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Buscando una salida por Sapphire69

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Notas del capitulo:

Hi =.=U/ disculpa la demora…

Tenía un montón de tareas que me convirtieron en zombie en estos días. Fue horrible…fue muy horrible…

Muchas gracias por sus reviews a saria takano, Maria-sama, stuki-chan y Pochan. Espero que continúen leyendo este fic.

No los distraigo más. Por favor lean n.n/

La mañana transcurría muy tranquila. El cielo estaba gris. Anunciaba que pronto llovería. Ya se sentía el aire frío y la humedad del clima. La mansión estaba silenciosa y rodeada de calma. Una calma extraña, una que precede a una tormenta.

Misaki caminaba lentamente por las escaleras. Seguía confundido. ¿Por qué los dueños de la mansión eran tan raros? No lograba comprenderlo. Si alguien le hubiese dicho sobre el comportamiento de la gente rica antes de venir a este lugar, no lo hubiese creído. Se hubiera reído y comentaría que ese comportamiento solo se veían en las películas. Soltó un suspiro. La vida de los ricos era caótica y estresante.

Llego hasta la puerta. Se sentía nervioso. Tenía vergüenza de ver a Akihiko. Quizá por la escenita de ayer… sentía que no iba a ser capaz de mirarle. Pero el deber es primero; solo tenía que dejar rápidamente el desayuno en la mesa ratona y retirarse.

Entró a la habitación casi conteniendo la respiración. El silencio gobernaba. Se relajó un poco. Akihiko estaba en la cama, dormido. El castaño dejo la bandeja en la mesita de la habitación. Cuando iba a salir, se percató que unos ojos violetas lo observaban.

-¡Buenos días, Usami-sama! –el muchacho se exalto con la mirada del peli plata y saludo de manera enérgica.

-Buenos días, Misaki. –Akihiko se sentó.

Misaki miro de reojo al peli plata. No llevaba puesta su camisa de dormir. Desvió su mirada. Realmente no lo podía ver ni siquiera a los ojos. Un tanto incómodo reverenció.

-Con su permiso, me retiro.

-¿Qué sucede? –Akihiko lo acorralo contra la puerta antes de que pudiera salir. -¿Por qué evitas mirarme?

-¿Eh? ¡Nada, Usami-sama! –Misaki continúo mirando hacia el suelo. –Creo que son imaginaciones suyas…

-Entonces, mírame, Misaki. –Akihiko le tomo por la barbilla y le obligo a levantar el rostro.

Misaki cerró sus ojos. No quería verlo. Trato de ladear la cara, pero no pudo. Akihiko al ver que el castaño evitaba verlo, se enojó. ¿Cómo puedes hablar cómodamente cuando la otra persona no hace contacto visual? Pero a la vez le pareció linda la expresión del menor mientras cerraba sus ojos, como si esperara algo.

-Usami-sama, me tengo que retirar… –Misaki trato de zafarse del agarre del mayor.

Akihiko lo cogió del brazo con más fuerza y llevo hacia su cama. Lo empujo haciendo caer al menor. Akihiko se puso encima de él, sujetándole las muñecas. Misaki trato de oponerse, pero sabía que era en vano resistirse. El castaño temblaba ligeramente. Aun no superaba ese miedo al que fue sometido. Akihiko acerco su rostro al del castaño. Misaki al ver la cercanía, ladeo su rostro avergonzado y cerro con fuerza los ojos. Dejo expuesto su cuello níveo y esbelto.

No le gustaba Misaki se comportara así por su cercanía, pero no lo podía culpar. Después de lo que le hizo, cualquiera en su lugar reaccionaría de esta manera. Tenía que admitir que estuvo a punto de hacerle algo terrible. Sin embargo, verlo así en su cama, lo calentaba.

 Se estremeció por el inesperado contacto. Podía sentir la lengua húmeda y cálida, recorrer a lo largo de su cuello. Luego sintió que su piel era succionada, primero despacio y luego con avidez. Akihiko desabotonaba la camisa sin prisa.

-Nngh…

El menor no pudo evitar soltar un gemido producto de las sensaciones. Pero luego se reprimió y apretó sus dientes. Trato alejar al mayor nuevamente.

