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Alive? por Smile Gazerock

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Notas del fanfic:

Esta historia está finalizada, pero puede tener una continuación así que si quieren que tenga déjenlo en los comentarios, espero que disfruten la lectura, no l@s molesto más a leer ^^

Siempre quise verte rodeado de flores, de esas hermosas flores que ahora te rodeaban y realzaban tu belleza, pero no quería verlas de esta manera, no cuando estas se encontraban a tu alrededor por esta situación, no cuando te hallabas con tus parpados cerrados, no cuando tu piel se encontraba helada cual tempano de hielo, no cuando ya no había aire en tus pulmones, simplemente no quería presenciar una imagen tan sublime en una situación tan triste, no la quería presenciar en tu funeral. 

 


Seis meses han pasado desde su muerte, desde que dejo este mundo, desde que me dejó solo en este mundo. Seis meses en los que me he encontrado en la misma situación, vaciando cientos de botellas de alcohol en mi boca. Mi vida era patética, todas las noches me encontraba en la situación anteriormente mencionada, en un vano intento por olvidarlo, por olvidar sus bellos ojos llenos de vida, por olvidar sus rellenos y hermosos labios, por olvidar su perfecta voz, por olvidar su sonrisa y su personalidad que lograba sacarme más de una sonrisa, él sabía perfectamente que era el único que lo lograba, que lograba hacerme feliz, y a pesar de todo, se atrevió a dejarme triste y completamente solo. Me abandonó, cuando me prometió que siempre se encontraría a mi lado, me mintió. ¿Por qué te arrebataron de mi lado?, lamentablemente no existen respuestas. 

 


El timbre de mi departamento vuelve a sonar por tercera vez consecutiva, y yo con un paso vacilante me levantó del suelo, donde me encuentro bebiendo, para abrir la puerta a mi odioso visitante. En el trayecto a la puerta se me fue inevitable preguntarme de quién se podría tratar, me había peleado con mi familia tan solo ayer, y ellos son lo suficientes orgullosos para no dirigirme la palabra dentro de un mes. No tenía amigos a parte de quien ya se encuentra bajo tierra, así que la duda e incertidumbre inundaban mi cabeza, hasta que abrí la puerta. 

 


-Yuu-  

 


Fue un leve susurro que escuché antes de que aquella persona se lanzara a mis brazos llorando desgarradoramente, yo por mi parte no sabía qué hacer, ¿cómo lidiar con esto?, fue entonces que el agarre que mantenía entorno a mi cuello se intensifico y logró lo imposible, derramé aquellas lágrimas que no me había atrevido a derramar en su funeral. Un llanto desesperado y desgarrador fue el que solté en ese instante y aquella persona que en un principio le serví de apoyo ahora era mi apoyo.

 


-tranquilo Yuu, todo estará bien- repetía una y otra vez mientras acariciaba suavemente mis cabellos, en un intento por calmarme -llora todo lo que quieres, te servirá-

 


Poco a poco las caricias sobre mi cabello lograron relajarme y las palabras de aliento se escucharon cada vez más lejanas, más débiles, hasta que logré caer en un profundo sueño. Aquella vez soñé, no tuve ninguna pesadilla, fue un hermoso sueño en el que recordé todos los buenos y hermosos momentos junto a Takashima, junto a mi querido Shima, cuando él aún se hallaba en este mundo, cuando él aún se hallaba a mí lado. Más tarde, al despertarme, me encontré en mi cama y un aroma a comida inundo mis fosas nasales, me incorporé poco a poco, ya que sentía mis sentidos adormecidos aún, cuando me hube sentado correctamente, repasé el sueño anterior y después de tanto tiempo, una sonrisa sincera se posó en mi rostro.

 


-esa sonrisa te queda mejor que tu expresión amargada- elevé mi vista y lo encontré en el marco de la puerta sonriéndome. 

 


-es bueno verte otra vez- fue mi escueta respuesta.

 


-vete a lavar tus dientes, apestas a alcohol- me habló con una expresión de asco en su cara.

 


-¿la comida está lista?- pregunté mientras me dirigía a mi baño.

