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ONLY ONE (FINAL ALTERNATIVO SOLICITADO POR LOS LECTORES) por Kristy

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Notas del capitulo:

Con este capítulo cerramos el fic y finalizamos la historia del Shinyoung y de Only One, por ende. Es el más largo de todos (creo que ya os daréis cuenta solo con ver el scroll). Tened paciencia. CNU es el único personaje que solo tiene 3 capítulos propios (protagonizados por él, hablando en primera persona) en el fic de Only One y lo que sabemos de él a lo largo de la historia es a través del resto de personajes. Exactamente estos: My love (el primer capítulo de Only One), Yesterday (antepenúltimo capítulo del fic) y Lonely (último capítulo) que encima comparte con Jinyoung. Es hora que veamos cómo ha sido su recorrido durante los cuatro años que se narran entre ambos “fics”, por ello le he dejado el protagonismo en este final del final alternativo. Espero que os guste.   

Tumbado en aquella cama impersonal y anodina del hotel de Tokio, CNU miraba al techo, aburrido, cansado y melancólico. A lo lejos, escuchaba el sonido de la ducha. Jinyoung estaba duchándose, tras el mini concierto que habían tenido aquella tarde y cumplir con todas las obligaciones para la prensa y televisión que habían tenido. Él se había duchado primero y ahora estaba tumbado sobre su cama, la que había elegido, con los ojos entrecerrados, luchando por mantenerse despierto.

Hacía demasiado tiempo que no le había tocado compartir habitación con el líder. Casi dos años, si no recordaba mal. Todo porque Gongchan dijo que le apetecía dormir solo  esta vez. Desconocía la razón, mas no pudo decirle que no. Normalmente era incapaz de negarle nada al maknae. Pero le resultaba violento tener que compartir habitación con Jinyoung, por muchos motivos. No podía evitarlo, pero muchas veces le asaltaba el miedo. Sabía que Jinyoung ya no era el ogro, pero temía despertar a la bestia de nuevo. Apenas hablaban de cosas personales entre ellos porque tenía miedo de decir algo inoportuno que volviese a prender la mecha. Porque sabía que no podría soportarlo, el tener que revivirlo todo otra vez. Muchas noches, se despertaba sobresaltado, aterrado, pensando que aún estaba atrapado en esa época, cuando ya no lo estaba.

¿Debería llamar a Joo?

 Ya no estaban juntos, lo habían dejado dos meses atrás. Pero en ocasiones sentía que era como si no lo hubiera hecho. Sabía que estaba siendo egoísta, aún aferrándose a él, pero en esos momentos de duda, de indecisión, la única persona que le tranquilizaba y lo volvía a poner en tierra era su mejor amigo.

Jinyoung…

¿Por qué había cedido al deseo de su Channie? Ahora no estaría torturándose sin cesar, como si hubiera ido al matadero, en lugar de estar tranquilo, intentando dormir, aprovechando la calma anormal de ese instante de su vida. Todos los días maldecía haber conocido a Jinyoung. Maldecía el mismo instante en que lo conoció, porque su vida se había vuelto un caos, un lugar a ratos celestial y demasiado infernal, más veces lo segundo que lo primero. De veras que lo había intentado. Sinceramente, lo había intentado hasta la exasperación. Ojalá hubiera sido capaz de enamorarse de Jooyoung de la manera que realmente merecía, pero había sido en vano.

Su eje, su mundo, todo lo que hacía, veía y vivía giraba en torno a Jinyoung.

Era desolador.

Era en esos momentos en que realmente pensaba que necesitaba un psiquiatra, porque sentía que se volvía loco (o mejor dicho, estaba loco) y que su cabeza iba a explotar, como si fuese una bomba de verdad. La mera idea de compartir habitación con él de nuevo le generaba un ataque de ansiedad y no debería ser así, porque en teoría solo eran amigos. Pero una parte de sí mismo sabía que no quería que fueran solo amigos. Quería más, necesitaba más.

Siempre la palabra clave había sido “más”.

En todo este tiempo, incluso cuando Jinyoung se convirtió en un despiadado verdugo, su amor por él nunca fue a menos sino siempre a más. Era consciente de que eso era enfermizo, pero la realidad era y siempre ha sido así. La verdad es que la mayor parte del tiempo se veía a sí mismo como una persona trastornada, enferma de amor, pero enferma. Estaba convencido que si le viese un psiquiatra directamente lo enviaría a un sanatorio mental. Jooyoung le había dicho en alguna ocasión que el amor consistía en volverse loco, pero… algo le decía que lo sentía por Jinyoung era algo más que convencional.

¿Por qué él?

Siete años después de aquel maldito día en que le conoció en aquella sala, con aquella tropa de mocosos asustados a su alrededor, todavía se preguntaba por qué demonios fue él. ¿Por qué no Sandeul, Baro o Gongchan? ¿Por qué tuvo que caer totalmente hechizado, drogado o cualquier sinónimo que pudiera emplearse para el hecho de que se colgó por completo de Jinyoung, incluso antes de saber su nombre?

Mierda de amor, puto veneno.

La mayor parte de la gente le hablaba del amor como si fuese un paraíso. Solo tenía que hablar con Baro o con Sandeul para oírlo. También con Gongchan, quién le contaba todo sobre su relación con su novio. Toda la gente que conocía (y que estaba emparejada) le hablaba maravillas del amor. Tal vez fuese así, pero para Shinwoo era una utopía. Al principio, solo estaba asustado. Pánico era poco para describir el miedo que sentía cada vez que le parecía que alguien se había dado cuenta de que era homosexual y se había enamorado del líder. Sabía que había resultado ser una persona muy desconcertante para sus compañeros, pero había sido la única solución que había encontrado por aquel entonces para camuflarse, seguir en el grupo y avanzar hacia sus sueños.

Todavía recordaba su estupefacción aquella tarde en la que Jinyoung apareció en la sala de ensayos, antes de debutar, con dos billetes de avión a Japón. Estuvo dos días sin dormir. De hecho, en esos dos días estuvo encerrado en su habitación decidiendo qué porras se iba a llevar a ahí y si era correcto que fuera. Su familia dijo que sería de mala educación rechazar esa invitación. Así que, por no ser descortés y por querer “llevarse bien” con Jinyoung, aceptó ir con él, aunque acabó al borde de un ataque de nervios en su interior.  Por alguna razón extraña, en cuanto pisaron Japón, su cuerpo fue capaz de relajarse y disfrutar del viaje. Fue muy raro, como si su cerebro racional se hubiera ido de vacaciones también. Tal vez por eso, en aquel local nefasto, Jinyoung le pilló con la guardia baja.

A decir verdad, su plan había sido cargar con sus sentimientos hasta el final. Nunca había sido su intención declararse en algún punto del camino a Jinnie, pero aquel desastroso momento simplemente sucedió. Le encantaría decir que no se arrepentía de la declaración, pero… con el tiempo sí. Ojalá pudiese volver atrás al pasado y haber seguido el rollo a Jinyoung en aquella surrealista conversación sobre la amistad. Ojalá. Tal vez lo que había pasado el año pasado no hubiera sucedido.

Jinyoung nunca le amaría y mucho menos de la forma en que él lo hacía.

Lo supo en aquel instante, en aquel momento en que se declaró. La expresión de su cara y su cuerpo, queriendo huir y salir corriendo. Su estupefacción, algo de repelús, inseguridad e incredulidad. Solo su orgullo le impidió reaccionar como las personas normales reaccionan cuando uno se declara “anormal”. Trató de arreglarlo sobre la marcha y Jinyoung también. Sabía lo falso de aquella promesa, pero, debido a su estúpido enamoramiento, decidió creer en él para poder seguir adelante.

Ahora, aunque las cosas habían vuelto a la normalidad un año atrás, tenía la sensación que lo mejor hubiera sido haber sido listo entonces, igual que en su decisión de no ser el líder de B1A4. Tal como le sugirió a Jin, ahora veía que lo mejor hubiera sido haberlo dejado a tiempo. Probablemente nunca hubiera debutado con ellos, ni con otro grupo. A lo mejor se hubiera dedicado a otra cosa, era posible… pero tal vez sería mucho más feliz y hubiera conseguido librarse de ese sentimiento oscuro que tenía en su interior al que le llamaba “amor”.

Ya era tarde para renunciar. Causaría demasiados problemas y, bueno, todavía le gustaba salir a un escenario a darlo todo, aunque hubiera actividades surrealistas en las que tenía que participar y  que odiaba con toda su alma. Pero era por el bien común, así que hacía el esfuerzo. A lo largo de estos meses, le había comentado a Jooyoung qué podría pasar si él dejaba la banda voluntariamente. Su entonces novio, le observaba comprensivo y le decía: “Dong, en el fondo no quieres dejar el grupo. No te tortures con ello.” Nunca lo había comentado con sus compañeros. En ningún momento, ni antes, ni durante y ni después. Si algún día abandonaba el grupo, prefería que fueran los últimos en saberlo. ¿Cobarde? Sí. Dongwoo siempre había sido un cobarde para todo, pese a lo que le decía la gente en la que confiaba.

