Capítulo 2
Era alto, estaba entre los 1.80 m rosando los 1.90, rubio de ojos azules y un cuerpo de infarto, tenía que admitir que el sujeto no estaba para nada mal, claro no mejor que él, él derrochaba sensualidad hasta por el dióxido que exhalaba, vio como aquel hombre se paraba recto frente a él, un militar seguramente, e inclinaba ligeramente su cabeza en forma de saludo.
- Mucho gusto, soy el Agente Steve Grant Rogers, estoy a su servicio- al levantar su cabeza lo primero que noto el rubio fue la luz que traspasaba aquella bata y luego se topo con aquellos grandes ojos color chocolate rodeados por unas tupidas pestañas … tan absorto se quedo en su inspección que el castaño no tardo en darse cuenta.
Dios, era difícil ser tan hermoso incluso para los hombres…. Pero ¿qué podía hacer? le tocaba aquella vida tan dura, así que tenía que aceptarla, aunque no culpaba al pobre capitán era normal que la gente babeara por él.
- Bueno si es así, sirve de algo y ve a comprarme un café, uno extra grande y bien cargado - Dijo esto se cruzo de brazos e ignorando la mirada del rubio que se encontraba inseguro, pues lo había tomado por la guardia baja, nunca antes en sus relaciones de trabajo lo habían tratado de esa forma. Sin sabes que responder busco ayuda en la señorita Potts, se sentía como un niño al hacer eso pero…- Eres sordo, retrasado o estoy pintado, vamos cariño mi cuerpo necesita algo de cafeína – apremio el castaño.
- Agente Rogers ¿podría hacernos ese favor? Además tenemos que hablar un momento a solas con el Sr. Stark- le dijo la pelirroja con una sonrisa tranquilizadora-
- Claro, vuelvo en un momento-Miro a los presentes y luego salió a cumplir su encargo cerrado la puerta la salir.
- ¿Qué diablos están haciendo ustedes dos? Se supone que voy a aceptar que a un loco desconocido entre a mi torre, tenga total acceso y este detrás de mi ¿así como si nada?- Estaba flipando, que clase de brujería les habían hecho a esos dos seres que supuso alguna vez tenían un cerebro medianamente aceptable-
- Cálmate Tony, no es cualquier persona, el es un agente de S.H.I.E.L.D uno de los mejores, se podría decir.- James avanzo hasta quedar al lado de la camilla y le entrego un sobre de manila al castaño- Ahí está toda la información de Rogers y de S.H.I.E.L.D que pudimos conseguir, sin mencionar que ellos mismo se ofrecieron a mandar a un agente…
- Obviamente enviarían ellos un agente, ¿Sabes si quiera quienes son o que quieren? No eres idiota Jame… es decir ¿por qué se molestaría una agencia que está por encima de la propia CIA, por no decir de la nación, en cuidar a un simple hombre de negocios?- dijo de forma teatral como si el fuese un simple mortal y tomando el sobre- A menos que ese simple hombre de negocios, sea el principal proveedor de las armas y tecnología que usan, sin mencionar que maneja un considerable porcentaje de los ingresos del estado sin mencionar que es un genio, filántropo, súper sexy que de la forma en que lo veas podrá representar una amenaza o una gran ventaja en una posible guerra-
- Olvidaste mencionar lo de humilde…- agrego el coronel, divertido por el arranque ególatra de su castaño amigo-
- Precisamente porque representas algo indispensable para ellos, decidimos que eran los más indicados en encargarse de tu seguridad Anthony- Pepper se dirigió a la ventana y comenzó a arreglar las cortinas para que entrara mas iluminación a la habitación.- No te preocupes solo será temporal, hasta que se considere que las amenazas han sido erradicadas- lo miro con una sonrisa .
- Oh, que me comprometa a trabajar con ellos…- La mirada de Anthony se torno fría por un momento- Pero bueno, ¡¡¡Quiero salir de aquí!!!- se quito las agujas del brazo y se levanto rápidamente de la camilla – Vamos Pepper tráeme mis cosas necesito salir de aquí.-
Una vez con sus cosas y su “ropa” salió del hospital sin esperar ni a Pepper, James o aquel estirado con ínfulas de garrapata, paro en una tienda que estaba en una esquina para comprarse unos atuendos mas decentes, no podía estar en la calle con la ropa que usaba en el taller, aunque con cualquier cosa se veía bien, no podía perder el titulo de playboy que tenia.
Entro a la tienda y aunque no tenían muchas cosas que se pudiesen vestir, algo de magia podía hacer… Palpo si bolsillo en busca de su cartera, hasta que cayó en cuenta de que no la traía consigo, solo tenía 50 dólares en el bolsillo de su pantalón, suspiro audiblemente, como era posible, se compro unos lentes de sol para disimular al ir por la calle.