 


-sí, así que apresúrate-

 

 

Al entrar al baño me encontré con mi reflejo en el espejo. Mi aspecto era horrible, me encontraba con mis ojos rojos debido a las pocas horas de sueño, mi cabello estaba desordenado en su totalidad y la barba que tenía lograba empeorar las cosas, parecía todo un vagabundo, di un largo suspiro y opté por mejorar mi apariencia. Lavé mis dientes unas cuatro veces hasta que logré que el olor a alcohol desapareciera de mi boca, luego cepillé mi cabello dándole una mejor forma y finalmente quite esa molesta barba de mi rostro. Ahora era capaz de reconocerme, ahora era la misma persona que se hallaba junto Shima en mis sueños, era él mismo Shiroyama Yuu de hace seis meses, cuando Shima se encontraba vivo, o por lo menos en el ámbito físico.

 


-ese es el Yuu que conozco- elogió con una sonrisa.

 


-¿qué te trae a mi departamento Yutaka?- pregunté a pesar de saber la respuesta.

 


-creo que tu y yo sabemos perfectamente porque me encuentro aquí, pero de eso hablaremos cuando te termines la cena- respondió sereno como siempre. 

 


Uke Yutaka, un gran amigo que había olvidado por completo, fuimos novios, pero no funcionó. Yutaka fue quien me presentó a Takashima Kouyou, éramos los mejores amigos, inseparables hasta que se mudo dejándonos a Shima y a mí solos. Uke fue un pilar fundamental en mi vida, estuvo junto a mí en los momentos que más era necesario e incluso cuando no era necesario estaba allí brindándome su compañía y  su apoyo, lamentablemente de un momento a otro perdimos contacto, y ahora cuando más lo necesitaba apareció frente a mí, Yutaka sin duda era mi salvavidas.

 


-no sabía que tus padres se habían mudado unos meses después de que yo lo hice- dijo la última frase con un tono amargo.

 


-no es algo importante, después de todo yo me quedé en aquella casa- comenté intentando quitarle importancia. 

 


Hubo un pequeño silencio sabía lo que se vendría, a pesar del tiempo que pasamos alejados puedo decir que conozco a Yutaka perfectamente, y me he percatado que no ha cambiado nada, siempre amable, con un carácter fuerte cuando lo ameritaba, y, por supuesto, haciendo pausas antes de hacer una pregunta que, para la otra persona, podría ser incómoda y dolorosa. 

 


-supe lo de Kouyou- 

 


Fui capaz de  escuchar como su voz se quebraba, pero no derramó ni una lágrima, tal vez porque vio mis ojos llorosos y pensó que lo más prudente era mantenerse sereno, ya que de nada servía tener a dos idiotas llorando como si no hubiera mañana, y a nada de un colapso. Así era Uke, tendía a pensar en el bienestar de las otras personas por sobre el suyo.

 


-sí fue algo sorpresivo- intenté responder con tono neutral.

 


-¿fuiste a su funeral?- me preguntó algo inseguro por haberlo hecho.

 


-sí, pero me fui inmediatamente, no me atreví a ver como enterraban su cuerpo Yuta-chan- las lágrimas comenzaron a fluir por mis mejillas y yo no pude hacer nada por detenerlas, no ahora que al fin salían luego de seis meses.

 


-lo siento- y allí estaba nuevamente el tierno abrazo de Yutaka -perdón por no haber estado allí para apoyarte, sé que lo necesitabas, de verdad perdóname- nuevamente su voz se quebraba, mas no salía ni una sola lágrima de sus ojos.

 


-eso no importa, ahora estás conmigo y eso es algo que necesito, así que por favor no te vayas Yuta-chan, no me dejes solo como Shima lo hizo, te lo suplico quédate junto a mí, te necesito ahora en este instante a mi lado, por favor- hablé aferrándome a su abrazo, como si al hacer esto impidiera que se fuera de mi lado en un futuro.

 

 

Me había quebrado, en esos momentos estaba vulnerable mostrando todos mis sentimientos, el miedo, la inseguridad, el cariño, la tristeza, entre otros. Al fin había explotado y estaba dejando fluir mis temores y sentimientos, sin duda esto era capaz de lograrlo Yutaka, al igual que aquella vez cuando mis padres se pelearon, la única persona que se percató de que algo me ocurría, y que había sido capaz de hacerme hablar, ya que mis calificaciones habían bajado, fue Uke- Solo eran dos personas las que me habían visto de esta manera y eran capaces de abrir mi corazón, y hacerme entrar a este estado, Uke y Shima.

