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Una y otra vez por azumicard

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Gracias a los ejercicios de respiración logró controlar el dolor del vientre, sin embargo la herida de bala estaba causando un sangrado fuera de lo normal, comprometiendo su integridad. Los tres tomaron un taxi rumbo al consultorio del médico Ryman porque él estaba llevando el control de Jhon. Primero atendió la herida que le producía un dolor profundo, al igual saber que por su ineptitud puso en peligro la vida de su hijo y el suyo. Terminó con el hombro vendado, con la ayuda de unos sedantes logró dormir esa noche, mientras que las dos damas fueron a descansar por recomendación del médico. Por la mañana, el murmuro de una persona lo despertó, no abrió los ojos porque los sentía muy pesados para abrirlos. Intentó reconocer a quien pertenecía esa voz, pero fue inútil, el efecto del sedante aun persistía, así que volvió a dormir. Cuando despertó por segunda vez, sus ojos se abrieron rápido, al ver a su rededor encontró al doctor revisando su móvil, al momento de levantarse hizo un sonido que alerto al médico; rápido guardo el móvil en el bolsillo de la camisa.


— Buenas tardes señor Watson – saluda con una sonrisa fingida – Despertó antes de lo previsto, ya que esta lúcido aprovecharé para revisar la herida de su hombro y también ver cómo va su embarazo. ¿Podría hacerle una pregunta? -.

— Por supuesto

— ¿Sabe donde se encuentra el señor Mycroft? Como no lo hemos visto hace varias semanas, diré no lo he visto.

— ¿Mycroft?... – se toma unos segundos antes de contestar, Que interés tendría el médico en el hermano de Sherlock y porque primero habló en plural, enseguida corrigió sus palabras. Otros factores a ser considerados eran: manos temblorosas, al igual que la voz y un tic en el ojo izquierdo a causa de su nerviosismo – No tengo la mínima idea, debe estar ocupado en algún asuntos políticos, supongo. Va revisar mi herida ¿no?-.

— Si, ahora mismo lo haré - coge un maletín y se acerca a Jhon. Saca el vendaje para examinar el área dañada – Se ve mejor lo que pensé, en un par de días no sentirá ningún dolor. Tiene suerte que la bala no atravesara dañando una artería. Voy a cambiar el vendaje. ¿Siente algún dolor? - Jhon niega con la cabeza, aun así busca dentro del maletín - Por prevención voy a aplicarte unos narcóticos para aliviar el dolor-.

— No es necesario, estoy bien

— Confíe en mi, por algo soy su médico – coge el brazo de su paciente y aplica una sustancia. Después de unos segundos Jhon empieza a sentirse mareado – Lo lamento señor Watson, no tengo otra opción más que esta-.

— Pe…pero que acaba de hacer… – su cuerpo no responde y termina recostado en la cama. Lentamente sus ojos se cierran.

 

Algo peculiar sucedió durante la mañana en las instalaciones de la clínica, tres personas subieron hasta el piso donde se encontraba la habitación de Jhon y se quedaron custodiando el pasillo. Uno de ellos interceptó al médico Ryman antes de entrar, intercambiaron un par de palabras y enseguida entregó un móvil al médico, quien quedó sorprendido. Mientras tanto Molly y la señora Hudson llegaron de visita muy temprano a ver a Jhon, sin embargo les prohibieron el ingreso por un sin fin de motivos que ambas consideraban absurdo. A pesar de los reclamos a la recepcionista no encontraron solución, de improviso se acercó un hombre que estaba parado a un costado. Menos de un segundo fue suficiente para que Molly se diera cuenta de la situación, esa persona llevaba un arma que logró ver la joven cuando él camino y uno de sus manos destapo una parte de su ropa. Casi por la fuerza Molly llevó a la señora Hudson fuera del lugar.

El médico Ryman continuaba nervioso por lo que acababa de hacer a su paciente, lo había sedado, pero su trabajo no terminaba ahí. Tenía que aplicar una segunda dosis, no con la intensión de prolongar el efecto del sedante sino por otro propósito más siniestro. Miró una y otra vez el móvil que le entregaron en la mañana, en el preciso momento que la jeringa se acercaba al brazo, escucha unos golpes provenientes de la puerta y enseguida una voz femenina.


