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Buscando una salida por Sapphire69

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Notas del capitulo:

Hola a todos…

Disculpen por el retraso…

Muchas gracias por leer este fic a todos mis lectores y por dejarme sus reviews a Rurufusu, Chiaki28, Usami Tenshi, An y a Zyabell Takatsuki (Linettvane 18) >w<

No les interrumpo más. Por favor, lean.

El tiempo avanzó rápidamente. Una semana paso desde el viaje de Takahiro y Natsuhiko. El mundo actuaba como siempre lo hacía y parecía que no pasaba nada en especial. Solo para Misaki y Akihiko se veían distintas las cosas en la mansión.

Misaki limpiaba la antigua cabaña en donde encontró el desgastado álbum, en donde parte de sus memorias de antaño reposaban. Acomodó los libros y sacudió el pequeño futón que estaba en el lugar. Cuando terminó de limpiar, se sentó en un sofá maltrecho. Recordó que fue en este lugar en donde Akihiko trató de forzarlo.

Sacudió la cabeza tratando de alejar esos recuerdos. Prefería enfocarse al presente y en este caso, mirar al Akihiko amable. Quizás se estaba engañando a si mismo tratando de defender el proceder del peli plata.

-Él ha cambiado. Estoy seguro. Además…

Misaki recordó la noche en la que se besó con Akihiko. Recordó la pasión con que Akihiko lo besaba y lo abrazaba. Cuando poco a poco iban sucumbiendo ante el placer. Se preguntó que hubiese sucedido si no aparecía Natsuhiko. 

-¡No! No! ¡Y no! ¡No debo de estar pensando en estas cosas! –Misaki se levantó totalmente ruborizado. –¡Yo no estoy enamorado! Mejor me voy a limpiar-

Iba a salir de la cabaña, cuando chocó contra Tanaka-san. Este llevaba instrumentos de limpieza.

-Vaya, Misaki. Creo que vine demasiado tarde.

-¡Ah, Tanaka-san! ¿Se encuentra bien? Debería estar descansando.

-Ya estoy completamente curado. Además me aburre estar todo el día sin hacer nada. Me siento como un muerto. Por cierto, el joven Usami lo estaba buscando.

-¡…!

-¿Misaki?

-Creo que iré dentro de un rato. –Misaki dio una sonrisa tratando de despreocupar al mayordomo.

En realidad, se sentía inseguro de verlo a la cara. ¿Cómo debería reaccionar? ¿Cómo un amante? O, ¿cómo un sirviente leal que se había ganado la confianza de su amo? El peli plata no había dicho nada hasta ahora qué relación tenían. Misaki estaba muy seguro que su hermano, antes que sirviente era el mejor amigo de Akihiko. ¿Y él? ¿Qué era él para Akihiko?

“No me atrevo a preguntar porque me da miedo la respuesta.”             

 

Akihiko vio por la ventana caminando a Misaki. Sonrió de manera inconsciente. Se sentía feliz de verlo. Quería tenerlo a su lado todo el tiempo, pero no deseaba que Misaki lo viera como un engreído. Además recordó lo que Takahiro le había pedido. Aunque sabía que no podría hacerlo sin recibir daño alguno.

Tenía ansias de acariciarlo, de besarlo y tomarlo en brazos. Sacudió la cabeza. Primero era el trabajo. Sus manuscritos no se iban a escribir solos y los papeles de la oficina no se iban a revisar por si solos.

-A regresar al trabajo…

 

Nowaki miró el semblante ido de Misaki, además de escuchar sus continuos suspiros. Sonrió para sí. Le hizo rememorar los días en los que él suspiraba por el amigo de infancia del joven Usami: Hiroki. ¿Cómo le estaría yendo en su trabajo como profesor? No importaba cuanto tiempo pasara, el azabache siempre lo esperaría.

Nuevamente escuchó un suspiro. Se volteó a mirar al castaño.

-De tanto suspirar se te escapará la felicidad.

-¡…!

-Hehehehe, Misaki-kun, ¿estás enamorado?

-¡¿Ehhhh?! ¿Yo? ¡No! ¡P-para nada! ¿Qué dices, Nowaki-san?

-Solo digo lo que veo y me parece. Además, no tiene nada de malo enamorarse.

-S-sí, tienes razón. P-pero yo no-

Sí, sí. No estas enamorad0.

Nowaki no necesitaba indagar más en el asunto para darse cuenta de que Misaki se había enamorado del peli plata. Ya que él vio el alboroto que formaron en la noche, después de que Misaki fuera rescatado. Y al ser consciente, no podía quedarse de brazos cruzados viendo como su amigo dudaba mucho. Ayudaría de cualquier manera.