Internamente, agradeció que Jinyoung no hubiera dicho nada de lo sucedido en Japón por aquel entonces y que actuase con la misma normalidad que antes. No le importó que no le correspondiese, mientras pudiese compartir sus sueños con él.

 Ese fue su propio convencimiento, su propia tumba.

¿Cómo supo que Jinyoung y la bailarina Shin Naeae estaban juntos? Cualquier persona enamorada lo sabe. Cuando los ojos miran solo a una persona, lo ve todo: sus miedos, sus alegrías, su energía, sus bajones, la forma en la que duerme, si está relajado o tenso… y también cómo se relaciona e interactúa con los demás. ¿Vigilante obsesivo? Seguramente. Cuando te enamoras, tu vida no gira en torno a ti y a lo que te rodea, sino a lo que rodea a esa persona. Esa persona se vuelve en tu hoja de ruta, en tu punto cardinal, en tu polo norte, en la razón por la que respiras y te levantas cada mañana… Algunos lo llaman obsesión y otros amor. ¿Quién de los dos tiene la razón? CNU seguía sin saberlo. La cuestión es que Jinyoung empezó a brillar de una forma que no lo había hecho antes. Sus letales sonrisas (al menos lo eran para él) irradiaban energía y felicidad absoluta. La piel de su cara estaba espléndida y su mirada tenía un aura espectacular. También lo notó en sus composiciones. Las letras ya no eran sobre rupturas (una vez le preguntó por qué parecía obsesionado con el tema y entonces le contó lo sucedido con su primera novia. Ese fue otro momento clave que le hizo comprender que Jinyoung solo sería su amigo en la vida), sino empalagosamente optimistas y románticas. Más tarde vinieron las ausencias injustificadas, delegando en él todas las responsabilidades, y las llamadas y mensajes “secretas” en el móvil. No dijo nada porque se percató que Baro y Sandeul  no se daban cuenta de la situación. Hasta que un día notó un cambio de comportamiento en Gongchan y fue cuando vio que él sospechaba, igual que él mismo, lo que estaba pasando. Cuando el maknae hizo aquel asentimiento mudo fuera del hospital donde habían ido a que se hiciese un chequeo, se dio cuenta que no había vuelta atrás y que todo era patéticamente real.

Quizá porque era masoquista, se propuso la meta de saber quién era la chica por la que había perdido la cabeza su amigo y amor imposible. Le llevó más tiempo del debido porque la chica era lista a la hora de disimular. El error fue pensar que la novia de Jinyoung no estaba en la compañía. Creyó, ingenuamente, que era alguna cantante o idol de las muchas que conocían debido a su trabajo. Se armó de paciencia durante un par de meses hasta que un día, se dio cuenta que estaba buscando en el lugar equivocado.

Era tan simple como seguir a Jinyoung y a dónde miraba Jinyoung.

La chica en cuestión, bonita, con buen cuerpo y con una personalidad arrolladora, nunca prestaba demasiada atención a Jinyoung en el trabajo, se marchaba con las demás bailarinas (unas chicas muy majas y profesionales) y no había nada aparentemente extraño. Pero Jinyoung solo tenía ojos para ella. Así que, cuando fue tan obvio que Shin Naeae era la elegida, se sintió nada, hundido, insignificante. Por alguna razón, creyó que Jinyoung confiaba en él en todos los sentidos, que confiaba en él como su mejor amigo. Ver la realidad de que no era así fue una losa demasiado pesada para CNU. Aquel día en que vio las miradas mutuas, miradas furtivas entre los dos, entendió silenciosamente que, si alguna vez había tenido alguna oportunidad, había perdido. Con Jinyoung de cita con ella y los tres pequeños yendo al cine, se excusó y se largó al apartamento de Jooyoung. Su único plan aquella noche había sido beber hasta perder el sentido y ya al día siguiente, sobrio y, en teoría, más lúcido sería capaz de pensar y actuar correctamente.

Pero como todo en esta vida… del plan a la acción siempre hay un trecho, inconvenientes y nuevos caminos que no existían en tu proyecto original. Nunca fue su plan acostarse con su mejor amigo y empezar esa relación de follamigos retorcida en la que había acabado derivando un año después. Nunca fue su plan cabrear a Jinyoung con respecto a su novia. Nunca fue su plan todo lo que sucedió posteriormente.

Después de aquel día, se limitó a observar a la parejita. Por aquel entonces, vinieron demasiadas cosas de golpe, entre el susto de la operación urgente de Gongchan y su posterior recuperación, el rodaje de Hello Baby (lo único que le motivaba, la verdad, era estar un rato con los críos)… Su autoestima estaba por los suelos, pero se esforzaba por hacer creer a todos que solo era cansancio. Ya se había dado cuenta que había perfeccionado tanto el esconderse que apenas se enteraban de que estaba sufriendo veinticuatro horas al día.

Fue mera casualidad que descubriera el doble juego de aquella chica. Los demás se habían ido porque tenían actividades que hacer, Jinyoung estaba en su cabina componiendo,  Gongchan se había marchado antes porque le tocaba esa noche hacer la cena y él se había quedado en la compañía. El hecho de que Jooyoung no hubiera podido quedar esa noche fue lo que le decidió quedarse ahí a beber un rato a solas, ya que tenía que hacerlo a escondidas. Beber era lo único que le calmaba los nervios. Sabía que no le hacía ningún bien, pero tristemente era el único momento en que podía olvidarse de su miserable existencia. Como no quería que le pillaran, siempre deambulaba por las estancias y pasillos a oscuras, por eso nadie le vio y fue capaz de sorprenderles en el despacho de su CEO, comiéndose a besos sus jefe y ella. Al principio se quedó petrificado, detrás del cristal, asustado ante la idea de que le hubieran visto, pero siguieron a lo suyo. Siempre se arrepintió de no haber tenido a mano el móvil (sin batería) para hacer una foto del delicado momento.  Asqueado, cabreado, decepcionado y preocupado… no pensó en las consecuencias de su acción. Podía haber ignorado ese sentimiento de frustración y ese impulso de ira, pero volvió por donde había venido y fue directamente a donde estaba Jinyoung ajeno a lo que estaba pasando un par de pasillos más adelante.

¿Por qué lo hizo?

Una parte de su intención era buena. A día de hoy seguía creyendo que, si él tuviera la oportunidad de salir con alguien más y esta persona le traicionase con otra y sus amigos lo supieran, aunque doliese, aunque le matase por dentro, querría saberlo. Aún le dolía el relato que le había hecho Jinyoung, tiempo atrás, de cómo se había sentido al encontrarse a su primera novia acostándose con el que había sido su mejor amigo. Todavía lloraba con ello, de lo marcado que le había dejado aquel suceso. Por otra, solo quería joderle a ella. Si había algo que no soportaba era ver a Jinyoung sufrir o que le alguien traicionase y engañase deliberadamente, por lo que era capaz de hacer cualquier cosa para conseguirlo. Así que, como en todos los momentos en los que no pensaba y actuaba sin pensar, fue hasta ahí y lo soltó.

Detrás de su declaración, este era el segundo momento de su existencia que querría borrar. 

Más que el puñetazo en el estómago que le dio, lo que realmente le dolió fueron sus palabras: “Muérete. Muérete porque para mí estás muerto de aquí en adelante.” Dos años después las recordaba a la perfección, con sus respiraciones y su tono tan hiriente. Porque cumplió su palabra. Realmente sintió que, para Jinyoung, él había muerto en muchos sentidos. Así que, cuando Jinnie sacaba toda su furia en forma de humillaciones, insultos y sarcasmos hirientes, lo aceptaba. Lo aceptaba porque entendía que para él todavía no estaba lo suficientemente muerto como para no molestarle su existencia. Quiso creer que se debía a la furia del momento, a la traición del momento. Confiaba en que, cuando pasase la tormenta, pudieran hablarlo y solucionarlo.

Nunca llegó esa conversación. Ni siquiera cuando todo se “arregló” un año atrás lo habían hablado. Era como un tabú entre los dos. A veces quería sacar el tema, pero como ya había aprendido dolorosamente, callar era la mejor opción. Al menos, cuando se trataba de Jinyoung.

- ¿Shinnie?

Escuchó la voz de su compañero en medio de la oscuridad. ¿Cuándo había terminado de ducharse? Daba igual. No tenía ganas de hablar, así que no le contestó. Escuchó el sonido de ropas caer, el del colchón recibiendo un peso extra y un cuerpo moviéndose hasta que encontró su posición de descanso. Después silencio.

