-Gracias por acompañarme a comprar una nueva bicicleta- Ambos estaban sentados en una banca blanca en medio del parque, justo enfrente de un puesto de flores.
-Yo soy el que tiene que agradecerte, Xing, no quería estar otro fin de semana solo en casa. Me gusta estar contigo- Lay le dedicó una sonrisa triste, no le gustaba la mirada que tenía el mayor desde unos meses atrás.
Después del problema con Chanhee el pequeño pidió irse a vivir con su abuela, Sehun había tenido menos tiempo disponible por las constantes sesiones fotográficas para una revista que lo había contratado y además el tiempo que le sobraba lo pasaba con Han, así que sí, Joonmyun había pasado los últimos meses prácticamente solo, a excepción cuando Yixing le pedía pasar la tarde juntos, tal vez haciendo nada, pero juntos.
Los arboles estaban comenzado a vestirse de pequeñas hojas verdes por la llegada de la primavera, el cantar de los pajarillos era constante en las calles y las familias lucían felices paseando por el parque en aquel fin de semana, pero ellos, ellos no eran parte de ese bienestar de principios de primavera.
Una pareja de adolscentes se acercó al puesto de flores y mientras la chica se decidia cual de todas era más bonita, él compró un ramo de dalias de distintos colores hermosamente acomodadas con unos claveles y rosas blancas, era la pureza de un amor representado en un ramo, ella al voltearse vio el ramo frente a su rostro y sus ojos se llenaron de un brillo de felicidad.
-Nunca me ha gustado que le gente regale flores ¿Alguna vez lo has hecho?-Trató de distraerse.
-Sí, cuando tenía seis o siete y mi mamá las compro para que yo se las diera a mi abuela el día de las madres- Joonmyun le sonrió y Yixing soltó una delicada risa –No, nunca he regalado flores ¿Por qué?-
-Pienso que la gente que regala flores no sabe que está regalando como gesto de cariño una vida en agonía, la flor tenía vida pero fue arrancada entonces es como si le regalaras la muerte de un ser a alguien-Dudó sus siguientes palabras -¿Minah…a ella le gustaban las flores?- Suho apartó la vista de la joven pareja y miró el suelo.
-Nunca le regalé flores porque pensé que era un gesto muy simple, todas las personas creen que pueden resolver o demostrar mucho con un ramo de flores. Nunca me dijo nada al respecto-
-Ella no te decía con frecuencia lo que pensaba-
-No era necesario, creo. Ella era muy transparente, no era predecible, pero todo lo que hacía o decía demostraba lo que quería o lo que pensaba. Además era muy sincera-
Recuerda cuando le presentó a su prima, la chica había venido desde Japón para pasar unos días con la familia, Minah nunca fue grosera con ella, pero sí la miraba de una manera distinta, una mirada pesada y rígida, cuando la chica trató de entablar una conversación con Minah ella le respondió amablemente, pero para cuando se fue ella la chica le había dicho que no pudo sostenerle la mirada más de unos cuantos segundos. Otra cualidad, que a Joonmyun le encantaba, que tenía era que nunca veía a otro lado que no fueran los ojos de la persona frente a ella mientras hablaba, con eso ella te demostraba que eras lo suficientemente interesante como para tener su absoluta atención. También recuerda como esos mismos ojos se veían tan cansados y tristes días antes de partir.
-¿A qué olía?- Lay sabía que debía detener sus preguntas, pero quería saber más sobre ella. Quería saber qué la hacía tan especial para ser capaz de tener alguien tan grandioso como Joonmyun.
-Creo que a madera, una mezcla de madera húmeda y zarzamora- Ella odiaba los olores dulces, decía que era demasiado frágil para alguien como ella –Tú hueles a gynura con menta- Ya se había detenido a pensar antes a qué olía el menor así que simplemente lo dejó salir.
-¿En serio? No sé porqu…Tal vez sea por Yeye-
-¿Él es…?-sintió cómo su cuerpo se tensaba y su ceño se fruncía
–La planta de Kitty-Lay notó al otro cambiar su postura, entonces se apresuró a responder. Joonmyun relajó sus hombros que al instante cayeron, dejando de estar a la defensiva, escucho el ruidito de un estomago exigiendo comida.
-¿Qué te parece si vamos a comer? Yo invito- sugirió el mayor levantándose de la banca recogiendo la nueva bicicleta del suelo. Yixing se sentía culpable por todas las veces que salían y el mayor le invitaba cosas.