 


-tranquilo Yuu siempre estaré a tu lado, por Takashima y por ti, siempre estaré junto a ti para cuidarte, no pienso alejarme, así que relájate, no me iré por ningún motivo lejos de ti te lo prometo- me dijo mientras me abrazaba y acariciaba mi espalda.

 


-¿es una promesa?- le pregunté y Yutaka se limitó a susurrar un pequeño sí, sin detener sus caricias sobre mis espalda. 

 


Tras haber escuchado ese pequeño sí que afirmaba su promesa, me relaje al instante. Era una promesa, no iba a estar solo de nuevo, Yutaka estaría allí a mi lado, no me dejaría, ni me mentiría, Yutaka nunca rompía sus promesas, cuando éramos pequeños me prometió, que cuando yo sintiera que nada valdría la pena él estaría allí y me salvaría, y ahora me demostró que seguía cumpliendo aquella promesa, Yutaka mi gran amigo. Nuevamente dormí pero esta vez dormí bastante, prácticamente había estado un día completo dormido, y teniendo sueños, más bien, recordando lo que había sido mi vida al lado de Kouyou. 

 


-Yuu- ese era el Yutaka adolecente que me llamaba -quiero presentarte a alguien-

 


-voy enseguida- y ese soy yo corriendo con una enorme sonrisa en mi rostro la que se amplió más al ver a Takashima por primera vez. 

 


Mis pensamientos fueron simples y claros, aquel chico que se encontraba junto a Yutaka era hermoso, su cabello sedoso que brillaba, su piel que daba la sensación de ser suave, sus ojos cálidos que irradiaban un inmenso brillo, y sus peculiares, rosados, adorables y rellenos labios que le daban a su boca un aspecto de pato, los que quería probar. En aquel momento Shima me pareció la persona más tierna del mundo, pensamiento que se intensificó al ver sus mejillas sonrojadas.

 


-Yuu te presento a Takashima Kouyou- y luego se dio vuelta dirigiéndose a él -Shima te presento a Shiroyama Yuu- 

 


-es un gusto Shiroyama- dijo extendiendo su mano la que yo gustoso apreté dándome cuenta que su piel si era suave.

 


-el gusto es mío, y por favor llámame Yuu- le comenté con una sonrisa.

 


-está bien Yuu, puedes decirme Shima- fue entonces que mi corazón palpito más fuerte y me di cuenta que me gustaba Shima, gracias a esa bella sonrisa que me regalo. 

 


Aquel día cuando regresábamos a casa, recuerdo que Uke se fue a la mía y cuando estuvimos en mi habitación me obligo a hablar, por supuesto que él se había dado cuenta que me había gustado, y estuvo todo el día molestándome. Un mes después de ser los tres los mejores amigos, fue que Yutaka se mudo y nos dejó destrozados a Shima y a mí, pero fue gracias a aquel hecho que junto a Shima nos volvimos más cercanos. Siempre supe que no tenía ni una posibilidad al lado de Kouyou, él solo me veía como un gran amigo, pero yo siempre conservé este amor hacia él en secreto, ya que si se lo decía lo más seguro es que me hubiese odiado y visto con repulsión, sin embargo, yo seguía pensando en él, en cómo serían sus besos, como sería llenarlo de besos, mas solo me conformaba con estar a su lado y ser feliz junto a él.

 

 

También recordé cuando por accidente nos besamos, aquel día fue fantástico para mí. Habíamos decidido ir a un parque de diversiones cercano a donde vivíamos, fuimos a todos los juegos y nos divertimos bastante comimos helado y ganamos en un juego, yo conseguí un pato de felpa para Shima y el consiguió un gato del mismo material para mí, fue genial. Estábamos saliendo del parque cuando unos niños pasaron corriendo a nuestro lado logrando que Kouyou perdiera el equilibrio, y, de este modo, cayera sobre mí, fue entonces que nuestros labios se toparon fue un simple roce pero duro bastantes segundos ya que ambos nos encontrábamos impresionados, y luego de las cientos de disculpas que me dio Shima nos fuimos a nuestras respectivas casas a descansar.  