Nowaki ideó un plan: haría una espléndida cena y con la ayuda de algunos de los sirvientes haría que la pareja tuviera un momento de privacidad. En ese lapso podrían arreglar sus dudas y quizás harían algo más. Le comentó también la idea a Tanaka-san. Este manifestó su apoyo.

 

Misaki se acomodaba un nuevo traje. Según Nowaki, era un nuevo que se usaría en otoño y quería ver cómo le quedaba. El traje era más elegante. Además ya no tendría que usar esos pantalones cortos que mostraban de más sus lampiñas y esbeltas piernas. 

-Creo que me veo bien.

Misaki se miró al espejo. Tenía una camisa de seda delgada y blanca, tan blanca que parecía transparente.

–Urggh… aunque se ven mis…

Tocaron la puerta. Misaki se acomodó rápidamente el saco y abrió.  Tanaka-san entró en el cuarto. Misaki se sorprendió de verlo un tanto animado.

-¿Necesita ayuda, Tanaka-san?

-Se te ve muy bien el traje, Misaki-kun.

-…Gracias, Tanaka-san.

-Hpmm. –Tanaka-san carraspeó. –Nowaki dice que vayas a ayudar a la sala en cinco minutos. Además indica que no te quites el traje.

-…De acuerdo. –Misaki se le quedó un largo tiempo mirándolo.

-¿Qué? ¿Pasa algo?

-No lo sé, Tanaka-san. Pero creo que todos desde la mañana están raros…

-¡…! Creo que no. En mi caso, solo disfruto de realizar nuevamente mis labores en la mansión Usami.

-Ya veo. Pero aun así… No, creo que solo son imaginaciones mías. –mientras Misaki se acomodaba la delgada corbata le aconsejó. –Tanaka-san, no se sobre esfuerce demasiado.

 

Terminó de cocinar. Empezó a decorar los platos. Mandó a los demás sirvientes a acomodar la mesa y ordenar el lugar. Verlos en acción era increíble. Le recordó al milagro de los siete minutos*. Una vez acomodado los platos en su lugar; uno a uno, los sirvientes se fueron retirando. La sala quedó vacía esperando a sus dos principales invitados. Nowaki se encargó de llamar a Akihiko.

 

Akihiko se sentó. La mesa se veía tan elegante y solitaria al mismo tiempo. Nowaki notó eso en seguida. Pensó para sus adentros que no esperaría tanto tiempo. En ese momento escucho los pasos ligeros, característicos de Misaki.

-Usami-sama, me retiro por el momento. Si tiene alguna petición, estaré con los demás sirvientes.

Nowaki le dio palmaditas en el hombro a Misaki y le guiñó un ojo.

-Acompaña a Usami-sama.

-¿Eh? ¿Y tú, Nowaki-san?

-Me retiro. Tengo que ver otros asuntos por ahora.

Misaki se quedó en la sala. Durante todo el día hizo lo posible por no toparse con Akihiko, pero ahora no tenía escapatoria. Su corazón latía mil.

“¿Qué hago? Mi corazón… siento que no podré soportar…”

-Misaki.

-¿Eh?

-¿Por qué no me acompañas en la cena? No te quedes parado ahí. Siéntate.

-S-sí.

Misaki iba a sentarse al otro extremo de la exagerada mesa. De alguna manera, las cosas de los ricos tenían su ventaja. Si se sentaba al lado del peli plata expondría su torpeza de manejar la situación.

-Misaki, quiero que te sientes a mi lado.

-¡…!

Misaki estaba hecho todo un manojo de nervios. Pero procuró mostrarse normal. Caminó lentamente hacia el lado del peli plata. Sus pasos eran torpes. Se sentó al lado que le indicó el peli plata. Este solo le sonrió de manera casual.

Akihiko no pasó desapercibido las acciones de sus sirvientes. La ropa que traía Misaki, la cena y ahora que los dos estuvieran solos. Ahora estaba más que agradecido de que ellos hicieran esto por él. Después él pensaría en la recompensa para ellos. Quizás darles unas vacaciones a Hawái no estaría nada mal.

-Akihiko-san, ¿ya no quiere comer más?

-No. Estoy satisfecho con la comida.

-Esta deliciosa. –Misaki cogió un plato con bistec asado a la parrilla decorado con romero. –Nowaki-san es un excelente cocinero.

