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Del odio al amor. por BigEastWarrior

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Notas del capitulo:

Quiero agradecer a mi madre a mi padre y a mis perras que sólo saben darme alergia ♥ :v 

Este es el final y debo admitir que no me tiene taaan contenta... aún así, espero que sea de su agrado. 

 

Ahora, hay algo que quiero aclarar, pero será hasta las notas finales porque no quiero dar spoilers. 

No olviden dejar reviews y recuerden que los amo intensamente >u< 

 

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Sin más... a leer 

No habían pasado ni 5 minutos de que la señora Yoo se había ido y el timbre ya estaba sonando otra vez.

YongNam creyó que tal vez habían olvidado algo, por lo cual no dudó en ir hasta el pequeño parlante al lado de su puerta.

-¿Si?- Cuestionó, cansado y preocupado al mismo tiempo; la situación de YoungJae le tenía con el corazón encogido.

-Buenos días… ¿Vive aquí Bang YongGuk?- Era una chica y sonaba muy dulce.

-Uhm… ¿Quién lo busca?-

-Soy Choi MinHee, hermana de JungHong- Ante tal aclaración, el gemelo mayor abrió rápidamente la reja de entrada, preparándose luego para abrir la puerta y darle una pequeña bienvenida a la inesperada visita.

Estaba a punto de dar por hecho que tendría que darle a su hermano malas noticias respecto a su novio cuando una fuerte cachetada resonó en el lugar.

-¡Tú! ¿Dónde tienes a mi bebé?- Su mejilla ardía, mucho y mientras intentaba reacomodar su quijada un nuevo golpe llegó directo a su cabeza.

-¡Hey, hey, hey, hey!- Nam tomó ambas manos ajenas, intentando controlarla pero aparentemente la muchacha no quería hablar.

-Suéltame, tú, maldito pervertidor de niños, sé que está aquí-

-No sé de qué me hablas. Tienes que calmarte ¿Bien? No puedes venir a casas ajenas a gritar y golpear gente, eso no es educado- Habló el gemelo con voz divertida, ya que ahora que mantenía a la fiera con ambas manos sobre su cabeza notaba que era muy bajita y adorable.

Ojos café claros, cabello largo, cuerpo delgado y piel blanca.  Lo único que realmente le hacía dudar de que fuera hermana de su cuñado, era la estatura.

-Tú sabes de que hablo, mi hermano no fue a dormir anoche, seguro lo tienes aquí ¿No sabes que pasar la noche con tu novio es indecente? Sobre todo para un niño como JungHong- Habló la joven intentando soltarse, lo cual hizo a Nam reír.

-Mira, te puedo jurar que Jun…- Se quedó callado, ya que unos pasos corriendo por el pasillo y luego una puerta siendo azotada le desconcertaron.

YongGuk nunca corría.

-Te dije que me sueltes, Bang YongGuk- El joven Bang tenía demasiadas cosas que aclarar ahora y el hecho de que él no era su hermano pasaba a segundo plano.

-Espera afuera ¿Si?- Sonriendo, el chico dio un empujón a la eufórica muchacha, sacándola de su hogar para al final cerrar la puerta.

Con golpes y gritos de una chica posiblemente neurótica de fondo, Bang YongNam subió las escaleras, dispuesto a encarar a su gemelo y a su prófugo novio.

Se preparó mentalmente para lo que posiblemente vería y al abrir la puerta, quiso reír.

-Te juro que no creí que vendría- Exclamaba Choi JungHong, colocándose torpemente su ropa. Bang YongGuk se encontraba buscando desesperadamente algo en el piso, tal vez su camiseta.

-Ehm…- Profirió intentando llamar la atención y ambos chicos alzaron la mirada rápidamente.

-Nam… sobre lo de anoche- El rostro desesperado del gemelo menor se transformó en pura preocupación y fue entonces que el mencionado negó suavemente, sonriendo.

Todo estaba perdonado, tenían mejores asuntos que tratar ahora.

Y sinceramente… a Nam no le molestaría tener a ese “asunto” que ahora tocaba desesperadamente su puerta un rato más en casa.

 

La sala en la casa Yoo nunca se había sentido tan fría y silenciosa…de hecho, el  cuerpo de Yoo YoungJae jamás se había sentido tan frío, tan vacío, tan triste; era como si de pronto supiera que todo iba a terminar.

A la mierda, su felicidad iba a esfumarse… otra vez.

El día había comenzado tranquilo, con sus brazos rodeando el pecho de DaeHyun mientras que este otro roncaba bajito y se aferraba un tanto más suave pero posesivo al cuerpo de su novio. Poco tiempo después todo eran risas y cosquillas, culminando con un par de besos que para YoungJae fueron la gloria.  

Y ahora estaban ahí, deseando volver a esa mañana que tan lejana se sentía.

