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El gato mimoso por Nanaa

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Notas del fanfic:

Holaaaaaa :33

Tenía muchas ganas de un Mpreg, y más porque casi no hay u.u

Esta idea surgio desde hace mucho, pero no había tenido las ganas para escribirlo xD Pero el SHINee Word en México me inspiro tantisimo TTnTT Fue hermoso ir a verlos, así que estoy más viva que nunca para escribir muchos Mpregs xDD tanto MinKey como TaeKey *0*

 

Notas del capitulo:

Espero les guste c:

El gato mimoso

***

La tarde era soleada, las nubes blancas adornaban el cielo, resplandeciendo junto al sol que poco a poco se ocultaba.

 

Un joven de cabellos negros conducía animadamente hacia su hogar. Hoy había sido un día tan difícil en la universidad. El día anterior había estudiando arduamente para su exposición con la maestra de salud comunitaria. Dios, no tuvo tiempo de estudiar todo porque estuvo muy ocupado con su novio. El problema fue que los cobardes, que se hacían llamar sus amigos, no asistieron a la universidad. Y no había sido una casualidad. Eran seis personas en el equipo. Por supuesto, expuso él solo. Fue regañando por la maestra cuando llegó a los temas que no alcanzó a estudiar, debido que no sabía que decir. Había sido tan vergonzoso.

 

Pero al fin estaba en casa, desasiéndose de sus lentes de sol y de la chamarra negra.

 

No hubo falta que abriese la puerta de su hogar, antes si quiera de que tomara las llaves de su bolsillo esta fue abierta de improvisto, mostrando a un muchacho de cabellos dorados y rostro sonriente.

 

Pero lo más peculiar en ese muchacho, era su pancita de cinco meces de embarazo.

 

El rubio se abrazo a él, rodeándolo por el cuello, robándole un beso a su novio recién llegado de la universidad.

 

-¿Cómo esta mi gatito?- Pronunció Minho, tomando de esas caderitas algo afeminadas que poseía su chico embarazado.

 

-Muy bien. Taemin y JongHyun vinieron a visitarme- Acaricio el rostro moreno del chico alto, tomándolo entre sus manos finas. Le contemplaba con tanta adoración.

 

-¿Y el angelito de allí?- Pregunto, bajando los ojos hacía la barriguita del gatuno, ese mismo que poseía unos ojos rasgados y fieros, tan parecidos a los de un auténtico gato.

 

 -Perfecto. Casi todo el día ha estado pateándome. Sin duda será un niño muy imperativo- Sonrió.

 

-Oh, seguro que sí- Tomó al rubio por lo hombros, llevándolo dentro de la casa. Cerró la puerta tras él mientras, inmediatamente, Kibum se sentaba en el sofá.

 

Y a Minho casi se le cae la quijada.

 

-¿Qué es eso que estas usando?- Preguntó. Antes no le había visto claramente, ya que había estado muy ocupado observando su rostro y su panza cubierta por la tela de seda, pero no vio todo el conjunto. Y estaba casi seguro que esa ropa era un regalo de Taemin.

 

-¿Esto?- Señalo el blusón rosado- ¿Qué tiene, no te gusta?

 

-No es eso, es solo que… ¿No habías dicho que no usarías ropa de mujer?

 

Kibum se lo había comentado cuando, en una ocasión, fueron a comprar nueva debido a que algunas de sus ropas le quedaban pequeñas, especialmente los pantalones. Fue por el segundo mes de embarazo. Cuando Minho le mostro una tierna blusa hecha para embarazadas, Kibum se ruborizo, avergonzado y, al mismo tiempo, molesto. No quería usar ropa de mujer, y se lo hizo saber a Minho, este, algo ofendido, solo se dio la vuelta y regreso la blusa a su lugar en la tienda. Realmente había deseado ver a Kibum con ropa de mujer. Y ahora lo tenía allí, con ese blusón rosáceo. Era lo más tierno de la vida.

