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La lucha del amor por maxi anime

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Notas del capitulo:

 

Disculpen la demora, no sé qué me pasa últimamente, es como que las palabras no me sale y eso no me gusta, quiero terminar este fic y otros que tengo pausados, le estoy poniendo mucho empeño.

Gracias Innis por tu review a la brevedad te lo contestare 

Todas las personas saben que un lugar rodeado de bosques no es sino más un edificio abandonado, donde almas perdidas del pasado vagan sin encontrar rumbo. Perdido en el tiempo, donde nadie los encontraría, lugares que la vegetación se encargaba de ocultar a la mirada y sembraba el misterio para todo aquel que se atrevía a recorrer los caminos inexplorados, pensando a cada paso que algo o alguien saldría de su espalda para ser tragado por la oscuridad.

El dios Apolo caminaba esos caminos callados por los años y a sus espaldas caminaban la diosa Atenea junto a sus cinco santos  de la esperanza. La sonrisa de algunos era más que evidente, Shiryu, Seiya y Shun estaban felices de volver a ver a cinco de los santos dorados, mientras Hyoga e Ikki caminaban con una mirada perdida, fuera cual fuere el resultado, el primero sabía perfectamente que hacer, no solo iba por su maestro, también cobraría venganza ante aquel que había destituido a Camus de su puesto, mientras Ikki se mantenía alerta.

 Llegaron muy pronto  a un templo cubierto por el espeso follaje, pero claramente era muy notable la que había vida en él. Tan pronto como todos entraron, sirvientes y guardias se inclinaron ante Apolo y Atenea, aunque más hacia el primero. Apolo sabía exactamente a donde ir y no exclamo palabra alguna durante el trayecto hasta que su camino fue detenido por dos guardias que estaban custodiando dos puertas.

-Señor Apolo- exclamó  poniéndose firmes.

-Abran las puertas, Atenea ha venido por sus santos.

-Señor Apolo- interrumpió una Joven- Dentro de la abadía solo se encuentran tres santos.

-¿Y los otros dos?- pregunto serio.

-El señor Céline no permite que nadie se acerque- respondió.

-¿Los santos han sanado ya?- pregunto Apolo sin dejar de mirarlos.

-Los tres dentro ya se encuentran recuperados- exclamo la joven- Los otros dos solo el señor Céline se encarga de ellos, nadie más puede acercarse.

-Abran la puerta- exclamo sereno- es una orden.

-Pero…el señor Santorini ha dado la orden de que las puertas no se abran.

-Yo ordeno que se abran.

-Se señor Apolo- exclamaron los guardias abriendo las puertas.

Dentro de la habitación todos observaron, ante sus ojos se sorprendieron de encontrar a Kiki, quien había escuchado de la expedición días atrás, en total silencio se había infiltrado y cuando supo donde estaba su maestro se teletrasporto para estar con él. Shaka estaba recostado en la cama de frente, mirando la escena y Aioria esbozo una sonrisa al ver a los santos de bronce.

-Maestro Mu- exclamo en medio de llantos el pequeño- Maestro.

-Kiki, cuando tenía dos años menos que tú, yo ya había perdido a mi maestro, era santo dorado y no lloraba cuan criatura recién nacida- exclamo el santo de Aries- Ya no llores, me estás viendo claramente no tienes por qué llorar, quiero ver tu sonrisa de felicidad, anda, muéstrale a tu maestro esa sonrisa de niño juguetón que posees.

-Lo siento maestro- exclamo el pequeño cabizbajo.

-Mu, estuviste un par de años en el santuario antes de exiliarte en Jamir- le reclamo Aioria- deja de retar al pobre, que no tiene culpa, tu tenías compañía antes de irte, el no, debió estar muy solo.

