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Fotografía por Neko_Elle

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Notas del capitulo:

Hola!

Les traigo la última fotografía!

Foto 10

Desde perspectiva de Akane, algo había ocurrido entre ellos, puesto que el moreno se veía distinto…quizá ¿Como antes? Se preguntó qué habría ocurrido, pero cada vez que le preguntaba a Kougami, él le respondía de la manera más normal "nada, simplemente no hemos tenido tiempo de reunirnos". Sin embargo, para ella, era una mentira. Como lo veía un poco desanimado, quiso distraerlo un para que se sintiera mejor. Ver a alguien tan fuerte y serio verse tan descorazonado era algo triste.

- Oye, Kougami ¿estás libre este sábado?

- Sí, supongo- dijo no muy convencido, en realidad tenía planeado pensar en alguna excusa para ver a Makishima.

- ¿No quieres ir conmigo a una exposición en un museo?

- ¿Un museo?

- Sí, es algo temporal, pero suena muy interesante se llama "diálogos en la oscuridad" ¡Anda, ven conmigo! ¡será divertido! Además eres de los pocos amigos que tengo que aprecian este tipo de cosa, por favor- insistió, tratando lo más posible de persuadirle, ya que sabía de antemano que se negaría.

- ¿Sobre qué es?

- ¿No lo has oído? Ha habido mucha publicidad al respecto, debes estar distraído para no notarlo. Es para poder ver desde la perspectiva de las personas invidentes.

Shinya lo meditó unos segundos, no ocupó mucho, después de todo, sonaba interesante. Quizá el no depender de uno de sus sentidos por un rato (uno que se había visto obligado a usar para su proyecto) podría darle una nueva perspectiva de las cosas y por sobre todo, despejar su mente.

- De acuerdo- dijo aun dubitativo. Igual podría ir con Makishima otro día, así que darle un día a Akane no sería algo malo.

- ¡Grandioso! Entonces nos veremos el sábado en la entrada a las diez de la mañana ¿te parece?

- Sí, te veo allá.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Tan pronto llegó el sábado, la chica de cabello con forma de hongo se despertó muy temprano, estaba emocionada por alguna razón. Tenía el presentimiento de que algo interesante sucedería. Con suerte y tanto ella como Kougami terminaban sus respectivos proyectos ese día, sin embargo, de inmediato pensó "imposible" después de todo, sabía que la presencia de Makishima era de vital importancia para ambos.

Salió de su casa y se dirigió hacia el museo; para su sorpresa, vio caminar delante de ella a Makishima, sonrió para sus adentro y se apuró a llamarlo.

- ¡Makishima!- le llamó, en tanto el albino detuvo su andar y la alcanzó a ver, así que la espero.

- Tsunemori ¿Qué pasa?- inquirió cortés.

- ¿Cómo estás? Me dejaste con pendiente de tu libro ¿ya lo tienes?

- Aun no nos hemos visto Kougami y yo, así que aún no- respondió sincero.

- Te prometo que iré hoy a su casa y en la tarde te lo llevo- dijo apenada.

- Descuida, ya nos reuniremos cuando haya tiempo- le quitó algo de culpa. Sabía que ella se lo había dado por una parte y por otra, no la quería en casa del moreno.

- Por cierto ¿A dónde vas?- curioseó.

- A un museo, había una exposición a la que me encargaron ir el día de hoy, debo escribir un reporte al respecto, así que quedé con Touma para verla- explicó breve. Akane tenía deseos de sonreír, acaso ¿era hora de creer en el destino?

- ¿No será la de "diálogos en la oscuridad"?- se atrevió a preguntar.

- Sí, esa misma. Era de suponer que supieras de ella, le han hecho mucha publicidad.

- Yo también iba justamente para allá, quedé con Kougami- le comentó, notando de inmediato que el albino hizo un rápido gesto, como si se hubiese molestado- ¿Sucede algo?- quiso asegurarse.

- ¿Mh? No- negó- ¿Entonces quedaste con Kougami?

- Sí, lo vi algo desanimado, así que pensé en animarlo un poco, de hecho, tu eres su amigo ¿no? ¿Por qué no se unen tú y Touma con nosotros?

- ¿Eh?

- Creo que tú especialmente podrías animarlo, parece ser que realmente le agradas así que ¿Qué dices?

- No depende solo de mi- dijo riendo internamente- La opinión de tu primo también cuenta.

- Bueno, sí, pero no creo que haya problema, vamos- dijo tomándolo de la mano para guiarlo al museo, pero de un movimiento rápido, Shougo zafó su mano, logrando obviamente que la castaña lo observara de inmediato aturdida y confundida por la reacción.

- Lo siento, pero no me siento muy cómodo con un excesivo contacto físico.

- ¿Excesivo?- dijo con una sonrisa incómoda- L-lo siento- se disculpó y lo jaló ahora de la manga, tratando de no quedarse tanto tiempo a solas con él- Vamos.