El silencio incómodo se apoderó de la sala. Misaki se rompía la cabeza pensando en que hacer para alejarse de este ambiente. Por ahora no podía huir.

-Takahiro, me llamó en la mañana. Me dijo que estaban bien en Londres, pero que pronto empezaría el invierno.

-Vaya… –Misaki jugó con el tenedor, pensando “y a mí no siquiera me llama…”. –Si él está bien, no tengo porque preocuparme.

Akihiko vio que Misaki agachaba la cabeza. Supuso porque tenía ese semblante.

-Me preguntó por ti. Yo quería que hablaras con él, pero hoy estuviste un poco distante. Así que pensé que sería para otra ocasión.

-¡…! ¡Yo no estoy evitándolo! Es solo que me siento raro cuando usted… –Misaki se dio cuenta de lo que diría. Así que calló rápidamente. –No, no es nada.

Akihiko se acercó con calma al castaño.

-¿Te sientes raro cuando yo que? Dime, ¿qué es lo que sientes?

Misaki desvió la mirada. –No puedo decirlo.

-Dímelo. No me enojaré. Escucharé lo que me digas, de principio a fin. Así que dímelo.

-Pues… –Misaki lo pensó. –Cada vez que veo a Akihiko-san me siento emocionado y siento que no puedo respirar. Quiero estar a su lado, pero yo no quiero ser una molestia.

Misaki espero una respuesta, gesto o alguna señal. Nunca se imaginó que Akihiko lo besara con tanta vehemencia. Se aferró a la camisa del peli plata, para luego abrazarlo.

-¡Unnh! –el beso se profundizó. Misaki podía escuchar su respiración agitarse y sus latidos aumentaban a cada momento. –Aki… hiko-san…

-Yo me siento igual. –Akihiko lo miraba con los ojos llenos de amor. –Te quiero, Misaki.

 

 La habitación estaba a oscuras. Los suaves sonidos de placer llenaban el ambiente. La noche era cómplice para estos dos amantes. No hacía falta nada más.

Misaki se sintió avergonzado al ver el cuerpo desnudo de Akihiko. El cuerpo del peli plata mostraba unos abdominales bien definidos. A comparación de su cuerpo que era más delgado. No podía tolerar aquella mirada llena de deseo. Tragó saliva sonoramente. El peli plata depositó un tierno beso sobre los labios del menor. Se deleitó al explorar aquella cálida y dulce cavidad. Sus lenguas, primero juguetonas y ahora bailando de manera salvaje.

Se separaron cuando el aire fue necesario. Desabotonó la camisa de seda. Se preguntó si alguien había visto los botones rosas de su castaño a través de esa delgada camisa. No le prestó tanta importancia. Luego Akihiko dio besitos en el cuello de Misaki. Fue haciendo un camino por todo el cuerpo. Lamió el torso y quito los pantalones, exponiendo el miembro despierto del menor. Cuando sintió la lengua del peli plata alrededor de su miembro, su cuerpo se arqueó en un acto reflejo tensándose. Sus piernas se extendieron ampliamente como invitando a Akihiko para que explorase la zona.

-¡Ahhh! ¡Nhnngh! –Misaki gemía al mismo tiempo que el peli plata bombeaba su miembro. –¡Aaaahnnn!

Sus caderas empezaron a moverse por sí solas. Las sensaciones que tenía al lado del peli plata siempre terminaban por quitarle las fuerzas, pero al mismo tiempo, le hacía feliz.

-A-akihiko-san… Ya no- no puedo más…

-Esto recién empieza, Misaki.

-¡Mmm!

Akihiko recorrió desde el suave saco hasta la cabeza ansiosa del miembro del castaño. La cara que ponía este le fascinaba y quería ver más. Succionó con fuerza la cabeza e introdujo la lengua entre la pequeña hendidura. Pero un no quería que se corriera. Así que apretó la base para evitar la liberación del menor.

-¡Ahhh! ¡Usagi-san! –Misaki se tapó la boca. Akihiko se detuvo.

-¿Usagi-san?

-Etto… etto… –Misaki se puso más rojo que un tomate al llamar por su apodo de infancia a Akihiko. –Yo… Akihiko-san.

-Me gusta que me llames así. –Akihiko sonrió ampliamente. Le terminó de quitar los pantalones y arrojarlos lejos.  –Eso me enciende más de lo que ya estoy.

El peli plata esta vez atacó los pezones del castaño. Los mordisqueó suavemente y los succionaba. Con sus manos acariciaba el torso níveo. Frotó su miembro contra el muslo de Misaki.

-¡Usagi-san!

