita el seguro del arma - Estoy harto de soportar su estúpido juego y ahora viene a decirme un absurdo argumento.

— Relájese doctor Watson - ve el arma y devuelve la vista al frente- No tengo intensión de hacerle algún daño por ahora, puede guardar el arma, soy un hombre pacífico - su rostro dibujo una sonrisa maléfica- No negará que el juego fue entretenido, supongo que extraño estar detrás del crimen, su propia naturaleza pide a gritos esa dosis de adrenalina. Tendrá que disculparme si mis hombres fueron rudos con usted cuando envié mis saludos. No me mire así, a veces ellos pueden ser rudos, si le sirve de consuelo, ellos tenían prohibido ocasionarle algún daño.

— ¿Debería darle las gracias?


— Todavía… hasta que escuche mi propuesta - invita a Jhon a tomar asiento, en esta ocasión ambos terminan sentados uno frente al otro - La condición es simple: se entrega a mi voluntariamente o sino sabrá como es ser cazado por mí. Sería una lástima si toma la segunda opción, realmente vivirá un verdadero infierno si se atreve a desafiarme. Tengo el poder y los medios para terminar doblegando su terquedad. La decisión la tiene en sus manos, la última palabra es suya-.

 

— Si hablamos de ser cazado, usted terminara como la presa. Déjeme decirle que nadie sabe cazar mejor que Sherlock – sonríe - mi respuesta es un no, prefiero divertirme observando como usted pierde el tiempo. No seré una presa fácil esta vez quien pretende devorar; se cuidarme muy bien por mi cuenta. No me subestime porque se podría llevar una sorpresa - se aleja a la salida.


— Entonces el juego acaba de comenzar, mi querido doctor Watson.

 


La imagen mental de la sonrisa triunfante de Magnussen permaneció en los recuerdos de Jhon; atormentándolo cada vez que pensaba en ello. Sentía como la sangre hervía de enojo, por la absurda amenaza y también por haber sido tan descuidado al momento de descartar sospechosos; si se hubiera dado cuenta antes, las cosas hubieran sido distintas. Los siguientes días eran fundamentales actuar con cautela, porque tenía como enemigo a uno de los peores chantajistas del mundo; Magnussen, su existencia era un peligro. Él poseía el poder y los medios para lograr doblegar a cualquiera persona, el cual utilizaba como peones dentro de su juego de ajedrez. No le importaba sacrificar vidas con la intensión de lograr su objetivo; los humanos deberían estar bajo su disposición. Cegado por la ira, Jhon se reprochó a si mismo el no haberlo matado en ese instante, así todo hubiera terminado, pero sabía lo indispensable que él estuviera con vida porque había muchas cosas por resolver. – “la prisa es propia de los imbéciles” - murmuró entre dientes.


Mientras las horas transcurrian Jhon constató la persistente vigilancia hacia su persona durante las horas de trabajo, camino de regreso y cuando salía a comprar provisiones. Empezó a irritarlo, como también a preocuparse ya que la Sra Hudson estaría de regreso y no quería exponerla algún peligro. Era momento de hacer algo al respecto, por ello durante su día libre, estudio los movimientos del sospechoso hasta poder hallar su escondite. Espero la oscuridad de la noche para emboscarlo; como un buen soldado entró al edificio sin hacer el mínimo ruido. Detrás de una columna aguardo al sospechoso que llegó a la hora exacta, lo siguió entre la densa oscuridad. Cuando el sospechoso saco un objeto del bolsillo de su abrigo y se acerco a la ventana que daba al piso del detective, sabía que era momento de actuar.


— El juego ha termino, arriba las manos - ordenó Jhon apuntando con el arma al sujeto que estaba de espaldas - Gira lentamente, si hace algún movimiento sospechoso no durare en dispararle.

 


El sujeto obedece al pie de la letra, la apariencia de él era la de un vagabundo, no logro ver su rostro porque la ropa lo cubría y medio cuerpo permanecía en las sombras. El objeto que tenía en sus manos, resultó ser unos binoculares, parecía no estar armado. Entonces porque estaba ahí frente a su residencia, acaso tenía la intensión de asesinarlo o mucho peor; atentar con la vida de su casera. De todas formas, Magnussen inicio su caza al enviar a uno de sus perros hacia Jhon, quien no perdió el tiempo para interrogar al sospechoso, pero las respuestas eran un silencio. Cansado, Jhon amenaza con matarlo sino respondía el porqué Magnussen lo envió a vigilarlo, aunque la respuesta era obvia.


