Una sonrisa de desgano se dibujó en su rostro y no era para menos, entre la resignación y la amargura veía aquella cama completamente desolado, todos sus esfuerzos habían sido desechos, aquellos anhelos del pasado, de ver las auroras en Siberia o estar en una cabaña en pleno invierno, alumbrado por la luz y el calor de una chimenea encendida mientras disfrutaba una taza de chocolate caliente, todo eso se había desvanecido como si hubiera sido una mísera ilusión que jamás podría ser cumplida. Miro hacia el techo de la habitación, dejándose deslumbrar por una pintura tan hermosa como odiada, tan magnifica como perturbadora para él, en aquel techo de cientos de años, dibujado quizás no hacía más que unos doscientos, o quizás mas, y ocupando todo el espacio disponible entre pared y pared estaba el signo de Acuario.
No era una pintura normal, mucho menos pintada por manos inexpertas, si las leyendas eran ciertas había sido pintado por uno de los mejores maestros del mil ochocientos o mil setecientos, todo a mano y encargado por el propio patriarca de la época. El fondo era de un color oscuro, no negro, quizás una mezcla podía notarse rojos fuertes, azules y amarillos, y en el centro se podía ver la figura hecha con maestría y solo había una persona en poder ser pintada en aquel cuarto, el propio santo de la época, muy parecido al actual, vestido con una toga de color blanca casi trasparente, permitiendo ver lo que dentro de la propia constelación había. Con una urna o vasija de color dorado en su hombro derecho, derramando agua de manera continua, como formando un rio, era el signo de Acuario. Dentro del propio dibujo podía verse con gran nitidez todo aquello que conformaba la constelación, no solo los puntos azulados, rojizos, naranjas y amarillos, las estrellas, notaba dibujos hermosos de las galaxias, los conjuntos de estrellas y nebulosas.
-Dime entonces, santo de Acuario ¿Por qué elegiste a mi hermano?- pregunto mirando hacia aquel techo- ¿Qué tenía el de especial? Pudiste elegirme a mí, y no a él, él podría tener una vida como cualquier persona- Miro a armadura de Acuario, reposando sobre su caja, mirando directamente a él, como si lo señalara- tu eres la razón de todo su sufrimiento ¿Por qué lo eligieron a él? No hay una simple razón, mi hermano pudo vivir una mejor vida, ¿Por qué se lo impidieron?
-No sería tu hermano, Céline- le interrumpió Athena entrando sola a la estancia- su alma hubiera sido otra ¿te imaginas lo que pudo pasar con él?
-No me lo imagino, señora- exclamo sereno mirándola- pudieron elegir a otro.
-Las almas eligen donde reencarnar sabiamente, el cuerpo correcto para el alma correcta.
-Esa teoría me la sé de memoria, nosotros los Apotropeos sabemos eso como si se tratara de la más grande ley desde la creación, no podemos revivir un alma sino es en el cuerpo que esta llevo durante su vida, además que hay dos formas de revivir, sanar el cuerpo y la resurrección directamente aceptada.
-También hay leyes que rigen todo eso ¿no es así?
-Si…muchas- exclamo serio.
-Céline, yo no soy nadie para juzgar tus motivos, pero los hechos te juzgan a ti mismos.
-¿Los hechos? ¿Qué hechos? Cumplí al pie de la letra con el protocoló, con todo impedimento que ustedes los dioses me ponían en mi camino, logre aquello que nadie logro, el permiso para que mi hermano estuviera conmigo, nadie más debería impedirlo, estaría mejor a mi lado, miren lo que paso con ustedes a su cuidado- señalo a Camus, el cual dormía en la cama en un estado de seminconsciencia, su apariencia no era muy prometedora y se veía en su rostro el gran sufrimiento por el que pasaba.
-Athena- susurro en sus sueños el santo dorado de la onceava casa.
-Hermano, no gastes tus fuerzas, debes descansar.
-¿Revivir a Milo, a Isaac y los otros era parte del protocolo?- pregunto con indignación la diosa, recibiendo una mirada de sorpresa de parte del Apotropeo.
-No sé lo que le dijeron, pero el fin justifica los medios, yo solo reviví en un primer momento a Camus y a Isaac, Milo y los otros fueron traídos de nuevo por un compañero, el cual los trajo para que yo los usara como medio para que Camus no intentara suicidarse, reviví a Saga y compañía para hacer un intercambio con ustedes, seis de sus santos por uno, el que me pertenece, usted bien sabe que es así, los dioses me dieron su autorización, Camus debe estar conmigo.
-El fin no justifica los medios que estas usando, manipular a otros para llegar a tu meta, ¿Qué clase de imagen tuya le das a Camus, quien apenas te conoce?