-¡Ah! –sintió que lo mordió ligeramente.

-No entres con esa expresión a mi habitación. Solo lograras provocarme. –Akihiko se levantó.

-L-lo siento, Usami-sama. Tendré más cuidado la próxima vez. –Misaki se levantó e inclino la cabeza.

Iba a coger el pomo de la puerta, pero Sakurako irrumpió en la habitación. Misaki se cogió la camisa por acto reflejo. Sakurako pasó de mirar al castaño a mirar a Akihiko.

-¿Qué paso aquí?

-Con su permiso, me retiro. –Misaki salió a toda prisa de la habitación.

 

Akihiko se levantó de la cama y se puso su ropa formal. Sakurako se acercó. Akihiko no la miro. A pesar de que traía un camisón por pijama, con el innegable objetivo de provocar, el peli plata no la miro como de costumbre.

-¿Qué hacia el mocoso aquí? –Sakurako lo miro atentamente esperando su respuesta.

-¿No es obvio? Me trajo el desayuno. –respondió Akihiko tratando de quitarle importancia a las dudas de Sakurako.

Sakurako miro como se vestía Akihiko. No cabía duda de que el peli plata era hermoso. Su piel blanca y sus firmes pectorales…aquellos ojos violetas…Simplemente hermoso. Se acercó a él como una polilla se acerca a una lámpara cautivada por la luz. Lo abrazo por la espalda.

-¿Qué tal si les das un poco de atención a tu prometida? –ronroneo Sakurako.

-No tengo tiempo. Saldré dentro de un rato. Suéltame. –Akihiko continúo yendo de un lado a otro alistándose.

-¿Eh? –Sakurako quedo perpleja. Era la primera vez que un hombre la rechazaba y sin mirarla siquiera. –Tú… nunca me habías rechazado así…

-Sakurako, deja de actuar como una niña pequeña. Ahora necesito un poco de privacidad.

 

La mujer salió de la habitación de manera lenta y automática. Trataba de procesar las palabras del peli plata. A pesar de su apariencia de “calabaza”* su intuición funcionaba muy bien. Aunque no sabía explicar el sentimiento, percibía que había algo raro entre el mocoso y Akihiko.

 

Misaki se recargaba sobre la pared luego de correr al salir de la habitación de Akihiko. Se cogió el cuello. Aún quedaba la sensación de la lengua de Akihiko. ¡¿Cómo fue capaz de hacerle eso?! ¡Su prometida estaba en la mansión! Sacudió la cabeza tratando de alejar los recuerdos embarazosos.

-¡Por fin te encuentro, Misaki! –Shinobu se acercó a él. –Tanaka-san nos pidió que todos los sirvientes reuniéramos en la cocina.

 

Tanaka-san aviso a los sirvientes que Akihiko y él se ausentarían durante unos cuantos días. Al parecer Akihiko tenía una reunión importantísima con la familia Shinomiya. Mientras durara, los sirvientes atenderían de la mejor manera a la señorita Sakurako. Los sirvientes pusieron mala cara al escuchar esa noticia. Tanaka-san también anunció que los sirvientes quedaban al mando de Nowaki.

 

Tanaka-san conducía la limosina a una velocidad moderada. Akihiko permanecía callado y con la mirada puesta en la ventana. Tanaka-san lo miro por el retrovisor.

-¿Señor? Estamos cerca del aeropuerto. ¿Está llevando consigo los papeles?

-Si. –Akihiko aflojo un poco su corbata y susurro. –Por fin me liberare de esta carga…

 

Los días transcurrieron de manera un tanto normal en la mansión. Solo había un pequeño detalle que no se podía pasar por alto: Sakurako solo quería que Nowaki la atendiera y estuviera a su lado. Además no permitía que otras sirvientas hablaran con él.

 

Misaki se mantuvo alejado de la joven. Estaba de más decir que ellos no se llevarían bien. Shinobu también se mantuvo alejado de ella, después de que Sakurako le echó en cara que fue alguna vez rival de su hermana Risako por algún chico.