 


Cuando me encontré solo en mi habitación no dejaba de pensar en el beso, todas las sensaciones que sentí con ese pequeño roce de nuestros labios, los labios de Takashima resultaron ser extremadamente suaves y cómodos, me sentí en el cielo, creía que estaba flotando entre las nubes solo con Kouyou a mi lado, no existía nada, ni nadie más por los segundos que había durado el beso, me había transportado a otro lugar. Recuerdo que luego de haber pensado todo lo anterior tenía una sonrisa boba en mi rostro, mientras que con mis dedos tocaba suavemente mis labios. 

 


Como todas las amistades tuvimos una que otra pelea, pero siempre era uno de los dos quien terminaba cediendo y disculpándose, no eran grandes peleas, solo estupideces. Esos fueron los principales recuerdos que se presentaron en mis sueños.

 


-¿cuánto habré dormido?- al fin había despertado vi mi móvil y me percaté de cuanto llevaba -Yutaka ya desperté, aún no muero- lo dije a modo de broma, pero un escuché ninguna respuesta de parte de mi amigo, por lo que me preocupe. 

 


Me levanté de la cama rápidamente y me dirigí a la sala, luego a la cocina, al baño que se encontraba junto a la habitación de huéspedes, a la habitación de huéspedes pero no lo hallé en ninguna de estas partes. Inevitablemente comencé a desesperarme, ¿y si Uke se había ido y me había dejado solo?, una angustia se apodero de mí y fue veloz a mi habitación para cambiarme de ropa y salir en su búsqueda, él me había prometido estar a mi lado, y lo iba a cumplir por las buenas o por las malas. Estaba abotonando mi camisa cuando escuche algo parecido a un ronquido y venía del otro lado de mi cama, para ser más precisos del piso, me acerqué con cautela y allí lo encontré, era Yutaka, se había quedado dormido y como yo bajé por el otro lado no fui capaz de verlo, mas inmediatamente me enfurecí, me había asustado demasiado por su culpa.

 


-¡idiota!- le grité al tiempo en que le golpeaba la cabeza con  mi puño.

 


-¿pero qué mierda te sucede?- me preguntó mientras se acariciaba el lugar afectado de su cabeza por mi reciente golpe.

 


-sucede que pensé que te habías ido, y que me habías dejado solo, pero no, estabas aquí bien dormido mientras que yo te llamaba como un loco por todo el departamento- le dije enojado.

 


-¿de quién crees que es la culpa de que me encuentre dormido al lado de tu cama?- yo lo miré haciéndome el desentendido y entonces Yuta-chan continuó -pues es tuya maldito descerebrado, tú me asustaste a mí ¿dónde vez a una persona durmiendo un día entero luego de que se desmaya?, me preocupé por ti imbécil- y tras decir esto me aventó una almohada.

 


-estaba cansado imbécil- y le devolví la almohada.

 


-tú nunca antes habías dormido tanto, tarado- y de nueva cuenta tenía la almohada impactando contra mi cara.

 

 

-¡cállate imbécil!- le grité a falta de argumentos. 

 


Y así empezamos una fantástica guerra de almohadas, golpeaba a Uke y él me golpeaba a mí, por supuesto entre muchas risas, por un momento me vi de nuevo cuando éramos unos adolecentes idiotas y solíamos hacer este tipos de guerras por diversión, por un momento pude olvidar que Shima ya no se encontraba con nosotros.

 


-logré algo, ahora ya no estás llorando como una niñita- me comentó con tono burlón.

 


-¿quién fue el que se lanzó a mis brazos a llorar cuando abrí la puerta?- le pregunté  y Yutaka solo se limitó a reírse.  

 


Aquella tarde fue muy diferente a las que solía tener, junto a Yutaka siempre me encontraba riendo o pensando en cualquier otra cosa, él se estaba encargando de alejar el recuerdo de un Shima muerto y reemplazarlo por un Shima vivo, por los buenos recuerdos que tuve junto a él cuando se encontraba a mi lado. Desde aquel día en adelante ya no me encontraba bebiendo hasta desmayarme, o siendo un amargado, había logrado superar de cierta forma la muerte de Kouyou, y eso me hacía feliz. Otros seis meses pasaron en mi vida, y junto con estos se cumplió un año de su muerte.

 


-Yuu quiero que me acompañes a un lugar- habló Uke despertándome de mi tranquilo sueño.

 


-Yutaka eres un maldito anciano, puedes ir donde quieras sin la compañía de tu mamá así que déjame dormir- y nuevamente cubrí mi rostro con las mantas.