-Yo no he manipulado a nadie- grito el Apotropeo, acto seguido todos los santos dorados entraron al cuarto ante el temor que algo le ocurriera a su diosa, los que conocían de tiempo atrás al propio Céline comenzaron a dudar si era un aliado realmente- Ustedes los dioses juegan con la vida de los humanos como si fueran juguetes que si se rompen pueden dejar a un lado ¿acaso no fue eso lo que hizo en la rebelión de los caballeros de bronce? Usted bien pudo traer a mi hermano desde los muertos, estaba en las mismas condiciones que el propio Hyoga, miento, Hyoga estaba mucho peor, pero no lo hizo.
-No estaban en las mismas condiciones- exclamo mirando con seriedad.
-Diosa Athena, con todo el respeto, YO ESTUVE PRESENTE- grito señalando a Camus- yo lo vi, lo viví, estuve allí, sí, es cierto Camus callo abatido después del ataque de Hyoga y este callo detrás de el al poco tiempo, pero ambos estaban no estaban en las mismas condiciones, Camus murió por hipotermia, Hyoga también pudo morir por lo mismo, si también agregamos al hecho la pérdida de sangre del propio Cygnus durante el trayecto a las doce casas, el que debió morir y tú no lo permitirse debería haber sido el, Camus pudo vivir si tu hacías exactamente lo mismo- miro con enfado- y ustedes, tanto que la defienden, los entiendo, yo defiendo a mi dios Asclepio, pero no van a negar que tengo razón, al menos con esa batalla.
-Tiene razón- exclamo Saga dando un paso adelante, a la sorpresa de todos, y clavo su mirada en la diosa- En el caso de Camus tiene razón, Camus nunca perdió sangre, en la batalla de las doce casas apenas se esforzó en libra, Hyoga llego a morir en una oportunidad, dentro del ataúd de Hielo, luego Milo lo hizo perder demasiada sangre, y el mismo dijo que tardaría semanas en recuperarse de ello, por las ajugas escarlata y soporto el frio de su batalla con Camus, el más maltrecho era el, el que tenía más condiciones de vivir era Camus..
-Saga- susurro Mu.
-Mu, no justifico lo que paso, es más, todos ustedes son libres de odiarme por las muertes que yo ocasione, que Camus, Shura, DeathMask, Afrodita y hasta Aioros murieran fue mi culpa, la cruzada de los santos de bronce, que demostró su valor y que eran quienes realmente estaban del lado del bien, fue toda mi culpa y sin excepción-
-No tienes que ponerte de mi lado solo porque yo puedo permitir que Kanon, se quede contigo, Saga, Poseidón no interferirá, no puede hacerlo- exclamo Céline serio- Isaac y Kanon tienen tanto derecho de estar aquí como yo, Poseidón estará sellado otros doscientos años más.
-¿Acaso decidiste obedecerle por mí?- exclamo Kanon conmovido- Saga.
-No permitiré que nadie me quite a mi hermano, pero en esa cuestión, Athena, Céline tiene razón, Shiryu, Ikki y Seiya tienen su punto y aparte, Shiryu descendió del cielo con la armadura de capricornio, aún vivo, el daño fue mínimo seguiría con vida, Seiya e Ikki también en la pelea en el templo de patriarca, sus corazones aun latían, pero Shun y Hyoga son otra historia, Shun debió morir por las rosas de Afrodita, la rosa blanca dreno toda su sangre, por eso se convirtió en roja ¿no es así como funciona? Afrodita- pregunto mirando al santo de piscis quien asintió- a pesar de eso Athena lo revivió directamente, pero ¿y la sangre que se le dreno no estaba en la rosa? Y díganme, alguno no se preguntó después de la batalla de las doce casas que paso con Camus, uno se entiende que Athena no quiera ayudar a un traidor, a alguien que atento contra ella, pero en ese caso todos atentamos, salvo Mu y el anciano maestro, todos somos traidores, aun así todos se reformaron pero esa oportunidad no se le dio a Camus, si Athena revivió a Shun, quien estaba muerto ¿Por qué no hizo lo mismo con Camus?- pregunto mirando al de acuario- Shura ¿te acuerdas que dijo cuando despertó y Shion nos dijo lo que íbamos a hacer?
-No dijo nada, se quedó callado- exclamo el de capricornio- pero estaba en minoría, todos querían actuar, el dio un paso atrás pero, se vio solo y accedió a todo, nunca tuvo voz u opinión.
-Athena, si todas estas suposiciones son verdades, el destino ha sido injusto con Camus, y usted fue una de las primeras en darle la espalda ¿no lo cree?- recapacito DeathMask- lo sé, lo sé, no soy quien hablar, pero Saga tiene razón, no haberles dado paso a los santos de bronce en su momento fue atentar contra la diosa, Aioria, Shaka y Milo, quienes vieron las batallas antes de que los mocosos se les presentaran, ¿no sintieron al menos la duda de porque luchaban con tanto anhelo y vencieron a santos dorados? Oigan, llegaron muy lejos, hasta la octava los cuatro juntos y nadie se preguntó de dónde sacaban esas fuerzas para seguir adelante.
