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La lucha del amor por maxi anime

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Notas del capitulo:

Hola a todos, perdón la demora, problemas de salud y otros que no son tan relevantes pero que interfirieron mientras escribía el cap. Me disculpo si el cap es algo corto, el próximo será el doble de largo, eso se los aseguro J porque a partir del que viene se genera la razón del título del fic A la brevedad voy a responder los Reviews perdonen la demora, no ha sido una semana buena para mi.

Capítulo 9

Camus comenzó a pensar, a divagar sobre cada palabra, cada cosa que en su mente pasaba con lo que ahora sabia, su abuelo materno y su madre fallecieron de tuberculosis, su padre fue un médico que cometió negligencias graves que ocasionaron y luego recapacito parte por parte de las palabras de Milo.  El escorpión había sido muy cauteloso con cada palabra, quizás para evitar que sufriera ante un hecho del que sabía que claramente lo afectaría, no dudo en abrazarlo, agradeciéndole que estuviera a su lado en ese momento, apoyándolo y eso agradecía, agradecía que el santo que sonreía, contrario a lo que era el, un santo ejemplar pero totalmente su contraparte.

A sus ojos Atenea estaba allí, mirándolo preocupada, no era para menos, ver a uno de los santos más serios, cuya principal enseñanza era mostrar indiferencia, siendo el siempre uno de los principales pilares de aquella doctrina, para ella era como ver al santo grial partiéndose en pedazos.

-Atenea- exclamo apenado después de pensar en sus acciones- discúlpeme, disculpe mi forma de actuar ante todo…discúlpeme.

-A quien que yo creía mi abuelo,  quien me trato con un cariño inimaginable, como si fuera realmente su hija, hizo algo mucho peor y con sus propios hijos- le interrumpió tomándole la mano- tuvo 100 hijos y por el bien de la humanidad los sacrificio, haciendo que se convirtieran en Saint…hoy, diez de ellos son santos bronce…diez de cien ¿te das cuenta esa injusticia cometida? Él nunca les trato como a un padre, siempre fue distante.

-Eso es cierto, ni hola me dijo cuando llegue de Rusia- aclaro Hyoga.

-Mitsumasa Kido permitió que Tatsumi, un empleado suyo, me azotara mil veces antes de partir a la isla de la reina muerte- comento Ikki.

-A mí me hablaba como si de un extraño se tratase, sabiendo que era hijo suyo- acoto Seiya- También, el, me separo de mi hermana sin piedad.

-No recuerdo un verdadero contacto paternal de el para conmigo, un padre para mí fue mi maestro Dohko.

-Mi padre fue mi maestro Albiore, el si se preocupaba por mí, jamás me trato con la frialdad con la que Kido me trato.

-Usted es mi padre para mi maestro- sonrió Hyoga- su dedicación, su cariño para conmigo son aquellos que un padre tiene para con su hijo.

-Y para mí- Interrumpió Isaac- Tenga en cuenta que estuve más tiempo con usted que Hyoga, resistí más que él y no tenía motivos egoísta.

-A ver tu, si hubieras conocido a tu madre te aseguro que en mi lugar hubieses hecho igual.

-Lo mismo- recapacito Camus- Milo ¿Qué te dijo exactamente Celine?

-Nada especifico, tú llevas hablando con el mucho más que yo, habla como en secreto, en clave, no ha querido decirme más que de lo que ya te he dicho, me gustaría decirte más, y lo sabes bien mi amor, sin importar que tan fuerte sea, siempre te hablare con la verdad, por más dura que sea.

-¿Qué verdad?- pregunto Mu- Milo, eres el primero en meter la pata siempre con mentiras.

-Desde que estoy con Camus hablo con la verdad absoluta- Nunca le mentiría y lo sabes bien.

-Como tu manoseo en medio de la guerra de Hades- señalo el Francés- Tus intentos de escape…

-¿El intento de escape?- preguntó Aioria.