-Estoy un poco cansado de estar afuera ¿Qué te parece si comemos en mi casa?- Sabía que si se negaba directamente el otro insistiría en ir, ya se estaba acostumbrando al castaño.
Ambos caminaron lentamente disfrutando del aire fresco que los rodeaba, sintiendo que el tiempo se detenía para darle paso sólo a su presencia, desapareciendo todo a su alrededor, lo único presente eran ellos dos estando juntos.
El camino no fue largo o es que simplemente estando así todo era demasiado ameno. Dulce, así era la atmosfera que los rodeaba, llena de cariño, llena de sentimientos. ¿Quién iba a pensar que el amor se podía sentir de aquella manera? ¿Quién iba a decir que aunque tratasen no podían ocultar lo que sentían por el otro?
Al llegar al departamento del menor lo encontraron vacio, en la puerta del refigerador una nota colgaba que decía “Lay, Han y yo iremos por helado. Gané la apuesta” era la delicada caligrafía china de Yixin, rió al recordar que apostaron cuanto tiempo tardaba él sin quedarse de ver con Suho.
Se unió una nueva actividad a la lista de “cosas que Suho y Lay no saben hacer bien” y era cocinar juntos, Joonmyun no era malo en la cocina pero al parecer acompañado de alguien más podía llegar a ser un desastre y Yixing era pésimo por naturaleza así que terminaron pidiendo comida china.
-Te prometo que algún día probaras verdadera comida china, es deliciosa- Dijo mientras se sentaba alado del mayor en el sofá dejando en la mesita de centro dos vasos llenos de un frio té natural de limón. Ya habían terminado de comer y querían refrescarse un poco.
-¿En serio? ¿Aprenderás a cocinar?- Joonmyun se sorprendió.
-No, le diré a Han que la haga, no quiero que te intoxiques por mi culpa- Suho rodó los ojos y rió. Yixing se perdió en la risa del mayor, le encantaba ese conjunto de ondas viajando por el viento hasta llegar a sus oídos, era un sonido simplemente hermoso. Perdido en sus pensamientos no vio cuando el mayor se acercó a él rodeándolo con los brazos en un cálido abrazo, Joonmyun no había pensando mucho en su acto simplemente le nació abrazar al menor. Lay sentía que sus manos temblaban y comenzaban a sudar, sintió como su corazón quería comenzar una revolución queriendo salirse de su pecho, todo se desmoronaba lentamente…Pero cuanto agradecía estar sobre aquellos brazos que le daban seguridad, que le daban amor.
-Xing-Escuchó la voz un poco temblorosa del mayor, no eran adolescentes, lo sabían, pero el nerviosismo es un sentimiento que cualquiera se puede permitir sentir. Lay levantó la mirada de su regazo y vio como el contrarió veía directamente a sus ojos, desnudándole por completo pero no de una manera erótica, lo desnudaba dejándolo vulnerable, incapaz de decir o hacer nada más que ver los hermosos ojos del contrario. Lo quería, pero quería hacerse pensar lo contrario. Rápidamente se levantó y fue hasta su habitación, en medio del nerviosismo y por la incapacidad de pensar correctamente dejó la puerta entre abierta, al entrar vio la hoja llamativa aún sobre su pared diciéndose a sí mismo “Recuerda, Lay” “recuerda” aquella hoja pegada desde inicio de diciembre tenía escrito “No te enamores de Kim Joonmyun” alrededor pequeños post its con frases como “No tienes oportunidad” “Él no querría a alguien como tú” “Recuerda olvidar tus sentimientos” se sentía derrotado, se había esforzado tanto en recordar aquellas palabras y aún así no podía dejar de sentir como todo su cuerpo atentaba contra él cuando estaba con el mayor.
Estaba ensimismado con los martirios que su cabeza le proporcionaba, pero salió de su trance cuando vio a la hoja que observaba fijamente ser apartada de la pared y partida en dos, el papel quejándose al rasgarse, las pisadas acercándose a él, su corazón haciendo una cacofonía desesperada, sentía que veía todo negro o pudiera ser todo blanco, de cualquier manera no dejaba de sentir todo dar vueltas. Había perdido, todos sus esfuerzos en vano, todo cayendo a trozos frente a él, y de alguna manera se alegraba que estuviera pasando.