 

-Taemin me lo regalo, no podía despreciarlo. Además, creo que me sienta bien, es bonito- Dijo, extendido los bordes del que, parecía un vestido de seda que le llegaba arriba de las rodillas. Le quedaba grande, haciendo que la tela se resbalara por uno de sus hombros, dejándolo al descubierto.

 

-¿Y la comida?- Pronunció todo estúpido, ganándose una mirada molesta de su gato.

 

-¿Acaso solo piensas en eso? ¡Choi Minho!- Exclamó, poniéndose de pie.

 

Y Minho no podía más con aquello. A su parecer, el rubio se veía precioso en esas ropas, tanto, que realmente se sentía como un tonto embobado.

 

-Lo siento, ¿Bien? Y no siempre pienso en eso. Pero fue un día tan difícil en la escuela- Cambio radicalmente de tema, tomando por sorpresa a su novio.

 

-¿Qué? ¿Qué paso?- El rubio se paro en frente de él. Su rostro molesto cambió completamente, mostrando la, tan común, preocupación. Kibum solía preocuparse por tantas cosas, era un chico un tanto nervioso, asustadizo, lo que le hacía parecer una persona delicada y frágil. Pero Kibum se preocupaba demasiado por Minho, así como por el bebe que venía en camino. Por eso mismo, le había pedido que no tuvieran sexo hasta que su bebe naciera. No quería lastimar a su bebe mientras hacían el amor, y más aún porque el alto solía ser un tanto brusco, casi tentando a lo salvaje.

 

Igual, por eso mismo, es que Minho había cambiado de tema, por eso mismo no le dijo que se veía precioso con su blusón. Porque por su mente pasaban tantas cositas que podría hacerle a ese cuerpecito menudo.

 

 -Nada. Solo que fui regañando por una maestra.

 

-Oh, ¿No me digas que tus amigos no fueron a la escuela?- Preguntó, sorprendido.

 

-Sí. Malditos cobardes, son…

 

-¡Minho!-Gritó, exaltándolo al nombrando tan fuerte- No maldigas.

 

Minho rió, su Kibum era tan tierno.

 

-¿Por qué? es lo único que puedo hacer contra ellos ahora. La verdad me había sentido un poco molesto, pero solo bastó con salir de la escuela, conducir mi auto, pensar en ti y en este bebito- Acarició la pancita abultadita- Para que el enojo se esfumara.

 

-Minho…- Exhaló, enternecido. Desde que estaba embarazado, Minho era aun más cariñoso.

 

-Siempre tan lindo- Sus ojos eran soñadores mientras le contemplaba. Una de sus manos recogió un cabello rubio tras la oreja, Kibum se estremeció, temblando un poco. Una pequeña caricia le había erizado la piel.

 

-Yah… Minho.

 

Lastimera, así había sonado su voz.

 

-¿Qué pasa?- Siguió acariciándolo, sin maldad en sus movimientos, solo como algo natural, automático.

 

-Podrías… ¿Podrías tocarme un poco?

 

Minho se paralizó, sus manos dejaron de moverse, abandonando las caricias por un instante.

 

Kibum estaba frente él, sonrojado, con la cabeza gacha y el labio inferior atrapado entre sus dientes. Sus puños estaban apretados como si le hubiese costado horrores lo que acababa de pedir.

 

Pero Minho no iba a pronunciar ni una palabra. No pensaba cuestionarle el hecho que le había pedido: “nada de sexo hasta que nazca nuestro bebe, por favor” Había comentado Kibum.

 

Sin ningún aviso, cargo a su lindo rubio hasta la habitación. Lo dejo allí, sobre la cama, recostado, extendido, mostrando sus largas piernas-además de hinchaditas- al alzar el blusón rosado. Debajo de la tela, no había más que un bóxer holgado, corto, y más arriba, estaba la pancita abultada, mostrándose en todo su esplendor. El pecho de Kibum subía y bajaba. Minho aumentó esa acelerada respiración cuando tocó sus labios, besándole como solo él sabía hacerlo; rápido, furioso. El rubio se entregó por completo, disgustando el beso feroz con hambre. Era una danza de bocas, dientes, mordidas.

