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Buscando una salida por Sapphire69

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Notas del capitulo:

 Hola a todos =w=

Lo siento mucho por no subir rápido el capítulo. Hubo varios problemas… u.u por lo que estuve sin inspiración, además de mis trabajos finales para pasar de ciclo y ahora voy a entrar en exámenes finales OoO

¿Por qué todo se complica cuando sales del colegio =n=?

Gracias por sus reviews a: Usami Tenshi, rurufusu, Maria-sama, Alicia y a An. Además nunca pensé en que este fic llegara a las más de 15 000 leídas ^_^ Muchísimas gracias a ustedes, mis amados lectores.

No los interrumpo más.

“No recuerdo desde cuando empecé a quererte. Es como si siempre te hubiese querido.”

 

Akihiko aun guardaba reposo. Pero esa misma tarde iría al encuentro de su hermano y Misaki. Takahiro se encargó de los preparativos del rescate. Akihiko por lo menos estaba más tranquilo. Mientras reposaba sus párpados se sintieron pesados y lentamente se quedó dormido.

 

“¡Usagi-san!”

¿Quién lo llamaba?

“Usagi-san, ¿ya no quieres jugar?”

Esa voz… recordaba haber escuchado esa vocecita, pero no recordaba quien era el dueño de esta.

“¿Usagi-san?”

Sintió que unas pequeñas manos acariciaban su rostro. Hizo un esfuerzo por despertarse y cuando por fin lo hizo, vio unos grandes ojos esmeraldas mirándolo fijamente. Por alguna razón, se sintió avergonzado. Se levantó de un salto y sonrió evitando al niño.

-¿Usagi-san ya no quiere jugar?

-¿Eh? No, no es eso. Es solo que estoy un poco cansado.

-¿No dormiste bien?

-Hehehehe algo así.

La noche pasada su padre le dio una impactante noticia: tendría una prometida. Quizás no pareciera algo fuera de este mundo, pero para un niño de trece años, que aún pensaba en jugar y pasar tiempo con los amigos, quedaría consternado. Él aún era un niño, pero su padre lo forzaba a pensar y vivir como un adulto. “Déjate de niñerías”, “Eres el heredero de la familia Usami”. Algunas frases como estas salían de la boca de su progenitor. Y ahora que le daba la noticia de que su compromiso estaba decidido. No pudo dormir en toda la noche.

-¿Usagi-san?

Akihiko cogió la manita del niño. El niño lo sacó de sus pensamientos. Akihiko ladeó su cabeza tratando de alejar los problemas.

-¿Quieres ir a mi escondite secreto?

-¡¡Sí!! –el castaño sonrió ampliamente y salto en su lugar. Akihiko sonreía atraído por esa dulce sonrisa de Misaki.

-Vamos.

Después de caminar unos cuantos minutos, atravesar una tapia de plantas y adentrarse en medio de los árboles longevos, se sentaron en unas piedras. Akihiko otra vez estaba pensativo. Miraba el cielo despejado del mediodía. El menor solo se entretenía con las mariposas o con las libélulas que encontraba cerca de las plantas. Quizás un instinto le decía que no le preguntara al peli plata. Así que procuro en todo el rato no preguntar nada al peli plata. Pero el pequeño no podía permanecer en silencio por mucho tiempo.

-¿Usagi-san esta triste? –Misaki se acercó al mayor.

-¿Eh? –Akihiko nuevamente fue traído a la tierra. -¿Qué dijiste?

-¿Estas triste? –Misaki ladeo su cabeza y se apoyó en las rodillas del muchacho. –Usagi-san esta callado y no sonríe porque esta triste.

Antes de que Akihiko negara ese comentario, Misaki lo abrazó. Sus bracitos apenas podían rodear el cuerpo de Akihiko; sin embargo, eso no fue impedimento para consolar a su amigo.

-¡Misaki!

-Mama dice que cuando uno está triste, un abrazo siempre es bueno. Dice que con un abrazo compartirás el peso del sufrimiento y te hará sentir mejor.

-Supongo que tiene razón. –Akihiko apachurro con fuerza al niño. Una pequeña lágrima se asomaba por sus ojos lilas. –Creo que tienes una mamá muy buena, Misaki-chan.

 

Pasaron las horas y Akihiko despertó. Miro a todos lados. Recordó que Misaki y él se habían quedado dormidos juntos mientras se abrazaban. Vio con desconcierto el cielo: ya se estaba ocultando el sol. Trato de despertar al castaño, pero este dormía plácidamente succionando su dedo gordo.

-¿Misaki? –tironeó un poco. Nada. No se despertaba. – Misaki… ¡Misaki!

El niño se despertó de mala gana. Bostezó y trató de echarse en el pasto en un remilgo de volver a dormir.

-Misaki, tenemos que volver a casa.

