Sonrió amargamente. La grabación ya estaba concluida. Guardo el disco en un sobre y lo guardo en su gabán. Al voltearse los vio con un poco de lástima. En realidad no quería que terminara así. Secuestrar a un niño y golpear enfrente de este a su sirviente. Pero, el daño estaba hecho. Si solo de esta manera podía recuperar al joven amo Shinobu, él asumiría las consecuencias.
-¡Hey! ¡Levántate!
-Argh… –Misaki, un poco adolorido, se levantó pesadamente. –Por favor, suelta a Natsuhiko.
-Heee… solo porque lo pidas amablemente, ¿crees que hare lo que me dices? –Raoul lo miro por el rabillo del ojo. Le interesaba el comportamiento de Misaki por alguna razón. Tenía curiosidad por ver las reacciones del castaño.
Misaki bajo su cabeza. Agarro su magullado brazo izquierdo y trato de acercarse al niño. Raoul se interpuso y contrariamente a lo que dijo antes, desato con cuidado al niño. Natsuhiko temblaba ligeramente.
-Tranquilo. Si tu padre accede a mis condiciones, quizás tú regreses mañana a tu casa. Veamos si tu papi realmente te quiere.
-A Shinobu no le gustara para nada lo que hicieron. Estoy seguro.
Raoul se giró con una rapidez y cogió del cuello a Misaki. Este ante la reacción del más alto solo inhalo y abrió como platos los ojos.
-Dime, ¿Qué sabes de Shinobu-bocchan?
-Y-yo –Misaki apenas podía articular palabra, ya que su cuello estaba siendo presionado con fuerza. –Soy su amigo.
-No te creo. Estas diciendo eso para librarte, ¿no?
-Shinobu… –Misaki dudo en completar la frase. Si decía que Shinobu trabajaba como sirviente en la mansión de los Usami temía a la reacción del hombre. –Shinobu está bien. Él los extraña al igual que a su familia.
Raoul lo soltó bruscamente. Misaki lo miro desconcertado, aunque sabía que el hombre no le creería. Sin embargo, Raoul quedo pensativo ante el comentario de Misaki. Cuando iba a preguntar algo, alguien interrumpió. El compinche de Raoul apareció en la habitación.
-Marcus, llévatelos.
Continuaban encerrados. Después de la grabación, Misaki y Natsuhiko fueron conducidos al mismo cuarto en donde despertaron. El castaño estaba cansado, mientras que Natsuhiko solo gimoteaba de vez en cuando. Apenas les dieron de comer algo y un poco de agua.
-Ven aquí, Natsuhiko. –Misaki sonrió tratando de transmitir aunque sea un poco de calma. –Shhh… saldremos de aquí. Estoy seguro de que Usami-sama vendrá.
-¿Tú crees?
-Por supuesto. Además es seguro que ellos nos estén buscando. –Misaki trato de esbozar una sonrisa más amplia pero el dolor en su mejilla se lo impidió. –¡Ouch!
-¡Misaki!
-Tranquilo, esto no es nada.
-Pero… pero…
Misaki abrazo nuevamente al niño. Reposo su cabeza en el hombro del niño y miro por la ventana. Recordó que habían intentado salir, pero, ¿sabían cómo se veía afuera? Sería muy arriesgado dejar que el niño saliera. Pero tenían que salir de cualquier manera.
-¿Qué debemos hacer?
Nuevamente la calma que caracterizaba a mansión Usami se veía alterada con la noticia de que el joven amo Natsuhiko y Misaki fueron secuestrados. En todos lados se oían murmullos. Akihiko se sentía incómodo por el dolor. Salió del hospital con paso apresurado. Le habían dado de alta, pero los doctores le recomendaron que no hiciera ningún tipo de esfuerzo físico.
-¡Maldición! –Akihiko golpeo su escritorio. -¡¿Qué rayos se supone que haga ahora?!
-¡Cálmate, Akihiko! –trato de tranquilizarlo Takahiro, quien estaba al frente del escritorio del peli plata.
-¿Qué me calme? ¡¿Cómo diablos me voy a calmar?! ¡Tú estás tan tranquilo como si nada pasara!