 


-si dentro de treinta minutos no estás listo me iré de tu departamento Yuu, y ni sueñes que vendré todos los días a hacerte la comida, además el dinero que traje conmigo se me está acabando, y a diferencia de ti, a mí no me dan ni una maldita mesada- 

 


-¡está bien, te acompañaré!- le grité con mi cabeza aún debajo de las mantas. 

 


Me encaminé al baño me, me di una ducha, cepille mis dientes y me dirigí a mi habitación. Me vestí con ropa bastante cómoda, y luego volví al baño para arreglar mi cabello, cuando estuve listo me acerqué donde Uke y este me llevó a su automóvil, me dijo que podría dormir y así lo hice, me desperté en el automóvil completamente solo, me espanté pero luego vi como Uke se acercaba al automóvil, había salido y había estado llorando.

 


-¿qué te sucede?- le pregunté con preocupación, y el solo se limitó a negar con su cabeza -Uke- 

 


-yo, ya lo fui a visitar, ahora es tu turno- y tras decir eso fue que me asomé por la ventana del automóvil y me percaté en donde nos encontrábamos. 

 

    
Miré a Yutaka con una mirada suplicante, diciéndole que por favor no me obligara con esta, pero Yutaka solo negó con la cabeza y me miró seriamente, solo eso bastó para que saliera del automóvil, antes de alejarme completamente fui capaz de escuchar un, estaré aquí, pero no le di mayor importancia y seguí caminando. Di un enorme suspiro cuando me encontré frente a su tumba, tenía mis ojos cerrados fuertemente, no me atrevía a abrirlos, no me atrevía a mirar su nombre en aquel lugar, sin embargo, recordé que Yutaka lo había hecho, entonces con algo de temor abrí los ojos y observé su nombre. 

 


Solo me encontraba allí parado  mirando sin mirar, mi mente se encontraba bastante lejos de mi cuerpo pensando en todas las situaciones que habíamos vivido juntos, en lo que eran nuestra vidas hace un año, antes de que lo mataran, antes de que abandonara este mundo. Sin darme cuenta mi cuerpo comenzó a bajar, y me encontré acariciando suavemente con mis dedos la inscripción donde se encontraba su nombre, donde se hallaba escrito Takashima Kouyou, para luego estampar mi puño contra la lapida, se supone que ya había superado su muerte, que todo había quedado atrás, pero no era así.

 

 

-¿¡por qué te fuiste!?, ¿¡por qué me dejaste!?, ¡tú no puedes estar muerto, no, no lo estás, estás vivo lo sé, no puedes morir Shima, tú…tú me lo prometiste!- comencé a gritar mientras lloraba desgarradoramente y estampaba mis puños contra el suelo. 

 


Era un llanto desgarrador el que salía de mi garganta, no lo podía controlar, no dejaba de preguntar ¿por qué? Cuando la lluvia comenzó a caer, de algún modo esta me calmo un poco, mas yo continuaba preguntando y llorando tendido sobre el suelo, sintiendo la lluvia empapa mi cuerpo completo. De un momento a otro las gotas de agua dejaron de mojar mis prendas y cuerpo, y al elevar la mirada me encontré con la triste de Uke quien tenía una sombrilla, volví mi vista al frente y comencé a dar gritos desgarradores, preguntando entre gritos, llorando, agotando toda mi energía, hasta que Yutaka se sentó a un lado mío  y comenzó a sollozar, en esos momentos nos daba igual ser dos idiotas llorando al borde del colapso, ya que nos encontrábamos demostrando todos nuestros sentimientos.  

 


Regresamos al automóvil para ir a mi departamento cuando la lluvia se hizo más potente y se nos fue imposible estar frente a su tumba. El camino fue silencioso, mas, las lágrimas se negaban a detenerse y aún salían de mis ojos, de los ojos de ambos. En cuanto llegamos nos dirigimos a nuestros respectivos baños para darnos un baño, y luego vestirnos con prendas que se encontraran secas. Nos encontrábamos desayunando en la cocina cuando fue Yutaka quien decidió hablar primero.

 


-lo siento, yo no debí- 

 


-tranquilo, después de todo algún día debía ir- 

 


-pero no estabas listo- decía con su mirada aun en su café, el que se estaba enfriando.