Se sintió realmente nerviosa, por breves momentos, sentía cierta hostilidad por parte del muchacho y por alguna razón, la había puesto nerviosa.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Kougami se encontraba cruzando el parque que estaba junto al museo y pensando en las palabras de Makishima y lo que significaría terminar el proyecto. Ya habían pasado un par de días desde entonces, se reprendió a sí mismo por todo, es decir, no podía ser tan inmaduro como para pensar que el mundo se limitaba tanto. Pero, aunque no quería admitirlo, lo estaba. Cuando llegó al museo, vio a Touma a lo lejos, como sus ojos hicieron inevitablemente contacto, ambos, con una mueca de resigno, se saludaron.

- Hey, ¿qué haces aquí?- inquirió Kougami sin opción alguna.

- Espero a Shougo para entrar al taller ese del que tanto habla todo el mundo- dijo algo incómodo- ¿Y tú?

- Se supone vería a Akane aquí para lo mismo del taller ese.

Ambos guardaron silencio y maldijeron por lo bajo, era probable que ya fuera Akane o Makishima, tenía que ser uno de los dos el que sugeriría que fueran los cuatro juntos. Touma se despidió de su momento a solas con el albino y Kougami suspiró fastidiado de pensar en ver cómo Makishima iba a estar jugando con él sin hacerlo, justo como el día en que fueron al café y para colmo, tenía también que tolerar a Touma y sus constantes coqueteos para con el albino. De pronto, sintió su boca algo sola y procedió a sacar un cigarrillo y fumar un poco para calmar su ansiedad.

Pasaron solo cinco minutos y ambos jóvenes vieron llegar tanto a Akane como a Shougo, ambos iban juntos y parecía ser que la castaña no dejaba de jalar la manga del albino, inevitablemente Touma y Kougami arquearon una ceja. Era todo ya esperado, el moreno exhaló el humo del pequeño cilindro, sacó un cenicero portátil en forma de una bolsita y apagó el cigarro antes de que arribaran los otros dos.

- Lamento la tardanza- dijo ella avanzando hacia ellos- Me encontré con Makishima en el camino y platicando me comentó que vendrías tú también- le dijo a su primo.

- El mundo es pequeño- comentó el castaño, desviando la mirada.

- ¿Qué dicen si entramos los cuatro? el taller es con grupos algo grandes, así que de igual manera nos toparíamos adentro- comentó. Los tres chicos se vieron entre ellos y terminaron por acceder, la chica tenía un punto.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Pagaron por la exhibición y esperaron hasta que uno de los instructores comenzó con la introducción a la dinámica.

- Bienvenidos sean a "Diálogos en la oscuridad" en este taller podrán apreciar cómo es que las personas invidentes enfrentan el mundo en el que vivimos sin contar con el sentido de la vista. Podrán experimentar por si mismos un mundo nuevo de sensaciones y estímulos distintos a los que acostumbran. Deben ser muy cuidadosos por donde caminan, escuchen, sientan y huelan todo para evitar tropezar. Si se encuentran con alguien y les pregunta quienes son, no respondan "Yo" digan sus nombres, ya que al estar tan oscuro el 'yo' no serviría. ¿Alguna duda?

- …- nadie preguntó nada, todos comenzaron solo a cuchichear sobre lo que vivirían.

- Bien, dentro, uno de nuestros instructores es una persona invidente y nos ayudará y nos guiará para el recorrido.

Todos caminaron en conjunto hacia una habitación que estaba sumamente oscura, apenas cerraron la puerta, fue como si el sentido de la vista de todos se hubiese apagado.

- Bien, ahora por favor caminen un poco en los alrededores y exploren, cuando sea el momento, volveré a llamarlos para que avancemos en el trayecto- dijo la instructora.

Kougami comenzó a caminar por todo el lugar, con sus brazos extendidos para evitar chocar con alguien, no separaba mucho sus pies del suelo y daba pasos cortos por la inseguridad que le causaba. Estando en esa oscuridad, comenzó a escuchar no solo los sonidos de ambientación de la ciudad, sino también, los pasos de las otras personas del grupo, los cuchicheos y respiraciones e incluso los aromas se habían intensificado. Olía a perfume, piel humana, desodorante, shampoo e incluso a la respiración de los demás.

- Ahora bien- comenzó a hablar la instructora- Encuentren a un compañero para el siguiente ejercicio. Deberían ser 6 parejas, así que cuando estén listas digan los nombres de ambos para saber que ya tienen equipo.

Por todas partes comenzaron a escucharse pasos y nombres, Shinya se preocupó por Akane, al ser una chica y estar tan oscuro, no quiso dejarla sola con cualquier persona, así que comenzó a buscarla. De pronto, sintió una presencia en frente de sí mismo y no se equivocó, puesto su mano hizo contacto ligeramente con algo.

- Lo siento- se disculpó al no saber qué o a quién tocó- ¿Quién es?- no pudo evitar preguntar al estar tan cerca.

- Makishima- respondió, pero al tener al otro tan cerca, creyó haber reconocido la voz así que se atrevió a preguntar- ¿Kougami?

El moreno, más por impulso que por otra cosa, se apuró a sujetarlo. Después de todo, la última vez que se habían visto no había podido siquiera tocarlo. En la oscuridad, Makishima sonrió al sentir el contacto, pero había sido tan fuerte que le dijo, sin dejar de sonreír:

- Eso duele- colocó su mano sobre la de Kougami, fingiendo que iba a liberarse de su agarre, sin embargo, solo la dejó ahí, nada más. Por sí mismo, Shinya aflojó un poco su agarre y fue guiándose a través del brazo de Makishima hasta su hombro. Por todas partes comenzaron a escucharse pasos y nombres.