Tembló y notó como la mano de DaeHyun se deslizaba por sus propias piernas para darse algo de calor, los dos estaban sentados en el mismo sofá, pero no se atrevían a tocarse; de hecho, dadas las circunstancias no era una muy buena idea hacerlo. Ambos giraron la cabeza cuando la madre del menor llegó con una bandeja llena de galletas y una pequeña jarra de leche al lado.

-Coman, deben tener hambre- Dijo en un tono de voz que pecaba de estar completamente vacío… carente de emociones ¿Cómo iban los jóvenes a estar calmados si la mujer no parecía sentir nada? Era preferible si gritaba al menos. YoungJae comenzaba a creer que si le decía que estaba enfermo, que le odiaba y que se largara de casa de una vez, se sentiría mucho más aliviado que ahora. DaeHyun se dio cuenta de su estado, ya que le dedicó una dulce mirada mientras sonreía, él sabía que eso le calmaría al menos un poco.

-Mamá…- dijo tan alto como pudo, desviando la mirada de su novio el cual ahora frotaba sus propias manos; tanto él, como Yoo, estaban tan nerviosos que tenían el cuerpo helado; las ganas de saber qué pasaría con ambos de un momento a otro se hicieron casi palpables.

 -No hables…- Respondió con la mirada perdida en algún punto de la pared. Se sentó luego en el sofá contiguo a ellos y se mantuvo así… en silencio, alimentando el nerviosismo en el  sistema de su retoño y su sobrino. Su respuesta había herido a Jae, era verdad, creer que su madre le odiaba era una tortura constante; su mente le jugaba muy malas pasadas, haciéndole imaginar lo peor… de pronto, la mujer se levantaría, le daría una bofetada y le gritaría que lo odiaba, que era la abominación más grande del mundo y que se arrepentía de haberle dado la vida.

De pronto, el timbre hizo que los tres pegaran un pequeño brinco.

La señora Yoo se incorporó suavemente, evitando otra vez hacer contacto con los otros dos presentes y abrió la puerta. DaeHyun y el menor aprovecharon el momento para entrelazar sus dedos en un torpe intento de decir “calma, todo va a estar bien… estoy aquí” y las manos de YoungJae, como por arte de magia se sintieron más tibias. DaeHyun le miró, haciendo un movimiento para acercarse y dejarle un beso rápido en la mejilla, pero el menor lo evitó.

Maldición, Jung se dejaba llevar demasiado.

YoungJae le observó un momento con los ojos bien abiertos en advertencia y Dae sólo le soltó y se reacomodó en su lugar, mirando sus interesantísimos pies con algo de decepción; el menor ahora entendía un poco todo esto. De verdad que a veces era demasiado duro con DaeHyun y a pesar de eso, él seguía a su lado sin importar que, sosteniendo su mano cuando lo necesitaba y sonriendo para él para reconfortarle. El cachetón quiso decir algo, pero un portazo y pisadas rápidas fueron la razón de que se desconcertara.

Ahí estaban sus tíos, de pie frente a ellos y con una mirada tan amenazadora que ambos creyeron derretirse por el odio en ellas.

-Ahora si puedes decir lo que sea que ibas a decir hace rato- Pronunció pausadamente la madre de YoungJae, ofreciendo después un par de sillas a sus otros dos familiares, los cuales se sentaron sin pronunciar palabra alguna.

-Yo… no… - Se quedó mudo. Una cosa era intentar dialogar con su progenitora y otra muy distinta hacerlo con sus tíos, los padres de su novio/primo allí, frente a él, mirándole como si fuesen a comérselo vivo… y gracias a Dios no de la manera en que DaeHyun lo hacía.

Los ojos de su madre fueron a parar hasta el temeroso DaeHyun esta vez

-Bueno, Dae ¿Tú tienes algo que decir?-  La fina pero demandante voz de la mujer hizo estremecer al moreno; era más que obvio que su novio no estaba en condiciones para hablar, así que debería comenzar él. Tomó aire y aunque su exhalación salió temblorosa, no se dejó amedrentar.

-Yo… - Las miradas de los tres adultos hicieron que la decisión de hace un rato se convirtiera en miedo, volviendo todo su cuerpo en un bulto diminuto de inseguridades que pronto fue reducido a nada… ya no era nada en el mundo, ahora entendía como era que YoungJae se había quedado en blanco.

-Una vez leí que cuando te enamoras de alguien y no sabes el por qué… entonces no hay manera de que te deshagas de ese amor-

Todos, incluso DaeHyun giraron el rostro hacia donde la voz de YoungJae se había escuchado.

Los ojos llenos de duda hicieron contacto con los decididos del menor, el cual sonrió con los labios temblorosos; DaeHyun lo sabía, su novio estaba a punto de llorar.