— Disculpe… necesitan de su presencia en la sala de emergencia

— Estoy ocupado - retoma su labor y esa voz vuelve a molestarlo -¡Acaso no entiende que estoy ocupado! -grita enojado mientras camina y antes de llegar a la puerta entra la enfermera.

— Es de mala educación hacer esperar a las personas

— ¿Quién es usted?, nunca la he visto trabajar en esta clínica

— Soy nueva, tenía razón al decir que estaba ocupado - señala a Jhon – me pregunto que pretendía hacer con el paciente… ¿curarlo?, ¿sedarlo? ¿Matarlo? - habla acercándose de cada vez más y enseguida el médico saca un arma.

— ¡Qu..Quieta! o no respondo – amenaza con las manos temblorosas.

 

A pesar de tener un arma apuntando sobre su cuerpo, la dama continuó caminado por que sabía que él era tan cobarde y patético; nunca se atrevería disparar a ninguna persona. Con una gran sonrisa recorre el arma con sus dedos hasta llegar a su rostro, como una serpiente lo hipnotizo. Realizó un hábil y certero movimiento logrando noquear al médico, lamentablemente antes de caer al piso, sus músculos se contraen y deja escapar un tiro. Alarmados por el reciente disparo, los dos hombres vestidos de negro entran a la habitación para ver qué había sucedido. Al cerrar la puerta son recibidos por una lluvia de balas, acabando con sus vidas

— ¡Doctor Watson!, despierte… - intenta reanimarlo aplicando una segunda inyección en el brazo. El efecto es instantáneo y Jhon abre los ojos.

— Que… que está pasando – aun adormecido, mira a la persona que tenía al frente suyo y vuelve a cerrar los ojos.

— Magnifico, gran ayuda que tendré

 


Con arma en mano mira a los rededores, cuando ve que el área está despejada, salen de la habitación; Jhon en silla de ruedas. Logran pasar desapercibidos en medio del caos ocasionado por los disparos, tanto pacientes como personal médico corrían de un lugar a otro. A continuación toman el ascensor para descender hasta el primer piso, con cautela se abre paso entre la multitud y llega al estacionamiento. Recorren el pasadizo sin problema, sin embargo a mitad de camino, el sonido de varias pisadas resuenan, advirtiendo que hay más personas tras ellos. Sin realizar sonido alguno, terminan escondiéndose en un cuarto oscuro, aprovecha el tiempo muerto para volver reanimar al doctor Watson; en esta ocasión le tira una bofetada. Con la mejilla enrojecida, sus músculos dan la señal que despertará, parpadea tres veces antes de hablar porque pensaba lo que veía sus ojos era mentira.

— ¿Irene Aldier?, que hace usted aquí – se levanta de la silla de ruedas a pesar que la mujer le ordena lo contrario- Puede explicarme que está sucediendo, no entiendo nada. Primero ese médico y ahora usted-.

— Simple, estoy salvando su vida. El médico Ryman fue chantajeado por el señor Magnussen, envió a sus perros para asegurar que el trabajo se realizará satisfactoriamente. Lamentablemente arruine sus planes, ya se percataron de mi presencia por ello vienen tras nosotros un grupo de matones - sonríe mientras recarga su arma – Le advirtió ¿no?, porque se sorprende; usted está siendo cazado por Magnussen-.

— ¡Maldito!, no seré presa fácil… ¡un arma, rápido! – le ordena.

— Al final serás de ayuda - se levanta la falta para sacar el arma que estaba escondida en una de sus piernas y le lanza – Solo déjeme decirle una cosa; no termine siendo un estorbo, sino puede quedarse aquí mientras despejo el lugar para huir-.

— Tengo una excelente puntería, creo que la persona que terminará siendo un estorbo será usted – recarga - Así que vamos -.