-Todos estábamos ciegos DeathMask- fue Shaka quien hablo- nadie sabía lo que pasaba, creíamos en el patriarca
-Afrodita, Shura y yo tenemos la excusa, seguíamos órdenes de Saga, pero ¿los demás? Camus dudaba, él lo dijo, Milo, como gran amigo de Camus, bien pudo dejarlos pasar ¿no? Pero no lo hizo, los entretuvo en su templo, recuerden, es esa rebelión cada minuto contaba y que cada santo de bronce tuviera que enfrentar una batalla en los templos era perder tiempo…
-Athena- volvió a exclamar Camus en un tono alarmado.
-Hermanito, tranquilo, no gastes fuerzas, ya viene Milo y te curare, se fuerte, solo un momento más, cuando vuelvas a abrir los ojos te sentirás tan poderoso y saludable como un dios inmortal.
-Oh querido, estas ardiendo en fiebre- interrumpió Afrodita acercándose a ponerle un paño húmedo-así te sentirás mejor.
- No estamos aquí para juzgar a Athena- Miro Saga- no estamos aquí para juzgarla, usted es la diosa de la sabiduría en batalla, pero usted, júzguenos a nosotros, los santos dorados, todo los fieles a usted debieron dejar pasar a los santos de bronce, Aioria era fiel a usted, puede excusarse yo lo manipule, pero Shaka y Milo no estaban siendo manipulados y fueron un fuerte obstáculo ¿no lo cree? Indirectamente atentaron contra su vida ¿No tendrían que considerarlos traidores al atentar contra su vida?
-Saga, basta- interfirió Mu.
-Los dioses cometen errores- defendió Aioria a su diosa contra el gemelo mayor
-No se supone que no pueden cometer errores
-He…no sabía que había una reunión aquí- interrumpió Milo entrando con una bolsa- Aquí esta lo que me pediste Hipócrita… ¿Qué vas a hacer?
-Una transfusión de sangre- respondió dejando todas las cosas sobre la cama, saco el tubo que había pedido y luego le conecto una ajuga fina, y una un poco más gruesa del otro lado, corto la mitad del tubo y coloco una válvula para conectar los dos extremos, se hizo un torniquete en su brazo izquierdo y se colocó la ajuga mas gruesa, finalmente puso la más chica en el brazo izquierdo de su hermano, abrió la válvula, dejando pasar la sangre de un lado a otro, se quitó el torniquete y se quedó sentado mirando.
-Así que así sacas la sangre sanadora hipócrita- exclamo Milo tomándole la mano al de Acuario mientras aún seguían todos observándolo.
-Normalmente lo saco como su fuera sangre para análisis, pero este es un caso de emergencia, pero así es, es sangre sanadora.
-¿Cómo es que tu sangre es sanadora?- pregunto Afrodita incrédulo.
-Entrenamiento, como la sangre venenosa en los santos de piscis o escorpio, un sanador por excelencia intercambia sangre con su discípulo, así es como la sangre sanadora se pasa de maestro a discípulo- explico mirando detenidamente a Camus, el cual poco a poco fue cambiando de color su piel hasta recuperar color.
-La sangre sanadora es poderosa- miro Afrodita- ¿se va a poner bien?
-Céline, ¿si sabes porque Apolo no te quiere cerca de Camus? ¿No es así?- exclamo Athena interrumpiendo.
-No me interesa lo que piense el dios Apolo, el me dio su permiso para que Camus estuviera conmigo, no tiene razón para separarme de él.
-Céline, lamento decirte que estas retando a los dioses y el castigo a ello es la muerte, con Apolo nos pusimos de acuerdo, en un principio estábamos de acuerdo que te quedaras con él, era lo mejor, y lamento por todos quienes sienten aprecio por Camus, Céline tiene la orden divina, Camus debía estar con él y permanecer con el- exclamo mirando a sus santos agobiada- pero Céline cometió un error después, se perdonó lo de Isaac, yo hable por él, pero lo que este quiso hacer con el alma de un niño, y ahora la prueba de quienes reviviste.
-No lo hice solo- dijo dándose cuenta de ese pequeño detalle que olvido, los dioses no sabían de los seis últimos que revivió- Pero Isaac y Mortimer están autorizados, yo busque la autorización, Dionisio, Artemisa y Afrodita me la dieron…para revivir necesito el sí de Zeus, Hades o Poseidón, de cualquiera de los tres, o de los otros cinco dioses…contaba con la tuya Athena y la de Apolo.
-Un momento, ¿podemos volver a morir?-Exclamo alterado DeathMask, poniéndose de rodillas ante la diosa- la muerte es terrible, estar muerto es el peor castigo, Diosa se lo suplico, seré el santo más fiel que quiera, pero no me deje morir otra vez.
-DeathMask de rodillas, que me dejen ciego de nuevo- exclamo Shiryu trayendo toallas y otras cosas junto a sus amigos.