Era consciente que últimamente Jinyoung reclamaba su atención para cualquier cosa. Desde aquella mañana en la que se suponía que todo había vuelto a su ser, Jinyoung estaba todo el día pendiente de él, siempre a su disposición. De hecho, la semana anterior del viaje para los nuevos conciertos en Japón, se había pasado todo el tiempo midiendo su sueño, comida y detrás de él como si fuera su sombra. La verdad es que le había resultado cargante, intimidante y agobiante. Sospechaba que era su culpabilidad saliendo a flote por todo lo que había pasado. Le había dejado muy claro que le perdonaba y que pasara página de una vez, porque él quería hacerlo (desesperadamente, a decir verdad).Pero parecía no hacerle caso. También le había visto quedarse quieto, sentado, cuando se creía solo, llorando. El Shinwoo de antes hubiera ido a preguntarle directamente qué le pasaba. El Shinwoo actual tenía miedo de preguntar porque sabía que cada vez que intentaba hacer algo la fastidiaba; así que había optado por preguntarle a Sandeul, porque sabía que él era su mejor amigo y no él (era triste ser consciente de ello, pero esa era la realidad), pero este se había limitado a sonreírle y no darle importancia. Por tanto, se iba a otra parte para no oírle y no interrumpirle. Había aprendido demasiado bien que pasase lo que pasase no debía intervenir. Le dolía verle llorar a escondidas, sin saber por qué. Algo le estaba afectando estaba claro, pero cada vez que intentaba sacar el tema, Jinnie rehuía. Por tanto, se quedaba donde estaba porque no quería tensar nada. Era tan frágil la cuerda que les unía… Igual de frágil que lo había sido todos estos años, pero que no había sabido verlo.

Francamente estaba agotado. Agotado de amar y no ser correspondido.

Había veces que caía en la tentación, como un año atrás, de dejarse caer por fin y desaparecer. La tentación era como un dulce irresistible. Unas veces tomaba conciencia y se distraía y en otras se dejaba arrastrar, en su miseria. Cuando esto último pasaba, Jinyoung aparecía de la nada, como si lo oliese, y se quedaba a su lado, en silencio o hablando de la cosa más absurda posible. No le preguntaba directamente qué le pasaba, quizá esperando que se lo contara, pero no le dejaba solo. Un comportamiento tan diferente al de un año atrás… Ojalá ese año no hubiera existido.

Aquella noche fue demasiado para él. Había una frase hecha para definirlo: La gota que colmaba el vaso. Algo así. No mintió a nadie cuando dijo que se bajó del taxi intentando despejarse. Tampoco recordaba haber llegado a aquel parque y aquel columpio. A duras penas retenía el contenido de la conversación con Jooyoung.

Se sentía tan agradecido y tan culpable al mismo tiempo de tener un amigo de verdad como él.

Ojalá el tiempo le diera la oportunidad que se merecía con una persona que le quisiese de vuelta de la misma forma que le había querido. Más que él mismo, Jooyoung lo merecía más que nadie. Sin rumbo, sin motivo y ni razón, prácticamente el siguiente paso de aquella madrugada hubiera sido ir a algún puente de la ciudad y tirarse. Realmente había alcanzado esa resolución, en medio de su agonía y desesperación. Por tanto, pese a haber sido tremendamente egoísta (y tal vez porque realmente no quería morir tan pronto en realidad), decidió atrapar la oportunidad de Jooyoung. Se prometió a sí mismo que quemaría esa oportunidad al menos antes de decidir algo tan importante como irse de este mundo sin avisar.

En medio de la vigilia, sin dormir apenas, vio cómo el sol se colaba a través de la ventana de su habitación. Otro día más. Al poco, la alarma de Jinnie sonó, obligándoles a levantarse. Preguntas rutinarias de cómo habían pasado la noche, mirada acusatoria del líder ante las ojeras de Shinwoo, conversaciones anodinas… fue el intermedio de espacio tiempo compartido antes de unirse a los demás. Durante la jornada, agotadora, estuvieron grabando un programa para un canal japonés (siempre se decía que debía aprender el idioma de una vez, pero nunca lo hacía) y tuvieron dos sesiones fotográficas para dos revistas del país. De por medio, Jinnie le sugirió dar una vuelta a la noche por la ciudad. Parecía ansioso, así que, como sabía que se le olvidaría le dijo que sí. Después, y hasta la hora de cena, fueron hasta el lugar del concierto a hacer la prueba de sonido en el otro estadio donde debían actuar, para luego volver al hotel y cenar. Ese intervalo de paz había durado poco, hasta que ambos volvieron a entrar en esa habitación. Jinyoung había estado con la cabeza en otra parte todo el día, desconcentrado, la parejita había estado muy activa riéndose a su costa y Gongchan se había pasado el día pegado a él como una lapa. Si alguna vez algo había tenido pies y cabeza, desde luego ese algo había perdido sus miembros hacía mucho tiempo.

Jinyoung, amable como siempre, le ofreció ducharse primero. Accedió porque prefería luego salir, meterse en la cama y hacerse el dormido. La táctica había funcionado bien la noche anterior, así que no veía por qué no iba a funcionar esta noche también. Mientras se quitaba la ropa y dejaba que la humedad de la ducha envolviese el ambiente, no pudo evitar rememorar la cara de molestia Jinyoung y Sandeul cuando había estado hablando por teléfono con Jooyoung en uno de los descansos de la sesión. De hecho, el ambiente tras colgar la llamada se había puesto pesado y cargante, por culpa de los dos. Joo le había llamado para preguntar qué tal iban las cosas y comentarle cómo llevaba la semana. Era posible que lo hubieran dejado, pero mantenían la misma relación de antaño, lo cual le ayudaba a confiar en sí mismo y en saber que siempre tendría a alguien en qué apoyarse, sin importar cómo fueran de mal las cosas. Baro se había acercado, curioso y le había espetado, en un tono extraño, que no había visto a una pareja separada mejor avenida que la suya. De hecho preguntó delante de los chicos si realmente lo habían dejado o no, rompiendo la tensión en una muda expectación que le había incomodado demasiado. Suspirando, tuvo que confirmar el hecho. Agradecía a Baro y sus opiniones, pese a que en algunas ocasiones sentía que le estaba manipulando. Sandeul seguía como siempre con él, pero notaba cierta incomodidad cada vez que esas llamadas se producían. Le había preguntado si tenía algún problema con Joo, mas lo negaba. Pero Shinwoo podía notar su disconformidad ante la relación que había tenido y tenía ahora con Joo. Aquel par seguían siendo sus amigos, sin embargo la mayor parte de las veces ya no les entendía.

 Tampoco se esforzaba en hacerlo, a decir verdad.

Lo único que importaba era que Sandeul por fin se había aceptado a sí mismo y que Baro por fin había roto con sus prejuicios y se había lanzado hacia la única persona que le hacía feliz. Aunque ahora se hubiera roto la conexión entre “madre e hijo” (como si se hubieran hecho mayores de repente y se hubieran independizado), se sentía feliz por ellos. Aunque echaba de menos a los niños que fueron que siempre buscaban refugio en él, ahora entendía que no le necesitaban porque ahora se tenían el uno al otro. Habían crecido, madurado ante sus ojos de una forma simplemente maravillosa a su modo de ver. Ya no eran los niños asustados que se escondían tras Jinyoung, como cuando los conoció. Eran hombres, hechos y derechos que sabían qué eran, qué querían y cómo querían conseguir lo que deseaban. Sentía orgullo por haber podido contemplar cómo habían crecido física y mentalmente. Estaba orgulloso de los dos. Sinceramente, estuvo a punto de creer que Jinyoung también acabaría con ellos y su potencial relación, algo que le destrozó más que si solo se hubiera centrado en destruirle a él solo. Afortunadamente, Gongchan y él mismo habían conseguido convencer a Baro de aquella espantosa farsa (que le había dolido más que el acoso y derribo que había tenido el líder para con él) y la historia entre ambos había tenido final feliz. De hecho, llevaban juntos casi dos años y la relación entre ambos gozaba de buena salud. Shinwoo no creía que ese par se separase, no en un futuro inmediato. Verles juntos y felices era uno de los pequeños placeres (y sentimiento de victoria) ocultos con los que disfrutaba. Era extraño, pero verles así le proporcionaba  esperanza, aunque aún no sabía decir en qué sentido.

Como la noche anterior, estaba cansado.

No físicamente, sino emocionalmente. 

Cuando había sido más joven, más bien adolescente, se había preguntado cómo sería tener una pareja. No saliendo por obligación autoimpuesta con una mujer, sino una pareja que le quisiese, y de su mismo sexo, saliendo juntos sin complejos y miedos. Aunque ahora volvieran a ser lo que siempre había sido, hermanos y mejores amigos, daba gracias a Jooyoung porque le había mostrado qué era lo que debía esperar de una relación normal. Aún le acongojaba el hecho de no haberle querido de la forma que él lo quería (y que le seguía amando, dos meses después de la ruptura). Que hiciese la vista gorda para que Jooyoung pudiera seguir adelante con su vida no quería decir que él fuese idiota. Lo supo en el momento en que dijo que había sido muy feliz durante ese año que habían estado juntos pero que prefería volver al estado anterior. Dolor, frustración y decepción fueron los sentimientos que se reunieron en su interior, en aquel parque, cuando comprendió que Joo le estaba soltado definitivamente, porque había entendido antes que él mismo que no iba a funcionar.

Joo y sus promesas, que pensaba cumplir. Joo y sus consejos que pensaba seguir. Joo y su amor incondicional.

Por eso le quería y sobre todo le respetaba tanto.