 

Dejaron sus indiferencias y Jhon avanzó junto con ella con prudencia por el lado oeste del lugar empuñando el arma cada quién. A tan solo doce metros de haber caminado, el primer tiro de parte del enemigo terminó por chocar en una columbra de la edificación. Jhon apretó el gatillo. La bala atravesó el corazón de uno de ellos y la otra bala terminó hiriendo el hombro del otro. La mujer también logró herir de gravedad a la tercera persona y enseguida ambos continuaron abriéndose paso por el estacionamiento, utilizando las columnas como escudos. Antes de lo esperado Jhon vuelve a sentir los efectos del sedante, adormecido deja de caminar y se queda recostado contra la pared mientras su acompañante continua el recorrido. Cuando ella gira a la izquierda desaparece de la vista de él, unos segundos después escucha un par de tiros. Luego Irene regresa donde se encuentra Jhon y le ayuda a resguardarse detrás de unos automóviles.


— Escogió el peor momento para sentirse mal. La ruta de escape está bloqueada, necesitamos una vía alterna… - mientras habla, ve por el espejo retrovisor del vehículo a dos matones acercarse, con dos tiros certeros hiere a ambos, pero son arremetidos por una lluvia de balas – Estamos rodeados. Si continuamos juntos, terminaremos muertos, aunque… podría ser una oportunidad única dejarlo morir aquí y decirle a Sherlock que su doctor Watson terminó asesinado a manos de los perros de Magnussen. Una historia triste pero me tendría a mí para consolarlo -.


— Eres una… - el comentario provocó una sonrisa- No tengo intención de morir en este lugar, mucho menos dejar a Sherlock a tu merced; eso nunca



Suspiró profundo, su cuerpo volvió a la vida con un estremecimiento al pensar que su vida podría terminar y nunca más podría ver a su amante. Controló sus emociones, contuvo el aliento y bajo el rostro para poder despejar la mente. Al cabo de un momento la volvió a levantar. Decidido, empuñó el arma con fuerza, se levantó de pronto para continuar matando a esos asesinos. En medio de la acción La Mujer recibe una bala en la parte de su hombro derecho por proteger a Jhon. Irene experimenta un dolor profundo por el impacto. Intenta sentarse pero las manos le obligaron a seguir tumbada. Su cuerpo se sometió. Cuando el doctor se acerca a ella con la intensión de revisar el daño de la herida, Irene ve a uno de ellos aparecer de improviso. Intentó coger el arma antes que él otro dispare, pero el dolor le impidió reaccionar rápido. El sonido de un disparo resuena en el ambiente, enseguida se escucha un cuerpo inerte caer al suelo.


— Llega tarde Inspector Lestrade – dice Irene con una sonrisa en los labios - Tal como dijo Mycroft, usted es un incompetente. Sola logre mantener al doctor Watson con vida; no necesito ayuda como usted al llamar a su legión de policías - se pone de pie adolorida –

— Su herida necesita atención – interviene Jhon.

— No será necesario. Mi trabajo terminó, lo demás lo dejo en sus manos inspector. La próxima vez no sea tan confiado doctor Watson, recuerde que el señor Magnussen utilizara a cualquier persona con el fin de cazarlo – desaparece en el horizonte.

— Dudo que sea una coincidencia tenerlo aquí inspector Lestrade

— Recibí la llamada de Molly, me alertó del posible atentado que sufrirías. ¿Una enfermera?, no creí que tenías la ayuda de una.

— Te equivocas, ella es una enemiga mía, quién termino salvando mi vida… - suspira acariciando su vientre - ¿Donde está Mycroft?-.

— Esta fuera del país por unos asuntos- hace una pausa- Sabes Jhon, la situación a tomado un punto crítico, es preciso esconderte en otro lugar más seguro porque si continuas en casa de Molly, terminaras arriesgando la vida de ella y la señora Hudson. No te preocupes por ellas, estarán bajo vigilancia.

— Comprendo… ¿pero a donde iré?

— A una propiedad de la familia Holmes, localizada a fueras de la ciudad. Voy a escoltarte el tiempo necesario hasta que el ambiente se calme. Ahora mismo iremos.

— Como que ahora, pero… cuando volveré a ver a Sherlock.