 


-Yutaka- dije llamando su atención para que mirara a los ojos -nunca hubiese estado listo- le comenté con un diminuta sonrisa que el correspondió con una pequeña también -será mejor que bebas pronto ese café, no sabe bien estando helado-

 


Continuamos el resto del día con un agradable silencio, ambos nos encontrábamos sumergidos en los propios pensamientos, por lo que nos fuimos a nuestras habitaciones  unas horas antes de lo que acostumbrábamos. Me quedé dormido observando una fotografía en la cual nos encontrábamos Uke, yo y Shima con una enorme sonrisa en nuestros rostros en un hermoso parque. Di un largo suspiro al recordar aquel parque, allí habíamos prometido ser los mejores amigos y estar siempre juntos, en el árbol que se encontraba detrás de nosotros escribimos nuestros nombres, como parte de la promesa, y también recuerdo que en una alta rama de este mismo Yutaka escribió "Yuu ama a Shima", solté una pequeña risita al recordar lo infantiles que éramos, y todas las idioteces que solíamos hacer juntos. Otro suspiro más y caí en un profundo sueño.

 


-vamos a salir- le anuncié a Uke luego de que desayunáramos.

 


-¿ahora?- me preguntó y yo solo asentí con mi cabeza mientras lavaba lo que acabábamos de utilizar -¿a dónde vamos a ir?- 

 


-eso es un secreto-

 


Yutaka fue por sus cosas y nuevamente utilizamos su automóvil, solo que esta vez era yo quien iba conduciendo. Le dije a Uke que podía dormir si quería, pero él se negó y estuvo atento todo el camino. En cuanto nos encontrábamos más cerca de nuestro destino los ojos de Uke demostraban más abiertos, de seguro sabía a dónde me dirigía, mas, no sabía a qué lugar en específico lo llevaría hasta que al doblar en una esquina se percató, ya que pude ver como una sonrisa nostálgica se posicionaba en su rostro y sus ojos brillaron de una manera especial, después de todo aquel era un lugar especial para ambos, el cual nos traía cientos de buenos recuerdos de cuando éramos unos chicos sin preocupaciones.

 

 

-así que tenías pensado venir a este lugar- dijo mientras se bajaba del automóvil y se posicionaba a un lado mío frente a aquel parque que parecía ser el mismo de aquellos años.

 


-sí, ayer lo recordé y creí que sería buena idea el venir-

 


Yutaka comenzó a caminar y yo lo seguí, no había necesidad de palabras. Caminamos a un paso lento acercándonos cada vez más al árbol, y cuando al fin estuvimos frente a este me percaté que si había cambiado, ahora se encontraba más alto y con otras ramas, al igual que nosotros habíamos cambiado. En un principio nos quedamos frente al árbol, observándolo, admirándolo, pero luego, con cautela como si temiésemos que se rompiera nos acercamos a él y comenzamos a buscar nuestros nombres sobre la antigua madera que comprendía el tronco de aquel árbol. Se habían agregado otros nombres, promesas de novios, y otras muchas cosas, sin embargo, a nosotros no daba igual aquello, hasta que Uke lo encontró.

 


-Yuu, es aquí- me dijo Uke con una sonrisa nostálgica, e inmediatamente me acerqué hacia él. 

 


Y allí estaban nuestros nombres tallados, los observamos por largos minutos, recordando todo de aquel día, recordando como Shima había llegado aquel día a la escuela emocionado, contándonos sobre su primo que, junto con sus amigos, habían escrito sus nombres en una piedra en un rio como una promesa de amistad, por lo que a él no se le ocurrió una mejor idea que hacer lo mismo en el árbol donde solíamos juntarnos. Había tomado prestada la navaja de su padre, en un principio no me encontraba muy seguro y Yutaka creía que era una locura, mas, al verlo con una enorme sonrisa y tan emocionado decidimos aceptar, uno a uno fuimos escribiendo nuestros nombres, el primero fue Yutaka, luego yo y al final Shima, quien con una enorme sonrisa sacó una cámara, dijo algo como nuestro más preciado recuerdo y nos tomamos la fotografía riéndonos.

 


-es increíble que continué aquí- fue el leve susurro que salió de los labios de Uke mientras tocaba el nombre de Shima.

 


-supongo que es como nuestra amistad- dije y sonreí de lado, Yutaka también sonrió y luego se sentó sobre el pasto mientras que era yo, ahora, quien recorría el nombre de Kouyou con total calma y suavidad, delineando cada una de las líneas.