-Mu…Kiki no abandono el templo de Aries desde que terminó la guerra- acoto Shiryu- el…

-Es normal- le interrumpió el santo dorado al caballero de bronce- aun no estás listo para ser un santo, pero algún día lo serás y cuando ese día llegue estaré mas que orgulloso de ti- sonrió abrazándolo- Cuando volvamos a la torre de Jamir voy a hacerte una rica leche con chocolate con esas masas tan ricas que te gustan  y a dar de coscorrones por dejarme malcriarte.

-Maestro Mu- sonrió abrazándolo.

-Athena- interrumpió Shaka el bello momento al ver a su diosa- Sé que en este lugar no somos los únicos tres…pero ¿ha habido más aparte de nosotros?-

-No Shaka…es eso lo que he venido a hablar con ustedes- exclamo seria- ¿Dónde están los otros dos?- pregunto mirando a la joven.

-El señor Céline los ha aislado, no sabemos aún donde los llevo, regreso para sanar a uno de ellos y luego se fueron del templo- respondió.

-Atenea, buscare a tus santos y al joven que los está cuidando- interrumpió Apolo dando unos pasos a la salida- por favor no se muevan de este lugar, podrían perderse.

-Gracias hermano, así será.

Apolo se fue acompañado de las jóvenes que cuidaban a los tres santos de oro en las camas, y Hyoga, quien se escabullo para acompañarlo con el objetivo de encontrar a su maestro,  los santos de bronce entraron sin más a la habitación, cerrando las puertas tras de sí. Los tres mayores miraron a su diosa, su expresión había cambiado drásticamente de una sonrisa de felicidad a una seriedad casi absoluta, con sus ojos hundidos en tristeza.

-Me temo que- exclamo finalmente la mandataria- ninguno de los cinco ha de regresar a sus puestos como santos dorados.

-¿Qué?- preguntaron los tres al mismo tiempo, los tres podrían considerarse como los más fieles a su diosa, Shaka que había hecho un enorme sacrificio por ella, Aioria que siempre lucho defendiendo los ideales de Atenea y Mu, quien era el encargado de revivir las armaduras, de cuidarlas, no entendían el porqué.

-Por favor, sepan comprender, ha ocurrido en esta era, así como en otras, que hermanos son separados por dioses y ahora no ha sido la excepción- exclamo- para evitar traiciones en propios guerreros se optó siempre por impedirles comunicación, salvo que uno de los hermanos muriera…como paso…los dioses a cargo deben dar su permiso para que ambos hermanos se reúnan nuevamente…

-¿Hermanos separados por dioses?- pregunto Mu-¿Cómo es eso?

-Camus de Acuario, un santo ejemplar que todos conocen, tiene un hermano mayor, guerrero de Asclepio, hijo de Apolo y por tanto también mi hermano da órdenes a el- respondió- Al morir Camus, por segunda vez, frente al muro de los lamentos, como ustedes…su hermano pidió por él, Apolo le dio la autorización.

-¿Y eso lo hace dejar de ser un santo?- pregunto indignado Aioria.

-Cuando ustedes fallecieron dejaron de ser santos y el hermano de Camus se ha hecho con la responsabilidad de ocuparse de él, por lo que al revivirlo…

-Dejamos de ser santos por Camus- interrumpió Mu- Ya veo…para que el no cargue con un nuevo estigma…entendemos, pero Athena, dejare de ser un santo dorado pero no por eso dejare de defender tus ideales, soy Mu, el maestro de Jamir y seguiré en mi misma posición, siempre…Kiki tu eres mi sucesor, has de entrenar muy duro de ahora en más, lo más pronto posible debes vestir la armadura dorada, el templo de Aries requiere a su guardián.

-Si- exclamo sonriendo- ¿usted maestro que va a hacer cuando yo la vista?

-Estar tras tus pasos, esa armadura es un honor llevarla, no voy a descuidarme, no quiero que la manches, antes perteneció a mi maestro, por doscientos años, por trece años ha sido mía, con orgullo he sido el santo de Aries, así que tú también he…primera y principal, no dejes de abrazar a tu maestro que te ha extrañado mucho y a llorado por tu ausencia.

