Foto 2.
Para comenzar, logró decidir cuál sería su primera fotografía para entregar, estaba indeciso entre las 2 que tomó del albino que recién conoció en el parque, le pareció un poco vergonzoso entregar la fotografía de un muchacho, siendo él un hombre, pero de igual manera lo hizo. La metió en un sobre junto a su ensayo y lo entregó al profesor Masaoka “Te habías tardado en comenzar, Kou” fue lo que le dijo y rió un poco.
Luego de clases decidió proseguir con su búsqueda para fotografiar más cosas, pero por más que intentaba no conseguía resultados. Ni objetos, ni paisajes lograba fotografiar, todo lucía tan…¿vacío?
¿Desde cuándo todo se había vuelto así? ¿Desde cuándo carecía de pasión? ¿Desde cuándo? No lo sabía, o quizá no podía recordarlo.
Continuó viendo detenidamente la fotografía de aquel muchacho, era una foto bastante bonita. Al final, seleccionó para entregar aquella en la que la mariposa se había posado en el mechón de su flequillo. No podía dejar de verla, y así se dirigió a casa, con fotografía en mano y su vista sobre ella. Mientras avanzaba, aquel inquieto castaño amigo suyo que le había prestado la cámara, se colgó de su hombro.
- ¿Qué tanto ves con tanta atención, Kou? Te he estado hablando desde hace rato.
- Sasayama- le llamó, intentando ocultar la foto.
- ¿Es una de las fotos para el proyecto que mencionaste? ¡Déjame ver!- pidió de inmediato.
- ¡Suelta!- dijo intentando alejar la foto del alcance de su amigo, sin mucho éxito por supuesto, ambos terminaron cayendo al suelo forcejeando.
- ¿Es la foto de tu novia? ¿Es por eso que no quieres que la vea?- dijo entre risas, logrando hacerle una llave hasta que finalmente y con mucha habilidad, el castaño logró arrebatarle la fotografía.
- ¡Dámela!- le gruño debajo de él.
- ¿Y este quién es? – inquirió viendo la foto- Se me hace familiar.
- Un sujeto que conocí en el parque- respondió escuetamente.
- Ah, ya, creo saber quién es, al menos de vista. Él siempre está ahí leyendo solo, no sabía que fueras su amigo
- No somos amigos.
- ¿Y cómo le tomaste la foto?- ambos guardaron silencio unos segundos- ¡Eres todo un acosador, Kou!- dijo de pronto de manera acusativa, incluso apuntándole con el dedo.
- ¡¿Cómo que acosador?!
- Si le sacaste la foto sin su consentimiento y la observas tan detenidamente, entras en la categoría- explicó con una sonrisa burlona.
- Calla, sí le pedí permiso- le dijo molesto- Aunque fue luego de tomársela- murmuró por lo bajo, el castaño lo escuchó a la perfección, pero decidió parar ahí, después de todo, aunque no lo pareciera, su amigo era un poco tímido.
- ¿Y has logrado tomar más fotos?- le preguntó levantándose de encima de él.
- No realmente- le contestó sincero.
- ¿Qué tipo de fotografías te gustaría tomar?
- Cosas o paisajes- respondió seguro de ello.
- ¿Personas no?
- No.
- Es curioso, siendo que lo primero que fotografiaste fue a este tipo.
- Sí, de hecho. Me dejó usar sus fotos en el proyecto si le enseñaba la colección completa al final.
- ¿Y ya lo contactaste?
- No- respondió con un ligero sonrojo- Decidí hacerlo hasta que tuviera las diez fotos.
- ¿Por qué no mejor tomas fotos de él y ya? – le señaló.
- ¿Y por qué lo haría?
- Bueno, si no has tomado nada más que su foto, y tienes ya su número de contacto ¿no sería más sencillo?
- No quiero meterme en problemas de horarios y eso…-respondió sincero- además ¿cómo sabes que tengo su número?
- ¡¿De verdad lo tienes?!- exclamó entre risas- ¡No puedo creerlo!- dijo esculcándole la bolsa del saco y robándole el celular- ¿Cómo se llama?- dijo rebuscando en la lista de contactos- Una vez traté de hablarle y me mandó por un tubo- comentó con una sonrisa socarrona.
- ¿Para qué quieres saber?- inquirió intentando quitarle su teléfono.
- Ah, supongo que es este ¿no? Este contacto es nuevo, no lo había visto antes- aseveró divertido- ¿Makishima Shougo?
- Dámelo- dijo arrebatándole el teléfono. El castaño rió.
