Capitulo 7
Ese día sigue tan claro en mis recuerdos aun ahora que ha pasado algún tiempo, es increíble que todo eso pasara en un día, en uno que no tenía indicios de ser diferente, recuerdo que al día siguiente el tiempo se paso muy rápido, no teníamos que ir a la escuela por lo que mi tía me llevo al hospital para que me sacaran esas placas que me había dicho la noche anterior, al parecer no fue nada grave aunque tal vez sufriría de uno que otro dolor de cabeza por un tiempo al igual que pequeños mareos, después de eso fuimos a cada una de las casas de las chicas, les dije que convencieran a sus padres de pasar al menos la semana que venía en mi casa así estaría segura de que nada le pasara a ellas, todas asintieron, le avise que pasaría por ellas dentro de 3 horas y sin más me fui junto con mi tía y Mei a la casa para preparar todo.
Quería estar preparada para lo peor, le propuse a mi tía que utilizáramos el salón grande para que todas durmiéramos ahí, teníamos futones estilo japonés así que no habría problemas, ella acepto y junto con Mei me ayudo a condicionar el lugar, nos tomo cerca de una hora preparar el sitio, le dije a mi tía que iría a comprar algunas cosas así que salí rápidamente de la casa, después de caminar cerca de dos cuadras Mei me alcanzo.
-puedo ir yo sola y lo sabes – le dije sin mirarla
- solo quería acompañarte – me dice levantando sus hombros restándole importancia a su respuesta
- si… claro – le dije con sarcasmo
- no te pongas así An, quieras o no te acompaño y ya está – después de eso no dijimos nada hasta llegar a un pequeño centro comercial
Tome un carrito y me fui directo a la sección de dulces, mire detenidamente todos los que tenia frente a mi me decidí por algunas gomitas y unas bolsas de bombones, también tome algunos sobres de palomitas y algunas cosas mas, antes de ir a pagar pase por unos refrescos.
-pensabas cargar todo eso hasta la casa? – me pregunto Mei al ver cuántas bolsas me llevaba, todas llenas de dulces
- puedo bien con todo – le dije con simpleza
- y no lo niego es solo que pensé que querías pasar inadvertida- me dice tomando algunas bolsas
- casi no sale gente a esta hora así que no me importo – le conteste tomando yo las bolsas restantes, salimos sin decir nada mas.
- creo que estas muy calmada – me dice a medio camino
- ……. – no contesto nada simplemente me encojo de hombros
- has tenido algún mareo? – me pregunta después
- no-
- y algún dolor de cabeza? – insiste ella
- tampoco, creo que mientras no haga ningún esfuerzo estaré bien – me vuelvo a encoger de hombros
No me pregunta mas, cuando llegamos a la casa todo estaba en silencio por lo que pensé que había salido, pero al acercarme más a la sala vi que estaba dormida sobre el sofá, sonreí ante ello pues raramente hacia eso, tal vez ha tenido exceso de trabajo últimamente. No quise molestarla así que fui a dejar todo en la cocina, una vez terminado me di cuenta que ya era hora de ir por las demás, le dije a Mei que me acompañara y fuimos por ellas en el coche de mi Tía.
Le dije a Mei que fuéramos primero por Meli ya que su casa era la más cercana, no tardamos mucho en llegar, fui y toque el timbre, tardaron algo en salir pero cuando abrieron la puerta me encontré de frente con un hombre que media como 20 cm más que yo y tenía una expresión muy dura en la cara.