-¿Mmmm? –Los ojitos del niño hicieron un esfuerzo por abrirse.

-Si no regresamos, Takahiro se preocupará.

Misaki se despabiló al instante. Miró a todos lados. Cada vez estaba más oscuro. Misaki se aferró al brazo de Akihiko. Tenía miedo a la oscuridad.

-¡Quiero ir a casa! ¡Aquí está muy oscuro!

Akihiko solo suspiró pesadamente. Pensó en que solo debió cargarlo hasta la mansión.

-No te preocupes. Akihiko-sama te llevara a casa. –Akihiko le guiño un ojo mientras le cogía la mano.

 

Caminaron más de media hora y aun no divisaban las luces de la mansión. Estaban andando en círculos. Akihiko permaneció callado, ya que si decía algo quizás Misaki rompería en llanto.

-¿Ya estamos cerca?

-En un momento.

-Pero, ya estoy cansado. Y tengo hambre.

- Camina un poco más, ¿sí?

-….de acuerdo…

Pasaron otros minutos más y Misaki ya no quería caminar. Akihiko le hablaba mientras caminaban. De alguna manera lograba distraer al niño y continuaron avanzando. Pero Misaki no tardo en preguntar otra vez.

-¿Ya estamos cerca?

Akihiko chasqueó la lengua. Se suponía que solo les tomaría alrededor de 15 minutos el regresar a casa. También que él conocía muy bien la ruta de regreso. Aunque nunca había caminado por allí en la noche…  No era posible que se perdieran. Mientras pensaba esto, no se percató que apretujaba la mano de Misaki.

-Ouch.

-Lo siento. –Akihiko diviso unas rocas y se sentó en ellas. Sentó en sus piernas a Misaki. –Tomaremos un descanso ahora.

-¿Usagi-san no se acuerda del camino?

-¡N-no! Si recuerdo, pero… –Akihiko hizo una cara de preocupación.

-¡¡¡Usagi-san no se acuerda!!! –Misaki empezó a llorar. –¡¡¡Ya no podré jugar nunca más con mi onii-chan, ya no veré a la señora panadera. Ya no comeré las galletitas que me regalaba. Tampoco podré ver a mamá ni a papá!!! ¡¡¡Ya no veré a mis pececitos de colores!!!

-¡Misaki, cálmate! –Akihiko se arrepintió luego de alzar la voz. Misaki se le quedo mirando. Este mordía su labio inferior mientras trataba de contener las lágrimas. –Lo siento. No debí gritar.

-Q-quie…ro quiero re-regresar a casa –Misaki hipaba.

-Regresaremos.

-Quiero… estar en casa…

Misaki al principio habló lento; sin embargo, su voz se alzaba y era seguro que nuevamente lloraría. Akihiko ya no quería ver llorar al niño así que presionó sus labios con los del pequeño. Inmediatamente Misaki se apartó. ¿Cuál sería su reacción?

-¡Nooo! ¡Usagi-san, eso no se hace! –Misaki negó con la cabeza. –Solo se hace cuando eres grande y te conviertes en un papá.

-¿Eh?

-Oniichan me dijo eso. –Misaki afirmo con su cabeza al mismo tiempo que se cruzaba de brazos.

Akihiko ladeo su cabeza en signo de resignación. Suspiro pesadamente. ¿Qué podía hacer ahora? Misaki solo aún era un pequeño nene. No comprendería la situación. Akihiko carraspeo su garganta.

-Esto es diferente. Lo que yo hice fue ponerte un hechizo para que no tuvieras miedo.

-¿….? Así que era eso… –Misaki puso una mano encima de su pecho. -¡Usagi-san tiene razón! ¡Ya no tengo miedo!

-Entonces, ¿nos vamos?

-¡Sí!

Akihiko cargo en su espalda a Misaki y avanzo en la oscuridad. Aunque no tuvo que caminar mucho, ya que vio una luz a lo lejos. También pudo escuchar que alguien gritaba su nombre.

-Debe ser Tanaka-san. –Akihiko comento, pero no oyó respuesta alguna por parte de Misaki. Después sintió como el cuerpo del niño se relajaba. Estaba dormido.

-Misaki, no debes temer a nada.

Quizás esta frase era muy simple. Pero encerraba un gran mensaje y él sabía muy bien que también se lo estaba diciendo a sí mismo. Agarró con fuerza a Misaki y avanzo hacia la luz. Ya no le importaba que lo sermonearan, si con eso lograría que su padre lo dejara luego en paz aceptaría sus órdenes por ahora. Cuando se convirtiera en adulto las cosas serían diferentes, estaba seguro de eso.

 

-¡Akihiko! ¡Oi!

¿Quién lo llamaba ahora? ¿Misaki estaba a su lado?