— No podría responder esa pregunta, el tiempo lo dirá. Primero iremos por tus cosas y luego nos vamos.

 

Realizan los preparativos correspondientes antes de dejar la ciudad donde fueron los escenarios de sus diversas aventuras como asistente del único detective consultor. Abordan un automóvil, durante el recorrido Jhon volvió a experimentar una mezcla de emociones. Para él era difícil volver a permanecer alejado más tiempo de Sherlock; ahora no tenía idea hasta cuándo sería. Ninguno de los dos pronunció alguna palabra, en ocasiones el inspector quería entablar una conversación, pero al ver al doctor Watson mirar fijamente hacia la ventana; desistió. El viaje resultó ser largo y agotador, sin embargo llegaron a la residencia asignada. Un grupo reducido de empleados recibieron a los invitados y enseguida guiaron a cada quien a sus respectivas habitaciones. Jhon quedó impresionado por el decorado y por supuesto el tamaño del lugar. El aire olía a perfume. Al otro lado, dos puertas de cristal abiertas daban a un balcón donde la brisa soplaba bajo una luna reluciente.


La tormenta de la noche anterior parecía haberse calmado, ya que era de mañana. El cielo después de la tormenta era de un color azul claro, y en irónico contraste con ese cielo despejado. A consecuencias de los sedantes, cansancio y otros factores, Jhon terminó durmiendo durante dos días seguidos; fue comprensible. Mientras tanto el inspector Lestrade se ocupó en resolver algunos asuntos pendientes y también aguardo la llegada de una persona enviada por Mycroft. La mañana que llamaron a la puerta de Jhon lloviznaba. Oyó unos golpes y comprendió que era lo que había despertado de un sueño inquietante. Alguien estaba llamando a la puerta con insistencia, confuso y con el cuerpo pesado se levanto – Nadie sabe que estamos aquí. Si fuera alguien del personal de servicio ya hubiera entrado. Pensó algo inquieto. Se puso una bata y salió al vestíbulo de la habitación. Se detuvo por un instante y luego la abrió.


— Hola Jhon - saluda Sarah muy sonriente – A juzgar por la expresión de tu rostro, estás sorprendido al verme precisamente en este lugar, que por cierto es lujoso-.

— ¿Qué haces aquí?

— A partir de hoy seré tu médico personal, ya que el anterior termino... Porque no mejor entremos para poder conversar adecuadamente – entran y se sientan –Fui contratada por el señor Mycroft Holmes no hace mucho tiempo; tengo la labor de controlar tu embarazo. Tengo que confesarte que cuando escuche la propuesta quede abrumada y las dudas me llevaron a dar una respuesta apresurada; lo rechacé. La segunda vez fue diferente, me revelaron el nombre de mi futuro paciente. Realmente fue una sorpresa enterarme que esa persona resulto ser tú, ahora entiendo porque abandonaste el trabajo inesperadamente.

— Si, lo siento por no decirte nada a pesar que siempre me apoyaste

— Tenías tus razones y lo entiendo. Estoy contenta de volverte a verte – sonríe colocando su mano encima del otro - Tendremos el tiempo suficiente para que me cuentes como has estado. Primero lo primero, voy a realizar tu chequeo.

— Claro ¿aquí?

— No, en el primer piso acondicionaron un ambiente como si fuera un consultorio; está equipado con lo necesario.

 

El resultado del chequeo fue satisfactorio, el embarazo iba normalmente; aunque Jhon estaba preocupado por los últimos acontecimientos hubieran comprometido la integridad de su hijo. Al fin logró respirar con tranquilidad. Abandonaron la habitación y fueron a pasear al jardín mientras charlaban. El aire empezó a soplar con intensidad a media tarde obligándolos a resguardarse dentro de la residencia. Jhon estaba viviendo una vida tranquila, lejos del peligro; solo tenía que preocuparse en cuidar de si mismo. Parecía el prototipo de vida que muchos quisieran tener, pero la perfección estaba incompleta debido a la ausencia de Sherlock.


— El clima es caprichoso, desde hace varios días la lluvia arruina nuestros paseos. Cuando dejara de llover – se queja Sarah mientras toman el té de la tarde.