-¿Quién eres tú? – me pregunta con una voz muy gruesa y rasposa, como queriendo espantarme
- mucho gusto, mi nombre es Ángel y soy amiga de Melisa – le digo con formalidad pues debía de ser el padre de Meli
- Así que tú eres Ángel… ¿porque mi hija tiene que ir a tu casa toda una semana? – me pregunta con el ceño fruncido
- por un trabajo escolar, estaremos en mi casa para más comodidad y también irán otras de nuestras compañeras de clases- le digo sin siquiera parecer al menos un poco nerviosa
- papa deja de molestar a mi amiga – Meli hace su aparición bajando las escaleras, se veían desde la entrada pues no había entrado
- sigo sin entender porque tienes que irte a la casa de tu amiga toda la semana – le dice su padre a Meli todavía con el ceño fruncido
- ya te dijeron que es por un trabajo de la escuela, ¿o acaso quieres que repruebe una materia?- le dijo ella enfrentando a su padre por su comportamiento sobreprotector
- de acuerdo, espero que esa semana no se extienda – dice mirándome de reojo, yo lo miro confundida
- eso espero yo también papa – dice Meli y le da un beso en la mejilla a su padre – te veo después
- con su permiso señor – le digo pero antes de poder irme me retiene del brazo
- espero que nada malo le pase o te ira muy mal – me dice a mi oído, un escalofrió recorre mi espalda, algo extraño ya que antes no me había puesto siquiera nerviosa – ella no me lo ha dicho pero sé que ha pasado algo malo
- señor, ahora mismo no puedo decirle nada con seguridad, solo una cosa… nada malo le pasara a su hija – le respondo firme, dejando de lado lo que sentí hace unos momentos
- bien – dice y yo me dispongo a irme
- ¿qué dijo mi papa?- me pregunta Meli una vez llego al auto
- nada importante – le digo mirándola – Mei vámonos
- a dónde iremos ahora – me dice encendiendo el auto
- a casa de Karla… - fue lo último que dije antes de emprender la marcha
La escena de la casa de Meli se repitió en la casa de las demás chicas, aunque no sentí lo mismo que cuando los padres de los demás me dijeron casi lo mismo que el papa de Meli; creo que al decir que irían a mi casa pensaron que era la de un muchacho, ya saben por mi nombre, todo el camino de regreso fui seria, se percibía una extraña calma en el ambiente, sentía como si alguien nos estuviera observando pero decidí no tomarle importancia, al menos no de momento. Llegamos rápidamente a la casa que sería algo así como nuestro refugio durante la próxima semana, les mencione que todas dormiríamos en el salón principal a excepción de mi tía y Mei, al entrar todo seguía en calma… tal vez demasiada.
-An…- dijo Mei al entrar al vestíbulo
- lo sé, quédate con las demás afuera yo iré a ver- me voy antes de quiera contradecirme
- que paso? – oigo las voces de las chicas, Mei no les respondió
Con sigilo me adentro a la sala, parece que no hay nadie, reviso la cocina y nada, paso por cada una de las habitaciones de la primera planta pero no encuentro a nadie, ni siquiera a mi tía, volteo en dirección a donde esta Mei, me hace una seña como diciendo si podía entrar y yo negué con la cabeza, ella frunció el ceño, subí en silencio la escalera de madera y antes de llegar escucho como algo cae dentro de mi alcoba, salgo disparada pero antes de entrar me detengo, intento escuchar nuevamente y oigo algunos paso, abrí la puerta sin hacer ninguna clase de ruido y puedo ver una figura, puede darme cuenta rápidamente que se trataba de la misma persona que estaba en el auditorio
- ¿por qué no entras?, después de todo es tu habitación – dice aquella persona con una voz metálica
- ¿quién eres tú? – le digo sin gritar, entrando a la habitación
- puedes decirme Raff – su voz metálica me perturba pero lo escondo
- ¿y puedes decirme que haces en mi casa, en mi alcoba?- le digo con calma
- vengo a darte algo – me extiende una caja para que la tome
- ¿cómo se que no es una trampa? – le digo a la defensiva
- extraños cerezos corren por el viento – me dice y yo me quedo perpleja
- nadie presta atención a ello – le respondo
- así es como una catástrofe se desata – continua aquella persona
- sin que nadie sepa ni pueda hacer nada – mi voz es casi como un susurro – bien, confiare en ti
Tome la caja y antes de que pueda decir algo esa persona sale por la ventana rápidamente, antes de bajar voy a la habitación de mi tía y la veo recostada en su cama, me cercioro de que no tenga nada y luego bajo con las demás. Mei se veía impaciente y las demás preocupadas pero todas se relajan cuando me ven bajar.
-ya pueden entrar – les digo desde las escaleras, todas entrar rápidamente, en especial Mei
- vengan les mostrare donde vamos a quedarnos - digo antes de que me pregunten algo