-Hace unos días atrás, a Milo se le ocurrió que escapáramos de aquí,  no llegamos muy lejos ante el descuido, pero en medio de la noche, encerrados en este lugar- señalo la imagen en los diarios del hospital- tuve una reacción contraproducente, llegue a creer que moriría desangrado, vomitando Sangre, Céline no tardó en llegar y ocuparse de recomponerme, desde entonces hemos estado aquí…

-El hipócrita se mete donde no lo llaman, pero menos mal que llega a tiempo, fue quien atendió a Hyoga cuando callo del árbol y luego trajo a Isaac, y aunque sus verdaderas intenciones son un misterio, hasta para mí, es un buen hombre que se centra solamente en que Camus se recupere, su verdadero motivo no me lo ha dicho.

-Athena ¿A ti te lo ha dicho?- pregunto Shun- Apolo dijo que te pidió autorización y claro, le negaste, pero ¿Por qué lo hizo?

-Habla mucho de una responsabilidad que lego- acoto Camus- ¿Qué tiene conmigo? Existen muchos santos, más fuertes que yo y es un hecho.

-Céline me hablo de un alma lastimada- exclamo serena- Cuando llego hasta mis aposentos en el santuario, pidiéndome mi autorización, en un principio él dijo que se le dio la orden, argumento que el alma no descansaba en paz y que, que otros dioses te han lastimado, obligándote a reaccionar contra tus propios principios.

-Lo que no entiendo a todo esto…porque dice lo que dice…que Camus le pertenece, no logro entender- acoto Shun y se vio obligado a callar al ver la incógnita en los ojos del de acuario.

-¿Le pertenezco?- se preguntó sin entender- Ni siquiera sé quién es…no lo recuerdo.

-El alma de un ser humano es sumamente frágil, y sus memorias lo son aún más, cualquier perturbación a ella puede dañarlas irremediablemente- Interrumpió Apolo que acababa de entrar-Por siglos, nosotros los dioses hemos tomado decisiones equivocadas en pos de mantener la paz, evitar guerras innecesarias, pero nosotros no decidimos el entorno en que las almas de nuestros guerreros reencarnar.

-No entiendo- interrumpió Isaac- ¿Qué tiene que ver todo eso con mi maestro y ese tipo extraño?

-Camus, ¿Céline no te ha mencionado nada al respecto sobre una relación contigo?- pregunto el dios pelirrojo mirando seriamente.

-No señor, se ha mantenido el silencio todo este tiempo, también me asegura decirme toda la verdad cuando me encuentre recuperado.

Apolo camino por la habitación, mirando cada centímetro de ella, pensando, a la vista de todos los presentes. Se acercó a Camus y dio un largo suspiro, luego miro al General de Poseidón, el cual aún no entendía nada de lo que estaba pasando, y los demás santos solo querían escuchar lo que estaba divagando.

-El proceso de reencarnación de un alma es algo que nosotros no decidimos, cada cierta cantidad de años cada guerrero renace, para servir a su diosa, como en el caso de todos ustedes, pero en nuestras manos no está la decisión de donde reencarnara, quien será…ocurre, siempre, que pertenecientes a la misma sangre sean separados por decisión divina.

-¿Decisión divina?- pregunto Camus.

-Para evitar traiciones, producida por la sangre misma, la sangre llama a la sangre, y esta es la mayor lealtad, incluso muy superior a la de ustedes hacia su diosa- exclamo- ¿a que eres mal leal? ¿A tus convicciones o a la sangre?

-Lo primero-respondió con seguridad el francés.

-Bueno, en el caso de Céline, es lo segundo, tu sangre llamo a su sangre ante el sufrimiento y el solo siguió aquello que esta le mando a hacer.

-¿Qué sufrimiento?- pregunto Isaac que no llegaba a entender.

-Quizás, estas palabras sean más…propicias para explicar aquello- exclamo finalmente- Han perdido sus cuerpos, solo quedan sus almas, caballeros dorados, aun así  no han sido perdonados. Aunque sean los humanos más poderosos, no son más que eso,  humanos…Sus almas quedaran encerradas por toda la eternidad, es el castigo por revelarse contra los dioses, sus almas no conocerán el descanso…ahora comprenderán lo que es el miedo.

-Es lo que nos dijeron en el juicio- Interrumpió Milo- El patriarca Shion y Dohko defendieron nuestra postura pero…

-Su castigo fue Absoluto, sus almas no conocerían la paz- continuo- y es entonces cuando la sangre llama, si bien no hubo rebelión de su parte…

-Dios Apolo- interrumpió Céline entrando repentinamente a la habitación- Athena.