Le había dado las armas para recuperar la confianza en sí mismo y darse cuenta que sí podía salir en pareja con otra persona. Que merecía quererse más y tomar decisiones sobre lo que quería y cómo quería las cosas y no siempre hacer lo que creía que se esperaba de él. El verdadero significado de compartir.  El único problema en aquella relación, en la primera relación seria de su vida, había sido que uno de los dos (él mismo) no había sido capaz de darlo todo. De amar al otro. Era consciente de que aún fallaba en ese sentido y tenía muchos errores como persona, pero… si alguna vez tenía la oportunidad de volver a amar y ser amado de vuelta, al menos sabía qué era mantener una relación y qué era lo que debía evitar para que esta no se destruyese a la primera de cambio.

Chansik se había llevado un buen disgusto cuando le comunicó que Jooyoung y él lo habían dejado. De hecho, había estado un par de días de bajón y le había agobiado bastante porque había encima de él casi como un acosador. Había visto miedo en él, aunque no entendía muy bien por qué.

Se lo confesó la noche del mismo día en que lo dejaron, después de cenar y con todos ya durmiendo. Fue a la primera persona que se lo dijo, antes de comunicárselo al día siguiente a todos los demás; cuya reacción fue demasiado tensa para su gusto, por parte de los otros tres. Jinyoung se quedó callado con un rictus extraño en su cara y no dijo nada. Sandeul se dedicó a mirar a Jinyoung y a él, como si estuviera en un partido de tenis y Baro fue el único que medio preguntó si estaba bien. Solo Gongchan se levantó y sugirió que debían comer fuera y aprovechar el buen tiempo, cortando el tema y quitando hierro al asunto.

Channie, aquella noche, se subió a su litera, metiéndose literalmente en su cama, y se quedó despierto, simplemente escuchando y obligándole a contar lo que había pasado.  Le sorprendió (al igual que a él mismo) que hubiera sido el mismo Jooyoung quién hubiera puesto fin a la relación. Su amigo se quedó callado un buen rato, tanto que pensó que se había quedado dormido, cuando le dijo que si era lo mejor para ambos que le parecía bien. Pero a continuación le dijo algo para lo que no estaba preparado: “Me parece bien, siempre y cuando no salgas con Jinyoung”.

 ¿Tan evidente seguía siendo? Aquello solo consiguió deprimirle más. Aunque podía comprender su miedo. Channie siempre había sido muy sincero en ese aspecto. Cuando Jooyoung y él empezaron a salir, solía tener “conversaciones” con él. Siempre le preguntaba cómo iban las cosas y cómo se sentía al respecto. Probablemente era el único de la banda que les había apoyado al cien por cien y mantenía la esperanza de que funcionase, porque, junto a él, había sido uno de los que más había sufrido aquel año que todos querían hacer que no había existido. Gongchan y Jinyoung mantenían una relación normal, pero había veces que le veía marcar distancias. A Shinwoo no le gustaba que hiciera eso y se lo había dicho muchas veces. Su respuesta siempre había sido la misma: “Es mi amigo, pero no le puedo perdonar lo que te hizo, lo que nos hizo pasar por su propia estupidez“. Cuando había comentado esto a Jooyoung, solo había sonreído, una sonrisa comprensiva y le pedía que no insistiera demasiado.   

Sabía que Jooyoung le había dejado porque se había dado cuenta de que nunca podrían funcionar como una pareja. No con él y su obsesión por Jinyoung. Eso le generaba desazón, porque sabía que había fracasado estrepitosamente en su intento de seguir adelante y avanzar sin tener a Jin en su corazón. Tal vez hubiera sido más fácil si la relación entre ambos no hubiera vuelto a su ser después de aquella noche…. si no hubiera vuelto a aparecer el Jinyoung amable, cariñoso, confiable y esa personalidad que tanto había amado (y envidiado secretamente) antaño.  Un año después la relación entre ambos había mejorado, lo cual había repercutido directamente el grupo y en el trabajo. Todo iba como antes, con dinamismo, con ilusión y muy buen rollo. En esa situación, le había sido muy complicado olvidarse de Jinnie y enfocarse en Jooyoung. Volvía a hacer las cosas por las que él se había enamorado como un idiota perdido y no hacía sino complicarlo todo más, haciendo que se perdiese, se confundiese.

 Lo había intentado todo.

Desde lo de Naeae, Jinyoung no había vuelto a salir con nadie más. En su intento de “olvidarle”, mientras estaba con Joo, le sugirió que saliese más, que fuese a fiestas a conocer gente.  Solo lo intentó una vez, porque entre su mirada (dolorosa y decepcionada) y aquella falsa sonrisa le dijo que no debía meterse en medio, mientras escuchaba mentirle diciendo que sí, que era una buena idea. Lo hizo con buena intención porque, meses atrás, se autoconvenció que si Jinyoung salía de nuevo con otra chica le sería más fácil centrarse en su relación con Jooyoung. De hecho, consiguió la reacción contraria. No es que le hubiera reprochado algo, pero Jinnie se encerró entre cuatro paredes a dormir, ver la tele o escuchar música solo en su tiempo libre como si hubiera entrado en una fase de depresión total. Era en esos momentos cuando comprendía lo débil que era la línea que los mantenía unidos. Cuando veía que Jin seguía alejado de él se daba cuenta que todavía les quedaba mucho camino que recorrer para volver al punto inicial donde se habían autoproclamado mejores amigos.

Francamente no entendía bien por qué había hecho eso, pero reconocía que alguna vez había mentido a Jooyoung en cuanto a lo de que no podía quedar solo por no verle solo. En esas veces que había renunciado a salir con su novio, Jinyoung le había sonreído, contento, y habían hablado de cosas triviales, del trabajo o cómo serían los próximos años antes de ir al ejército. Horas muertas, agradables, sentados en el salón con la tele puesta o simplemente viendo algo que le había llamado la atención a Jin en Internet y se lo mostraba. Después se había sentido tremendamente culpable, porque sentía que haciendo ese tipo de cosas era como traicionar a Jooyoung.

Ya seco, se puso un chándal cómodo y salió de la ducha, encontrándose con un adormilado Jinyoung tirado en su cama, absorto en la música que estaba reproduciendo de su móvil.

¿Por qué él?

Seguía preguntándoselo años después. Ahora estaban bien, pero… ¿hasta cuándo? ¿Volvería a pasar lo mismo si apareciese otra novia en su vida? Suspirando, avanzó y le movió un poco el brazo que le pillaba más cerca, asustándolo y dando un respingo. Jinyoung se quitó un auricular y se le quedó mirando.

- Tienes ya la ducha libre.

- Vale.

Jinyoung se levantó, cogiendo su ropa, mientras él terminaba de ponerse los calcetines. Estaba agotado, así que simplemente se dejó caer sobre la cama, con las piernas colgando. Cerró los ojos y dejó la mente en blanco. Debió pasar un rato (y haberse quedado dormido) cuando sintió una mano caliente posarse sobre un lado de su cara, ahora fría, lo que le hizo reaccionar. Al abrir los ojos se encontró con Jinyoung agachado, vestido como si fuese a camuflarse en medio de la noche, mirándole de una forma extraña, como si estuviera calibrando algo de importancia vital.

- ¿Estás bien? –Susurró, suave, como si temiera despertarle.

Shinwoo cerró los ojos, agotado, cansado de lidiar consigo mismo y de tener que controlar sus nervios y sus sentimientos. No le respondió, simplemente movió la cabeza en un mudo asentimiento.

- ¿Tan cansado estás? ¿No quieres ir conmigo a dar una vuelta por la ciudad? -Se le removió el pecho al escuchar aquella voz tan amable y decepcionada, formulando aquellas preguntas. Jinyoung había insistido por la mañana en salir por la noche, cuando terminaran de trabajar, a dar una vuelta para despejarse un poco. Pensando que se olvidaría de ello, le dijo que sí. Ahora se arrepentía. ¿Por qué quería salir ahora? ¿Es que no entendía que cada vez que volvía a ser amable con él, lo mataba un poco más? ¿Dónde estaba el límite del amor? ¿Por qué aquello seguía creciendo y creciendo todavía más?

Sintió su cálida mano pasar de la cara a su pelo, acariciándola con extrema delicadeza. Al poco un peso extra movió el colchón, indicándole que Jinyoung se había sentado en el borde de la cama.

- Tengo sueño, Jin. –Masculló, desganado, dejándole hacer. – Vamos  a estar aquí tres días más, ¿tiene que ser hoy? ¿Por qué no vamos mañana? –Insistió, aún con los ojos cerrados.

- Estoy cansado de dejar las cosas para mañana, Shinnie. Por favor, te lo pido. Vayamos ahora. -Shinwoo se obligó a abrir los ojos, confundido. No entendía muy bien lo que había querido decirle. Al observarle, detectó  ansiedad. Entonces no pudo evitar ceder.

- Está bien.

Con parsimonia se levantó de la cama, buscando sus zapatos. Menos mal que no se había puesto el pijama al salir de la ducha, sino un chándal negro. Para cuando se quiso dar cuenta, estaban en la calle, recibiendo el aire fresco de la noche. Miró a su lado. Jinyoung caminaba con una expresión tranquila y contenta. Casi podría decir que estaba emocionado. Esa clase de gesto por el que no podía evitarle negarle nada y por el cual acababa siendo arrastrado por él.