- Tsunemori y Touma- escucharon ambos muchachos desde el otro lado de la habitación. El de ojos plateados se calmó un poco.

- Kougami y Makishima- dijo el azabache en voz alta, acercándose un poco hacia el albino.

- Bien, ahora que están las 6 parejas reunidas, quiero que con respeto, traten de conocerse a través del tacto. Toquen sus rostros y conversen unos minutos- dijo la instructora.

Ninguno de los dos muchachos habló, no fue sino hasta que el moreno fue subiendo sus manos de los hombros del muchacho, hasta su nuca que este último comprendió que ya estaban fluyendo con la actividad, un poco decepcionado, siguió el juego.

El moreno comenzó a palpar su rostro, sus parpados, sus mejillas y nuevamente su cabello, colocó sus grandes manos a la altura de las orejas del muchacho, tocando así sus mejillas y sujetando su nuca con los dedos, atrayéndolo hacia sí en un beso. Al principio fue solo un rose de labios, como prueba para saber si no era rechazado su toque y efectivamente, no lo era. El de ojos ámbar le besó de vuelta, acariciándole los labios con los suyos y succionándolos ligeramente, subió sus manos hacia la nuca y enredó sus dedos en los cortos cabellos carbón de su contraparte, prodigándole suaves y viciosas caricias mientras su boca era atendida por la del azabache. Los sonidos no se hicieron esperar, realmente no estaban jadeando o respirando tan agitadamente, pero el sonido de las succiones, la humedad de la saliva y sus labios rozándose hacían bastante ruido en un lugar donde los sentidos de todos estaban tan agudizados.

Estaban los dos concentrados en sus bocas y con sus agudos sentidos del tacto y gusto trabajando exhaustivamente. Las manos de ambos seguían en las mismas posiciones, como seguro para no separarse y no ir más allá en ese lugar, de pronto escucharon:

- La pareja que se esté besando, por favor deje de hacerlo o tendremos que sacarlos del recorrido- dijo la instructora. Obviamente los cuchicheos no se hicieron esperar

Tanto el moreno como el albino se separaron, pero aún se mantuvieron cerca, sintiendo sus respiraciones chocar. Shinya le dio un beso en la mejilla y luego procedió a darle un beso en cada párpado para finalmente darle uno más en los labios. Apenas terminó, le tomó la mano.

- Kougami, esa no es mi mano- dijo en tono sugerente.

- ¡Cállate!- le silenció molesto.

Sin poder soportar mucho tiempo, el de hebras plateadas comenzó a reírse, contagiando a todos los presentes por la obvia broma y la reacción tan incendiaria del moreno.

- Es hora de continuar- dijo la guía tratando de calmar el ambiente. El azabache afianzó su agarre en la mano del joven de nieve y se dispusieron a caminar, dirigiéndose hacia el lugar del que escuchaban la guía les llamaba.

- Ahora, les pido que se formen en fila india- dijo otra de las instructoras. Los chicos se formaron uno detrás de otro, Kougami decidió ir detrás de Makishima, para tratar lo más posible de no perder su ubicación- Tomen distancia- pidió al tiempo en el que los presentes extendían sus brazos y se alejaban de la persona que tenían enfrente.

- Quiero que me sigan, yo iré caminando y ustedes tratarán de ubicarme por el sonido de mis pasos y mi voz. Deberán esquivar los obstáculos que se podrían encontrar. Síganme.

Apenas se dio la última indicación, el moreno se acercó un poco y sujetó de la nuca al joven de nieve quien se estremeció un poco ante el contacto, Kougami lograba tener ese efecto al contactar con su cabello o su piel.

- Estamos por cruzar una calle, así que agucen sus sentidos para cruzarla sin ser golpeados por nada. Si creen que deben parar antes de cruzar, háganlo y pasen cuando sientan que es el momento adecuado.

Todos se pararon en lo que ellos sentían era cerca de la orilla y se conjuntaron, escuchando el sonido del tráfico, de bicicletas y demás. El moreno se acercó más al albino y apegó su cuerpo al contrario, le dio un beso en la nuca, mientras sujetaba sus hombros. Nuevamente aquella agitación se hizo presente en su cuerpo, Kougami recordó la ocasión en la que se encogió de la misma forma mientras bebían y había hecho contacto a través de aquella marioneta de mano. [Ah, es sensible en esta zona] pensó con algo vergüenza, se alegraba de que todo estuviera oscuro, de otra manera, no creía que pudiese animarse a hacer eso luego de cómo habían estado las cosas entre ellos.