 

Minho abandono esos labios acorazonados por un instante, solo para poder saborear la deliciosa piel del hombro blanquecino al descubierto, aquella que le había estado tentando desde que lo vio vestido con ropa de mujer. Le mordió la zona levemente, luego con fuerza, ganándose un respingo de parte del rubio. Pero lo más magnifico fue el gemido que emitió su boca fresada. Había sonado tan aguda, tan delicada. El apodo de gatito le sentó de maravilla, el gemido fue casi como un maullido. Y Minho lo amo. Los gemidos de Kibum eran tan únicos, le encantaban.

 

Pero, muy pronto, volvió a apoderarse de sus labios tiernos, besándole primero despacio y después rápido cuando no pudo más.

 

Las manos de Kibum enredaban los cabellos negros de su novio, jalándolos de vez en cuando hasta llegar a la nuca, tocando esa parte donde había cabellos más cortos. Parecía como si Minho se acabase de despertar. Tenía el cabello tan alborotado, despeinado, y las primeras gotitas de sudor estaban naciendo, mojando levemente las manos del rubio.

 

Kibum chilló como gato cuando Minho tocó sus piernas, y eso se había sentido tan bien. Estaban hinchadas debido al embarazo, y, bizarramente, sentía esas caricias como un masaje exquisito, como si sus piernas estuvieras descansando al fin. Se dejó llevar, correspondiendo esos besos apasionados y fieros. Era increíble.

 

Cuando sus labios desistieron, cansados, húmedos y rojos, Minho lo observó, los ojos de Kibum estaban brillosos, acuosos-pero también cansados- debido al placer y euforia de tantos besos y caricias. Minho supo que era el momento de retirarse porque, entonces, de seguir, ya no podría parar.

 

Con todo el pesar del mundo, o al menos él así lo sentía, agarró el borde del camisón de Kibum y lo bajo, cubriendo las piernas bonitas.

 

-Lo siento…- Murmuro el rubio, mirándole con pena, pero también con ese deseo que tuvieron que parar-Prometo que cuando nazca, volveré a ser tuyo- Jadeó, cuando Minho se apartó de él.

 

-Está bien. No te preocupes, sabes que lo entiendo. Aunque me tengas en abstinencia- Sonrió, con unas poquitas gotas de sudor sobre su frente.

 

Kibum se sentó sobre sus piernas, hecho que le extraño.

 

-Llévame a la cocina, te serviré la comida- Paso los brazos alrededor del cuello moreno.

 

Por supuesto Minho no pudo negarse, era extraño, pero en verdad adoraba cargarlo. Para dolor de su pobre voluntad, tuvo que rodear esas piernas largas-tan tentadoras para Choi- con uno de sus brazos mientras el otro brazo le agarraba por la espalda. Y de esta manera lo llevo hacia la sala, dejándolo recostado.

 

-Minho te dije que…

 

-Lo sé- Le interrumpió, posándole un dedo en los labios rosados para hacerlo callar- Pero debes descansar. No me paso desapercibido esos ojos perezosos que te cargas. ¿Qué estuviese haciendo toda la mañana, eh?

 

-Hmm, pues…- Se paso una mano detrás de la cabeza, poniéndose de lado para adoptar una posición más cómoda en el sofá- Limpie un poco la casa, y solo hasta que vinieron Jong y Taemin pare. De hecho se fueron casi cuando tu llegaste. Ah! y salí un rato, pero solo para comprar las cosas de la comida. Solo eso- Resumió, cerrando sus ojos de a poco hasta tenerlos entrecerrados.