— Tranquila, nada ni nadie puede cambiar el clima, la madre naturaleza tiene el control. Parece que de nuevo volveremos a quedarnos conversando como antes de ayer - de repente Lestrade ingresa al salón principal donde están – Llegas antes de lo previsto, como te fue-.

— Sorprendentemente no hay noticias de Magnussen en estas últimas semanas. Sin embargo continua escondido por precaución, quizás ese sea el plan de él; crear un ambiente apacible para que salgas de la clandestinidad.

— Y como están la señora Hudson y Molly

— Ambas se encuentran bien. Si me disculpan iré a descansar, fue un viaje lleno de trabajo – sube las escaleras.

— Jhon… hay algo que quería preguntarte desde el día que llegue aquí. Hasta el momento no te has realizado una ecografía ¿no? - niega moviendo la cabeza – Como sospeche, es fundamental realizarla, al menos 2 veces durante el embarazo, así que, ahora mismo iremos al consultorio. Verás la cabeza, el perfil, los miembros, el estómago y los diferentes órganos, como el corazón. También podré determinar el sexo de tu hijo, claro si quieres saber-.

— ¡Quiero verlo! – Voltea la mirada – Vamos

 


La primera ecografía de Jhon sería en ausencia de Sherlock, sin embargo no dejaría de ser un momento inolvidable de felicidad y emoción. Sarah le pidió a Jhon recostarse en la cama, mientras terminaba de realizar los preparativos. – Relájate - susurro Sarah, enseguida se puso a escudriñar un poco y dejó pasar al inspector Lestrade que estuvo detrás de la puerta espiando; tenía curiosidad saber si el hijo del detective sería varón o mujer. — Ahí lo tienen- Poco a poco Jhon fue girando el rostro hacia el lado donde se encontraba la pantalla, la imagen no podía ser descifrada por ninguno de los dos hombres. Transcurrió unos segundos y la dama empezó a explicar lo que mostraba el monitor, sin embargo Jhon no presto atención, estaba embobado mirando en la pequeña pantalla del ecógrafo unas imágenes en escala de grises, que no distinguía muy bien qué eran, pero que eran las más bonitas que había visto en todo su vida.


— ¿Es mujer o varón? – se apresuro en preguntar Lestrade

— Son varones - responde con una sonrisa en los labios y dirige la mirada a Jhon, quien frunce el ceño al escuchar esas palabras.

— ¿Dijiste son?

— Exacto, tendrás gemelos. Felicitaciones Jhon

— No lo puedo creer, simplemente es la mejor noticia que podría recibir - empieza a reír y llorar de felicidad.
— Contén esas lágrimas porque ahora oiremos sus latidos


Fue tan repentino, porque Jhon no estaba preparado para ese momento, recién estaba recuperándose de la noticia y enseguida escucharía el latir de sus hijos. "Toctoc...toctoc...toctoc", era el sonido más hermoso del mundo; un sonido que nunca podría olvidar en su vida. El derramar unas lágrimas estaba permitido en esos momentos, la emoción fue tan grande que no podía dejar de sonreír, mientras veía el rostro de Sarah que desbordaba de alegría, sin embargo el inspector tenía un rostro de confusión. La emoción fue impresionante, esos eran los latidos de sus corazones ya funcionando; la prueba más palpable que dentro de Jhon se encontraban dos vidas creciendo. Una felicidad infinita se apodero del ambiente, inesperadamente lograron ver como uno de ellos se chupa el dedo, mientras el segundo estaba inquieto. La experiencia de por primera vez de verlos y oírlos era totalmente inexplicable, estaban allí interactuando y comunicándose causo hasta ahora un sentimiento único nunca antes vivido.


— Sé que Sherlock hubiera estado igual de contento como tú – Sarah estrecha la mano de Jhon - Vas a tener un dolor de cabeza cuidando a dos varones problemáticos-.

— Gracias por todo - se limpia las lágrimas – Me pregunto cómo serán -.