-Jae…-

-Dae, eres alguien muy importante para mí y no sé cómo es que llegué a sentir esto por ti ni la razón exacta... –Las palabras se acumulaban en su cabeza y las dejaba salir conforme las ordenaba para darles sentido, ya no importaba si le entendían, sólo deseaba mostrar todo lo que llevaba acumulando por tanto tiempo –Si pudiera pedir un deseo justo ahora, sería que dejaras de ser mi primo-

-Jae… no…- Ninguno de los dos se atrevía siquiera a dirigir una rápida mirada a los mayores, temían encontrarse con algo muy, muy malo –Jae, bonito, no llores- Ambas manos de DaeHyun se encontraron con las del menor, el cual ya comenzaba a derramar algunas lágrimas de desesperación – Si lloras entonces yo también lo haré-

La señora Yoo siempre había sido fuerte, tanto que nunca le importó criar ella sola a su único hijo.

Nunca le importó lo que su familia dijera de ella, ni siquiera cuando descubrieron que estaba embarazada, nunca quiso ayuda de nadie en nada y sobre todo, nunca dejaba que unas cuantas lágrimas hicieran flaquear su corazón.

Entonces ¿Por qué ahora ella quería llorar?

-DaeHyun, eres inteligente ¿No?- Habló el señor Jung, haciendo que los presentes dirigieran su atención a él. DaeHyun apretó las manos que sostenía, intentando darse valor.

-Lo soy-

-Entonces ¿Por qué siento que estás siendo un idiota?- El hombre se cruzó de brazos, intentando dar su punto de vista tan claro como pudiese –Escapaste, casi te quedas sin escuela por eso y además, has perdido toda nuestra confianza… todo eso ¿Para qué? ¿Para estar en una relación que posiblemente dure dos semanas más? Son hombres, DaeHyun. No pueden casarse, no pueden tener hijos y además, son demasiado jóvenes para saber lo que quieren- YoungJae no sabía que pasaba por la cabeza de su novio pero estaba seguro por el temblor de sus manos que deseaba llorar y eso provocaba que sus propias lágrimas salieran con mucha más fuerza; justo en ese momento se había convertido en el niño asustado que siempre había sido.

-Creo que soy un idiota entonces- El muchacho de Busan alzó el rostro hasta poder mirar el techo, sonriendo con tristeza. –Porque realmente no me importa ¿Sabes? Todo esto… el perder todo por YoungJae es algo tan insignificante para mí. Podría perderlo todo, en serio, incluso el que ustedes ya no me acepten en casa o paguen mi educación… pero si él me falta de nuevo…- Esta vez el chico observó a los tres mayores, los cuales le miraban con incredulidad- creo que aunque no muriera, me sentiría como si así fuera-

Este era el día de los “nunca” para todos,  porque YoungJae nunca en su corta e inservible vida se había sentido tan feliz y miserable a la vez.

 Su madre nunca se había sentido tan equivocada y con miedo de tomar una decisión dañina para su hijo.

-Tal vez deberíamos darles una oportunidad- La madre del menor presente habló, haciendo que la atención esta vez estuviera sobre ella-

-¿Te estás escuchando? Por eso YoungJae  comete esta locura, porque tú le dejas hacer lo que quiere ¿Unas cuantas lágrimas y te ha convencido? -

-YoungJae nunca me había desobedecido de esta forma y si lo hizo es porque de verdad esto es importante para él ¿Bien?- El ambiente se tornaba cada vez más pesado, haciendo que los dos menores sólo quisieran tomar valor suficiente para marcharse sin necesitar permiso.

-Se supone que esto debe ser un arreglo tranquilo ¿Bien? Nada de peleas- Intervino la señora Jung, tomando con precaución el brazo de su esposo.

-¿Arreglo? ¿Qué arreglo? No hay nada que arreglar aquí. Tomaremos a nuestro hijo y volveremos a Busan, no pienso dejar que DaeHyun arruine su vida de esta manera-

¿Irse? Volver a Busan sin YoungJae…

DaeHyun se puso de pie, haciendo estremecer a las dos mujeres presentes.

-No me iré ¿Me escuchan? Me quedaré con Jae quieran o no- El señor Jung resopló con furia; ahora eran sólo él y su hijo en la pelea y quien interviniera estaba perdido. Si su retoño quería pisotear su autoridad, entonces no había nada más que hacer.

-Entonces ¿Te quedarás?- El joven asintió con decisión y el hombre sólo alzó una ceja- ¿Aunque yo te diga que no?- Un nuevo asentimiento y el hombre esta vez soltó una carcajada.

-¡Dae!- YoungJae quiso atrapar al mayor ya que el golpe que recibió en el rostro estuvo a punto de tumbarlo, pero el señor Jung fue mucho más rápido.