Shougo, quien estaba un poco cansado de tomar una actitud tan pasiva, se dio media vuelta y alzó sus manos a la altura del pecho del contrario, así, fue subiendo sus palmas hasta su cabello, comenzó a acariciar las hebras color ébano y con lentitud acercó sus labios a la comisura de los ajenos, cuando el moreno trató de acentuar el beso se vio imposibilitado de hacerlo, puesto el joven de nieve comenzó un camino de besos desde su boca hasta concentrarse en un punto justo detrás de la oreja pero a la altura del ángulo de la quijada. Lo besó, lamió y succionó, ninguno de los dos hizo mucho ruido, ya sea por vergüenza o bien, que querían que eso quedara como un momento privado entre ambos. Luego de algunos segundos, Kougami le volvió a sujetar el rostro para tratar de unir sus labios de nuevo, pero fue entonces cuando escucharon:

- Crucemos ahora- dijo la guía- ¿Escuchan cómo ahora los autos parecen encendidos de lado derecho, pero ya no se oye movimiento?

- Sí- respondieron varios de los presentes.

De un movimiento rápido, el albino se deshizo del agarre del moreno y antes de darse cuenta, ambos avanzaron con cuidado. El resto de la exposición sucedió sin mucho problema que involucrara la atención de los presentes, de vez en cuando había una que otra caricia traviesa, pero más allá de eso, todo fue más tranquilo. Así, terminaron el recorrido con algunas frases más de las guías y les dieron oportunidad de ver la tienda de regalos. Ahí, tanto Touma como Akane se sorprendieron y se sonrojaron ligeramente cuando vieron a Kougami, puesto tenía una marca rojiza muy concentrada en el cuello. Ninguno de los dos había dicho nada al respecto, pero evitaron hacer contacto visual.

Luego de la tienda de recuerdos, optaron por ir a la cafetería del museo, afortunadamente estaba al aire libre y tenían una gran variedad de cosas para poder ordenar. Makishima y Touma se dirigieron a comprar las cosas para todos, mientras Akane y Kougami separaban la mesa.

- Te ves más animado- le comentó la castaña.

- …- no le respondió, solo arqueó una ceja a modo de interrogante por el comentario anterior.

- Es que lucías tan carente de vida estos días comenzaba a preguntarme si todo estaba bien- dijo sonriéndole. Por su parte, el moreno simplemente desvió la mirada hacia su bolsillo al tiempo en que sacaba un cigarrillo y lo encendía. Nuevamente su boca se sentía muy solitaria.

- No sabía que fumaras ¿desde cuándo lo haces?

- …- decidió no responder, más porque era vergonzoso que por alguna otra cosa.

- Sé que no me incumbe- comentó- Pero no es muy bueno para tu salud.

- Descuida- fue su única respuesta.

- Por cierto- no podía resistir la curiosidad- Eran ustedes ¿verdad?

- ¿Qué?- preguntó no sabiendo a qué se refería la chica.

- Los que se b-besaron en la exhibición- dijo con un fugaz color rosado en sus mejillas. El azabache le dio una bocanada larga al cigarro, como si con eso pudiese aminorar la vergüenza que le daba la curiosidad de la chica; estando ahí adentro, luego de haberse encontrado con Makishima, había olvidado por un momento que había ido con ella.

- …- siguió sin responder. La chica le observó detenidamente.

- Es que…- señaló el área donde estaba la marca rojiza. Inevitablemente, Shinya comenzó a ahogarse con el humo y volteó a verla ¿Acaso él…?

- ¿Qué?- se atrevió a preguntar.

- Bueno, tu cuello…- le dio algo de vergüenza el hablar del tema, pero finalmente le pasó un espejo. El moreno se observó el área afectada inmediatamente, es decir, la marca sobresalía demasiado. Sintió de pronto mucho calor. Suspiró.

- Lo voy a matar- susurró- Ahora entiendo por qué se me quedaba viendo la gente en la tienda de recuerdos.

- Supongo que Touma le preguntará al respecto. Al juzgar por la expresión de Makishima, no parece ser del tipo que se avergüenza fácilmente.

- Basta- pidió avergonzado y con un suspiro más hondo que el anterior.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Estaban el castaño y el albino comprando las cosas, la castaña había encargado un pastel y un café, Kougami solo quería un café y un emparedado, Touma había optado por un flotante, mientras que Makishima había decidido tomar solo una paleta de hielo. Ya habían ordenado, solo estaban esperando que les entregaran sus cosas.

- ¿Y bien? – fue la inmediata pregunta.

- ¿Y bien, qué?- preguntó el albino algo confundido.

- Fueron ustedes dos ¿verdad?

- Si fueras más específico- respondió aun no muy seguro de a lo que se refería el castaño.

- Me rindo- soltó de la nada.

- …- su expresión era casi un poema, realmente no esperaba que solo le dijera eso. Además no sabía de qué le hablaba precisamente, aunque después de lo que ocurrió en la exhibición, se daba una idea.

- Admito mi derrota- completó no muy convencido.

- ¿De qué hablas?- preguntó entre curioso y cínico.

- Kougami Shinya- le nombró- Admito mi derrota contra él.

- ¿Estaban compitiendo en algo?- fue su cuestión acompañada con una sonrisa que Touma sintió odiar por un segundo.

- No- admitió luego de pensarlo rápidamente- Era solo yo- aceptó pesadamente- Como sea, si un día te es antojable, puedes engañarlo conmigo- le dijo con coquetería.