No tardó en darse cuenta que estaban reproduciendo un recorrido que años atrás, en una mañana de verano, habían hecho. Tenía sentimientos encontrados.  Al mismo tiempo que disfrutaba de los buenos recuerdos de aquel viaje, en ese instante y años después, sentía que su estómago se retorcía de miedo y de inseguridad por lo que había tenido que vivir a partir de aquel día.  Habían paseado por la calle en la que solo había recuerdos de Japón que comprar de última hora, pero la tienda donde compró un par de llaveros para su familia ya no existía. En su lugar habían puesto una tienda ropa alternativa. Vio a Jinyoung disgustarse un poco al respecto, pero no dijo nada. Entraron en otra, donde el líder dio buena cuenta de un montón de chorradas (a su juicio) que compró sin criterio alguno.  Tampoco se molestó en preguntar para quién eran todos esos regalitos varios. Después, pasaron por un par de calles donde ofrecían Udon, pero ni rastro de aquel puesto donde compró el dulce de mochi. Era lógico. Era un puesto móvil y seguramente solo funcionaba por el día. Dudaba mucho que Jinyoung recordase aquel detalle. A cambio, el líder (quien estaba extraño y obsesionado con comprar) consiguió un par de Taiyakis de un puesto ambulante y uno de los dos se lo pasó a él mismo. Shinwoo comió despacio, en silencio, incómodo. Jinyoung estaba haciendo una ruta nocturna extraña. ¿Acabarían en el karaoke? No es que le molestase que estuviera haciendo ese recorrido, porque, conociéndole, tal vez era el único camino que conocía para ir a donde fuera que quisiese ir. Su sentido de la orientación era nulo, así que no le extrañaba que utilizase esa ruta. O, al menos, eso quería autoconvencerse. Porque si, por algún retorcido plan,  estuviese reproduciendo lo que pasó en aquella mañana no creía ser capaz de sobrevivir a ello.

De vez en cuando, Jinyoung hablaba de cosas al azar: de letras de canciones, de ideas para conciertos, de planes de vacaciones. No había un criterio en su conversación y a él no le importaba, porque era simple y agradable y no requería respuestas demasiado elaboradas. Solo quería disfrutar de la noche y de su “invisibilidad” entre las gentes de aquel país, ya que su líder no quería estar encerrado en el hotel. Quizá fuese por la conversación o porque se confió demasiado, pero no lo vio venir. No hasta que Jinyoung se plantó delante del maldito local y soltó un: “Comamos algo”. Estuvo clavado en el sitio un buen rato, helado por dentro e inseguro. La expresión de Jinyoung era también débil, pero su mirada rogaba porque entrara en aquel maldito lugar con él.

¿Por qué?

Volvió a mirar a Jinyoung y solo vio una necesidad urgente de que cediese a su retorcido pedido. Quién se lo iba a decir… Cuatro años y medio después, se encontraban ante el local donde se había atrevido a materializar sus sentimientos en voz alta. Donde pensó que todo iría bien si él mantenía su promesa de que su amistad no sufriría cambios… Donde quiso creer que aquel suceso nunca había ocurrido en realidad.

Tantos recuerdos…

Ninguno bueno. Recuerdos tristes, angustiosos… Una parte de él, especialmente su cerebro, le gritaba que no entrase, que no se torturase más, que tenía el poder y la obligación de no entrar y largarse sin explicaciones. La otra le susurraba sádicamente que entrase y averiguase qué quería Jinyoung. Cedió al canto de sirena de su parte sádica y se movió, entrando en el dichoso local.

Se sentaron en la misma mesa que en la que se habían sentado siendo unos adolescentes, en aquellas vacaciones de verano en Japón, hacía ya más de cuatro años. El local había cambiado de decoración, pero la posición de sus asientos estaba igual. Shinwoo lo recordaría hasta el fin de sus días. Aunque no quería sentarse ahí, Jinyoung ya se había aposentado, así que no le quedó más remedio que seguirle. Pero cambió su posición. Ya no estaban frente a frente como aquella vez. Optó por sentarse a su derecha, entre las tres sillas restantes. Jinyoung no dijo nada, solo sonrió. Esperaron a que llegase la carta y se pusieron a escoger. No tenía hambre, pero tampoco quería tomar nada de estimulante (o volvería tener serios problemas para dormir), así que optó por una infusión caliente y un helado. También fue una elección consciente. No quería volver a tomar el maldito café y la maldita tarta de chocolate que aún seguían ofreciendo en su menú, después de tanto tiempo. Sin embargo, Jinyoung pidió lo mismo que aquella otra vez: un té negro.

No se hablaron entre sí, hasta que llegó lo pedido y CNU optó por atacar el helado. Cualquier cosa con tal de distraerse y no hablar demasiado. Estaba sumido por unos recuerdos que le estaban oprimiendo y no quería ser irrespetuoso y salir corriendo de ahí. Le concedería el pequeño capricho a Jinnie.

- Supongo que te estarás preguntando por qué te he traído hasta aquí… teniendo en cuenta lo que pasó en este lugar hace tiempo. -Escuchó hablar al otro en un tono melancólico, casi temeroso. Desvió la atención del helado hacia su amigo y se sorprendió ante el derrotismo que destilaba por todos los poros de su cuerpo. Alzó una ceja, intrigado.

- En serio, Jin. Suéltalo de una vez si quieres, pero no me marees.  -Tal vez fue su tono exasperado, de profunda molestia, impaciente, lo que provocó ese gesto de sorpresa auténtica en el líder de B1A4. Como si no se creyese que él pudiese reaccionar así. Vio moverse aquel brazo, que antes había sido el soporte de la cabeza de Jinyoung, bajar hasta la taza de té, todavía humeante, mientras se ponía a girar la taza, sin control y sin orden concreto.

- Tengo un problema… que surgió en este lugar hace tiempo. –Empezó a decir, mirándole de frente, sin perder la sonrisa, pero tampoco la melancolía. –Porque aquí empezó todo y aquí quiero terminarlo para ambos podamos empezar de nuevo sin arrepentimientos. Porque hice las cosas mal no, lo siguiente… Y porque estoy cansado de fingir, Shinnie.

Clavado en el asiento, el pánico dominó todo su ser. Intentó controlarse a duras penas. Como entonces, decidió aferrarse a la taza de la infusión, en un vano intento de mantener sus nervios y su terror a raya.  No quería oír, no quería escuchar y tampoco quería ver.

- Estoy harto de fingir de querer ser solo tu amigo o, mejor dicho, mejor amigo. Harto de fingir que me parecía genial que salieras con Jooyoung, mientras fueras feliz. Harto de fingir que puedo sobrevivir sin ti más tiempo. Harto de esperar y querer ser parte de tu vida y ver que no acabas de dejarme entrar. No tengo tu paciencia, Shinnie.

Tras un primer crack inicial, levantó la cabeza, atónito, viendo cómo Jinyoung intentaba no romperse ante él. Incrédulo, no supo reaccionar.

- Sé que ni siquiera merezco decirte esto. Sé que ni siquiera merezco decirlo en voz alta. Pero te amo y estoy enamorado de ti y cada día que pasa sin que tú formes parte de mi vida de esa manera, una parte de mí se muere. Sé que no lo merezco, pero por favor… tenme en cuenta. Quiero compartir mi vida y mis sueños contigo.

Tenía que estar dormido. Seguro que era una pesadilla. Sin ser consciente de ello, en medio de su colapso mental e incredulidad, las lágrimas salieron a flote y se tapó los ojos con ambas manos, frotándoselos para disimular.

 Esto no puede estar pasando.

Desde luego que no… Jinyoung nunca le correspondería, ese había sido su lema. Jinyoung no era como él. Respiró hondo y logró autodominarse.  Mientras se apartó las manos de la cara, borró los rastros de lágrimas y recompuso una cara neutra. Al mirar al frente, se encontró con un Jinnie ansioso y excesivamente nervioso. Ahora que estaba en el otro lado, se daba cuenta lo doloroso que era tomar una decisión de ese calibre en ese momento. Aunque siempre había fantaseado con este momento, su inseguridad, pánico y miedo le hizo dudar. Sinceramente, aunque ansiaba a cualquier precio creerle, no podía. No en ese momento y en aquel maldito lugar.

- Vámonos de aquí, Jin. –Prácticamente suplicó, mirándole fijamente.

Vio a Jinyoung quedarse petrificado, sorprendido ante su respuesta inesperada. A duras penas pudo reaccionar. Se levantó y se dirigió a la caja a pagar la consumición que apenas habían tocado. En ese momento, Shinwoo se levantó y salió afuera. Pudo haber avanzado hacia el hotel y dejarle atrás, solo, porque era lo que le pedía el corazón, dominado por el pánico. Sin embargo, el aire fresco nocturno le azotó la cara y decidió relajarse antes de hacer o hablar inoportunamente.

- Tenía que haberme dado cuenta de que iba a ser una mala idea. Lo siento mucho… -Su voz se ahogó.

Shinwoo abrió los ojos y se volvió a su compañero, interrumpiéndole secamente.

- Vámonos.