-La Sangre llama a la sangre, ambos comparten la misma sangre- termino el dios- ¿has entendido?

-¿Sangre?

-Dios Apolo, no creo que sea momento.

-No, ya es suficiente, Apotropeo de la convalecencia- fulmino el dios- Has dejado pasar demasiado tiempo,  se te dio un permiso, para que fueras por algo de tu pertenencia, que Athena ya no podía reclamar como propio, si la verdad es tan terrible es mejor afrontarla de una vez.

-Pero dios…Apolo.

-Es una orden, no un pedido, tienes cinco minutos- exclamo manteniéndose serio, hizo un ademan para que todos se retiraran del cuarto, dejando solo a Camus y el Apotropeo. Hyoga, ayudado por Milo, subió a la silla de ruedas a Isaac y salieron, dejando en silencio toda la habitación.

El apotropeo miro los diarios a mano del santo de acuario y sonrió, recordaba claramente cuando encontró aquellas noticias y aun a la fecha no cabía con el asombro de ellas. El santo de Acuario tomo con temor aquellos papeles, mirando fijamente a quien lo acompañaba en aquel cuarto, encerrado entre cuatro paredes y rodeados por el silencio. El tiempo era poco y a la vez demasiado, las palabras parecían no querer salir en esos momentos, pero debían hacerlo, no por su decisión, no porque era el momento, sino más bien por una orden divina, del dios Apolo.

-Camus- exclamo sereno- quiero que escuches, intentes entenderme y lo más importante, no me juzges, yo lo hago por los dos.

-Te escucho.

-Me has dicho que en tus sueños, aparece un reloj ¿no es verdad?- pregunto mirándolo y saco de su bolsillo un reloj de bolsillo.

El pequeño objeto no media más que la mano del Apotropeo, era un color dorado muy fuerte y con una cadena de oro, en el centro dela tapa resaltaba una figura grabada en lo que parecía plata, era tal cual como el relog de sus sueños. Camus lo tomo recordando cuando lo tenia en sus manos en cada sueño, cada recuerdo y lo abrió, encontrando en la tapa una fotografía amarilla y el reloj funcionando perfectamente.

-Le he dado cuerda diariamente- acoto.

-¿Quiénes son?- pregunto mirando la fotografía, claramente se distinguía un infante que no llegaba a los dos años y un niño, pero luego recordó que el niño estaba en sus sueños, era el que siempre lo sostenía, quien siempre le repetía no te preocupes, no te dejare solo,  recapacito, había una pregunta aún más importante- ¿Por qué te pertenezco?

-Por la misma razón, la fotografía lo comprueba- respondió serio y a la vez nervioso- tenías dos años en aquel momento, lo recuerdo bien.

-¿Recordar?

-Fue…un otoño, las hojas de los Arboles caían, jure protegerte ese día y hasta dar mi último aliento por ti, pero, a pesar de todo, no pude cumplir con aquello.

-¿Protegerme?

-Tenía cinco años en aquel momento- respondió levantándose y miro la ventana, a lo lejos se distinguía aquel edificio, el hospital abandonado- Hace años, en aquel hospital…donde estuviste la noche que te escapaste con Milo…

-¿Qué tiene que ver ese lugar?

-Todo comenzó allí... mucho antes de yo nacer.

-¿Qué tiene que ver eso conmigo?

-Te dije que todo comenzó allí- explico sereno- Hace años, ese lugar era un sanatorio para enfermos de tuberculosis, donde los enfermos esperaban ser sanados, el equipo médico era muy bien capacitado, pero en aquel en aquel tiempo no existía cura para las dolencias, para los síntomas, tarde o temprano los enfermos morían- comento y regreso a la cama- entonces comenzaron las negligencias por uno de los médicos, quien experimentaba abiertamente con los pacientes, buscando ayudarlos, pero siempre fallo, produciendo la muerte. Conscientemente una enfermera le ayudaba, esperando que pronto el medico tuviera éxito en sus experimentos, la relación afloro, de ser compañeros pasaron a ser amantes y nueve meses nació el primer bebé, bajo la luz de ese hospital, rodeado de muerte, desolación y tristeza…- paro un momento, recordando aquella historia que su propio maestro le había comentado, que no era nada más ni nada menos que la verdad, que el mismo lloraba día a día- Pasaron los años, el hospital cerro por las negligencias, por tener un indicie de mortalidad tan alto…los médicos fueron acusados, meses después de aquello, nacería el segundo y último niño, fruto de aquel hospital.