-Si maestro- sonrió abrazándolo- Yo también lo extrañe mucho.

-Ustedes ya han cumplido con su deber en esta era- exclamo sonriente- si bien, deberían de ocupar sus puestos, por respeto a Camus…lo que ha pasado y no he podido evitarlo, lo lamento mucho…

-No te preocupes Athena- Sonrio Aioria- Ikki, tu ¿eres de leo? ¿no es así? Bueno, tendrás que hacer mucho mérito para ocupar mi armadura, la casa de Leo no debe quedar vacía.

-Shun, con gusto te guiare para que puedas llevar con orgullo mi armadura- acoto Shaka- Las enseñanzas de Buda puedo trasmitírtelas   y ya que eres poseedor de un gran cosmo.

-Gracias Shaka, voy a hacer lo posible para merecerme tu armadura- bajo la mirada Shun.

Ante los ojos del caballero de cisne el dios Apolo había abierto cada puerta del templo, encontrando habitaciones, encontrando sirvientes, guardias y hasta algunos Apotropeos, aunque según sus cuestan eran tres los que iba contando que pertenecían a la orden de Asclepio. Apolo estaba enardecido, quería encontrar explicaciones de lo que había pasado, y los Apotropeos solo le dijeron que seguían ordenes de Santorini, uno de sus compañeros, mientras que el un tal Céline en ningún momento había dado orden de algo, salvo de no acercarse a la habitación donde este se encerraba por horas y ahora se encontraba vacía.

Hyoga, frustrado, iba a emprender su camino de regreso al ver la desolación de Apolo y que este dispersara a los guardias para que comenzaran una búsqueda fuera del templo, cuando una mano lo atrajo dentro de un  cuarto, una especie de biblioteca y le tapó la boca para que no expresara palabra alguna.

-Niño desconsiderado- susurro- haz silencio- Igual de altanero que tu maestro.

Hyoga vio pasar desde las sombras a los guerreros de Asclepio y al mismo Apolo alejándose de la habitación, mientras aquel hombre que no podía ver lo mantenía cautivo, cuando dejo de sentir pasos fue que aquel que salió de las sombras lo tiro al piso agarrándolo de los brazos a sus espaldas.

-¿Qué le hiciste  a mi maestro?- pregunto intentando voltear, pero se vio impedido por una fuerte mano.

-No te preocupes, te llevare con el- exclamo levantándolo y luego lo guio por un pasadizo saliendo del templo.

El caballero de cisne era guiado por aquel que lo tenía atado de manos, quien solo le decía que avance, a pesar de la escasa luz que entraba, producto de la alta vegetación que los rodeaba. Por un momento pararon, el ruido de un acaudalado rio se sentía a unos pasos de ellos y fue cuando el guerrero lo soltó. Hyoga se puso en guardia, se dio la vuelta y fue cuando el hombre de cabellos rubios lo aprisiono contra un árbol, tomándole las manos.

-Bájate esos humos mocoso, te estoy llevando con tu maestro- exclamo mirando con ira.

-¿Dónde está mi maestro? ¿Qué le hiciste?

-Tu maestro fue llevado por mi amigo Céline al río, te aconsejo que no hagas estupideces, segundo, no le he hecho nada a tu maestro, aunque deseos no me han faltado- exclamo soltándolo- ve derecho, encuentra al rio y camina siguiendo la corriente, encontraras a tu maestro en un lago.

-¿Por qué debo creer en ti?- pregunto mirándolo con desconfianza.

-Para tu suerte, no somos guerreros que atacan, somos sanadores- respondió dándose la vuelta y desapareció entre las sombras delos enormes árboles.