-Cállate lagartija, esto es serio.
-Supongo que Apolo no se opondrá, tranquilo DeathMask, yo abogare por ustedes- exclamo sonriendo- Céline, lo que has hecho es…
-Manipular a dos dioses como hizo Kanon con Poseidón, solo que yo soy más ingenioso- sonrió con picardía.
-Oye, hipócrita ¿Cuánta sangre necesita Camus?
-Toda la que se pueda escorpio, aunque mi vida corra riesgo, el estado de Camus es sumamente delicado- respondió mirando a su hermano- por ahora estoy bien, pero si llegara a desmallarme debe continuar la trasfusión, solo puede pararse si Camus despierta, antes no.
-Camus despierta por favor, despiértate, anda, el hipócrita que se quiere suicidar- intento despertarlo Milo al sacar cuenta del asunto, Céline quería suicidarse dándole su sangre a Camus- vamos Camus.
-¿Es consciente de lo que hablamos?- pregunto Afrodita.
-No, está sumido en un sueño muy profundo, gracias a Zeus, su sueño tiene que ver con Athena por lo que balbucea- explico tranquilo- lo siento Milo, pero si no lo hago de esta forma Camus puede morir.
El silencio sucumbió en el cuarto mientras los santos de bronce se encargaban de guardar casa cosa que habían triado de ser necesaria para después. El santo de piscis decidió no interferir en nada a pesar de estar al lado de Camus, Céline tomo una decisión y él lo había revivido, no podía oponerse. Los demás santos se quedaron estáticos al escuchar aquellas palabras, incluso la diosa al saber de las propias intenciones de Céline. Con el pasar del tiempo el santo de cabellos rojizos permanecía durmiendo apaciblemente, sin dolor, como si en verdad su cuerpo estuviera bien, la fiebre había bajando considerablemente a ser solo una pequeña subida de temperatura, su piel había tomado un tono blanquecino tenue. Céline se había dormido ante la pérdida de sangre en aquella silla, abrazándose a su brazo, su cuerpo estaba perdiendo calor y el santo de piscis no tardo en taparlo con un cobertor, para no preocupar a Camus cuando despertara, señal que debían desconectarlos. Milo no se separó de Camus en ningún momento, se abrazó a él de manera posesiva, usando su cosmos para calentarlo y apaciguarlo, quería despertarlo cuanto antes y evitar que algo le pasar a quien el tanto odiaba pero era importante para el de acuario.
Un templo más abajo, en ese preciso instante y poco después que la diosa ordenara que se desalojara a todos de la casa de Acuario, los santos de Capricornio, Sagitario, Dragón, Pegaso y hasta el propio cáncer buscaban algo entre los escombros de lo que alguna vez fue el décimo templo, habitado por Shura. Buscando algo anormal entre los escombros.
-Y ¿Qué es exactamente lo que buscamos?- pregunto DeathMask levantando piedras.
-Un brazo cercenado- exclamo con cierto temor en su voz.
-Estábamos en la salida donde combatimos…pero no sé dónde seria la salida, el templo se vino abajo y los pilares de adelante no sé cómo quedaron atrás…
-Debe ser por la exclamación de Athena, el poder que tuvo debió hacer que el aire tuviera tanta fuerza como para arrastras escombros templos arriba.
-si pero…por experiencia propia yo que tú me olvido de ese brazo y me quedo manco- exclamo DeathMask tranquilamente, como si hablara del clima.
-¿He? ¿Por qué?
-Bueno, un cuerpo normal comienza la descomposición al morir, en veinticuatro horas comienzan los procesos químicos en las células muertas, en un día con el calor de Grecia el brazo estaría morado, en una semana, seria pútrido, en un mes la carne seria comida de cuervo…
-DeathMask deja de poner esa imagen en mi mente…mi brazo- exclamo alterado el de capricornio.
-Con el cosmos de Athena debe estar intacto, te lo aseguro, aún debe tener la armadura puesta- aseguro Aioros con una sonrisa- busquen algo que brille.
-Yo les aseguro que debe ser hueso, si es que algún carroñero no se lo llevo ya o un cuervo…miren al cielo, si hay cuervos-señalo el de cáncer.
-¿Por qué eres tan fatalista?- exclamo el caballero de largos cabellos negros.
-Porque Afrodita no quiso venir con nosotros, se quedó cuidando a Camus- contestó por el de cáncer el de sagitario-
Un joven de cabellos castaños llego a la escena, portando una caja de color gris perlado, miraba sonriente, era el Apotropeo más joven de la orden de Asclepio, llamado el siguiente revivido, Michael.
-Santo de Capricornio, yo le colocare su brazo, traje todo.
-¿Qué? ¿Aquí?
-Mientras más pronto mejor.
-No hemos encontrando el brazo aun, pero gracias por tus buenas intenciones.
-Sera un honor ayudarlos santos de Athena, el señor Céline les respeta mucho.