Akihiko permaneció en silencio, deslizó su mano entre la entrepierna del menor. Abrió la botella de loción que estaba en su mesita de noche. Luego acarició los bordes de la entrada para luego introducir un dedo. Misaki gimió en respuesta. Hizo movimientos circulares  después de unos minutos, introdujo un dedo más. Busco el punto dulce del castaño.

-¡¡Ahhhh!! ¡¡Ahhnnn!!

-¿Es aquí? –Akihiko volvió a acariciar aquella protuberancia, logrando sacar más gemidos por parte del castaño.

Las caderas del castaño se meneaban solas, ansiosas por recibir algo más. Misaki mordió sus labios para contener los gemidos. Su cabeza estaba repleta de pensamientos y sentía que su cabeza haría cortocircuito.

-Ya no… no puedo más… quiero correrme.

-Solo un poco más. –Akihiko introdujo el tercer dedo. Los introducía y sacaba del cuerpo de Misaki. Podía sentir como sus dedos eran succionados con fuerza hacia el interior. –Yo también estoy en mi límite.

Akihiko se desabrochó los pantalones. Su miembro rebotó. Aplicó un poco de lubricante para no dañar a su castaño. Tuvo que aguantar las ganas de penetrar de una sola estocada el cuerpo del castaño.

–Misaki…

Akihiko alineó su deseo con la entrada rosada de Misaki. Se empujó lentamente, sintiendo la calidez del interior de su pareja. Cogió las delgadas caderas y se empujó aún más profundo. Vio su miembro desaparecer en el cuerpo de Misaki. Su voz se puso ronca por el deseo.

-¡Nnngh! Duele, Usagi-san…

-Respira despacio. Te acostumbrarás.

Misaki trató de respirar al mismo ritmo que el peli plata. Poco a poco, se acostumbró a la invasión y aceptó el dolor junto con el placer que le producía estar conectado con el mayor.

-¿Puedo moverme, Misaki?

-…Sí. –Abrazó con fuerza a Akihiko, esperando los movimientos.

Akihiko empezó a moverse con delicadeza. Salía del cuerpo del castaño, dejando solo la cabeza de su miembro dentro de Misaki, para luego introducirse con fuerza. Al hacer esto, sonidos de chapoteo se escuchaban. En seguida sus movimientos aumentaron de velocidad.

-¡¡Ahhhh!! ¡¡¡Aaaannnnhhh!!! ¡¡¡Usagi-san!!!

Los dos estaban cerca de su clímax. Ninguno de los dos soportaría más. Misaki continuaba abrazado al peli plata. Debido al placer, estaba arañando la espalda del peli plata. Las olas de placer lo acercaban al abismo. Ya no pensaba con coherencia y simplemente de dejo guiar por el placer.

El cuerpo del castaño se arqueó con fuerza. Su deseo explotó y salió a borbotones, esparciéndose entre sus cuerpos. No pudo evitar apretarse con fuerza alrededor de Akihiko.  Este también dio unas cuantas embestidas más antes de inundar con su esencia el interior del  castaño.

-¡Misaki!

Akihiko se acomodó al costado de Misaki para no aplastarlo con su peso. Los dos jadeaban. Se miraron por unos instantes. Akihiko lo beso nuevamente. Acaricio el cabello del castaño. Su frente estaba sudorosa y la piel tenía un color sonrosado. Misaki tampoco podía apartar su mirada de la del oji violeta. El deseo inundó sus cuerpos una vez más.

 

Akihiko se despertó primero. Vio que el castaño dormía acurrucado cerca de él. Contemplo el rostro de Misaki. Parecía que tenía un buen sueño, dado que sonreía. El castaño se movió un poco y murmuró:

-Usagi-san…

Akihiko se sentía feliz de tener así a Misaki. Con cuidado, abrazó al castaño. Aspiró su fragancia, se relajó. Se quedó dormido.

 

La mañana era tranquila. Nada advertía de los peligros. Tal como la calma antes de una tormenta. Lo que no sabía la pareja, es que pronto empezarían los problemas. 

Notas finales:

*El milagro de los siete minutos: el tren bala o conocido también como Shinkansen, que va a más de 200 kilómetros por hora y transporta a 400 mil pasajeros al día, se limpia en solo siete minutos.

¿Qué les pareció? Por fin hubo lemon *w*, no sé porque pero siempre me siento nerviosa al escribir este tipo de escenas >///w///< muchas dudas invaden mi mente y lo pienso mucho. =w= y es por eso que me demoro en subir…

Espero leerlos en los reviews n.n

 


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