 


-si esto está aquí, eso quiere decir- pero antes de que continuara Yutaka se quito el abrigo y se dispuso a subir por el árbol.

 


-Uke, ten cuidado, ya no eres un adolecente- le comenté con tono burlón.

 


-cállate idiota, me mantengo en forma no como tú anciano- hizo una breve pausa, en la que estuve dispuesto a responderle pero él se adelanto a hablar -Yuu lo encontré- y tras decir esto bajo del árbol -anda ve a ver- me animo, sin embargo, yo solo negué con mi cabeza, no quería morir aún -vamos, se que puedes, no se encuentra tan arriba como lo crees-

 


Luego de unas cuantas palabras más acepté subir a aquel árbol. Sabía trepar árboles, lo que me daba terror era creer que las ramas de aquel árbol no serían capaces de soportar mi peso, pero si fueron capaces, subí poco a poco hasta que encontrar la dichosa rama con lo que Uke había escrito, en está decía, como lo recordaba, "Yuu ama a Shima", pero no solo eso, también había hecho una especie de corazones deformes por lo que no pude evitar soltar un risita. Siempre me pregunté  si es que la curiosidad de Takashima lo habría llevado algún día a escalar aquel árbol y había leído aquello, pero estaba seguro que no lo había hecho, después de todo le temía con todo su ser a las alturas.

 

 

-está igual- dije bajándome del árbol.

 


-sí, al igual que tu amor por Shima- suspiró -podríamos estar los tres ahora en este lugar, pero lamentablemente no se puede-

 


Luego de esos nos dirigimos de regreso a mi departamento, e increíblemente recibí la visita de mi familia, hace seis meses que no los veía, estaba bastante enfadado y ellos se encontraban impresionados, tal vez tenía la esperanza de encontrarme en el suelo de mi sala muerto por haberme intoxicado con alcohol, o tal vez solo se sorprendieron de verme de nuevo como solía ser, pero como dije anteriormente, yo me encontraba enfadado con ellos por lo que las únicas palabras que les dirigí fueron: no necesito más dinero, y luego de eso cerré la puerta fuertemente. Me daba igual que se quedaran con el dinero que me dejó mi abuelo, lo único que quería ahora era trabajar, y solventar mis gastos por mi propia cuenta. Uke me miraba con reproche por lo que acababa de hacer, pero yo simplemente lo ignoré y me dirigí a mi habitación. 

 


Luego de una semana encontré trabajo de mesero en la misma cafetería en la que Yutaka trabajaba, lamentablemente teníamos horarios distintos, pero por suerte teníamos el mismo día libre. Llevaba trabajando cinco meses y Yutaka ya era el chef estrella, sus pasteles eran los más pedidos. Cada mes íbamos a visitar la tumba de Shima para llevarle flores frescas y pasar un tiempo allí, ahora estábamos más tranquilos y no llorábamos tanto, si soltábamos algunas lágrimas, pero eran pocas. 

 


Ahora me encontraba camino a mi trabajo, había tomado otro camino porque tuve que ir a comprar unos ingredientes que necesitaba Yutaka para los pasteles. Estaba caminando tranquilamente cuando vi una florería, la quedé mirando fijamente, estaba pensando qué tipo de flores podríamos llevarle a Kouyou el siguiente mes cuando sucedió lo imposible.

 


-¿Shima-chan?- susurré al aire. 

 


Aquello no podía ser posible, mas, mis ojos no me engañaban, aquel chico que se encontraba en la florería era Kouyou, era mi querido amigo, era a quien amaba indudablemente, y a quien nunca podría olvidar o confundir. Era su belleza, eran sus ojos los que observaban brillantes las flores, eran sus peculiares labios los que se encontraban curvados en una hermosa sonrisa, era su rostro, era su cuerpo, era su cabello, era Takashima Kouyou, era mi Shima. ¿Qué significaba todo esto?

Notas finales:

Gracias por leer, espero que les gustara, si gustan pueden dejarme un comentario diciéndome si estuvo bien, si estuvo mal, alguna crítica, o -como lo puse arriba- si es que quieren que le agregue una continuación o que lo deje así, es su elección *---* si es que se me pasa alguna falta  de ortografía, lo siento -.- (tengo mala ortografía pero hago mi mejor esfuerzo para no tener), abrazos, y nuevamente gracias por leer.

Bye <3


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