-¿Respeto? Después de lo que nos hizo pasar- exclamo indignado el italiano- le tuvimos que jurar lealtad.
-Todo tiene su explicación, DeathMask, quizás no quería que allá más enfrentamientos, él dijo que quería entregarlos a ustedes y llevarse a su hermano.
-A todo esto, yo aún no me creo que Camus tenga un hermano, hablamos del niño solitario, altanero, orgulloso, que se quedaba leyendo bajo un árbol antes que salir a correr a jugar o charlar con los otros, que te veía con indiferencia, no expresaba emoción alguna, yo lo vi cambiado.
-Es que siente que va a morir- exclamo el santo de cáncer- la muerte es aterradora Aioros, por más que mueras por una buena causa, Camus debe estar aterrado de volver a morir, de verse solo en el inframundo, sufrir los tormentos.
-No hay inframundo…según Hades- exclamo el santo de Dragón.
-Al grano, no interrumpas lagartija, mira, Camus debe estar aterrado de volver a morir, nadie quiere morir, personalmente es una experiencia horrenda, el miedo de volver a enfrentarse a ello ahora que tiene razones de estar entre los vivos, lo debe tener asustado.
-Un santo no siente miedo, DeathMask-
-Nosotros no hemos tenido tu suerte, Aioros, ¿sabes cómo se nos juzgó en el inframundo a todos nosotros? A mí como una persona violenta y despreciable, Camus y Saga como suicidas, Afrodita, la verdad no recuerdo, Shura también estuvo conmigo, ¿Te imaginas sufrir el castigo que nosotros sufrimos? Camus ahora tiene la certeza de que no volverá allá, tiene a su hermano, tiene una razón de vivir, aunque personalmente yo no juzgo a Camus como suicida.
-Su castigo fue injusto pero Minos y los espectros tenían razón, él se suicidó, pero recuerdo que mientras se los juzgo el no dijo nada, se quedó callado y asintió a todo y luego Minos se lo llevo a su castigo- exclamo pensante el caballero de capricornio- me imagino lo que sufrió.
-El señor Céline también sufrió mucho- exclamo el Apotropeo bajando al mirada- recuerdo que ese día llego llorando, había vuelto a pedir en el olimpo por su hermano y se lo negaron, rompió todo a su paso, gritaba maldiciendo a los dioses, que como pudieron ser capaces de tales atrocidades…y el señor Santorini no pudo hacer nada para calmarlo, pero maldijo al santo de Acuario por ponerlo así…el señor Céline llevaba muchos años pidiendo ese permiso, primero se lo negaron por ser un simple mortal en entrenamiento, luego porque su hermano ya era santo dorado, y al final porque había sido enterrado con honores, cuando volvió a pedirle, por última vez, la moneda de Athena no estaba y los dioses dieron la autorización en ese momento, porque este ya no era santo de la diosa, aunque Athena dijo que no podía llevarse el cuerpo cuando lo vino a buscar- explico serio- Céline se lo llevo igual.
-Sí, lo notamos, el santo de lobo estaba muy molesto.
-Si…sentimos si fuimos bruscos- exclamo nervioso el joven Apotropeo y miro distraído ante aquellas ruinas de lo que alguna vez fue un hermoso templo y ayudo en la búsqueda de aquello que se buscaba, una búsqueda morbosa era sin lugar a dudas pero su deber estaba claro un cuerpo debía de estar completo.
Mientras tanto, una casa arriba, fuera delos aposentos del santo dorado guardián, el resto de los santos dorados, a excepción de Afrodita, junto a los demás santos de bronce e Isaac, estaban esperando que una nueva luz iluminara al débil acuario y lo salvara, que la luz de la esperanza llegara. La Apotropea del tratamiento llego un poco preocupada cuando supo lo que había ocurrido, a pesar de la tensión, fue recibida de manera muy calurosa por los demás santos debido a los cuidados que esta tuvo con los dorados al ser revividos. La muchacha de cabellos negros y tez blanca se acercó a la diosa y se inclinó en modo de respeto.
-En un gusto verte- exclamo Aioria sonriendo- ¿Cómo has estado?
-No muy bien santo de Leo, hemos estado buscando al causante de todo esto, pero aún está huyendo, no sabemos dónde está, para peor de males nuestro mejor sanador está dando su sangre por su hermano, la muerte para él es inminente, no entiendo que paso por la cabeza de Santorini cuando le dio eso al santo de Acuario, cuando Céline se entere, eran grandes amigos, como uña y carne, ya nada quedara de su amistad.
-¿Qué hay de Camus? ¿Se pondrá bien?-pregunto el santo de Aries mirando preocupado.
-Sí, la sangre Sanadora puede curar cualquier mal, pero me temo que en nueve meses van a tener a un pequeño corriendo por aquí- esbozo una sonrisa- claro está, serán nueve meses de intenso dolor, constantemente el cuerpo del santo de Acuario querrá expulsar al bebé, pero un bebé con las condiciones en que fue posible su concepción es mucho más fuerte que el propio cuerpo que le alberga, será una batalla difícil pero gracias a la sangre sanadora la podrá pasar, se diría que el resultado será un empate.