- ¿Engañar?- repitió tratando de no reírse- No estamos…- inició a explicar, pero fue interrumpido. Touma le dirigió una mirada de disgusto al tiempo en que señalaba la zona en donde estaba la marca rojiza del moreno.

- No hay título aun, pero definitivamente tú y él están…- dejó inconclusa la oración. Aun le costaba decirlo- Hoy… definitivamente uno de los dos a los que llamaron la atención, eras tú. Lo sé porque guardé muy profundo en mi memoria el sonido de tus labios cuando besas.

La expresión en el rostro del rey de hielo era definitivamente distinta de la usual, era como si por primera vez en su vida, no supiera qué decir. Estaba al tanto de la obsesión tan enfermiza que tenía el castaño con él. Es decir, sabía que le gustaba a Touma, pero al grado al que el castaño se refería, era casi desagradable.

- Aquí tiene, son 3400 yenes- dijo la vendedora entregándoles sus cosas, los chicos pagaron y se dispusieron a encaminarse a la mesa.

- Aquel día en que fui a pedirte el libro para Akane- comenzó de nuevo a hablar- Estabas con él ¿cierto?- no esperó respuesta- ¿Qué tan lejos llegaron?

- …- no contestó, en cambio arqueó una ceja.

- No, espera. No me lo digas- se negó de inmediato- Si lo haces terminaré matándote aquí mismo- su tono y su mirada eran tan serios que el albino lo consideró como una posibilidad real.

- Qué apasionado- le elogió con el propósito de molestarlo.

- Solo así podría acaparar un poco de tu atención- Dijo con una sonrisa. Shougo sintió decepción hacia Touma tan pronto escuchó esa confesión, desde su perspectiva, era patético- Y con ese comentario, acabo de perder lo que gané- dijo adivinando su mente.

- Un poco, sí- dijo sincero.

- Si ya estás tan interesado en él ¿no deberían hacerlo ya oficial?- preguntó frunciendo el ceño- Después de todo, dejaste de hacer esas cosas conmigo para hacerlas solo con él ¿no?

- …- no supo qué contestar ante esa propuesta ¿hacerlo oficial? Todo entre él y Kougami eran juegos, había mucha química, naturalidad y confort, pero el moreno era tan tímido, que aun cuando había pasado por su cabeza y era algo que quería, ingenuamente no lo veía como una posibilidad real. No hasta que fue dicho en voz alta por alguien más. Cuando Kougami le había dicho hace tiempo "porque podrías no corresponderme" él le había propuesto averiguarlo, pero por lo mismo, no creía que fuese a volverse real. Después de todo, algunas situaciones las había llevado a cabo también con Touma, pero ahora que este último se lo señalaba, se había percatado de la exclusividad que estaba dándole al azabache. Sin mencionar el impulso que tuvo de dejarle esa marca en el cuello, solo porque se molestó de que hubiese ido ahí con Tsunemori.

Arribaron a la mesa y les entregaron a cada quien sus cosas. Inmediatamente los cuatro se dispusieron a comer en silencio, producto de la incomodidad que aun sentían al estar conscientes de aquella marca rojiza en el cuello de Shinya. Tratando de ignorar lo más posible las miradas, el moreno tomó su café y comenzó a beberlo, lo mismo hizo Tsunemori con su bebida, tratando a toda costa de no ver tan fijamente a su amigo y así también comenzó Touma a comer su helado flotante. Entre esos sonidos relativamente silenciosos, el crujido del celofán abriéndose llamó la atención del azabache, así que desvió su mirada hacia el albino frente a él, notando que solo tenía una paleta de hielo.

- ¿Solo vas a comer eso?- inquirió antes de siquiera pensarlo.

- Sí, tengo más calor que hambre- dijo al tiempo en que acercaba el cilindro helado a su boca. Con su lengua le recorrió desde la mitad y subió hasta la punta, para después envolver dicha punta con sus labios.

- …- se encontraba casi hipnotizado viendo los labios ajenos moverse magistralmente alrededor de aquella paleta cilíndrica, inevitablemente recordó el beso que habían compartido recién. Nuevamente tuvo esa sensación de un calor abrumante, la misma que tenía cada vez que se ruborizaba.

- Hasta que te vi hoy, no sabía que fumabas, Kougami- mencionó Touma al ver lo que estaba haciendo el albino, otra vez sintió una especie de odio por él, pero estaba cierto de que le encantaba la capacidad que tenía ese muchacho para despertar sus paciones dormidas.

- Sí, lo hago- fue su única respuesta. Seguía observando al algodón, quien parecía estar conteniéndose para no hacer algún comentario sarcástico. Molesto, Shinya se apuró a decirle- Si tienes algo que decir dilo de una vez, que al fin y al cabo, ya sé que no puedes estar callado mucho tiempo.

- ¿Tanto se notaba?- dijo sarcástico al tiempo en que sonreía- Solo recordaba cómo te ahogabas con el humo al principio, es todo.

El par de castaños inmediatamente supieron de qué iba el asunto, así que no profundizaron más. Terminaron todos sus alimentos con una charla ligera y se dispusieron a ir a alguna otra zona del museo a ver algunas pinturas y esculturas. Por unos breves minutos, Kougami se les había perdido a todos de vista, y así sucedió con cada uno, por un momento se fueron perdiendo pero volvían al poco tiempo.

