Llegamos a un hotel a las afueras de la ciudad, según lo que Misa y yo habíamos acordado, pasaría allí la noche y la mañana siguiente me comunicaría con el doctor para hablarle acerca de la supervisión médica a la que me sometería. Era un lugar bastante “acogedor” o por lo menos lo suficientemente bueno para esperar a que amaneciese, eran aproximadamente las 11 de la noche, un día largo, repleto de emociones del cual esperaba poder descansar.
- Bueno Light, espero que descanses – dijo Misa sonriente – entonces yo me quedo con una hoja de la Death Note, tú te quedas con tu reloj, y Kyofu tiene la libreta.
- La única comunicación que tendremos será por medio de Ryuk – asentí, mientras que el aludido nos miraba con fastidio – procura no hablar en el cuartel, solo limítate a escucharlo, yo en cambio usaré una libreta que será como mi diario, Ryuk leerá las cosas y comunicará lo que yo escriba.
- Ella ya sabe cómo tienen que ser los asesinatos y el favor que le pediste de dejarle los mensajes “ilógicos” a L para que desista de nuestra culpabilidad – me abrazó fuertemente y se dispuso a marcharse – cuídate.
- Tu mente es vil y cruel Yagami Light – dijo Ryuk tomando una de las manzanas que amablemente el servicio al cuarto había dejado en una cesta de frutas – eso de la información falsa que dirá “Kira” a L es realmente un buen plan, hacerles creer que no sabes nada de lo que están haciendo ahora kukukukuku – la risa de ese monstruo, siempre tan macabra y escalofriante, pero tenía razón, antes algunas cosas nublaban mi juicio, pero no dejaría que volviese a pasar.
- ¿Eso dice de mí el shinigami que dejo caer una libreta al mundo humano solo para “divertirse”? – pregunté sarcásticamente mientras me desvestía, ya era normal para mi quitarme la ropa en frente de ese ser que no conocía en lo más mínimo la privacidad – me gustaría me mostrases más de tu forma humana – dije colocándome el pantalón de la pijama.
- ¿Para qué? Esa forma solo demuestra debilidad.
- No sé, realmente se me hace interesante eso de los hijos de los shinigamis – dije acostándome – algún día deberías de contarme la historia – di un largo suspiro y comencé a quedarme dormido.
- Quizá... – fue lo último que escuche antes de caer rendido al mundo de los sueños.
El siguiente día me desperté temprano, como todos los días fui a tomar un baño y a arreglarme para salir a ver al doctor Black, todo estaría listo y ese mismo día podría trasladarme al hospital para ser observado como criatura experimental o fenómeno ilógico de la naturaleza, sin embargo solo tenía tres opciones, dejar morir a mí hijo, seguir viviendo con Ryuzaki y sus médicos expertos, mientras que el intentaba que mi hijo se convirtiera en un sucesor de su justicia o irme al hospital; y por obviedad elegía mil y un veces la última.
Para mi fortuna Ryuk había decidido guardar silencio y limitarse a observar como sucedían las cosas, lo cual era un gran aporte a mi jaqueca matutina y las náuseas de cada vez que probaba alimento.
Llegué al hospital y pregunté por el médico, inmediatamente una recepcionista tomo mis datos personales y llamo por el intercomunicador a su oficina, mientras que yo esperaba atentamente en los pasillos. Cuando finalmente se comunicaron, una enfermera me trasladó con ella hasta el consultorio.
- Hola joven Yagami – dijo estrechándome la mano mientras me sentaba en frente de su escritorio
- Light, llámeme solo por mi nombre Doctor Black – no quería volver a ser reconocido con el apellido de esa familia.
- Bien, pero tu deberás de llamarme entonces Josh – ambos nos reímos leventemente, aunque lo mío podía llamarse una risa un tanto hipócrita – y dime ¿has tomado una decisión?
- De otra forma no estaría aquí, además de que ya se lo dije en la noche – comenzaba a frustrarme un poco, me parecía ridículo que alguien olvidase las cosas de la noche a la mañana o que quisiese confirmar una decisión, no se lo hubiese dicho de no estar el 100% seguro de que era lo que haría
- Bueno, lo que pasa es que... – No pude evitar cerrar los ojos y sentir de nuevo un dolor en mi cabeza, problemas ¿acaso nada de lo que hacía podía ser fácil?- ¿Estas bien? – preguntó notando como comencé a masajearme las sienes; habito que desde hace unas semanas se volvía usual en mi
- Si, tranquilo, continúe – quería que fuera directo al punto sin irse por las ramas
- Tu supervisión no será en este hospital, será en otro a las afueras de la ciudad - ¿Solo eso? Pensé que sería algo más preocupante, como tener que irme del país o que la prensa se enterase de mi estado - ¿estarás dispuesto a hacerlo?