El ruso siguió las indicaciones, cauteloso, sin saber lo que le esperaba, llego a aquel tramo que llevaba agua y camino siguiendo la corriente, para su suerte pronto diviso un lago. El lago era un oasis para cualquiera, no se veía muy profundo y a su alrededor había claros agradables donde recostarse. Subió a un árbol para tener un mejor panorama y pudo reconocer a tres hombres en un lugar alejado, dos de ellos eran a quienes claramente había ido a buscar y un tercero, demasiado parecido a su maestro. Su maestro se veía sin ropa de la cintura hacia la cabeza, al igual que el hombre que lo acompañaba y este estaba frotándole los cabellos, haciendo salir espuma, mientras fuera del agua, con un pantalón cortó blanco y sin algo que cubriera su pecho estaba Milo, mirando todo con recelo.

Céline había decido que un baño en aguas tranquilas era una manera perfecta para que Camus se sintiera más tranquilo y con eso su rehabilitación fuera más placentera desde el incidente con el escape, y, aunque Camus había prometido no volver a escaparse su recuperación había pasado por un hueco tras los ataques en el hospital abandonado y no había nuevas mejoras en el. El apotropeo desde ese día se juró no dejar solo nuevamente a su hermano, de ser posible cuando este mejorar alejarlo de Milo, posiblemente en un futuro Hyoga se uniría a ellos, podia también incluir a Isaac ya que su cuerpo estaba congelado bajo el océano después de la guerra contra Poseidón,  ya que los pupilos de Camus eran importantes para él y entre su mayores miedos, no iba a permitir que alguien lo separa de su hermano menor.

Camus aún seguía sin comprender cosas, cosas que lo confundían aún más, de la noche a la mañana Milo y Céline comenzaron a tratarse con odio y cada cosa nueva que Milo hiciera comenzaba una discusión entre los dos. Y Aunque amaba mucho a Milo no podía evitar ponerse a pelear con el debido a actitudes que él veía como infantiles. En su sentir está confundido, era muy diferente lo que sentía hacia Milo y al mismo tiempo lo que sentía hacia Céline, no era amor, ese sentimiento lo tenía muy bien definido y el dueño de su corazón era Milo, en cambio con Céline era un cariño diferente, un cariño que estuvo dormido en el por años, como si conociera de antes al Apotropeo, pero eso lo confundía.

-Ya están limpios tus cabellos- exclamo sonriendo Céline después de enjuagarle el cabello.

-Gracias- sonrió apenado- No era necesario.

-Te sientes más fresco, eso te ayudara en tu rehabilitación, es importante que te sientas mejor.

-Estoy bien.

-Céline- interrumpió Milo- ¿puedes revivir a quienes quieras verdad?

-Siempre y cuando sus cuerpos aún se encuentren en buen estado, no puedo por ejemplo intentar revivir a un esqueleto- explico ayudando a Camus a salir del agua.

-¿Has revivido a otros aparte de nosotros?- pregunto Camus mirando sereno.

-No, tu eres el primero, a Milo lo despertó mi amigo Santorini- lo envolvió en varias toallas- Pero es un proceso complejo.

-¿Qué tanto?- pregunto Milo interesado.

-En el caso de Camus, primero pedí permiso al dios Apolo, el dios Apolo me lo concedió después dela guerra de Hades, pedí permiso a Atenea para poder desenterrar el cuerpo, Atenea no me lo dio, Apolo me dijo sácalo igual y yo obedecí- respondió- cuando vea a Athena debo pedirle disculpas por no obedecerle, espero que sepa entenderme, era algo que debía hacer.

-no- susurro el caballero de cisne desde el árbol observándolo todo mientras escuchaba cada palabra, hasta que en un movimiento brusco, por querer acomodarse mejor, cayó al suelo de manera estrepitosa.