Para sorpresa de la castaña, cuando regresó, vio a ambos chicos. Estaban caminando muy cerca el uno del otro, incluso había ocasionales caricias de manos y contacto físico [Lo sabía] fue su pensamiento al recordar que el muchacho de nieve había reaccionado mal cuando ella lo había tomado de la mano. Los observaba tan atentamente que notó una tensión extraña entre ellos, por lo que optó por quedarse en la misma área pero aun así algo separa de ellos, manteniendo a Touma también alejado. Ambos castaños aguzaron el oído, pero aun así no alcanzaban a escuchar muy bien, solo algunos trozos de la conversación.

- Me sorprendió tu ataque sorpresa ahí adentro, Kougami- comenzó a picarle.

- ¿El mío? ¿En qué pensabas cuando me dejaste esta marca?- le cuestionó directamente.

- Cierto- aceptó- ¿En qué estaría pensando?

El moreno por un momento se arrepintió de haberle preguntado, más que nada, porque, como siempre, todo parecía solo una charada con él.

- ¿Hasta cuándo vas a seguir jugando conmigo?- inquirió un tanto molesto.

- ¿Jugando?- preguntó con inocencia fingida. Si Shinya no lo conociera, estaba seguro de que lo habría creído.

- Déjate de bromas- dijo esta vez tomándolo del brazo, medianamente acariciándole la piel con los dedos.

- No estoy jugando- le contestó con una sonrisa burlona- Te estaba dando tiempo para asimilar las cosas.

- Primero, solo estabas poniéndote enfrente de mí pero quedándote fuera de mi alcance- reclamó molesto. Shougo sonrió cínico – Y ahora dejas esta marca y aceptas que te toque. Luego, continúas con tus jugarretas durante la comida ¿Qué quieres de mí?

- Esto es lo que me gusta de ti- le dijo, llamando su atención.

- ¿Qué? ¿Qué no haga lo que quieras?- preguntó arqueando una ceja. El diamante sonrió.

- Que usas la cabeza- dijo uniendo sus labios con los del moreno. Tomando por sorpresa tanto al azabache, como al par de primos que los observaban, no esperaban que fuese a hacerlo públicamente.

- ¿Cuándo va a terminar todo esto?- preguntó entre el beso, a lo que el copo de nieve se separó de él y le repitió:

- Ya te lo dije, yo no estoy jugando. Y por lo mismo, esto durará lo que tú quieras.

- …- hizo una breve pausa, entendiendo el mensaje- Me gustas…mucho. Pero insistiré en que no quiero ser tu juguete- dijo serio. El albino, igualmente serio, le preguntó.

- ¿Entonces qué quieres ser?

- …- no pudo contestar, las palabras no le salían.

- Te quejas de ser mi juguete e incluso me acusas de manera redundante al respecto, sin embargo, tú eres el que en realidad tiene una conducta ambigua.

El moreno se sorprendió con ese último comentario. Si lo meditaba, el algodón tenía razón. Era él quien con su decidía, mantenía a ambos en una posición insegura. No dejaba que algo serio sucediera, pero tampoco permitía de alguna forma que alguna otra situación de esa naturaleza se diese con alguien más. El copo de nieve había estado tanteando y respondiendo según lo que él mismo hiciera o respondiera. Después de todo, ambos sabían que no eran "solo amigos"

- …No puedo negarlo- coincidió asintiendo. Lo pensó unos segundos y dijo- Si hipotéticamente te pido que nos veamos incluso después de que el proyecto termine, ya no como parte del trato, sino porque es algo que me gustaría que pasara ¿Qué harías?- dijo serio, a lo que el albino respondió con un suspiro.

- Probablemente te diría que no lo hicieras de forma hipotética- dijo con su usual sonrisa irónica.

- Entonces…

Por la impaciencia de Touma, quien alegaba que era hora de retirarse, interrumpieron la conversación el par de castaños. Viéndose interrumpidos y con una Akane sumamente frustrada y nerviosa, todos aceptaron la situación, ya no había algo que hubiese por aclarar en ese lugar tan público. Todos se dirigieron a sus respectivas casas, salvo por el albino, quien decidió ir a la casa del azabache. Se despidieron del par de castaños y se encaminaron hacia la residencia del moreno. Los dos iban tranquilos y sin hablar, escuchando el crujido de sus pasos en el pavimento, hasta que el algodón rompió el hielo:

- Al final, no lograste tomar una fotografía hoy- comentó.

- ¿Quién dice que no?

- ¿Lo hiciste? ¿Cuándo? – inquirió sorprendido.

- ¿Recuerdas que me les perdí unos minutos?- dijo con una sonrisa bellaca, para variar.

- Enséñamela- pidió interesado.

- Tendrás que esperar hasta que te enseñe todas las elegidas.

- ¿Es una venganza por lo del otro día?- inquirió con coquetería.

- No subestimes mis venganzas- le respondió del mismo modo y con una sonrisa de lado. El albino aceptó los deseos del moreno y no preguntó más.

Al llegar a casa, la madre de Kougami los vio desde la cocina.

- Gusto en verte de nuevo- le saludo la mujer- Pasa, siéntete como en tu casa.

