¿Acaso el dolor es más fuerte que el amor? por Yuki Tatsumi

Era un día frío, el cielo estaba cubierto de nubes grises de las que salía una gran cantidad de agua, eso que aún no estaban en invierno, Rin se estaba mojando ya que no llevaba un paragua, pero eso realmente no le importaba ya que iba camino a la casa de Haru, iban a comer juntos, pero no iba a dejar que Haru escogiera el almuerzo, porque estaba seguro de que escogería caballa y el día anterior lo habían comido.

Estaba tan distraído pensando en que comerían y que cosas podían hacer después para poder entretenerse, que no se había dado cuenta de que había llegado a la casa, y que Haru estaba en la puerta mirándolo. Al darse cuenta, Rin esbozó una pequeña sonrisa ya que le pareció divertido e interesante, Haru no demostraba mucho sus emociones, pero encontró que fue un lindo gesto que saliera a recibirlo en la puerta sin haber golpeado aún, le gustó que empezará a mostrar ciertas cosas sólo con él, no quería que nadie más las viera, quería que todo lo relacionado con Haru fuera sólo para él.

Haru estaba levemente avergonzado, el salir a la puerta había sido algo inconsciente cuando vio por la ventana que Rin estaba llegando, en ese momento se dio cuenta cuanto esperaba por verlo, cuanto deseaba verlo.

Rin se le acercó y le dio un pequeño beso en forma de saludo, luego Haru se apartó de la puerta para que el pelimorado pudiera entrar en la casa.

-Espera, te traeré una toalla -dijo Haru un tanto avergonzado-

El pelinegro trajo una toalla y se la pasó a Rin, éste se secó y le devolvió la toalla. Luego de que Haru fuera a dejarla al baño, se pusieron a discutir sobre que cocinarían y quién lo haría.

-Yo cocinare -dijo calmadamente el pelinegro caminando hacia la cocina-

-No, lo más probable es que si te dejo cocinar, termines preparando caballa - contesta el pelimorado poniéndose al lado de éste-

-Pero... pero que tiene? -haciendo un puchero –

A Rin le encantó la expresión que puso Haru, tanto así que casi se da por vencido y le dice que puede cocinar caballa pero a cambio de algo. No, ¿en qué estaba pensando? no podía ponerse a pensar en ese tipo de cosas, se regañó a sí mismo.

-Ya comimos caballa ayer, no podemos comer lo mismo todos los días Haru, así que hoy yo elegiré el almuerzo-lo dice poniendo una expresión seria-

-Está bien...-le contesta Haru con una expresión entre mezcla de rendimiento y tristeza-
Rin terminó de cocinar y se pusieron a cine, al terminar Haru aún tenía una cara triste. Rin no quería que pusiera esa cara, así que se le ocurrió algo.

-Haru...

-qu-nnh..

A Rin se le ocurrió besarlo, así por lo menos ya no tendría una cara triste, aunque se dio cuenta de que quería más que sólo un beso. El beso se volvió cada vez más apasionado, sus lenguas estaban batallando intensamente por quien tomaba el control, se estaban excitando cada vez más, Rin comenzó sacándole la polera a Haru, la que salió fácilmente, luego recorrió con su boca todo el torso desnudo de éste, que lo único que podía hacer era estremecerse y  soltar pequeños gemidos de placer, llegó hasta su pantalón donde podía notarse el miembro ya erecto del menor, iba a comenzar a desabrocharlo cuando la mano de éste lo detuvo.

-N-no...aún no... siento que no estoy listo.
Rin se detuvo y se apartó un poco del pelinegro, él quería hacer esto, pero no quería hacer nada que Haru no quisiera. -Creo que es mejor que me vaya. Haru no dijo ni hizo nada para detenerlo, solo se limitó a observarlo, así que el pelimorado simplemente se fue.
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(Al siguiente día)

A diferencia del día de ayer, este era un día soleado, el cielo estaba completamente despejado, el clima era agradable. Perfecto para nadar -pensó Haru- este día decidió que comería caballa ya que el día anterior Rin escogió el almuerzo, este día nadie le impediría comer lo que quisiera. Después de preparar la comida se sentó a comer, cuando terminó se puso a pensar en lo que había pasado ayer. Le preocupaba que Rin se haya enojado con él por no querer hacerlo el día anterior, no es que Haru no quisiera hacerlo, realmente el si quería, es solo que le daba un poco de miedo.

La tarde llegó rápidamente. Aunque ya se estaba poniendo oscuro, el clima seguía agradable. Haru fue a la playa para nadar, sentirse libre en ese gran océano y poder despejarse un poco, decidió ir en la noche para estar más tranquilo y así poder relajarse un poco. El tiempo en ese lugar era como si no existiera, se sentía tan bien estando ahí que si fuera por él se quedaría por siempre, aparte el mar se veía hermoso con la luz de la luna reflejada en él, pero ya se estaba haciendo demasiado tarde y el agua se estaba poniendo un poco más fría, decidió que era tiempo de salir del agua.

Haru salió del agua, estaba tan distraído con el tema de haber nadado que no se dio cuenta de que no estaba sólo, habían unas personas que no conocía que lo estaban observando, eran dos extraños que no dejaban de mirarlo con una sonrisa en la cara, aunque se notaban un poco sospechosos decidió ignorarlos y seguir su camino, ¿qué era lo que podían hacerle a él?, tenía que pasar si o si cerca de ellos para poder irse a casa. Luego vio que se estaban acercando, pero no les tomó importancia, de seguro no se acercarían a él. Solo era su imaginación o eso fue lo que pensó.

De pronto se dio cuenta que uno de ellos le toma el brazo y lo tira a la arena, el pelinegro intenta pararse pero uno de ellos no lo deja, mientras el otro se le lanza encima, el pelinegro no sabe qué hacer, sólo quiere salir huyendo pero no puede ya que los tipos no lo dejan. Mientras más hace el intento de zafarse de ellos, los tipos comienzan a molestarse y a golpearlo, pero no se da por vencido y sigue oponiéndose, uno de ellos se enfada más y le grita al otro:

-Ya cállalo!! Molesta!!

Y el otro haciéndole caso le da un golpe tan fuerte que lo deja inmóvil, después de eso ya no pudo poner resistencia, y los tipos se aprovecharon.
Comenzaron a quitarle lo que tenía puesto, empezaron a tocarlo y manosearlo por todos lados, algo que sólo hacía que Haru sintiera repulsión hacia ellos.
Mientras uno de ellos lo tocaba y besaba por todas partes, el otro comenzaba a tocar su miembro, empezó a besarlo, tocarlo y acariciarlo.

A Haru todo lo que ellos le hacían le parecía desagradable pero a los tipos no les importaba, luego de tocarlo uno de ellos se desabrocho el pantalón para poder introducir su miembro dentro del pelinegro.
Haru estaba desesperado, no quería, pero no tenía como evitarlo, el tipo finalmente introdujo su miembro en la entrada de Haru, haciendo que éste gritara por el terrible dolor que le provocaba, el pelinegro nunca había sentido un dolor tan horrible como ése. El tipo comenzó a embestirlo con agresividad y fuerza hasta que finalmente se corrió dentro de Haru.
A pesar de que parecía que todo había terminado.

-P-para!...- el otro tipo también lo penetró y comenzó a embestirlo. Fue una noche horrible, con un dolor y un asco por lo que pasaba, mientras los tipos disfrutaban el abusar de él. Cuando el segundo tipo finalmente quedó satisfecho, decidieron irse del lugar.
Haru quedó ahí en la arena, sólo, con una cara que reflejaba el dolor en su estado más puro y con los ojos llenos de lágrimas.