— Espero no como Sherlock –piensa en voz alta Lestrade

— Al contrario, quisiera que heredaran la inteligencia de su padre

— Es muy temprano para especular los rasgos que tendrán los gemelos. Todo a su tiempo, ya lo veremos dentro de poco. Mejor vamos a comer, tienes que alimentarte adecuadamente.

 

Abandonan la habitación para dirigirse al comedor, donde les espera una exquisita cena, acompañada de un selecto vino francés que solo fue disfrutado por Lestrade y Sarah. Sin embargo Jhon quedó satisfecho comiendo un trozo de torta de chocolate; los últimos antojos eran alimentos dulces y las náuseas desaparecieron. Durante la conversación salió el tema: los nombres para los gemelos, el lado tierno de la dama surgió. Ella empezó a nombrar una variada lista de nombres, era como si había estado trabajado en esa lista toda su vida, nunca la vio tan animada en el tiempo de conocerla. Jhon pidió la sugerencia del inspector y su respuesta fue: “Si Sherlock se entera que estoy sugiriendo nombres para sus hijos, definitivamente pegaría un grito al cielo”. El comentario provocó risas.


En otra zona de la ciudad, Athena se encontraba parada al costado de un vehículo aguardando la llegada de su jefe. El conductor abre la puerta ante la presencia de Mycroft, que sube después de la bienvenida de Athena. En el trayecto ella efectúa un informe detallado de los últimos acontecimientos relacionado con su hermano menor. Él coge su móvil para realizar una llamada antes de llegar a su destino. Solo Mycroft desciende del vehículo con una maleta, camina a la puerta de la residencia e ingresa al interior. Enseguida ordena a un sirviente llamar a Lestrad y al doctor Watson. Ambos acuden al llamado en el salón principal donde se encontraba el mayor de los Holmes sentado, la actitud distante por parte de Jhon fue muy notoria.

— Cómo has estado Jhon – pregunta Mycroft

— No tan bien, gracias a tu irracional orden

— Oh Prohibir las visitas, fue una medida de seguridad; nada personal. Sherlock era la carnada perfecta que Magnussen utilizaría para atraparte en sus redes. La precaución es la mejor opción en este tipo de casos. No hay necesidad de preocuparse, mi hermanito está siendo supervisado por el médico Dempsey las 24 horas. Todo estaba planificado.

— Aun así, porque maldita sea nunca dijiste nada. Ambos hermanos son iguales: unos estúpidos egoístas.

— Me rehusó ser comparado con él. Por cierto… - se acerca al inspector – Athena está afuera esperando por ti para llevarte de regreso a Scotland Yard. ¡Apúrate!-.

 

La orden fue absoluta, caminó rápido en dirección a la salida y cuando volteo, vio a los dos conversando. Era claro que retomarían el diálogo, tenían mucho por hablar, sin embargo el inspector tenía la necesidad de ser parte de eso. Poco a poco se iba alejando y termino llegando a la entrada de la residencia; antes de subir al automóvil dio una última mirada al lugar como si se estuviera despidiendo. Abre la puerta y primero ingresa Athena, enseguida Lestrade con los ánimos en el suelo.

— ¿Vuelve por trabajo o acaso mi jefe se deshizo de usted?

— Trabajo, todavía sigo siendo inspector en Scotland Yard

— Pero usted es la escolta personal del doctor Watson

— ¡No lo soy!

— SI, otra cosa es no aceptarlo. En los últimos meses ha estado vigilando la seguridad de él. Ha descuidado su trabajo por cumplir exactamente las órdenes de Mycoft; terminó siendo el perro fiel de mi jefe.

— Cállate…

 

Eran ciertas todas esas palabras, Mycroft lo utilizaba como más le convenía y él obedecía sin objeciones. Era consciente que los juegos que jugaba siempre él los perdería porque su contrincante era sagaz. La posibilidad de que Mycroft continuaba interesado en Jhon, tomó importancia cuando recibió la orden de proteger al doctor Watson con su propia vida si era necesario. Sin olvidar que en las ocasiones que lo llamaban eran exclusivamente, saber el estado de Jhon. Todos los indicios confirmaban sus sospechas, sin embargo Lestrade continuaba acatando las órdenes, sin importarle los hechos. Y cada vez que su cuerpo era tomado, alimentaba la idea que sus sentimientos eran correspondidos; volvía a cometer el mismo error al creer ciegamente en las palabras de Mycroft.