Jinyoung asintió, en un estado de depresión  y de culpabilidad total, avanzando en silencio por las calles de Tokio. Alcanzaron una calle oscura y solitaria, la de las tiendas que dos horas antes habían estado abiertas. Mientras andaban de vuelta al hotel, Shinwoo sintió una mano agarrarle y tirar de su camiseta de chándal, deteniéndole. Dubitativo, se volvió, mirándole sorprendido, aún en medio de la oscuridad de aquella calle con escasa iluminación. Nunca había visto a Jinyoung de esa manera. Como si estuviera asustado, deshecho, arrepentido, desesperado… y más expresiones que no era capaz de discernir, pero que sabía que eran malas.

- Lo siento, Shinie. Yo quería… Quería…  –Volvió a mascullar.

Mudamente comprendió que lo que creía que había sido un sueño, aquella declaración surrealista de Jinyoung, podía haber ocurrido en realidad. Por puro instinto abrió ambos brazos, se acercó a él y le abrazó. Lo empujó con fuerza hasta acercarlo a él. Sinceramente, no estaba siendo muy consciente de lo que estaba haciendo, porque estaba actuando impulsivamente, pero su instinto le decía que lo hiciera o se arrepentiría después.

Así fue como Dongwoo alcanzó los finos y húmedos labios de Jinyoung y lo besó.  Al no notar reacción alguna empezó a separarse, con miedo. Jinyoung lo miraba de una forma muy extraña, congelado, como si estuviese procesando con lentitud lo que acababa de pasar. Sin embargo, Jinyoung reaccionó rápido, aferrándose a él, intentando evitar que se le escapara de las manos.  Shinwoo podía sentir aquellos brazos delgados y fuertes, como dos enganches de metal, impidiendo que se separa y rompiera el contacto entre ambos cuerpos.

- Shinnie… Te amo. Sé que estás muy asustado, confuso, sé que tienes motivos más que suficientes para hacerlo y no creerme… Pero haré cualquier cosa que me pidas. Cualquier cosa… Solo te pido una oportunidad. –No dejó de mirarle en ningún momento, firme y seguro, con una mezcla de ansiedad y urgencia en el tono de su voz.

 El más alto se quedó callado de nuevo, como masticando las palabras que iba a decir a continuación. Sin decir nada se apoyó contra Jinyoung, escondiendo su cara su cuello, sintiendo la respiración del líder cerca de la oreja. Se pegó todo lo que pudo y se aferró a él con cuidado, simplemente intentando encontrar su propio equilibrio mental. Sabía que solo estaba confundiéndole más, pero ahora es lo que quería hacer. ¿Egoísta? Sí. ¿Miedo? Sí. Ambos sentimientos se cruzaban por su pecho a la vez sin saber muy bien qué hacer. Solo tenía claro que no debía arrepentirse de ello. Además, dos meses atrás, se lo había prometido a la otra persona que más quería  en esta vida, aparte de su familia y de Jinyoung: su mejor amigo Jooyoung.

Si lo que había vivido en estos dos últimos años no lo hubiera tenido que padecer, seguramente no hubiera hecho caso a las promesas que le había hecho a Jooyoung.  Pero, ahí estaba, siendo egoísta por primera vez en su vida, atontado por el olor peculiar que desprendía la camiseta de Jinyoung. No sabía qué consecuencias podría tener lo que estaba pasando esa noche, pero ya le daba igual. Estaba cansado de mentirse a sí mismo, cansado de mentir a todos y de fingir lo que no era. Lo que había dejado de ser desde hacía tiempo.

Jinyoung dejó de abrazarle como si fuera a huir a alguna parte y notó sus dedos enredando con su propio pelo, en silencio. Tanto su respiración como la del otro se acompasaron, relajándose, mientras la mejilla de Jinyoung se apoyaba en la parte descubierta de su rostro y abrazándole aún más fuerte, encajando con él. Perdió el concepto del tiempo, incapaz de moverse (a fin de cuentas estaban en un lugar público, lo cual significaba problemas si les pillaban) y siendo consciente de que Jin tampoco. Se sentía tan bien… ahí entre sus brazos, sin hacer nada, como si el mundo fuese un lugar precioso y genial, como si estuviese en una barca en medio de un lago en calma absoluta. ¿Cuánto tiempo hacía que no se sentía tan en paz y libre consigo mismo?  No recordaba ya.

- Jinnie… -Susurró, mientras el mencionado detuvo su acción de toquetearle el pelo, notando cómo su cuerpo entraba en tensión.-  ¿Por qué? –Lanzó la pregunta al aire, más para sí mismo que para su compañero.

El cuerpo que le abrazaba se removió, se separó para lograr ponerse frente a él, cara a cara, sin soltarle del todo. Una vez que consiguió su objetivo, le abrazó, apoyando su frente contra la suya, sin dejar de mirarle. Su mirada seguía sin descifrarla. Se había dado cuenta que en estos dos últimos años se habían perdido de tal manera que ya no eran capaces de adivinar qué pensaba el otro, de la manera que lo habían hecho antes. Eso era muy triste. En el sentido de que ahora era consciente de que, aunque “eran amigos”, ya no se conocían tanto como antes. Jinyoung había cambiado en estos dos años y él mismo también.

- Porque soy imbécil y… porque te amo.  -Sonrió tímidamente al escucharle. Le costaba entender por qué el “me pierden las mujeres” estuviera en ese estado de ansiedad. ¿No se estaría equivocando? ¿No estaría confundiéndose?

- Estás confundido. –Dijo en voz alta, con calma y compasión. –Te lo he dicho muchas veces, Jin. No tienes por qué seguir martirizándote con ello. Lo pasado, pasado está.

- ¡Maldita sea, Shinnie! ¡Qué parte de te amo y no puedo vivir sin ti es la que no entiendes!

Lágrimas de impotencia fluyeron por el rostro de Jinyoung, mientras que su frente empujaba a la suya propia, como una metáfora de la desesperación del otro por hacerse notar, por hacerse entender. Aquellas lágrimas eran de frustración absoluta, según identificó. Realmente… ¿le amaba? ¿Estaba dispuesto a perder lo poco que había quedado entre los dos por ver si realmente le amaba? Joder, era peor que un sadomasoquista.

- No estoy seguro, Jin. –Susurró, dubitativo. No sabía si Jinyoung entendía lo que quería decir, pero la verdad, estaba cansado.

- Déjame intentarlo, es lo único que te pido Shinnie. Sé que no merezco nada después de todo lo que te he hecho pasar… Olvida lo que ha pasado ahí dentro, ¿vale? Mi intención era empezar de cero, desde el mismo punto donde la cagué de una manera con la que mi conciencia apenas puede vivir,  pero lo que te he dicho ahí dentro es verdad. Estoy siendo muy sincero. Esto es lo que siento. Por favor, dame la oportunidad de intentarlo, de demostrarte que te amo y que puedo hacerte feliz…  Te daré el tiempo que necesites, te lo repetiré todas las veces que lo necesites para que me creas... Porque no pienso rendirme ni ahora ni nunca y seguiré insistiendo hasta que me dejes ser tu novio. Seguiré intentándolo hasta que me aceptes, no me importa el tiempo que me lleve. Seguiré intentándolo hasta que entiendas que quiero tú y yo seamos uno. Seguiré insistiendo hasta que entiendas que quiero ser todo para ti, tu timón, tu hogar, tu corazón… tu todo, igual que lo eres tú para mí. Porque esto que estoy diciendo ahora no es un estado de locura por mi parte, ni un sueño por la tuya. Quiero que entiendas que no pienso rendirme y no me importa el tiempo que me lleve, conseguiré que me aceptes y me ames como yo te amo a ti. Porque no sé vivir sin ti, cariño mío. He sido un estúpido al no darme cuenta antes. Pero, como te he dicho ahí dentro, no soporto tenerte lejos, fuera de mi alcance. Haría y daría cualquier cosa por borrar lo que pasó el año pasado, pero ¡no puedo! ¡No puedo! Aceptaré cualquier penitencia o petición que venga por tu parte si eso te ayuda a creerme… Lo único que te ruego y suplico y si es necesario me arrodillaré es que me des una oportunidad…. porque te amo, Shinnie. - Las palabras brotaron de su boca, una detrás de otra, apabullándole. Ansiedad, desesperación, necesidad urgente de aceptación… ese era el tono de su amigo, mientras le miraba con una seguridad aplastante, devoción y fijación. Una mano se movió de su espalda y pasó a acariciar sus mejillas, suave, como si se fuera a romper, sin perder el contacto visual. Cerró los ojos, intimidado.

¿Debería?

 Prométeme que empezarás a ser egoísta y luchar por lo que te dicta el corazón, sin importarte lo que los demás piensen u opinen. Busca tu felicidad y lucha por lo que amas. Sé más egoísta

Sí… Eso le había dicho Jooyoung.  Pero… ¿podría sobrevivir si todo se torciese de nuevo? A fin de cuentas, no iba a ser una relación “sana” desde el principio. Las heridas aún dolían y a veces se sentía como un enfermo mental amándole de esa manera tan insana que rallaba la locura (o al menos eso creía). No sería justo ni para él ni para sí mismo. Por supuesto que quería estar con él, como lo que siempre había soñado. Hacer las cosas como hacían sus dongsaengs, Baro y Sandeul o simplemente como veía que hacía el maknae con su pareja. Le parecían adorables y secretamente los envidiaba (sanamente) porque así era lo que quería hacer con Jinyoung. Estaba claro que se querían, se respetaban el uno al otro, se cuidaban entre sí… y lo compartían todo.