Cuando salió, se encontró con el agente Rogers que lo estaba esperando fuera de la tienda, perfecto, también tenía un rastreador.
- Agente Rogers… espero que tenga mi café- Dijo el moreno sacando de sus cavilaciones al rubio-
- Sr. Stark, me tomo un poco de tiempo encontrar un lugar de venta al por mayor pero aquí esta- Alzo una bolsa de supermercado llena de bolsas de 2kg de café- espero sea de la marca que usted tome…- se rasco la nariz esperando no haber cometido alguna equivocación-
- Esto no pude ser….- “el mejor” si claro, el mejor idiota, ¿de dónde diablos había salido aquel sujeto?- ¿acaso, señor le dieron tantos golpes en la cabeza en el ejercito que no se acuerda de los café exprés?-
Al rubio se le tiñeron las mejillas de un color rojo muy intenso y bajo la cabeza, realmente había pasado mucho trabajo para buscar ese café, pero no se le ocurrió algo así. Sabía que las primeras impresiones en una relación de trabajo eran muy importantes. Bajó la cabeza apenado y cuando la levanto, vio aquella sonrisa prepotente que le dirigía aquel hombre… claramente se estaba burlando de él, su rubor aumento y empezó a balbucear.
- Cálmese soldado, ahora tenemos que llegar a la torre Stark, y no pienso llevar esas bolsas, así que espero usted ya esté instalado- sin más Tony empezó a caminar en dirección a la torre Stark.
Es muy tierno para ser un soldado….
Cuando entraron en la torre Stark, el castaño se quedo absorto viendo las expresiones que hacia Steve Rogers, como si en su vida hubiese visto tecnología, claro no es como si en la torre hubiese tecnología común y corriente, pero es muy diferente la reacción cuando ya se está familiarizado con tecnología de última generación, a la de un ciego viendo por primera vez.
En todo el trayecto al último piso que era en donde se encontraban las habitaciones que los dos ocuparían Tony observo cada reacción del rubio y se dio cuenta de que estaba tratando de adaptarse a las cosas nuevas que veía rápidamente, quizás por orgullo a no querer parecer estúpido, un entusiasta en su trabajo o… quizás su trabajo tenía otro fin, pero bueno eso lo descubriría a medida que pasara el tiempo.
Le iba a dar un ataque de risa cuando el rubio salto al oír la voz virtual de JARVIS, en serio aquel hombre tenía que haber salido de la época de los 20 o los 40 o algo por el estilo. También se había dado cuenta de que las miradas que le lanzaba el rubio eran muy frecuentes, bueno si quería algo con el no se lo dejaría fácil.
- No pienso pasar toda la noche enseñándote cómo usar todo esto o mostrándote el lugar, estas bastante grandecito para aprender tu solo- Le dijo el castaño ya que se encontraban en la sala- ahora me iré a dar un baño, siéntete en libertad de usar lo que quieras, si tienes alguna duda, pregúntale a JARVIS.- dicho esto salió de la habitación.
Steve empezó a pasearse por el pent-house, era un lugar muy extraño, estaba elegantemente amueblado pero con algunos objetos eran completamente desconocidos para él, sabía que sus cosas estaban en una de las habitaciones, ya que la Srta. Potts que todo estaba listo para su instalación en aquel lugar y si mal no recordaba su habitación… no recordaba cual era la habitación.
Se sintió un completo idiota, nunca antes había tenido tantos errores en un día, se quito el sobretodo lo doblo y lo puso en el enorme sillón de cuero negro que estaba en el medio de la sala, se sentó en él y hecho la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos, aun podía ver aquellos ojos chocolate mirarlo de una forma tan penetrante y aun así podía ver un dejo de tristeza empañando su brillo…
Se recordó a si mismo que en ese momento estaba trabajando, la vida de una persona dependía de él, aunque todas las vidas eran importantes, esta era capaz de quitar muchas y proteger muchas más con cualquier cosas que crearan sus manos.
Con nueva determinación, fue a buscar su habitación, aunque fuese muy chocante, el castaño tenía razón estaba bastante grande ya para depender de las demás personas. Abrió la mayoría de las puertas que encontró, y en la última al final de el pasillo se encontraba la habitación del castaño, al abrir la puerta Steve, aun con la poca iluminación que entraba pudo divisar el rostro dormido de aquel hombre, su expresión era completamente diferente a cuando estaba consciente, de una persona insolente y altanera pasaba a alguien “normal” incluso tenía una expresión… Como decirlo, dulce.
Con sumo cuidado cerró la puerta y con una sonrisa en el rostro siguió buscando “ese hombre definitivamente no era una persona completamente indiferente”, y a unas tres puertas más de distancia se encontraba su cuarto.