-¿El segundo? ¿Qué paso con el primero?

-Me tienes en frente- sonrió- Pero, todo tiene un precio, un grave precio, la enfermera contrajo tuberculosis, estaba sola, el medico la abandono, ella lucho con todas sus fuerzas por sus hijos, para que vivieran, siendo la tuberculosis un mal de familia…Fue a vivir con su padre, un hombre enfermo pero bueno, maravilloso, quien les hizo un espacio para cada niño, pero…un incendio se llevó el hogar, los gastos médicos eran demasiados, todo se perdió, el anciano fallecería después…dos años, tan solo pasaron dos años, la enfermera paso a ser indigente, con dos niños pequeños que cuidar, nadie contrata a alguien con una enfermedad tan terrible como la tuberculosis…sintiendo que la muerte iba a ir por ella,  dejo a sus hijos a cuidado de un auspicio y desapareció en la noche, la muerte la buscaría días después, en un hospital. Nadie se explica la salud de los dos pequeños, pero lo cierto es que ambos gozaban de vida…

-¿Por qué no acudió al padre de sus hijos?

-Ella acudió a él pero este no le daba opciones, no quería saber nada de ella ni de sus hijos- dio un suspiro, pausando el relato- finalmente, cumpliéndose tres años de vivir en aquel auspicio, los niños fueron separados, por designio de los dioses,  nadie sabía porque los dos nacieron en el mismo seno familiar y obedecerían a dioses distintos, la verdad fue que serían el mayor se convertiría  guerrero de un dios y el menor de una diosa, ambos de la misma mitología, no podían verse nuevamente, hablarse, mucho menos recordarse…no se podía, porque serian culpados de traición.

- Y fueron llevados a Siberia- comenzó a entender- entonces…eres…

-Soy tu hermano mayor- exclamo secamente.

-¿Por qué no me lo dijiste desde un principio?

-Porque no quería que supieras la verdad hasta que pudieras afrontarla- respondió acercándose a el- No quería perderte de nuevo, eres el santo dorado más indiferente que existe.

-¿Por qué me perderías? No logro entenderlo.

-Has querido irte de aquí desde que llegaste y yo haciendo todo lo posible por verte bien ¿Qué te dice eso?

-Que debiste decirme la verdad desde un principio- respondió-Pero ¿Por qué me reviste? No logro entenderlo.

-Eres mi hermano, no tienes que entenderlo, vi injusto el castigo de los dioses a ti, como Hades te uso, tu sufrimiento, no lo mereces ni merecías pasarlo de nuevo, por ello pedí permiso a Apolo para tenerte a mi lado, cuidarte, como siempre debió ser, no tenía más razones.

-¿Cuándo me recuperara que ibas a hacer? Dudo que dejarme libre.

-No hermanito, eso no, ni en broma, ya te perdí una vez, te busque y pase veinte años buscando tenerte de nuevo a mi lado, jamás volvería a perderte de nuevo.

-Ya soy un hombre, un santo de Atenea Céline…

-En realidad ya no- exclamo inseguro de lo que diría- ¿Recuerdas la exclamación de Athena que hiciste? Bueno, eres un traidor desde entonces y los dioses te catalogan como rebelde.

-Soy un santo dorado y nunca cambiaria eso.

-No entiendes…Ya no eres un santo de Atenea, aunque tienes pleno uso de tu cosmos, no puedes serlo…

-Si entiendo, las consecuencias de mis actos y lo que hice, pero pase lo que pase soy un santo de Atenea y le serviré fielmente hasta el fin de mis días.

-Zeus, dame paciencia- exclamo sereno.

-¿No deberías decir Apolo o Asclepio?

-Asclepio es hijo de Apolo y a su vez Apolo es hijo de Zeus…es como ustedes, una cadena de órdenes, querido hermano.

-De todas maneras, soy un santo de Atenea.