Céline dejo solos a Camus y Milo al ver a alguien caer del árbol y no tardo en reconocerlo, joven y de cabellos rubios, llevando en alto una armadura de color blanca, con una tiara en la cabeza en la que claramente se veía la figura del cisne, con un ojo rojo y otro blanco, mientras el muchacho llevaba una venda en su ojo izquierdo. Sin perder tiempo examino al muchacho que al verlo quedo sorprendido, por el gran parecido a su maestro y luego este puso su mano en su rodilla para emanar aire frio que calmo un dolor intenso que tenía producto de la caída y luego hizo lo mismo en el codo.

-No hay huesos rotos, pero deberías tener más cuidado muchacho- le reto el Apotropeo.

-Hyoga- exclamo Camus y fue a su encuentro, lo abrazo por la espalda e intento no llorar, aunque las lágrimas no tardaron en divisarse.

-Así que eres el valeroso caballero de cisne, un honor conocer muchacho, se ha hablado tanto de ti que ya eres leyenda viviente, soy Céline, Apotropeo de la convalecencia, pero puedes llamarme Céline.

-Llámalo hipócrita Hyoga- acoto Milo acercándose- es un hipócrita.

-Gracias- exclamo sin salir de su asombro- pero…

-¿Cómo llegaste aquí Hyoga?- pregunto Camus- fue peligroso…debiste quedarte en el santuario.

-El dios Apolo nos trajo aquí, vinimos por ustedes maestro- explico- y yo no me iré sin usted.

-Entonces te quedas, pero Camus de aquí no se va, aun no se ha recuperado del todo…por cierta metida de pata de un amigo suyo, pero si quieres llevarte a Milo, me harías un favor- Aseguro Céline.

-No me iré sin mi maestro, sin importar quien sea usted ni que relación tenga con él, he venido por él y sin él no me iré.

-Le hice una promesa a Camus de no lastimarte, y la cumpliré, pero lo que tú quieres muchacho no lo voy a hacer, Camus aún no se ha recupero y si se va de la isla corre serios riesgos de morir camino a Grecia, además, sabes mejor que yo que el clima en el santuario no es muy agradable para alguien que requiere de sumos cuidados para recuperarse.- exclamo fijando su mirada en el caballero del cisne- Templos destruidos, solo diez caballeros de bronce y dos amazonas con vida, el niño que llorar en las escalinatas de Aries…¿Cuántos santos eran en esta era?

-Antes éramos pocos…aun así…

-Estaban ellos- señalo Céline a Milo- había santos dorados para mantener el orden, Aries, Tauro, Leo, Virgo y Escorpio, el santo de Libra era el patriarca para tomar decisiones importante, ahora no había ninguno ¿Cómo pude llegar ante Atenea a pesar de los templos aun en pie? Además que ya no hay ni un solo líder…a ti te falta un ojo.

-No me falta un ojo- se excusó tocándose el vendaje- solo tengo una herida en el parpado y por respeto a Isaac, no quiero que sane.

-¿Respeto a Isaac?- pregunto Camus.

- En la guerra contra Poseidón, él fue una marina…yo batalle con el…le faltaba un ojo…fue mi culpa…batallamos en las mismas condiciones  y yo…

-¿En qué océano?- Pregunto Céline haciéndose el intrigado.

-Pilar del océano Ártico…pero.

-Su cuerpo debe estar congelado por las frías aguas del mar…puedo traérselos si quieren, si eso ayuda a la recuperación de Camus.

-¿No deberías pedir permiso a  Poseidón?

-¿Para qué? Ya cargo con el castigo de tenerte a ti, por ti no tenía permiso, igual estas aquí Milo, uno más no va a cambiar nada, además todo sea por la rehabilitación de Camus que tu echaste a perder en tu falta de sentido común.

-Sería muy amable de tu parte Céline, pero no puedo pedirte que traigas conmigo a Isaac- interrumpió Camus- has hecho mucho por mí…no quiero que lo hagas…yo.

-No me costaría nada traértelo, sería un placer traerlo a tu lado, que maestro y alumnos estuvieran juntos nuevamente, rememorando viejos tiempos… ¿te gustaría eso Camus?