— No trabajo para esa persona, ni para otra - habla avanzando a la luz- si estuve vigilándolo es por otro motivo que no pienso decir-.


La voz del sospechoso le resulta familiar a Jhon, sino fuera por el acento francés que le hiso dudar. Al verlo con claridad bajo la luz, se dio cuenta que físicamente se parecía a Sherlock, quizás si hubiera visto su rostro podría despejar esa duda. Un sentimiento de nostalgia le decía que si era su amado detective, pero la parte racional descartaba esa posibilidad por un sin fin de factores, la principal: Sherlock está en coma, imposible que hubiera despertado porque sería informado al respecto. Inconscientemente Jhon dejó de apuntar con el arma y se quedó sumergido en sus pensamientos, el otro cogió los binoculares.


— Seguiste a la persona incorrecta, si observas por la ventana, encontraras a tu verdadero enemigo.

— No voy a caer en tu juego, adivina, también estuve siguiendo tus pasos. Eres la misma persona que estaba vigilándome en el hospital y aquí - vuelve amenazarlo con el arma-

— ¡Porque eres tan terco Jhon!

— ¿She… sherlock? -pregunta tímidamente

— ¡Cállate y escucha!, si continuamos esta conversación perderás el tiempo, mas te vale observar por la ventana a tu verdadero sospechoso - entrega los binoculares - Si no actúas ahora terminaras perdiendo a otra persona de tu entorno-.

 

Jhon no dejo que sus emociones controlen su cerebro, la parte racional fue el responsable en tomar control de la situación. Con la ayuda de los binoculares observo a una persona parada a unos metros de su piso, al acercar la vista logró reconocerlo; era el vagabundo que entrego el último sobre. Incrédulo de su error, no le quedo más opción que ir a capturarlo, pero antes tenía que resolver un asunto con el presunto sospechoso. Al regresar la vista el sujeto desapareció por arte de magia, maldijo su incompetencia; se quedo con la duda de la verdadera identidad del sujeto que se parecía bastante a Sherlock. Se apresuro en salir del edificio en busca del otro sospechoso, en el preciso momento de cruzar la calle, un taxi bloquea su visión; la persona que descendió del automóvil fue la Señora Hudson. Rodeo el obstáculo, era demasiado tarde, también logro escapar de las manos del doctor. La dama quedó sorprendida al ver a Jhon parado a lado suyo, creyó que venía a recibirla. No se quedaron parados por mucho tiempo, le pidió a la señora Hudson que volviera a subir al taxi junto a él y ambos terminaron en el departamento de Molly Hooper.


— Disculpa Molly, si llegamos sin previo aviso - hablo Jhon mientras terminaba de colocar las maletas dentro del lugar.

— Ahora si puedes explicarme porque estamos aquí y no en Baker Street

— Ha sucedió varios incidentes durante su viaje señora Hudson, vera… -Jhon empezó a contarle lo sucedió hasta el día de hoy, la dama quedó consternada – Es necesario que permanezca refugiada en este lugar, porque su casa dejó de ser un lugar seguro. Esta siendo vigilado, lo más grave del asunto es que hay grandes posibilidad que atentaran contra su vida-.

— ¡Dios mío! – Exclamó Molly cubriéndose el rostro – Pero… deberías hablar con el inspector Lestrade. ¿Ya lo hiciste no? -.

— Exacto, él está al tanto de la situación, por el momento dejaré el problema en sus manos. Quiero mantenerlas a ustedes fuera del peligro, si las cosas se complican, tendremos que buscar otro escondite, sin embargo… - de improviso siente las manos de la mujer mayor en su rostro, silenciando la conversación y termina por ofrecerle un cálido abrazo, quedó sorprendido.

— Has soportado solo una situación complica, aun así nunca dejas de preocuparte por los demás; siempre fue así y nunca cambiara. La parte humana que Sherlock carece, tú la complementas. Sé que es innecesario decirte, pero igual lo diré: el vínculo que los une es tan sólido; nada ni nadie logrará destruirlo. Ahora necesitas descansar, creo que a veces se te olvida que llevas a una vida dentro de ti – las palabras logran robar un suspiro a Jhon y contiene las lágrimas al oír el nombre de su amante.