-Escuche que lo que hizo ese Apotropeo está prohibido ¿Por qué?- pregunto Saga dando un paso adelante.
-Verán, en la antigüedad la mortalidad era algo común pero siempre mayor a la natalidad, la esperanza de vida en algunos lugares no pasaba de los cincuenta años ¿me explico? Ante esta situación era normal que la tierra estuviera al borde de la despoblación total- pregunto mirando serenamente- Durante tiempos de plagas la mortalidad era tanta que la humanidad estuvo al borde de acabar la existencia muchas veces, pero cuando las plagas quedaban calmadas por ustedes, los santos que lograban detener el origen, quedaba solo esperar que cada persona pudiera repoblar la tierra y para eso se creó esa opción, eliminando los riesgos de que los futuros humanos fueran deformes o nacieran enfermos y que su esperanza de vida no llegara al año, se les daba aquello a las madres para que, además de quedar embarazadas tuvieran hijos sanos, la madre de Camus y Céline tuvo el privilegio de que se le dio aquello, ella sufría de tuberculosis y el padre de ambos también tenía una enfermedad que sus hijos heredarían , sus hijos nacerían con grandes deformidades ante esto, pero el destino de ambos estaba marcado así que los Apotropeos se nos dio la tarea de darle aquella poción dos veces, por ello los dos tenían expectativa de vida amplia, pero, por palabras del señor Asclepio, al mínimo contacto con el bacilo o algún enfermo de tuberculosis, ellos podrían contraerlas, es por eso que Céline tenía prohibido llegar a ese sanatorio abandonado, a Camus también se le prohibió pero como era demasiado pequeño para recodar ese lugar, más aun nunca estuvo allí, era evidente que nunca llegaría.
-No entiendo, si era usado para fines benéficos, repoblar lugares devastado por enfermedades como estas diciendo ¿Por qué se restringió su uso?
-Porque, santo de virgo, hubo humanos que lamentablemente no siguieron con lo que estaba pactado para la poción, en un principio su uso fue beneficioso, pero cuando cayó en manos de hombres inescrupulosos las cosas cambiaron- explico mirando tristemente- desgraciadamente la poción solo puede usarse en mujeres, de usarse en hombres produce cáncer por ejemplo, normalmente en el órgano más sano y la muerte es lo que conlleva, un dictador durante la segunda guerra mundial lo uso para sacar información de hombres opositores a él, les daba claro la advertencia, sino obedecen morirán, les inyectaba la bendita poción, haciendo un mal uso de ella.
-Morían por cáncer- exclamo Saga con sorpresa.
-No solo eso, santo de géminis- acoto- según nuestros propios maestros, que nos repetían este caso para evitar que la poción volviera a ser creada y ser usada de esa manera tan terrible se la uso como método de tortura, una leyenda cuenta que un puñado de opositores políticos resistieron la primera inyección…es algo terrible.
-Hemos visto cosas terribles, podemos soportarlo- interrumpió Aioria sonriendo- dilo, nosotros no la usaremos de esa manera.
-Cuenta esa historia, que el dictador coloco a este puñado de hombres frente a un paredón- explico no muy segura, mirando la intriga en los santos- les interrogo pero estos no dijeron una sola palabra, les inyecto la poción y los encerró en una celda pequeña, las veinticuatro horas de vida se convirtieron en semanas, luego en meses, los hombres no morían, vivían de comer el musgo de la cárcel y beber gotas agua de su cárcel húmeda, entonces se comenta que, completamente enardecido mando a que se volviera a poner a los hombres contra un paredón, volvió a preguntarles a cada uno aquello que quería saber, su respuesta fue negativa, algunos incluso le escupieron y se burlaron de él, entonces volvió a repetir la pregunta, obteniendo el no de respuesta, completamente cegado por la ira, inyecto a uno de los hombres y rompió su ropa en tiras, dejándolo desnudo.
-¿Y luego le colocaron un balde en su cabeza y soltaron a los perros?- pregunto Aioria. Conozco esa tortura, la leí en los libros de historia, es de los nazis.
-No exactamente- dijo seria- hizo exactamente lo mismo con los demás y mando a sus soldados que si en veinticuatro horas no morían que se encargaran de ellos, los soldados obedecieron y los encerraron nuevamente, veinticuatro horas después aquellos hombres aun vivían por lo que los sacaron uno por uno, según cuenta la historia, los soldados, no tenían la compañía de una mujer en años, al ver los cuerpo frágiles y débiles de los presos, no tuvieron mejor idea que violarlos de la manera más salvaje y cruel posible, estos hombres no pudieron hacer nada, algunos fueron llevados a lugares abandonados, fabricas, casas de judíos que fueron despojados, incluso en las mismas alcantarillas, estos no podían huir, días tras días fueron violados, y no solo por estos soldados, sino por otros, ya que la voz se corrió.
