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Buscando una salida por Sapphire69

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Notas del capitulo:

Disculpen la demora. Por algunos cuantos problemitas de salud no pude publicar rápido el capítulo. Ahora todo esta bien n,n/

Gracias por leer el fanfic y gracias a Maria-sama por su review. Me motivo a continuar escribiendo.

No los distraigo más, por favor lean n,n

El atardecer se veía magnífico. Los rayos pintaban tenuemente las paredes blancas de su casa. Takahiro lo miraba dulcemente. Él, emocionado corrió hacia sus brazos. Su hermano lo cargo y lo levanto en el aire. Se reían los dos. A pesar de estar solo ellos, eran felices a su manera y como pudieran. Los problemas no eran impedimento para reír.

-Onii-chan…

Despertó nuevamente en esa habitación blanca. Si bien ese cuarto era espaciosa y tenía las comodidades que antes deseaba, solo lo sentía como un lugar desconocido, vacío y frío. Su alarma estaba sonando. Se levantó apresuradamente. Llevaba dos semanas en ese lugar.

 

Todos los días empezaban con ayudar en la cocina y llevar el desayuno al cuarto del joven Akihiko. Supo de muy mala manera que Akihiko tenía un mal despertar. Cuando trato de despertarlo, el reacciono como si fuera una bestia. Por ello tenia cierto temor en entrar a esa habitación. Pero todo estaba bien si solo dejaba la bandeja y salía de la habitación sin hacer ruido. Otra cosa que había aprendido era que al peli plateado le gustaban los juguetes para niños y tenía cierto apego a los osos de peluche, en especial uno grande llamado Suzuki-san. Por nada del mundo alguien podía tocar el dichoso peluche.

Nowaki lo ayudaba a llevar las cosas de limpieza. Sentía como si fuera un hermano mayor. Según escuchó de Tanaka-san, Nowaki fue encontrado enfrente de la mansión de los Usami cuando era un bebe. A pesar de su pasado, él se veía tan amable y afable. Por otra parte, Shinobu tenía su misma edad. Se llevaban bien, aunque al principio le pareció un poco orgulloso. Luego se enteraría que su familia, antes rica e importante, lo entregaría por pagar una deuda de sus padres. Miserables familias las suyas. Pero al menos tenía amigos en aquel lugar. No se podía quejar sobre el trato. Tanaka-san se comportaba como el padre de todos los sirvientes, tan protector y amable.

 

La mañana iba a transcurrir tranquila sino hubiera sucedido ese incidente. En el que sin querer y sin tener culpa alguna, fue involucrado Misaki.

Akihiko estaba leyendo el periódico en la sala. Misaki limpiaba el lugar, mientras Shinobu servía el té para Akihiko. Mientras leía, Akihiko empezó a reírse por un artículo publicado. Se refería a la familia de Shinobu estaba oficialmente en bancarrota y eso no era todo: ellos estaban acusados de fraude y los meterían en prisión.

-Vaya, hasta que por fin la escoria conoce su lugar. Por fin los Takatsuki regresaran a su casa en donde debieron estar siempre. ¿No lo crees, Shinobu?

Shinobu se quedó callado. Akihiko continúo con el interrogatorio, parecía disfrutarlo. Misaki estaba nervioso. Sabía que Shinobu era impulsivo.

-¿Oh? ¿No dices nada sobre tu familia? –Akihiko sonrió. –Supongo que les guardas rencor porque te vendieron, ¿no? Lástima que tengan un hijo como tú, que no sirve para nada sino para lamer los zapatos de ot-

Fue interrumpido por una sonora bofetada. Su cara estaba ardiendo. No esperaba esa reacción. Volteo a ver al culpable. Shinobu estaba llorando de rabia encogido en un lado pero Misaki fue el que lo abofeteo.

-¡Es cierto que nuestros padres nos hayan vendido! ¡Es cierto que nos tratan como esclavos! Si quieres burlarte, adelante pero solo hazlo de nosotros. Los demás no tienen nada que ver. ¡No permitiré que menosprecien nuestras raíces!

El castaño se veía agitado. Como si fuera un pequeño gato enfrentándose a un tigre. Akihiko se levantó rápidamente. Misaki retrocedió unos cuantos pasos esperando un golpe. Pero el peli plateado lo cogió del brazo y lo arrastro, sacándolo de la sala. Shinobu salió corriendo para pedir ayuda.

 

Se alejaban de la mansión para ir a una casita de madera que estaba cerca a la mansión. Su brazo le empezaba a doler.

-¡Suéltame! –Misaki sabía que era en vano forcejear pero no por eso se rendiría.

Entraron a la casa. Estaba polvorienta y con algunos muebles antiguos. Akihiko lo soltó con fuerza haciendo que el castaño cayera sentado.

-¿Quién te crees para gritarme?

-Quizá porque eres un niño mimado, y has tenido todos los lujos a tu alrededor, piensas que tienes el derecho de tratar a los demás como basura. Pero estas equivocado, tú no eres más especial que nosotros. Eres solo otro simple ser humano.

-Mmm, ya veo… ¿Eso es lo que piensas de mí? Creo que debo enseñarte cuál es tu lugar.