Estiró su brazo. Quería sentir la calidez del castaño. Tanteo en el aire y cogió un brazo. Lo jaló con fuerza hacia él. Sintió la calidez del castaño. Enlazó sus brazos alrededor de aquella calidez. Aunque sentía que era algo diferente…

-¡Misaki! –Akihiko abrió sus ojos, pero la persona que estaba en frente de él era nada más y nada menos que Takahiro.

-¿Qué? –Takahiro parecía asombrado.

-¡….!

-Me confundiste con Misaki…

Akihiko se asustó que Takahiro sospechara algo. Veía que su mejor amigo entrecerraba sus ojos como si lo analizara. Desvió su mirada. No soportaba ver a Takahiro. ¿Por qué tenía que mencionar a Misaki justo en este momento?

-Ya sé que estas ansioso por rescatarlo, pero recuerda que también está tu hermanito y no podremos rescatarlos si es que sigues en la cama.

-¡Ah! Sí, es cierto. –Akihiko sin duda alguna sudaba frío. –Dime, ¿ya está todo listo?

-Sobre eso, sí, todo está listo. Ahora solo tenemos que ir al parque de Shinjuku.

 

Natsuhiko se despertó mientras Misaki conversaba con los secuestradores. Estaba tan solo que pensó que Misaki estaba en peligro. Trato de abrir la puerta, aunque fue en vano. Se sentó y abrazo sus rodillas.

-Estoy solo… –Sus ojos se humedecieron. –Me quede solo…

-¡Natsuhiko!

Misaki entro a la habitación. A su costado estaba ese tal Raoul. El castaño se acercó corriendo al menor.

-Tranquilo. –Misaki enjugo las lágrimas del niño. –Natsuhiko, saldremos de aquí. Ellos nos llevaran a ver a Akihiko.

-¡…! ¿De verdad? –al niño le brillaron los ojos.

-Oi, niño. Levántate. –Raoul parecía malhumorado. –Si no te apresuras depende de ti si quieres ver a tu familia o hermanos, vivos.

-¡…! –Natsuhiko inhalo y se aferró a Misaki. –No. No quiero eso…

-No le hables así a Natsuhiko. –reclamó Misaki. –Es suficiente.

Raoul no dijo nada más. Solo se quedó mirando a Misaki. Natsuhiko mientras se agarraba de la camisa del castaño, vio la mirada extraña que Raoul tenía al mirar a Misaki.

-Misaki, no me dejaras solo otra vez, ¿no?

-No, estaré aquí contigo. –Misaki puso su mano en la barbilla del niño y lo levantó ligeramente. –Todo estará bien.

Raoul rodó los ojos. Parecía que le desagradaba ver escenas como estas. Pero solo tosió y le indicó a uno de sus subordinados que les vendaran los ojos y los guiaran por el lugar hasta el auto. Los hombres acataron las órdenes de Raoul.

 

En el carro, Misaki rogaba en que el encuentro se llevara de manera tranquila. Entrelazó sus manos en señal de una plegaria. ¿Estaría bien Akihiko?

-¿Rezando para volverte a encontrarte con Akihiko? –preguntó Raoul con sarcasmo.

-¡Tsk! –El hombre que conducía chasqueó la lengua y acelero. –Más le vale a ese tipo que no haga ningún tipo de trampa. Si lo hace… Él ya está advertido. Si no lo cumple disfrutaremos la venganza con ustedes.

-Hahahaha, tienes razón, amigo mío. –respondió otro hombre.

 

El parque de Shinjuku apenas era transitado por la gente. Los árboles de cerezo mecían sus ramas dejando caer algunos pétalos. Las calles estaban cubiertos de estos.

Akihiko reviso su reloj. Faltaba poco para el encuentro, solo cinco minutos. Según otra nota que recibió de los secuestradores, indicaba que la hora del encuentro sería a las tres de la tarde. Takahiro y Shinobu lo acompañaban. Este último esperaba ansioso la llegada de su amigo.

“Sé que esto se puede solucionar hablando, solo espero que ellos no hagan ninguna locura”

De pronto, un auto de color negro apareció. Bajaron varios hombres. Todos vestidos de negro, como si fueran yakuzas. Verlos era un tanto intimidante. Después dos de ellos ayudaron a bajar a Misaki y a Natsuhiko. El último en salir fue Raoul. Este salía con una sonrisa mordaz.

-¡Raoul! –Shinobu quedó estupefacto.

-Buenas tardes, Shinobu-sama. Disculpa la tardanza. Ya estoy aquí para llevarlo a casa. 

Notas finales:

No creo que pueda escribir en estas semanas, ya que como les explique estaré en exámenes finales. Deséenme suerte, chicas. Siento que esto será como un campo de batalla y yo apenas tendré un rifle con unas cuantas municiones para defenderme... Y solo espero que cuando terminen los exámenes no esté tan deprimida por mis notas…. TTwTT

Cuídense mucho n.n/


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