-Si…pero…no puedo…no debo…lo siento Céline, no quiero exponerte a otra responsabilidad más, me gustaría mucho tener a Isaac aquí, pero…no…con Milo y Hyoga es suficiente- exclamo tristemente, no por el hecho de no querer ver  a Isaac, sino más bien porque no quería seguir sumando responsabilidades al apotropeo…cada nueva era un tormento en si para él.

-Maestro…-susurro Hyoga ante las palabras de aquel que tanto le entreno y lo convirtió en quien era, aquel que se había convertido en un padre para él,  Hyoga al ver la debilidad en los ojos de su maestro era extraño y a la vez le preocupaba, porque significaba que estaba sufriendo por dentro.

Céline sabía leer aquella mirada, por algo Camus era su hermano y sin importar lo que este dijera sabía perfectamente lo que pensaba. Sonrió para los tres santos, los cuales no pudieron interpretar lo que esa sonrisa, por más amable que se viera, significaba.  El apotropeo decidió que se quedarían toda la tarde, mientras planeaba como poder cumplir su nueva meta sin que el dios Apolo se enterara de ella.

Horas después, cuando apenas salió la luna, estaban ya de regreso en el templo, notando un clima muy tranquilo y según les dijeron los guardias el dios Apolo se había ido a buscarlo por los alrededores al esperarlos y ellos no aparecer hasta llegada la noche. Céline sonrió y dejo a los santos en las camas de la habitación bellamente amueblada y se dispuso a irse.

-Por favor quédense aquí, veré si los otros santos están por el templo y los guiare hasta aqui- se excusó-voy a hablar con el dios Apolo, para explicarle que Camus no puede por el momento regresar al santuario…si quieres ponerte un poco más cómodo Hyoga, hay ropa en el ropero que esta frente a la cama de Camus.

-Gracias…aún sigo en la misma posición, mi maestro se ira conmigo, salvo que Atenea no lo veo prudente- exclamo con seriedad.

Céline se fue de la habitación, dejando a los tres solos, el caballero de Cisne no tardo en volver a abrazar a su maestro, quien correspondió el gesto con una sonrisa y Milo sonrió, en su mente deseaba tener una cámara de fotos para tener un recuerdo de esa escena.

-Maestro, debemos irnos de aquí- exclamo finalmente el rubio-

-Hyoga, yo también tengo muchos deseos de irme, de volver al santuario o a Siberia, de estar donde pertenezco, para debo quedarme aquí- exclamo mirando a su alumno tristemente.

-Camus tiene razón Hyoga- acoto Milo- Hace unos días atrás, cuando Camus estaba en muchas mejores condiciones que ahora, yo me escape con él, horas después de nuestro escape Camus comenzó a sangrar por la boca, impidiéndole respirar, de no ser por el hipócrita, Camus habría vuelto al inframundo…

-Ya no hay inframundo, desde que vencimos a Hades- interrumpió Hyoga- maestro, yo lo veo bien, en el templo de acuario yo me encargare de cuidarlo.

-¿De dónde sacaras sangre sanadora Hyoga?- pregunto Milo- eso usan para curar a Camus.

-Yo puedo conseguir agua milagrosa para usted maestro, pero debemos irnos, ahora que no está ese tipo.

-Hyoga…muchacho…escúchame, no voy a irme de aquí, no debo…aun no estoy bien, no quiero tener otro de esos momentos en los que tuve problemas para respirar y solo podía sacar sangre por mi boca, aquí estoy bien, si quieres irte eres libre…

-Maestro Camus, yo nunca me separare de usted de nuevo, usted es como un padre para mí y no me perdonaría perderlo de nuevo- exclamo casi al borde del llanto- maestro, me quedare con usted, de aquí no me moveré y regresaremos juntos al santuario ante Atenea.

-Nos quedaremos los tres en ese caso- finalizo Milo- Hyoga, yo dormiré con Camus y tú en mi cama.