-¡Akihiko! –Takahiro se levantó bruscamente haciendo que su silla cayera. -¡No eres el único sufriendo aquí! Mi hermano esta allá también. Además de que estoy seguro de que Natsuhiko está más que asustado. Pero si pierdo los papeles ahora, no seré capaz de pensar en algo como para liberar a mi hermano. Además, tú eres el heredero de la familia Usami, así que compórtate como tal.
-…. Lo siento, Takahiro.
-Ahora no es momento para disculpas. Tenemos que pensar en cómo rescatarlos.
-Lo sé…
Los dos permanecieron un momento en un silencio incómodo. Pero Takahiro fue el primero en romper esa atmósfera.
-Por ahora solo sabemos que los secuestradores son sirvientes que pertenecen a la familia Takatsuki. Así que… Shinobu puede saber algo.
-Mandare a llamar a Shinobu.
Misaki espero a que Natsuhiko se quedara dormido. El cabeza del niño reposaba tranquilamente en las piernas del castaño. Misaki le acariciaba el pelo.
“Se parece muchísimo a Usagi-san”
-¿Eh? ¿“Usagi-san”? ¡¿Qué estoy diciendo?!
Misaki recordó repentinamente su infancia. Aquellos recuerdos que con tanta fuerza trato de borrar. Mientras estaba en conflicto consigo mismo, la puerta se abrió. Misaki trago saliva sonoramente y con ansias espero a ver quién estaba detrás de la puerta. Raoul se asomó por esta.
-¡Hey, mocoso! Tenemos que hablar. Ven acá.
-Etto… Yo-
-Si no vienes rápido…
-De acuerdo.
Misaki se acercó a la puerta. Raoul lo agarro de la muñeca y lo jalo hacia afuera. Caminando por el pasillo, Raoul preguntó.
-Dijiste que Shinobu es tu amigo, ¿no?
-S-sí.
Al llegar a otro cuarto, que estaba amueblado, Misaki fue lanzado a uno de los sofás. Raoul se sentó al frente del castaño.
-Cuéntame todo sobre lo que has visto en la casa de los Usami. No te reserves nada. Estoy seguro que hare pagar a Akihiko Usami por su error.
-¡Pero él no tiene la culpa! ¡Estoy seguro!
Raoul fulminó con la mirada al castaño. Sus miradas se encontraron en un instante. Raoul pudo apreciar el color de los ojos del castaño.
-¿Por qué lo defiendes? –Raoul suspiro pesadamente mientras se agarraba la cabeza. –En realidad, tú eres más leal a tu amo que a tu amigo…
-¡No! No es así.
Raoul se acercó de manera sigilosa y lo cogió del mentón.
-Nosotros nos parecemos.
Shinobu no podía mirar a los ojos a Akihiko. No después de escuchar que sus antiguos sirvientes estaba detrás del secuestro de su amigo y el hermano de Akihiko. El silencio se tornaba más que incómodo. Pero, él no tenía la culpa. Por supuesto que quería ser libre, pero él no había organizado todo el lío.
-No sé qué decir, Usami-sama. Yo no tenía idea de que… –Shinobu no llego a completar la oración. Y no tenía ganas de terminarlo.
-¿En realidad no tienes nada que ver con esto? –Akihiko pregunto con una voz fría.
-¡Por supuesto que no, Usami-sama! ¡Yo nunca haría algo como esto! Misaki es mi amigo, yo no… yo nunca…
-Akihiko, cálmate. –Takahiro se dirigió al peli plata, quien solo atino a girar su cabeza. Luego le hablo a Shinobu. –No te preocupes, Shinobu, es solo que desconfiamos de todos por ahora. Pero esto ahora tenemos que tomar una decisión y esto no nos deja de otra más que hacer un intercambio.
De repente, una sirvienta irrumpe en la habitación. La pobre estaba agitada y sostenía un sobre.
-¡Usami-sama! Mis disculpas por irrumpir de esta manera –la mujer respiro profundo. –Un hombre paso en su moto tiró este sobre.
-¡….!
Akihiko la abrió apresurado, quedando consternado al ver la nota.
“Si no nos devuelven a Shinobu-sama mañana, el pequeño Usami será el que pague. El punto de encuentro es el parque de Shinjuku”