-¿Eh?

Akihiko se acercó a Misaki y lo derribo al darle una bofetada. Se puso encima de él. Nuevamente forcejearon. Misaki no lograba entender cómo funcionaba la mente de este tipo. Akihiko se quitó su corbata y ato con eso las manos del menor. Misaki ahora entro en pánico. ¿Qué rayos le iba a hacer el sujeto? Trataba de pensar que no se trataba de eso, pero su instinto le decía todo lo contrario.

-Dijiste que solo me metiera con ustedes y no con su familia, ¿no? –Akihiko le susurro en su oído. –Entonces hare lo que me dijiste.

-¡¿Qué?!

El peli plateado le rompió la camisa de seda. Y le bajo bruscamente los pantalones cortos. Su miembro quedo expuesto. Misaki estaba avergonzado. Pero eso quedo olvidado cuando vio que Akihiko se bajaba el pantalón y le separaba sus piernas. El miedo lo invadió.

-¡No! ¡Por favor ayúdenme!

-Hehehe, ¿a quién le pides ayuda? Nadie vendrá a ayudarte. ¿Recuerdas? Esta es mi casa.

-¡Por favor! No quiero… ¡Ah!

Akihiko le había metido dos dedos en su entrada. Los movió con brusquedad, causándole daño al menor. Unas cuantas gotas de sangre salieron del lugar.

-¡¡Ahhh!! –Misaki solo pudo gritar por la acción. Akihiko ahora le pellizcaba sus pezones. De sus ojos brotaban lágrimas calientes. Se sentía extraño, humillado y temeroso. – ¡Por favor, para!

-Mmm… ¿Dónde quedaron tus ánimos de revelarte? –continuo torturando el cuerpo del castaño.

Por alguna razón le irritaba ver que el menor defendiera a los demás y se portara amablemente con ellos.  Pero a él nunca le mostro una sonrisa. La única vez que le vio sonreír fue en la noche que se conocieron. ¿No se supone que las mascotas tenían que poner buena cara a su dueño?

-Onii-chan… ayu…dame…

Akihiko al escuchar susurrar aquella frase miro el rostro del castaño. Misaki se veía como en shock. Su mirada estaba ida y solo llamaba a su hermano. Sus lágrimas caían profusamente. Estaba temblando.

-¡Hey! Misaki… –retiro sus dedos. Los vio y quedo estupefacto: tenían rastros de sangre. Él no quería llegar a esto. Solo quería que Misaki fuera más sumiso con él. Sin querer le había hecho daño. Lo levanto como pudo, lo cubrió con su gabán negro y lo cargo en brazos. Misaki se quedó callado.

En la mansión, Tanaka-san y Nowaki esperaban preocupados que apareciera Misaki. Su preocupación aumentó al ver a Akihiko cargando en brazos a un Misaki lloroso e inerte como un muñeco de trapo.

-Akihiko-sama, ¿qué ocurrió?

-¡Rápido, llamen a un doctor!

Tanaka-san salió con prisa para llamar por el teléfono al doctor de la familia. Nowaki, mientras, se encargaba de acomodar la cama para que Misaki fuera atendido. Ellos no dijeron nada, solo querían que Misaki estuviera bien. Además no es como si pudieran preguntarle algo al joven Akihiko.

 

Después de unos cuantos minutos, el doctor apareció y se encerró en la habitación para curar al menor. Tanaka-san asistió en la curación. Luego de unos cuantos minutos, ambos salieron. Tanaka-san tenía el rostro compungido y el doctor tenía una mirada seria.

-Akihiko-san, el muchacho esta bien por ahora. No quiero saber los motivos de esas heridas pero la herida no era tan grave. Solo detuve la sangre. Por ahora déjelo descansar.

Akihiko se tranquilizó con la noticia. Ya tendría tiempo para disculparse. Era la primera vez que actuaba enojado. Él siempre era calculador y frío pero esta vez simplemente se desconoció.

-Pero me preocupa su estado anímico. Parece que está bajo estrés. Tuve que aplicarle un sedante. Akihiko-san, trátelo bien. No sea tan exigente con el muchacho. Apenas es un niño. Sé que a usted le encanta que se hagan sus órdenes pero no abuse de ello. Bueno eso es todo que tenía que decir. Me retiro.

Akihiko ingreso a la habitación. Misaki estaba dormido, quizá por los efectos del sedante. Ahora que lo veía bien, el menor lucia pálido. Su cuerpo delgado y frágil delataba que aún estaba en desarrollo. Quiso acariciar su cabello pero se detuvo. ¿Por qué solo causaba daño a lo que más quería?

Dejo la habitación. Le pidió a Tanaka-san que cuidara al menor. Camino apresuradamente y su silueta se perdió entre las paredes cremas de la casa.

Notas finales:

No sé si les habrá gustado .-. , quería hacer la historia un poco más cruel pero no puedo hacerle mucho daño a Misa-chan. Además no soy tan buena escribiendo tortura… lo siento… Aunque me fascina un seme impulsivo ;) Alguna crítica u opinión para el fic es bienvenida.

Gracias por leer. Cuídense mucho.

Nos leemos pronto n,n/


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