¿Jinyoung sería capaz de hacerlo? ¿Él mismo sería capaz de hacerlo?

Abrió los ojos y pudo ver la agonía en los del contrario, a pesar de la penumbra y se dio cuenta.

Se lo debo a Jooyoung y me lo debo a mí mismo.

- Vayamos despacio, ¿vale? -CNU sonrió, inseguro, y a continuación vio un cambio total en el rostro de Jinyoung. De un estado pésimo a otro de alegría absoluta, como si fuera una persona bipolar. Esta vez fue Jinyoung quién tomó la iniciativa y lo besó. Un beso desesperado, enérgico, que casi le asfixia.  

- ¡Te prometo que no te arrepentirás! – Juró enérgico Jinyoung sobre sus labios, cuando dejó de besarle para recuperar oxígeno, antes de besarle de nuevo sin intención de parar.

Shinwoo, sobrepasado por los sentimientos, por el beso y la expresión brillante de Jinyoung se limitó a sonreír, todavía asustado.

Estaría loco…

Sería masoquista sí…

Pero quería creerle.

Esta vez creería en él.

 

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Epílogo:

Meses después…

 - ¡Te juro que yo no he sido! -La voz estridente de Sandeul se elevó por toda la casa a primera hora de la mañana. Shinwoo abrió un ojo, adormilado,  sin querer moverse y molesto por haber sido despertado.

- ¡Pues entonces por qué está medio vacío, ¿eh?!

¿Gongchan enfadado con Sandeul a primera hora? Alzó una ceja y, pese a que no quería, se revolvió haciendo un amago de levantarse. Pero el cuerpo desnudo que estaba acurrucado contra el suyo se lo impidió. Una mano apareció y lo empujó contra él.

- Déjales. - La voz más dormida que despierta de Jinyoung sonó irritada. Shinwoo se reajustó en aquella cama pequeña (la parte baja de la litera), bostezando, acomodando su oreja contra el corazón de su ahora novio, escuchando su calmado ritmo cardíaco, ignorando la pelea que había por algún lugar de la casa. Seguro que ambos estaban discutiendo por la cuestión más nimia posible, como siempre. Su vida cotidiana había vuelto a su ser, como lo había sido cuatro años antes. Sandeul se metía en problemas porque siempre había alguna comida de otra persona que se comía “sin querer”, el Baro energético y follonero que les metía en líos con sus bromas y Gongchan que siempre les animaba con su manera particular de “entretener su vida cotidiana” en aquel piso pequeño y atiborrado.

Pero ahora era feliz. Nunca en su vida había sido tan feliz. Podría decir sin ánimo de equivocarse que se podía morir de felicidad. Tenía a Jinyoung  a su lado. Podía decir sin miedo que era su novio y si tenía miedo de decirlo, ya estaba él para proclamarlo a gritos (cosa que le causaba respeto, pero que envidiaba que fuera capaz de hacer). Al volver de Japón, quedó con Jooyoung y le contó en persona todo lo que había pasado, más bien pidiendo consejo y ayuda que otra cosa, porque estaba muy perdido y bastante asustado. Como el hermano que era para él, le alentó a intentarlo. Era consciente de que Joo sentía aversión por Jinnie (no podía culparlo) pero al mismo tiempo lo apoyaba completamente ante esta oportunidad única que se había presentado de repente.  

A lo largo de estos meses la cosa había ido más que bien. De hecho, a veces le asustaba el nivel de complicidad y de adoración que podía llegar a sentir con y por su novio. Era algo apabullante, totalmente nuevo para él. No sabía cómo definirlo, pero era como estar drogado con una sensación de éxtasis continua. Se trataba del famoso paraíso del que siempre le habían hablado, pero que hasta ese momento no había visto rastro de él. Muchas veces se sentía miedo ante esta catarata de sentimientos tan potentes fluyendo por su interior, pero para eso estaba Jinyoung, para quitarle sus  miedos e inseguridades de un plumazo. De hecho cada vez estaba menos inseguro ante los sentimientos de Jinyoung hacia él. Jin no tenía pudor alguno decirle en voz alta que le amaba (no entendía cómo podía ser tan rematadamente cursi sin avergonzarse) y mucho menos en demostrárselo en cualquier momento. Especialmente a solas, cuando sabía que en buen rato no vendría nadie a interrumpirles, independientemente de dónde estuviesen, y le atacaba a traición.

Parecía ser adicto a él, a sus labios y a su cuerpo. En cierto modo podía entenderle porque si por él fuera estaría 24 horas haciéndolo una y otra vez, dejándole que le poseyese todas las veces y maneras que quisiera, mientras le decía todas aquellas cursiladas y le susurraba canciones de amor al oído. Hacerlo con Jinnie era como estar drogado todo el día. Nunca tenía bastante, siempre necesitaba más. Era como tirarse a un pozo y nunca encontrar el fondo, buscando el final y no encontrándolo nunca. Cuando le besaba, cuando lo tocaba o cuando daba con “la tecla”, siempre sentía como si Jinnie se tragase toda su energía como un vampiro sediento de amor. Nunca se había sentido así. Jinyoung podía terriblemente delicado o salvaje en función de la situación. Amaba las dos partes y sobre todo cuando, tras alcanzar el orgasmo, se acurrucaba a su lado y se aferraba a él como si temiese que fuese a desaparecer. Adoraba esa parte, porque no se dormía hasta que Jin caía rendido, observándole, tocándole suavemente (acariciándole sin despertarle), besándole, porque la mayor parte de las veces necesitaba asegurarse de que no estaba loco y que era real. Pero las agujetas, el agotamiento, los mordiscos, arañazos o las rojeces con que Jin marcaba su cuerpo le decía siempre que no era su imaginación. Le ponía de los nervios que le marcase así (sobre todo porque se las veía y deseaba para “taparlo” en las sesiones de fotos), pero en el fondo le encantaba. Así que tampoco se resistía demasiado (a fin de cuentas, Jin también recibía su parte de marcas).

Aquella noche en Japón, donde Jinyoung se le declaró de una forma tan inesperada e insistente, no pudo evitar ceder ante él en cuanto llegaron a la habitación del hotel. ¿Demasiado rápido? Tal vez, pero no se arrepentía. Una parte de él sólo quería comprobar si lo que decía era verdad y por otra el miedo a que fuese mentira provocó que se abalanzase sobre él nada más entrar en la habitación, para comprobar que estaba mintiendo. Si todo salía mal, al menos que le diesen la oportunidad de saber lo que era tener sexo con la persona que había amado durante tanto tiempo. Al principio, a Jin le costó manejar la situación (no negaba que fue un poco agresivo). De hecho, ya medio desnudos, le preguntó si estaba seguro de lo que iban a hacer. Le respondió besándole hasta quedarse sin oxígeno, luchando por quitarle los pantalones. No cayó en la cuenta en que Jinyoung se sintió inseguro porque era la primera vez que lo hacía con un hombre y tampoco (como le confesó al día siguiente) en que la idea  que tenía en su mente  sobre la primera vez entre ellos era que hubiera sido de otra forma más… tranquila. Sin embargo, Jinnie dijo que tampoco se arrepentía, porque a fin de cuentas, se habían desatado sin pensar, mostrándose sin tapujos, lo cual había sido delirante perturbador. Aquello había sido puro instinto para ambos y por su parte no se arrepentía en absoluto. Por primera vez en su vida no había tenido que imaginar nada, ni fantasear, porque era el mismo Jinyoung el que había estado con él, besándole, tocándole, agarrándole, masturbándole y penetrándole hasta que perdieron el sentido.

Había sido la experiencia más avasalladora de su existencia.

 Cuando despertó, lo primero que vio fue el rostro alegre y brillante de Jinyoung, con su sonrisa radiante susurrándole un “Te amo, Shinnie”, mientras delineaba sus labios con sus dedos y sus piernas aún enredadas entre sí. Aquellos tres días fueron parecidos. No dijeron nada a nadie de lo que había pasado, porque egoístamente consideraba que aquel pequeño secreto les correspondía a los dos y quería que así fuese al menos hasta que pisaran Seúl.  Quería disfrutar de esa isla nueva que había descubierto, mientras intentaba mantener su inseguridad a raya. Por el bien de todos. Ahora ya no era un secreto (porque ya compartían cuarto), pero eran esos momentos como pareja que disfrutaba enormemente, porque no necesitaba comunicarse con palabras con Jin y él tampoco lo necesitaba.