- Buenas tardes- la saludó- Muchas gracias.

- Shinya, prepararé algo de té, cuando esté listo te llamaré para que bajes por él.

- Sí- fue su única respuesta. Después de todo, parecía que a su mamá realmente le agradaba que fuera amigo del albino. Pero le había notado algo raro.

Subieron hasta la habitación de Shinya y apenas cerró la puerta, quiso comprobar lo que notó en aquella exhibición. Desde atrás, sujetó los brazos del copo de nieve y depositó un beso en su nuca, produciendo un nuevo estremecimiento de parte del marfil, quien inmediatamente se dio media vuelta y unió sus labios con los del moreno [¿Un botón de encendido?] se preguntó envolviendo el delgado cuerpo con sus brazos y tratando de profundizar el beso.

Sí, justamente eso era lo que le había estado haciendo falta, por eso su boca se había estado sintiendo tan sola desde hacía ya muchos días. Con algo de nerviosismo, pero ciertamente, menor que el de hace tiempo, coló su mano por la camisa de muchacho para acariciar así la suave espalda, poco a poco fue viajando por el esbelto cuerpo hasta llegar a la parte frontal, ahí fue subiendo hasta que su mano descansó en el pecho ajeno. Con su pulgar comenzó a masajear la aureola del pezón y pudo sentir como se aceleraba la respiración ajena y el cuerpo blanco había dado un ligero temblor, pronto sintió el beso más ávido.

- Shinya, baja, ya está listo el té- anunció su madre desde la planta baja.

Casi de un pequeño salto, se alejó del albino mientras trataba de controlar su respiración antes de bajar. Vio el rostro siempre impasible con cierta turbación y enrojecimiento. Le dio un beso corto y salió de la habitación. El albino suspiró y se puso de nuevo a observar la habitación del moreno. Siempre pasaban esas cosas, estaba harto de las interrupciones. Entre sus cavilaciones, vio sobre un buró su libro y se dirigió a recogerlo.

-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

El moreno bajó y se encontró con su madre en la cocina quien ya tenía una bandeja preparada con té, galletas y otras golosinas.

- Por suerte había golosinas. Qué bueno que traje el otro día- le comentó ella.

- Sí- fue su única respuesta, realmente no estaba muy interesado en las golosinas. Además, aun notaba un poco extraña a su madre.

- Shinya- le nombró antes de que se fuera [Aquí viene] no pudo evitar pensar el muchacho- Estoy preocupada. No me agrada mucho que te juntes con la niña con la que fuiste al museo en la mañana.

- ¿Eh?- eso lo desconcertó- ¿Akane?

- Sí, ella…

- ¿Por qué?- expresó confundido. Hasta donde sabía, todos querían a Akane y la tenían en alta estima por su psycho pass tan claro. La mujer lo observó fijamente, pero al ver la cara de honesta confusión de su hijo, decidió ser directa.

- Shinya- volvió a nombrarle- Te advierto que no quiero que embaraces a esa chica ¿entendido?

- ¿Eh?- su confusión solo se acentuó más. [¿Embarazarla? ¿Qué?]

- Hijo, tienes un chupetón enorme en el cuello. Es obvio que pasó algo entre ustedes.

Shinya se llevó la mano directamente a aquella zona rojiza donde había estado besándole Makishima horas antes.

- No, esto…- no supo si era mejor o peor explicar la procedencia de esa marca.

- Solo digo, que te cuides. Yo sé que incluso si te prohíbo tener sexo con ella, si tú quieres hacerlo, encontrarás el modo sin que yo me dé cuenta

- ¿Qué?- no podía dejar de repetir esa pregunta, todo sonaba tan descabellado.

- Así que solo me queda pedirte que te cuides. Usa condón, no te fíes de que ella tomará anticonceptivos, hoy en día las chicas tienden a…

- Mamá, no me siento muy cómodo hablando de esto contigo y teniendo visitas esperándome- la interrumpió.

- Está bien- le dijo con mirada reticente- Hablaremos luego del asunto- concedió la mujer, mientras Shinya se iba sintiendo tensión en sus hombros.

Subió las escaleras con pesadez y al llegar a su habitación, cerró la puerta con cuidado y dejó la bandeja sobre la mesa. Notó que el albino estaba viendo su libro, finalmente lo había encontrado. Sintió nuevamente deseos de estrechar su cuerpo, sin embargo, también extrañaba su compañía, solo eso. Así que no hizo ningún otro movimiento, se limitó a llamarlo.

- Traje el té por si quieres.

- Gracias- dijo al tiempo en que iba a tomar asiento en el suelo, recargado en la cama, para disponerse a beber de su taza- ¿Por qué tardaste tanto?- preguntó antes de dar el primer trago.

- Por tu culpa- comentó molesto, sentándose a su vez.

- ¿Qué hice?- inquirió curioso, es decir, podía ser culpable de muchas cosas; pero si no le decía de qué, no podía ser cínico y aceptar las cosas o ser aún más cínico y mentir.

- Me dejaste esta marca. Mi madre pensó que…- guardó silencio.

- ¿Qué?- preguntó interesado- ¿Ahora sabe que no eres hetero?