-No, yo dormiré con mi maestro- bufo haciendo puchero.

Aquella noche y al ver la negativa del santo de cisne, Milo opto por lo más democrático, juntar las dos camas para que durmieran los tres juntos, y aunque el santo de Escorpio quería evitar eso, no tuvo más opción que acceder, después de todo una sonrisa de Camus al ver a Hyoga era suficiente explicación del porqué debían unirse las camas. La noche paso tranquila, sin disturbios en aquella habitación donde tres santos dormían, el de bronce abrazado a los dos santos de oro que significaban mucho para él y quienes no dudarían en protegerlo de lo que fuera.

A la mañana siguiente, la paz y la quietud fueron interrumpidas, cuando la puerta dela habitación de abrió lentamente, Hyoga se levantó como pudo y se colocó en guardia para defender a los dos santos dorados de lo que fuera a entrar, pero grande fue su sorpresa al ver que por la puerta estaba una silla de ruedas y en ella su antiguo compañero de entrenamiento, dormido en la silla, amarrado de manos, pies y del pecho. Quien guiaba la silla no era otro que el mismo Apotropeo quien lentamente la adentro.

-Les traje un nuevo compañero- exclamo en susurro.

-Isaac…Isaac- lloro Camus al verlo- Céline ¿Por qué? No…no debiste.

-Si debí, te lo repito, voy a hacer todo por ti- acoto antes de salir- sus amigos estan durmiendo, lo siento, no poder traerlos hasta que despierten, pero pueden socializar con Isaac, una cosa más…las camas… ¿Esto fue idea de Milo?

-No…no- rápidamente Camus respondió, sin dejar de ver a Isaac- fue mía, fue mía…perdóname…perdóname…

-Está bien, no llores, te he repetido cientos de veces que no debes llorar, no me gusta que lo hagas, te he traído a Isaac para que este a tu lado,  cuando despierte pregúntale si quiere que le cure el ojo, para que pueda ver con esplendor a su maestro…

Milo miro molesto la escena, como nuevamente el hermano de Camus se acercaba a él con otras intenciones o al menos eso parecía, por lo que opto por detenerlo- Oye hipócrita, es hora del desayuno, ya salió el sol.

-Disfruta de llamarme así Milo, porque tarde o temprano vas a arrepentirte- exclamo molesto el apotropeo- iré por el desayuno, ¿algo en especial Camus?

-Lo que me traigas estará bien…gracias…de verdad muchas gracias

Continuara 

Notas finales:

Disculpen si se les hace corto el cap, no estoy de muchos ánimos, pero quiero terminar este fi c antes de Junio, es la semana de exámenes difíciles y no quiero quedar libre por el momento en ninguna materia.

Un anuncio y una pregunta que quiero la opinión de quienes me leen

El fic Horoscopo borrare los caps en donde los dorados están en Francia, no sé qué pasó por mi cabeza cuando los escribí pero van en contra de lo que es el fic, humor sobre el horóscopo XD, pero bueno, quiero poder volver actualizarlo y para ellos borrare los capítulos de en Francia, quizás use esas ideas para otros fics

Pregunta ¿les gusta ver a Camus como padre de Hyoga e Isaac? Es para un fic futuro…pero en estos momentos no me siento con ganas de escribirlo, he visto fics donde solo ponen a Hyoga, pero no a Isaac, quiero incluir al Kraken en un fic, aunque sea por una vez.

Bueno, si les gusto, ya saben, en el cuadrado blanco a su derecha bajo todo esto está el espacio para dejar Reviews, quejas, cosas que les parecen mal, que quizás les gustaría que cambiara, como ver más celos de Milo o a Hyoga bufando cuando niño, e incluso errores que vean, yo leo, escucho y escribo.

Una cosa mas, si quieren ver a Apolo enojado, solo pidanlo, no lo voy a poner si no quieren

Nos leemos pronto


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