- Claro, no tengo problema, después de todo ya se lo he dicho – odiaba tener que repetirle las cosas a la gente – no hay nadie que me ate, solo me falta un mes para cumplir los 18 y mis padres no me buscarán, téngalo por seguro.
- ¿no quieres hablar de eso? – típico de la gente, cada quien tenía su vida y no debían de entrometerse.
- Descuide, apartemos la vida personal del lado profesional – no quería sonar grosero, pero habían muchas cosas que me molestaban de él.
- De acuerdo, pero debes de entender que lo correcto sería pedir el permiso a tus padres, sin embargo, por lo visto quieres que me salte esa política – se levantó de la silla detrás del escritorio y se sentó a mi lado – aquí está la dirección, te espero allí esta noche, ahora si me permites, quiero garantizar tu salud diaria.
Comenzó a hacerme los análisis necesarios, incluida mi presión arterial, mis pulsaciones y un montón de exámenes físicos que según sus explicaciones garantizarían que mi cuerpo se amoldaba al bebe. Luego me llevo a sacarme la sangre, pidiendo que no analizasen ninguno de los tubos que lo haría el mismo, lo cual agradecí mentalmente. Al final de la mañana, me entregó una lista de los alimentos que podía consumir y los que no podían faltar en mi alimentación, lo cual era realmente sencillo ya que nunca había sido de mal comer también me dijo que buscara mis cosas y que me esperaba a las 7 de la noche en el hospital especializado para llevarme a la habitación que me asignaría.
Salí del hospital aproximadamente a las 12 del día, mi estómago imploraba que me alimentase, por lo que decidí entrar a un supermercado con la lista en la mano cuidando seriamente mi alimentación. Luego de las compras volví al hotel en el que me hospedaba y comencé a lavar los ingredientes como lo especificaba en el papel. En la habitación había una pequeña cocina y un diminuto horno que me servirían para preparar mi comida, cuando terminé, le saqué de la bolsa las manzanas a Ryuk y ambos comenzamos a comer.
- Hoy te contaré la historia – dijo sorprendiéndome mientras cambiaba a su forma humana.
- ¿Y eso? ¿A que debo tal cambio? – pregunté irónicamente observando con detenimiento su cuerpo, tenía la piel pálida, casi como la de L, su cabello era corto y en color grisáceo, mientras que sus ojos tenían una tonalidad muy extraña, ya que se podía notar un brillo dorado en sus orbes negras.
- Bueno, escucha – se sentó en una se las sillas de la mesa en la que estaba comiendo y se echó a reír – hace muchos años el rey de los shinigamis se enamoró de una mujer, pero desgraciadamente esta era humana, desesperado por mostrarse ante su amada arrancó una de las hojas de la libreta y cuando esta la toco pudo verlo ¿Qué crees que pasó?
- Se asustó ante su figura – dije más por inercia que por otra cosa, recordando como Ryuk se sorprendió cuando no me asombre ante su figura casi esquelética.
- Exacto, entristecido buscó la forma de que ella pudiese hablar con él sin sentirse intimidada – una historia realmente interesante, pero algo típica, lo más seguro es que incluso se la hubiera llevado al mundo shinigami y hoy viviesen felices – así que creo nuestra forma humana, dándonos cuerpos semi -humanos a todos los shinigamis, sin embargo seguíamos siendo dioses de la muerte, por ello aun teníamos nuestras alas - extendió sus alas mostrándome que decía la verdad – el caso es que luego de mostrarle su forma humana la mujer se enamoró por completo de él, y así tuvieron al primer hijo de shinigamis, sin embargo, para el rey algo no iba bien, esa mujer le había hecho creer que tenía la mejor vida alejado de su mundo y por ello la mató, pero dejo vivo a su hijo, un ser humano casi inmortal del cual nosotros desconocemos su paradero.
- ¿Me estas queriendo decir que su forma humana se remonta a siglos atrás debido a una historia de amor que terminó en un final trágico tipo drama humano? – pregunté indignado, realmente esperaba ese final meloso que la mayor parte de los humanos teníamos en nuestros cuentos, sin embargo pasé por alto que eran shinigamis, su naturaleza era no tener corazón.
- Exactamente – volvió a cambiar a su forma shinigami y volvió a comer otra manzana – todas nuestras historias terminan con un final trágico, ustedes los humanos son los únicos que aman poner sus historias dulces y empalagosas.
Ninguno de los dos dijo nada el resto del día, y así cuando fueron las 5:30 de la tarde, tomé mi maleta y pedí rápidamente un taxi entregándole la dirección que hace unas horas me habían entregado. Allí estaba yo, con rumbo a ¿una nueva vida? Si es que se le puede llamar así, solo sé que en unos días, tu vida y la de cualquier persona, puede dar un giro de 360 grados.