Transcurrieron unos días antes de volver a la residencia, el inspector concluyo satisfactoriamente su trabajo en Scotland Yard. El tiempo de ausencia le sirvió para tomar una difícil decisión que pondría fin a su confusa vida sentimental. Vuelve abordar el vehículo junto a Athena, esta vez ninguno de los dos abre la boca; cada quien en sus asuntos. Llegan casi al anochecer, camina apresurado y encuentra a Jhon sentado en el salón principal.

— ¿y Mycroft?

— Subió a su habitación hace unos momentos. Debes estar cansado, siéntate – le ofrece una taza con té, acompañado de pastelillos - Ya es momento de ir a descansar, si Sarah me encuentra va a molestarse conmigo como ayer. Buenas noches Lestrade-


Se quedó solo en la inmensidad de la habitación en un mar de confusión. El semblante de Jhon, le aseguro que la tensión entre ambos desapareció; solucionaron sus diferencias mientras él estuvo fuera. Para ahogar sus penas se dirige al mini bar ubicado al otro extremo del salón. Escoge entre los licores una botella de vino y se sirve. Desde el umbral de la puerta Mycroft estuvo observándolo, vestido con una bata de baño.

— Se me antoja un whisky - se acerca al inspector acorralándolo contra la pared - ¿Me echaste de menos? Por eso volviste a mi antes de lo acordado - le roba un beso cargado de lujuria.

— Yo… - se queda callado mirando la bata semi abierta y recobra la compostura – Necesito conversar contigo urgente-.

— Eso puede esperar. Primero quiero devorarte - lame su cuello y en ese instante entra Sarah.

—… disculpen - no sabía si salir o quedarse - buenas noches

— Que desea señorita Sarah – pregunta Mycroft enojado, no le quedo más opción que alejarse de Lestrade.

— Estoy buscando a Jhon, como hace un momento lo vi aquí, pensé que todavía estaba a... - nerviosa mira a los costados – ehrrr... me disculpo ya me voy - sale rápido y cierra la puerta.

 


El inspector Lestrade aprovecha ese instante de conversación para irse a sentar. Continua bebiendo descontroladamente mientras Mycroft lo hacía con clase. Intimidado por esos ojos penetrantes, tuvo que desviar la mirada porque si sus miradas se encontraban él terminaría en las garras del otro. De un sorbo terminó su bebida, listo para encararlo.


— En estos últimos días me di cuenta que hay un lado tuyo que nunca conocí, todas las cosas que decías nunca fueron ciertas. Parece que volviste a retomar esa relación con el doctor Watson, acabo de confirmarlo-.

— ¿Estas celoso?, enserio tú – ríe sin despegar la mirada en su objetivo - no me importa el doctor...- se acerca a él para beber de su vaso- ahora estoy mirando mas alto-le besa apasionadamente y después es rechazado.

— No voy a caer de nuevo. Una y otra vez, hago el papel de estúpido - se levanta abruptamente y camina en dirección el mini bar en busca de mas licor - Porque no admites que sigues interesado en Jhon y solo has estado utilizándome para proteger. ¡Estoy harto de ser tu maldito juguete!-.

— Pero eres mi juguete preferido -sonríe - Aun tengo interés en Jhon, sin embargo pronto tendrá hijos y esta perdidamente enamorado de mi hermanito. Salgo sobrando en esa historia.

— Te compadezco, olvidas algo importante… - da un sorbo antes de continuar- Sherlock se encuentra en coma por tiempo indefinido, no hay nada que te impida estar con Jhon. Tienes el camino libre aprovéchalo... - da unos pasos hasta llegar a las escaleras - Buenas noches Mycroft -.

— Entonces iré a tomarlo, haré caso a tus palabras -le mira algo molesto.

Notas finales:

no sé si el capitulo es corto o será idea mia... en fin
la siguiente actualización habrá lemon.


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