 

-Y todo eso te cansó, increíble, y yo que te quería sacar a pasear.

 

- ¡¿Qué?!- Abrió sus ojos por completo, pero, al contrario de sus palabras exclamadas con tal sorpresa, se sentó despacio, pensando primero en su bebe.

 

-Como que qué. Lo que oíste, pero ya será mañana.

 

-¡No! Minho, ahora salimos-Sus ojos brillaron de repente, eliminando el cansancio como si fuera magia-Tengo muchas ganas de ir al cine, se estreno una nueva película de terror.

 

-Okay, Okay- Rió- Entonces será mejor que vayas a vestirte.

 

Y por un momento se arrepintió de haber mencionado la salida. Kibum debía cambiarse de ropa, debía quitarse el camisón de seda. Pero, cuando lo vio dirigirse a la habitación con esa gran sonrisa y entusiasmo, supo que era mejor sacarlo a pasear. Todo por ver era linda sonrisa en esos labiecitos que tanto amaba.

 

Apenas termino de comer, un peculiar olor inundo sus fosas nasales. Nada menos que el aroma a fresas. Era empalagoso, mucho. No cualquiera aguantaba oler ese aroma por mucho tiempo. Pero Minho lo amaba, le parecía el aroma más encantador de la Tierra, tan encantador como el muchacho que se dirigía hacia él.

 

Y, de nuevo, casi se le cae la quijada. ¿Ahora que tenía Kibum? ¿Por qué le hacía eso, torturándolo de esa manera cuando no podía hacerlo suyo?

 

Frente él, estaba el rubio perfumado, con aquellas ropas de mujer.

 

-Este también me lo regalo Taemin-Dijo en cuando se planto frente él.

 

Por el amor de Dios.

 

-¿Enserio?- Preguntó embobado, pero manteniendo una postura calmada.

 

-Sí. Nunca pensé hacer esto, pero…- Sus pómulos enrojecieron, haciéndole ver increíblemente adorable- mi panza esta cada vez más grande. Usar ropa talla más grande, de hombre, no se ve muy bien. Esta está bien hecha, ajustadita al mismo tiempo como me gustan. Se amolda bien, ¿No crees?- Y se dio una vueltita, lenta, para tortura de Choi.

 

Usaba un pantalón azul marino, entubado y roto sobre las rodillas. La blusa era ancha solo en la parte del estomago. Y también era rosada como el blusón que hace poco se había quitado. Para finalizar, llevaba un gorrito de  lana- Y era terriblemente infantil- con un pompón en medio.

 

-¿Qué quieres que te diga?- Sonrío, acercándose al rubio para darle un apretón entre sus brazos, por supuesto, abrazándolo- Te vez precioso.

 

Kibum soltó una pequeña carcajada.

 

-Gracias, baby.

 

Ambos salieron después, justo cuando el sol estaba por ocultarse. Los rayos solares iluminaron al par de cuerpos. Kibum observó al hombre a su lado, quien le tomaba una de sus manos para entrelazar sus dedos mientras se dirigían al coche. La luz solar le daba directo en el rostro, mostrándola casi dorada a contraste de su piel tostada. Minho era muy atractivo. El alto volteo a verle cuando sintió su mirada, y le sonrió; la sonrisa grande y bonita. Kibum se sintió maravillado, amaba demasiado a ese hombre moreno.

 

-En la parte de atrás, ya sabes- Le advirtió Minho cuando llegaron al auto.

 

Desde que supieron que estaban embarazados, Kibum empezó a irse en los asientos de atrás. Era lo correcto.

 

-Lo sé- Refunfuño el otro, ingresando en los asientos.

 

Minho acomodo el espejo retrovisor una vez que estuvo dentro, acomodándolo según la posición que tenía su gato en los asientos. Cuando tuvo la perfecta vista de Kibum a través del espejo, entonces, empezó a conducir.