-¿La voz? ¿Es decir que los promocionaban? Que crueldad…malditos degenerados- exclamo indignado el santo de Leo.
-Suele pasar cuando el poder llega a las manos de uno y se resbala entre los dedos, supongo que el santo de sagitario de la época se hizo cargo.
-Así es, no los oficiales sino del dictador, santo de virgo- explico tristemente- pero cuenta la historia, que tras ser violados innumerables veces, algunos lograron suicidarse, pero otros no tuvieron la misma suerte, uno de ellos había sido abandonado en las viejas tuberías, donde noche tras noche, y día tras día, cientos de soldados se turnaban, según palabras que fueron escritas en los libros de registros, estos sentían un placer casi celestial al violarlo, como si no fuera un hombre, un Apotropeo llego a su rescate y lo llevo al templo, el hombre falleció nueve meses después, al dar a luz a un niño, el cual era hijo de alguno de los soldados, no hay mucha información de que paso con ese niño, solo se sabe que nació y estuvo en el templo muchos años, su destino siempre fue desconocido, por esa razón se prohibió estrictamente su uso y solamente puede ser usada bajo estrictas normas, una de ellas es que exista una enfermedad pandémica de tal magnitud que pueda ocasionar estragos en la población mundial.
-Entiendo, ¿Qué consecuencias tiene esto para nosotros ahora que la poción divina ha sido usada de manera equivocada?- pregunto la diosa.
-Para ustedes nada, me temo que todo apunta a Santorini, quien ideo el ataque, por lo que tengo entendido, el ataque va dirigido al santo de acuario como al de escorpio por lo unidos que son- explico son celeridad.
-¿Atacar? Tu dijiste que no podías atacarnos- interrumpió Aioria.
-No se puede, un Apotropeo solo sana no puede hacer lo contrario, pero un Apotropeo puede usar a otro para hacerlo, como vino haciendo Santorini en todos sus actos, que su amigo tardara en sanar es todo culpa del propio Santorini como titiritero, como quisieran llamar ustedes y del títere que escogió, su compañero Milo, todas las cosas que Milo ha hecho, desde escapar del templo y dirigirse al sanatorio prohibido para Camus, todo ha sido manipulado por Santorini.
-¿Dónde está ese desgraciado?- pregunto Aioria enfurecido- voy a enseñarle a manipular a alguien.
-Desaparecido hace semanas, desde que ustedes volvieron al santuario- respondió bajando la cabeza- solo espero que el santo de acuario despierte pronto o matara a su hermano, quien lucho tanto por él.
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Caminaba por una casa desconocida para él y a la vez muy conocida, era como si él ya hubiera estado allí a pesar de no recordar haber estado, eso lo confundía pero sentía mucha tranquilidad al estar allí. Camino por la sala, una muy amplia con varios sillones colocados en una ronda abierta, enfrentados a una ventana y delante de esta un televisor pequeño, que estaba prendido y que en cuya pantalla se veía solo una lluvia gris y blanca. Siguió explorando hasta encontrar la cocina, bastante pequeña pensó en comparación con la sala, tenía dos alacenas, una heladera y una cocina vieja, manchada de humedad y comida derramada, y en la mesa de comer había una platos dispuestos para cuatros personas, en medio de dos de ellos una silla alta para un bebé, en la que descansaba una mamadera. Tomo el biberón, le pareció haberlo visto o tenido antes en sus manos y lo vio, venia dibujos de peces nadando y no pudo evitar sonreír. Volvió a su camino, explorando la casa hasta llegar a las habitaciones, en la primera hallo un cuarto con una cama amplia y en la segunda una habitación en la que estaba seguro ya había estado.
-Mi cuarto- exclamo sonriendo el de cabellos turquesa al ver la cuna y los dibujos tal como en sus sueños pasados, la recorrió con una sonrisa de oreja a oreja, tomando entre sus manos los juguetes y devolviéndolos a su lugar, finalmente se quedó con un pequeño oso de color marrón y lo abrazo.
-Hijo, Camus- le interrumpió una voz femenina entrando al cuarto, era una muchacha vestida con un largo vestido color blanco, su cabello era tan largo que llegaba hasta su cintura y de color rojizo, como el suyo, tenía ojos celestes y lo observaba con una sonrisa.
-Mamá- exclamo sorprendido devolviendo el oso de peluche a donde estaba- en un sueño…
-Me temo que si hijo, y es la única forma en que puedo verte- exclamo acercándose a él, con sus manos tomo su rostro y lo examino, y no dudo en abrazarle, aunque el santo de Acuario permaneció sereno- sé que en tus sueños expresas tus emociones más abiertamente, no te limites, por ser Camus de Acuario.
-Lo siento…yo no- dijo desviando la mirada.