 


Con los ánimos más calmados las tres personas se acomodaron en el departamento: las dos damas compartieron la habitación principal y la otra por Jhon quién había estado despierto toda la noche, dormir era lo último en su mente – “dormir es para los débiles” – Sin darse cuenta ya estaba adoptando algunas características de Sherlock. Él encuentro con el sospechoso dejó varias dudas al doctor, pero cuanto más se concentraba menos entendía. Los primeros rayos del sol se filtraron por la ventana terminando en el rostro del doctor, quien supo al instante que era momento de ir a trabajar; enfrentar un día más de los tantos por venir. 
Aproximadamente una semana más tarde, el ambiente parecía estar más calmado, pero como todos sabemos; después de la calma viene la tormenta. El doctor Watson no volvió a ver a esas personas vigilándolo todo el tiempo, por fin podía respirar en paz. Aún así, ese día de invierno un impulso lo llevó hasta Baker Street con el propósito de encontrar al sospechoso merodeando por ahí. Eran las diez y cuarenta de la noche, cuando una furgoneta negra surgió de una callejuela, Jhon no le hubiera prestado atención de no ser porque su ocupante conducía sin luces. El vehículo recorrió todo el perímetro del edificio. Desde una distancia prudente Jhon sigue el vehículo que termina estacionado a un par de calles. Se ocultó en las sombras, tenía la mirada fija, con el pulso acelerado. De pronto la puerta de la furgoneta se abre, dos hombres descienden, uno de ellos era ese vagabundo que la última vez logró escapar. Era momento de actuar, cogió la pistola, se quitó el gabán y la tiró al suelo, pues no quería que entorpeciera sus movimientos. Avanzó sigilosamente hacia su derecha, rodeando el perímetro y apostó por emboscarlos cuando ellos estuvieran de espaldas. Jhon levanto la pistola y salió de la oscuridad.


— ¡No se muevan!

— ¡Oh!, déjame adivinar… es el doctor Watson ¿no? – Habló el vagabundo mientras ambos giraban sus cuerpos en dirección de Jhon – Estoy en lo correcto - sonríe.

— Necesito respuestas. Si no quieren terminar muertos, más les vale responder todas mis preguntas.

— Me temo que eso no sucederá… - lo desafía con una sonrisa malévola, enseguida una tercera persona aparece detrás de Jhon apuntándolo con un arma- Descuidado de su parte no percatase cuántos somos. En esta ocasión no le haremos nada, pero si se llevará un pequeño recuerdo nuestro - Realiza un disparo directamente al hombro.

 


Esos ojos verdes parecían iluminados por un fuego lleno de rabia direccionadas a las tres personas que se reían de él. Sintió que su ira ahogaba su miedo. Incapaz de reaccionar por el dolor, vio como esos sujetos escapaban frente a sus narices sin poder detenerlos. Espero un par de minutos antes de buscar un taxi que lo llevara a su destino. Iba sentado en el asiento de atrás, con la mente asediada por interrogantes y controlando el dolor de la herida, por suerte el taxista no pregunta absolutamente nada. Termina de bajar del vehículo y siente otro dolor proveniente de su vientre. Llega con dificultad al departamento de Molly, extrañamente ambas mujeres no se encontraban, aprovecho el momento para curar la herida el mismo.

— ¡¡demonios como duele… nggg!!!-se contrae- ¡maldición! - siente que las fuerzas lo abandonan, en ese instante escucha la puerta abriéndose y los pasos se acercan.

— Oh Dios mío… ¡Jhon! – Se acerca Molly para atenderlo - ¿Qué sucedió? , acaso entraron aquí…

— No es momento de hacer preguntas – interrumpe la señora Hudson – Necesitamos llevarlo urgente a un hospital.

— La herida no es el verdadero problema sino… ¡¡aaahh!! – se coge el vientre.

— ¡El niño!, respira despacio, no entres en pánico querido – intenta calmarlo mientras le pide a Molly llamar a una ambulancia - sigue respirando como te enseñe-.

Notas finales:




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