- No- suspiró, dejando pasar las provocaciones- Ella cree que…- no quería decirlo, podría ser más problemático hacerlo.

- Dilo- le animó con suma curiosidad.

- Que Akane lo hizo- dijo al fin. El albino se sorprendió un poco.

- Creí que eran cosas mías, pero realmente le has dado motivos al mundo entero para pensarlo entonces- reveló antes de darse cuenta con un tono semi molesto.

- ¿Tú también creías que tenía algo con ella?

- No estaba seguro, pero al juzgar por tu reacción actual, es obvio que no- dijo primeramente serio, pero después comenzó a reírse- Entonces tu madre cree que lo hizo ella. Bueno, ve el lado amable; podemos seguir jugando en secreto, es más excitante así.

- Calla- dijo algo estresado- Ella cree que podría embarazar a Akane.

- ¿Intentas ponerme celoso o cuál es el objetivo de decirme esto?- le molestó.

- Claro que no, además no eres del tipo al que le dan celos.

- ¿Y cómo sabes tú eso?- dijo recostando su cabeza en la cama- Si eres tú, quizá puedan darme- dijo en tono sugestivo.

- Solo digo que no me dejes marcas- recalcó molesto. Tratando de ignorar la obvia invitación, es decir, no podía olvidar que su madre estaba abajo luego de aquella conversación.

Aburrido, el albino volvió a beber de su taza y observó el humeante contenido con intensidad. Luego, desvió su mirada hacia el moreno, quien parecía esforzarse por no verlo, pero al mismo tiempo tenía una expresión relajada. Era tan extraño ese chico.

- ¿Qué?- inquirió al sentirse presa del par de ojos gatunos. Volteó a verlo e inevitablemente sintió aquel deseo de tocarlo, pero se contuvo, tenía que hacerlo.

- ¿Quieres dejarme una tú?- se aventuró a preguntar, dejando a un lado su taza.

- No- se negó incómodo. De nuevo la sensación de estar siendo burlado por el copo de nieve.

- ¿Seguro? Iba a dejarte hacerlo- comentó con una sonrisa sarcástica, después de todo, no era completamente una mentira- Además…

No pudo siquiera terminar de hablar puesto sintió un fuerte jalón en el cuello de su camisa y un par de botones saltar, enseguida sintió los labios del moreno presionarse en la base de su cuello, justo encima de la clavícula, además, del fuerte agarre en su cabello que lo obligaba a echar hacia atrás su cabeza.

- Creí que dijiste que no- dijo con dificultad- al tiempo en que cerraba los ojos y se concentraba en sentir los herméticos labios succionar, morder y lamer. Nunca antes le había permitido a nadie hacerle eso, así que la sensación era extrañamente placentera.

Al cabo de un par de minutos, sintió suaves caricias en su nuca. Un escalofrío le recorrió y terminó por envolver la espalda del moreno en sus brazos, tratando de acercarlo a sí mismo lo más posible. Después de constante labor por varios minutos más, la respiración del de cabellera plateada se agitó. A la brevedad, tomó la cabeza del moreno con sus manos y le despegó los labios y dientes de su clavícula, para poder lograr que irrumpiera en su boca. Con la poca experiencia que había ganado con él, Shinya se atrevió inmediatamente a introducir su lengua en la cavidad ajena. Sintió la impaciencia del muchacho por aumentar el contacto, así que luego de un delicioso beso se separó de él y observó la marca que le había dejado.

Ambos chicos guardaron silencio, es decir, no podían ir más allá en ese momento y luego de lo que recién ocurría, seguía siendo incómodo ¿Qué se supone que hicieran en ese momento? Makishima sonrió, supuso que no quedaba más que hacer lo de siempre. Se puso de pie y fue a verse al espejo que estaba en el cuarto de baño.

- Wow ¿qué eres? ¿una sanguijuela? – dijo al ver la marca en un color tan concentrado. Inevitablemente comenzó a reírse, provocando como siempre una turbación en el rostro del azabache.

- …- permaneció callado unos momentos y luego de un suspiro, prosiguió a decir lo que estaba en su mente- ¿Sabes que eres junto conmigo el proyecto de Akane?

- Sí, lo sé- dijo con una expresión extraña.

- ¿Te lo dijo?

- Sí, cuando nos encontramos de camino al museo me contó todo- comentó aun observando la marca en su piel, de algún modo le gustaba verla.

- ¿Y estuviste de acuerdo?- preguntó sorprendido.

- Al inicio no, pero al final accedí- dijo al tiempo en que veía la seria expresión en Shinya- ¿Hubieras preferido que no?

- Tal vez- fue su respuesta, la cual satisfizo al albino.

- Por cierto ¿sí sabes lo que significan estas marcas?- inquirió con una expresión similar a la de los niños cuando hacen una travesura.

- Lo sé- fue su sincera respuesta.

No necesitaban decirse más, era evidente que ambos estaban de acuerdo con la situación y a cómo había evolucionado su relación.

Notas finales:

¿Les gustó?

Esta fue la última foto, pero descuiden, aun falta el epílogo y nos despediremos de este fic con eso. Espero les haya gustado y gracias por seguir apoyando esta historia!


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