-Hijo, sé que disfrutabas este sueño pero tengo que ser breve, no quiero que sufras, no lo mereces, ya has pasado por mucho- exclamo mirándolo a los ojos- tu sabes perfectamente que es lo que pasa.
-No sé a lo que te refieres- exclamo mirándola- yo…debo despertarme.
-Lo harás, pero escúchame, debes ser fuerte y debes elegir.
-¿Elegir?- pregunto mirándola sin entender.
-Dos hombre se están peleando por ti, los conoces bien, el primero es quien siempre estuvo a tu lado, en las sombras, quien quiso estar contigo pero no podía, el segundo es quien a plena luz no se ha separado de ti y ha buscado tu felicidad, pero me temo que solo uno permanecerá a tu lado.
-¿Por qué? Quiero a los dos a mi lado, los dos son importantes para mí- exclamo aturdido, sabía bien a quienes se refería, a Céline y a Milo, no había duda- madre yo no…
-Un hombre está detrás de aquel quien te cuido en las sombras y ese hombre quiere lastimarte.
-¿Por qué me odia? No lo entiendo, yo no lo he hecho nada madre, te lo aseguro- exclamo recordando al maltrato que había recibido por Santorini, eso el no entendía, porque este le odiaba.
-Tu no, mi cielo, fue su corazón, esta cejado y no ve más allá de lo que él quiere ver, me temo mi niño que deberás elegir.
-Deber haber una forma de evitarlo.
-Sé que siempre has callado, siempre has seguido a otros porque así fuiste entrenado, pero ya no puedes seguir callando, el ya no te va a lastimar- le dijo con dulzura- y quienes te quieren, también quieren escucharte, si algo te disgusta dilo, si quieres algo exprésalo, si sientes miedo o dolor no te contengas. Mientras más feliz seas, menos dolor sentirás, se bueno y se feliz, eso es lo que quería para ti, ¿eres feliz?
-No lo sé.
-Claro que lo sabes, solo que no lo quieres admitir, deja de dar vueltas.
-Mamá- exclamo mirando a la mujer conmovido y fue cuando una gran oscuridad comenzó a envolverlo todo, Camus tomo con sus manos a la mujer pero esta lentamente fue envuelta por la oscuridad hasta desaparecer- Mamá…mamá.
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-Maestro, maestro, despierte- comenzó a moverlo Hyoga- despierte.
-Mamá…no te vayas mamá- exclamo abriendo lentamente los ojos.
-Maestro tuvo una pesadilla seguramente, pero ya está despierto y eso es lo que cuenta- sonrió el ruso- sabes, Ikki una vez me hizo tener una pesadilla con mi madre.
-Hyoga no pierdas tiempo cerebro de pato- le reto el santo de piscis desconectando los tubos- Céline dijo que hay que desconectar bien despierte ¿quieres matarlo?
-lo siento- se excusó nervioso.
-Camus, cariño ¿Cómo estás? ¿Te sientes bien? Te veías muy mal, pero ahora te ves brillante.
-Afrodita- exclamo débilmente- tu ¿Qué haces aquí?
-Tu hermano ideo un plan loco, querido, nos reavivo a los demás, menos al anciano maestro y el patriarca Shion, y su plan era intercambiarnos a nosotros seis por ti, tu hermano sí que es más cabezota que DeathMask- respondió tomándole la mano- ¿te sientes mejor Camus?
-Si- asintió y seguido noto al escorpión que lo abrazaba, al cual se aferró a su brazo- Milo- miro sonriente y se percató de que faltaban un par de personas- ¿Y mi hermano? ¿Isaac?
-Aquí estoy maestro- interrumpió el de cabellos verdes acercándose- estaba del otro lado de la cama, pero de aquí no me muevo.
-Céline está dormido-respondió el santo de piscis bajando un poco los cobertores que cubrían la vista del santo de Acuario y efectivamente en una silla sentado, al parecer dormido, cubierto por una frazada, estaba Céline-todos dormían hasta que despertaste cariño, claro, yo no, alguien tenía que cuidar que a ustedes discípulos descuidados no se durmieran en los laureles ¿Qué hubiera pasado si yo aquí no hubiera estado? Debería darles vergüenza llamarse discípulos de Camus, debieron estar más atentos.
-Ya está bien- interrumpió Milo- lo importante es que Camus esta mejor, el hipócrita no se murió y bueno, yo sin saberlo he descuidado a mi cubito ¿perdóname Camus?
-¿Por qué perdonarte Milo?- pregunto el de acuario sin entender.
-Por mi culpa, por mi gran culpa, ahora veremos a Mortimer en nueve meses.
-Si pero…cámbienle el nombre, es feo- acoto Hyoga- ya que tendrá nueva vida comenzando desde cero que también tenga nuevo nombre, no te vas a morir pronto…pónganle algo bonito como Nataniel.
-Suena a tu mamá, Hyoga- sonrió Camus- lo pensaremos ¿verdad Milo?
Continuara