-Nunca pensé que diría esto, pero… ¿Cuándo piensa venir “Bakahiko”? –Shinobu hablaba con pesadumbre. – ¿No dijo que cuando regresara, la loca se tendría que ir?

-Yo digo que el que más sufre debe ser Nowaki-san. Siempre está al lado de Sakurako.

-Nowaki se las arreglará. El realmente es genial y siempre se mantiene sereno.

-Sí, supongo que tienes razón… –Misaki llevo los instrumentos de limpieza. –Limpiemos rápido la casa.

 

Nowaki estaba al tanto de la situación en la que se encontraban los chicos. Además de saber que Sakurako los trataba mal. Así que para mantenerlos alejados de la mujer, les envió a que limpiaran la casa de madera. La misma en donde Akihiko trato de forzar a Misaki. Para el castaño el lugar no era agradable, pero siempre anteponía su deber a su voluntad.

Sacaron los muebles antiguos y los limpiaron con los plumeros. Sacaron cajas de cartones que contenían trastos. A pesar que dentro de esa no estaba aglomerada de cosas y se veía ordenado, sacaron varias bolsas de basura. Pasaron así toda la mañana.

Shinobu estaba acomodando las cosas en un escritorio antiguo. Le dio curiosidad saber que guardaban en los cajones de ese escritorio. Reviso cada caja. Encontró papeles de cuentas de la familia, uno que otro recorte de periódicos. Hasta que se topó con un libro rojo de cubierta gruesa con hermosos detalles dorados en los bordes. Volteo a todos lados. Misaki había salido a dejar otras bolsas de basura.

-¡Misaki! ¡Ven, Misaki!

-¿Qué paso? –Misaki se entró en la casa rápidamente. -¿Shinobu?

Shinobu sonrió y le mostro el libro. Misaki se acercó al rubio. Se asombró al ver que Shinobu ojeaba un álbum lleno de fotografías. Se sentó a su costado.

-Quizá encuentre alguna foto vergonzosa de “Bakahiko”. –Shinobu sonreía ampliamente. -¿No crees, Misaki?

-¿Eh? Etto… sí.

Misaki miro atentamente las fotos a medida que Shinobu cambiaba de página. Hasta que una foto llamo su atención.

-¡¿…?! ¡Esa foto!

-¿Qué sucede? –Shinobu pareció no entenderlo. Pero trato de ver lo que el castaño veía.

En la foto se apreciaba a varios niños posando alegre para la foto. Un niño de cabellos plateados miraba a un costado mientras estaba a un lado de un niño de cabellos negros con unos graciosos lentes. Más abajo un pequeño niño de ojos esmeralda sonreía tímidamente mientras se aferraba a la camisa del niño con anteojos. Así se apreciaba a dos niñas con sus vestidos de princesas decorados con piedras de fantasía que se miraban hoscamente. El niño con un terno hecho a su medida… ¡Era Nowaki cuando niño! ¡Se veía adorable! A su costado estaba un niño castaño con ojos marrones que miraba a la cámara con el ceño fruncido.

-¿Cuándo…? –titubeo al hablar y decidió permanecer en silencio.

Misaki no recordaba haber estado antes en esa mansión. ¿Conocía a Akihiko desde que eran niños? Entonces, ¿por qué no dijo algo? Ya no entendía nada.

-Esto parece una broma… -Shinobu trago saliva.

Siguió viendo otras fotografías. Habían más y esta vez, el también aparecía. Pero después vio fotos de  Misaki mientras usaba su uniforme escolar de hace dos años. Se apreciaba que las fotos fueron tomadas en secreto.

-No puede ser… todo esto…

Notas finales:

*Calabaza: en Perú es un término que se utiliza para describir a la mujer que es linda o tiene buen cuerpo pero que es tonta.

Espero que les haya gustado el capítulo… porque a mí no me convence mucho. Siento que se van a preguntar “Ha pasado mucho tiempo y ¿solo escribió eso?”

Tratare de obtener más ideas para escribir el fic. Últimamente por el estrés, las ideas me abandonan y llego a preguntarme que es lo que escribía… lo siento… u.u

Cuídense muchísimo. Nos leemos pronto n.n/


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