Al poco de volver de la gira japonesa, Jinnie propuso tener una charla sobre lo que había pasado porque, dijo, era mejor que ambos expusiesen sus puntos de vista para poder empezar de nuevo y seguir adelante sin el pasado acosándoles. En aquella charla dolorosa, pero necesaria, descubrió muchas cosas que no había entendido. Le costó bastante entender cómo Jinnie había podido malinterpretar su relación con Gongchan de la manera en que lo hizo entonces. También le resultó bastante difícil de entender el por qué de su sentimiento de odio hacia él, provocado más por esa escena que por lo que había pasado antes. El relato de Jinyoung, su tono, era de arrepentimiento absoluto y de sentimiento de culpa. Lo narró de una forma que le dolió escuchar, rozando la angustia y la agonía, pero que supo de inmediato que era necesario oírlo. Jinyoung propuso que le contara con pelos y señales todo lo que había vivido y sentido durante en ese año. Le costó más de lo que había pensado en un inicio hacer su relato, pero lo consiguió. Para Shinwoo hacer semejante confesión era como abrirse al mundo por primera vez, desnudo. Una catarsis. Sin embargo, Jinyoung lo agradeció. Dijo algo así como: “Por fin te muestras a mí. No lo dejes de hacer a partir de ahora.” Supo que si para él había sido casi como suicidarse decirlo en voz alta, viendo a Jinyoung llorar y abrazarle durante el mismo fue consciente de quién estaba responsabilizándose y condenándose era Jinnie en persona. “Un lo siento no es suficiente y oírte decir que me perdonas tampoco me sirve, Shinnie. A partir de ahora prometo que voy a recompensarte por cada golpe, por cada acción que nunca debió haber sucedido. Te lo prometo”. La verdad es que Jinyoung había cambiado desde entonces. Cuando había algo que le molestaba su única intención era hablarlo y lo conseguía tarde o temprano y quisiese o no. Escuchar y hablar se había convertido en una virtud entre ellos.  

Aquel día fue una caja de sorpresas, cuando Jinyoung le llevó a su cuarto y le mostró una caja con candado. Nunca imaginó que Jinyoung se dedicase a “rescatar” sus pésimas letras. No es que fueran malas, sino que le parecían demasiado trágicas, retorcidas y tristes como para mostrar a sus fans. La mirada que le lanzó su novio (al menos entre ellos) fue de súplica. Aquella tarde descubrió también al Jinyoung frágil y al celoso. Al que quería que solo las canciones fueran de ellos y no de otros (nunca mencionó a Jooyoung, pero Shinwoo supo a lo que se refería). Entonces se dio cuenta, en su interior, de que Jinyoung sí que había cambiado por y para él. Ahora sí podía leerle con facilidad, con la misma que antaño, porque por fin estaban en la misma sintonía y no había heridas cargantes contra las que lidiar. Habían aprendido a perdonarse, a confiar el uno en el otro y a ser uno.

 Un mes antes se animó a confesarlo a sus Dongsaengs, no porque Jinnie se lo obligase (más bien le dijo que solo lo dirían cuando él estuviese completamente seguro. De hecho, no le presionaba para nada, dejándole a Shinwoo marcar el ritmo), sino porque no le parecía justo que no lo supieran. Las reacciones fueron muy diferentes. Sandeul entró casi en estado de éxtasis, dando saltos por toda la sala y arrastrando a Jinyoung casi como si fuera un muñeco, como si alguien le hubiera dado una sobredosis letal de felicidad y Baro casi le mata por aplastamiento, porque se tiró en plancha encima de él.  Gongchan se limitó a sonreír y a abrazarle con cariño, como si la noticia no le hubiese pillado por sorpresa. Agradeció internamente que Gongchan, pese a su oposición y escepticismo, hubiera dado un voto de confianza a Jinyoung.

- ¿En qué piensas? –La voz de su novio retumbó por su pecho desnudo, en el mismo en el que estaba apoyado, mientras su mano jugaba con su pelo (un gesto que se había vuelto una rutina entre ellos) y le besaba la frente.

- En lo mucho que te amo. –Sabía que había sonado cursi, sobre todo viniendo de él que le daba vergüenza la pegajosidad y esas cosas, pero no le importaba en absoluto. Era sorprendente saber lo cursi que podía llegar a ser Jinnie, sin pudor alguno, todo lo contrario que él.

La caja torácica de Jinyoung vibró, ante una risa cómplice que apenas salió por su garganta.

- Y yo más. -Shinwoo ignoró su socarronería, porque sería empezar una competición inútil que no quería en ese momento, mientras recibía los labios de Jin en los suyos, con su lengua intentando colarse dentro. Estaba demasiado a gusto y tranquilo como para romper la tranquilidad que estaba viviendo. Los gritos seguían por el pasillo, pero el tono había cambiado. Aquello parecía más bien una persecución bromista de críos. Sonrió dentro del beso. Por fin era correspondido. A veces el amor es caprichoso en la forma que llega, se desarrolla y desemboca.

A veces necesitas vivir el dolor antes de ser feliz, solo para aprender a valorar lo que tienes.

A veces, para ser feliz, necesitas saber perdonar y, sobre todo, tener el valor de dar una segunda oportunidad.

El futuro siempre es incierto, pero arriesgar siempre es la única opción si quieres ser feliz.

Y… Shin Dongwoo, ahora mismo, era feliz.

Notas finales:

Dejo para el final mi comentario personal sobre el epílogo:

Me costó demasiado pensar en cómo plantearlo. La historia ya estaba escrita cuando se gestó Only One. 14 oneshots independientes, con distintas OTPS, que escribí durante el año pasado, en mis horas libres, por divertirme y sin ninguna pretensión. Es diferente plantearte “organizar” una historia ya escrita y “reformarla” que pensar de cero cómo plantear un final alternativo, más si cabe que tú adoras el final de Only One. Pero sabía que no iba a dejar muy satisfecha a la gente.

Así que antes de subir los dos últimos capítulos me puse dos alternativas: o punto de vista de Jinyoung o de Shinwoo. Sin embargo, apareció una selca en el instagram de Jooyoung con CNU en mi twitter y la idea me vino sola. ¿Por qué no dejar hablar a Jooyoung, a fin de cuentas el otro implicado en la decisión final del último capítulo de Only One y “protagonista secundario” de mi fic? Una catarata de ideas vino a mi cabeza y tuve que escribir un guión con todo lo que me parecía que debía sin contar o se me iba a olvidar. Estuve dos tardes enteras escribiendo, reescribiendo, cortando, añadiendo. Me salieron 16 páginas de Word exactas, solo en la parte de Jooyoung.

Evidentemente, Jooyoung tenía que tener el punto de vista más serio y “maduro” de la situación. Siempre he tratado Only One como un fic “realista”, por lo que sacarme de la manga cosas que no eran “realistas” no iba a cuadrar como final alternativo y traicionaría el espíritu del fic. A fin de cuentas, el Shinwoo del capítulo de Yesterday es una persona destruida, que no quiere luchar, se ha rendido ante todo y todos. Un depresivo de manual. Una persona que lleva tres años luchando por la persona que ama y que se pasa un año siendo maltratado psicológicamente por su mejor amigo, aquel que ama, evidentemente no se recupera de la noche a la mañana, por muy bien que acabase en el capítulo final en el que se reconcilian, pero como amigos. En Yesterday mostré la dinámica retorcida y viciosa en la que dos personas perdidas y desesperadas por amar, Jooyoung por CNU y CNU por JInyoung, hacen lo que sea por “olvidar”, “huir”, con tal de escapar del fango. Cuando en el capítulo de Lonely Shinwoo le dice al líder que está saliendo con Jooyoung, la pregunta que muchos lectores se habrán hecho (me figuro) es… ¿Cómo en una noche cambia tanto la cosa?

 Quise explicar un poco esto desde su punto de vista. Quería que empatizárais con él, porque mucha gente ha querido ver un shinyoung a toda costa, pero tal como acabó la cosa no es tan fácil, desde mi modo de ver. No en el mundo real. Así que tuve que buscar una forma “retorcida”, tal como empezó su relación en Only One, de “liberar” a CNU de Jooyoung, para pasárselo a Jinyoung. No quería convertirle en una persona resentida, pero quería hacer notar a los lectores, que la relación entre Jinyoung y CNU, vista desde un amigo de la víctima (CNU) evidentemente no va a ser una relación rosa. Jooyoung y Jinyoung nunca podrán ser amguisimos y la relación entre Shinwoo y Jinyoung va a tener un largo recorrido para sanarse mutuamente y empezar a ser una relación sana. Se lo entrega con reservas, porque comprende que la única persona que puede hacer feliz, revivir a CNU es Jinyoung.  Ironía. Sí. La vida es irónica.

Por eso me gusta tanto el final de Only One. Porque la vida está llena de desencuentros, malentendidos, maltratos, y no siempre acaba bien. Pero tampoco es correcto que alguien que haya sufrido tanto, acabe en manos precisamente del que le ha hecho sufrir. Personalmente, sigo quedándome con el final original de Only One, pero también quería regalaros el final que soñáis. Pero no de rosa, espero que lo comprendáis y entendáis el mensaje también.

Gracias por hacer el viaje conmigo y gracias por leer y seguir Only One. Aunque la mayoría no comente, sé que hay muchos lectores que han seguido la historia. También agradecer profundamente a los que se han animado (y a los futuros que se animen) a hacerme un review, porque sois el motivo porque el que he hecho este final alternativo. Me encantará saber vuestra opinión de este final alternativo.

¡Nos vemos en futuros fics!


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