 

Los últimos rayos de sol habían caído. Los faroles estaban encendidos mientras se adentraban en las carreteras.

 

Una vez estuvieron dentro del cine, viendo su película, antes de haber comprando un montón de dulces y palomitas para el rubio, especialmente, Minho se mantuvo abrazándolo todo lo que duro la película, hasta el punto de tenerlo sentado sobre sus piernas.

 

Minho no entendía esa fascinación que tenía su novio para ese tipo de películas, cuando en realidad, no las veía. Se la pasaba tapándose las manos cuando algo escalofriante pasaba, así mismo enterrando su cabeza en el pecho del alto. Pero, de un momento a otro, dejo de sentir al rubio. Este ya no se movía. Se había quedado allí, con la cabeza enterrada en su pecho.

 

Lo tomo de la barbilla para poder mirarle la cara. Y allí estaba el rubio, durmiendo profundamente.

 

Minho observó a su alrededor, mirando el montón de envolturas de dulces sobre el asiento de su rubio. Era un glotón.

 

Lo miro un momentito más antes de acomodarlo mejor entre sus brazos. Le acaricio los parpados mientras escuchaba los gritos de muchachas y muchachos tras haber aparecido el monstruo en la película. Pero Minho estaba contemplando algo mil veces más interesante que eso, ese mismo que dormía tan tierno sobre él con esa barriguita preciosa sobresaliendo.

 

El muchachito que había dejado de estudiar porque se preocupada por todo y no quería que le pasara nada  malo a su bebe mientras estuviese en la academia. Y esta vez su paranoia estaba en lo correcto. Su embarazo era de alto riesgo, precisamente se debía porque era un hombre, y ese tipo de embarazos eran más delicados.

 

Kibum estudiaba en la academia de baile. Justamente estaba empezando con bailes más elaborados y feroces cuando quedó embarazado. Ese tipo de baile podría lastimar a su bebe.

 

Cuando la película terminó, ellos fueron los últimos en salir, de hecho, las luces estaban encendidas y no había nadie más en la sala. Kibum abrió los parpados, encontrándose con los adorados ojos de Minho. Su mirada era tan amable, cálida y dulce. Kibum no podía sentirse más querido con esa simple mirada.

 

Y se quedó allí, sin moverse, a pesar que sabía la película había terminado y estaban solos.

 

-¿Es hora de irnos?- Preguntó, acariciando los brazos musculosos de su novio.

 

-Podemos quedarnos un rato más si quieres, te veo demasiado cómodo.

 

-¡Claro que lo estoy!- Exclamó, acomodándose más perezosamente, como si estuviera sobre su cama.

 

-Supongo que tendré que llevarte cargando al coche.

 

-Si así lo quieres- Contestó, enredando sus brazos en su cuello.

 

-No hay problema.

*

*

Esa noche durmieron abrazados, como siempre. Kibum de ladito, y Minho abrazándolo por la espalda.

 

Las horas pasaron, dando la bienvenida a los primeros rayos del día. Un nuevo día para la parejita enamorada. Despertaron casi al mismo tiempo, besándose los labios mientras trataban de despertar por completo, o al menos Minho, que era él que se tenía que ir a la universidad.

 

Se ducho y se vistió, desayuno algo sencillo mientras, por último, se dirigió a la habitación del rubio. Este estaba sentado, bostezando al mismo tiempo que se tallaba los ojillos adormilados.

 

Minho se planto frente él, se inclino y lo besó.

 

Un nuevo día había comenzado y estaba gustoso de continuarlo para mimar a su gato perezoso.

***

 

Notas finales:

¿Que tal? Un poco cursi, no?

Me gustaría hacerle continuación, porque me llego una nueva idea xD Pero también me gustó terminarlo allí, así que ya vere despues.

Espero les haya gustado, no les pasara nadita si me dejan un Rew para saber su opinión xD No sean malitos TTnTT

Bueno, Gracias por leer!!

Bye <3

 


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