-Tengo noticias para ti, DaeHyun, tú haces lo que yo diga. No sé de donde sacaste que podían estar juntos, pero déjame decirte que es hora de que despiertes- El padre del moreno dejó libre a su asombrado hijo, el cual de un momento a otro comenzó a llorar.

Bienvenido al mundo real, Jung DaeHyun.

 

El rostro sonriente de YoungJae era tan hermoso que brillaba con luz propia. Esos ojos que expresaban todo lo que sus palabras no podían resplandecían tanto que DaeHyun creía quedarse ciego y la bonita forma en que le golpeaba cuando reía a carcajadas era abrumadoramente hermosa.

Por favor, que alguien le devolviera a su ángel.  Ya no quería seguir pasando noches en vela, preguntándose porque la vida era tan jodidamente injusta. Él sólo quería ser feliz al lado de la persona que más amaba en el mundo ¿Qué tenía eso de malo?

-Hombre… tienes dos meses así. Deja eso y vamos a salir ¿Vale?- Baek intentó retirar la fotografía de las manos adversas, pero la mirada llena de ira de DaeHyun le hizo retroceder.

-Te dije que no vengas-

-DaeHyun, tus padres me dijeron que necesitas distraerte y tienen razón. Vamos a jugar futbol o…-

-No- La seca respuesta vino seguida de un molesto Jung levantándose de donde se encontraba, dispuesto a sacar al otro a empujones de ser necesario; no iba a soportar nada más, quería estar solo y lo estaría.

-¿Vas a seguir evitando al resto del mundo de esta manera? No puedes, Dae, tienes que salir de aquí y seguir tu vida….- Ambos se miraron por un momento y el moreno dudó un momento antes de inclinarse hacia adelante y abrir la puerta que se encontraba detrás de su antes mejor amigo.

-Saldré cuando esté listo… ahora, vete-

Afuera, Baek no sabía que le hería más. Ver a su mejor amigo de esa manera… o sentir que ya no era más su mejor amigo; DaeHyun parecía haber muerto.

Miró hacia arriba, en donde la ventana del Joven Jung se divisaba y si hubiese sabido que él lloraba, sosteniendo la foto de su primo entre sus brazos, posiblemente habría regresado.

 

 

“DaeHyun, me pregunto si debería iniciar con un “hola”… ¿Cuánto tiempo ha pasado? Creo que son dos años ¿Verdad? Ah, no sé a quién quiero engañar, los he contado ¿Sabes? Me refiero a los días sin ti.

2 años, tres meses, cuatro días y… haciendo cuentas, unas tres horas.

Uno pensaría que a estas alturas ya me he quedado sin lágrimas, pero sorprendentemente sigo llorando todas las noches ¿Puedes creerlo? Incluso a veces cuando duermo lo hago.

¿Te acuerdas de mí aún? Creo que lo más difícil de todo esto es no saber si ya me olvidaste.

¿Me creerías si te digo que casi me tiro de una ventana cuando descubrí que había olvidado como sabían tus besos? Fue horrible, quise recordar tu tacto y de la nada ya no pude hacerlo. Ahora todo se ha vuelto borroso y eso duele, Dae, duele tanto que siento que en cualquier momento me moriré ¿Sabes?  En la universidad me dijeron que las personas sí se pueden morir de tristeza.

A veces, cuando mi pecho se vuelve insoportablemente pesado, me pregunto si no he muerto porque Dios aún me ama al menos un poco y quiere que viva lo suficiente para ver tu sonrisa otra vez.

Extraño tus besos, tus abrazos, tus sonrisas, tu voz… tu forma de hacerme el amor.

Si aún me recuerdas, por favor, te lo suplico… ven, huyamos juntos.

Te amo, te amo, te amo, siempre lo he hecho y comienzo a creer que siempre lo haré.
Atte: YoungJae“

 

El joven universitario Yoo YoungJae dobló el pequeño papel entre sus manos, observándolo por un par de segundos para al final lanzarlo a las llamas de la chimenea.

El psicólogo había dicho que eso ayudaría… entonces ¿Por qué de nuevo estaba llorando?

Tal vez ese era su destino. Llorar por aquel joven que había robado su corazón hace tanto tiempo.

Notas finales:

Bueno... ¿Lloraron? Yo estuve a punto...

 

Ahora, el tema que yo sé muchos quieren: una segunda parte. 

 

No lo sé, sinceramente quisiera hacer una segunda parte de esto porque el final triste me dejó un mal sabor de boca... pero eso depende de ustedes. Si quieren una segunda parte, señores, hay que dejar reviews ;3 

 

Buenas noches y gracias por seguir este fic, espero que los próximos que haga también sean de su agrado. ♥ 

 

Hasta luego. ;---; 


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