-Terco como cabra- exclamo serio y luego fue abrazarlo, pero se detuvo al ver la mirada de su hermano, penetrante, seria, la mirada indiferente que conocía mejor que nadie- ¿Pasa algo?

-¿Por qué la preguntas?

-Soy tu hermano, conozco tus expresiones, puedo ver en tus ojos, algo te perturba, yo te vi nacer…encerio.

-¿Revives a voluntad?

-Sí, si el alma está a mi alcance y el cuerpo también, puedo hacerlo ¿Por qué?

-Quiero, pedirte un favor- miro decidido.

Fuera de la habitación, el resto de quienes se encontraban allí esperaban pacientes que los pocos minutos que Apolo dio, fueran suficientes, en especial Milo, quien además de esto esperaba que Céline no le dijera a Camus que el santo de escorpio ya sabía al respecto. Atenea se acercó a Milo al verlo alterado, pero le sonrió, tranquilizándolo en parte.

-Milo, todo estará bien, Camus es fuerte.

-Lo sé, Athena, Camus es fuerte, pero no me gusta dejarlo solo con el hipócrita.

-¿Por qué le dices así Milo?- pregunto Shun sin entender el porqué del desprecio- Es su hermano, solo piensa en él.

-Pensar en un hermano e s muy distinto a lo que él Hace- dijo con seguridad- Shun, ese tipo está decidido a alejar a Camus de sus seres queridos, el mismo me lo ha dicho, no le importar cuanto Camus sufra, sus intenciones seguras son adueñarse de el.

-Céline es su hermano Milo y el mismo actuó con la autorización de los dioses por Camus, me temo que no podemos hacer nada, si el apotropeo decide llevarse a Camus lejos, no vamos a hacer nada, Apolo está siendo muy benevolente con nosotros, como se encuentran las cosas, no puedo ni debo permitir otra guerra.

-¿Tan mal estan las cosas?- pregunto Mu con gran sorpresa.

-Solo quedamos once santos de bronce, incluida la amazona June de Camaleón, que se encuentra en la isla de Andrómeda- Contesto Shun- en el santuario, son solo dos amazonas y nosotros.

-Céline logro pasar sin problemas lo que queda de los doce templos-acoto la diosa- Con el santuario devastado, no le fue difícil, robo los cuerpos de todos ustedes son problemas.

-Incluyendo que se sumergió bajo el mar para traer a Isaac- continúo Hyoga.

-Los Apotropeos son Sanadores, no guerreros y es Céline el único con la capacidad de revivir- aclaro Apolo.

-Pero, eso no es posible- interrumpió Shun- el, detuvo a dos santos de bronce para robarse los cuerpos…

-Lo siento Andrómeda, mi respuesta es la misma, los guerreros de Asclepio y por tanto también a mi orden, los Apotropeos, no fueron entrenados para atacar, destruir o alentar el movimiento de los átomos, son sanadores por naturaleza.

-¿Cómo entonces logro detener a Ichi y Nachi?- se preguntó Seiya- el los congelo.

-Dioses, Camus es muy importante para mí y no solo eso, también lo es para sus alumnos, Isaac y Hyoga, por favor, se los pido de corazón, no permitan que Céline en su egoísmo separe a Camus de nosotros.

-Milo, santo dorado de escorpio, eso es algo que no puedo prometerte, Céline ha estado quince años de si vida pidiendo por tener a su hermano a su lado, lo ha visto sufrir, llorar y morir más  de una vez ¿crees justo hacer lo que me pides? Separar nuevamente a dos hermanos, siendo esto injusto, lo ciento Santo de Escorpio, mi respuesta es absoluta, yo no interferiré.

Continuara 

Notas finales:

Espero les alla gustado, no me sentí muy bien en la semana y creo que esto va para otra más, pero una cosa que me hace sentir bien es leer los Reviews, un Reviews es una gran sonrisa, me saca una sonrisa cada vez que los leo porque me dice que si les gusta el fic. Las críticas, cosas que les gusto del cap, que no les gusto, incluso cosas que se imaginaron que podrían pasar y no pasaron pero les gustaría que pasaran, pueden ponerlas en Reviews, yo recibo todo con gusto y no les cuesta nada, solo pocos segundos en el cuadro de abajo a su derecha, el cuadro blanco.

Nos vemos la próxima actualización. 


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