- Calma, no es como si fuese a llamarlo- dijo intentando bajar el estado de alerta de su amigo- Volviendo al tema anterior, no has podido fotografiar nada más ¿me equivoco? ¿Por qué no le contactas de una vez?
- De todas maneras, quizá el no quiera…- puso de excusa.
- Solo te condicionó con que le mostraras las 10 fotos ¿no? En tal caso, verá las 10 que le tomes. Además nunca lo sabrás si no le preguntas- el castaño observó un poco más adelante hacia su izquierda y vio por ahí al muchacho solo pudo pensar: [Y hablando del diablo]- ¡Maki-chan! – le llamó.
El de piel de nieve volteó confundido, no conocía la voz que había dicho ese nombre, y no tenía a nadie que le llamara de esa manera, así que estaba dudoso de si era a él a quien se dirigían. Cuando volteó, vio solo a un raro sujeto castaño y a otro chico que se alejaba del lugar, reconoció la espalda de ese muchacho, pero al ver que no se quedaría decidió ignorar al castaño. Algo decepcionado, Sasayama chistó molesto y terminó yendo tras su amigo.
- ¿Y entonces que vas a hacer, Kou-chan?- Inquirió. El moreno permaneció pensativo el resto del camino a casa.
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Pasaron los días y Kougami seguía sin lograr entregar nada más, incluso estaba comenzando a considerar el consejo de Sasayama. Iba caminado por ahí con aquella cámara, pero nada había cambiado. Aun no lograba capturar algo bueno. Estaba tratando de tomar la foto de unos girasoles, sin embargo, no le satisfacía, aun faltaba algo. Suspiró con hastío y abandonó el lugar, por ese día dejaría el asunto a un lado.
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Pasaron un par de días más, había ido a matar el tiempo con su amigo Gino, intentando tomar fotos, pero nuevamente no logró nada. Ya frustrado, iba de regreso a casa cuando notó que alguien se acercaba por la misma acera, iba caminando en la dirección contraria a la de él. Lo que le llamó la atención fue el color amarillo de un par de enormes girasoles que llevaba esa persona y su ropa blanca mecida por el viento. Por inercia apuntó su cámara y estaba por tomar la foto cuando vio la cara de la persona que sostenía aquellos girasoles.
- ¿Makishima?- Le llamó sorprendido.
- ¿Kougami?- se aseguró con un tono burlón- ¿Eres mi paparazzi personal?
- …- no respondió a su burla- Como ves, aun estoy trabajando en aquel proyecto.
- ¿Sigues sin poder terminar? ¿No bastaría con que tomaras cualquier cosa y lo presentaras?- le tanteó.
- No- respondió sin pensarlo dos veces- Quiero intentar ver las cosas que no había podido antes por mí mismo- su mirada era una llena de resolución.
El albino sonrió complacido, ese muchacho era alguien interesante. No solo por la peculiar manera en que se conocieron, sino también por la particular forma de pensar que tenía. Al juzgar por su comentario, él quería entender el mundo y hacer sus propios juicios, no permitir que todo le fuese otorgado.
- Y eso que no habías visto antes ¿soy yo?- dijo con un tono que al azabache le pareció extraño y que por alguna razón, le hizo sonrojar y molestarse.
- Es una coincidencia- replicó. Suspiró pesadamente- ¿Puedo…?- no tuvo el valor ya de terminar la pregunta.
- ¿Debo sonreír?- preguntó accediendo a su petición. No sabía cuál había sido la visión del moreno, así que si ya iba a ayudarle, al menos quería hacerlo bien. El cuervo alzó su cámara para enfocarlo.
- Como te sientas más cómodo- contestó mientras daba un par de pasos hacia atrás para aumentar el campo visual. El muchacho de hebras plateadas sonrió levemente, sosteniendo el par de girasoles, abrazándoles. Hacían juego con sus ojos, eso sin duda cautivó a Kougami, quien comenzó a tomar varias fotos desde distintos ángulos.
Luego de terminar con la improvisada sesión de fotos, Kougami meditó en que la primera que tomó fue la mejor, daba la impresión de que el albino era un ser etéreo, el cielo azul y despejado estaba de fondo, cosa que provocaba cierta frescura; mientras que los girasoles daban la sensación de calidez agradable. Era una fotografía muy sencilla y llena de contrastes.
- Gracias- le dijo un tanto tímido y luego no pudo evitar preguntarle- ¿Por qué los girasoles?- el albino dirigió la mirada a las flores que cargaba y se encogió de hombros.
- Un sujeto extraño me los dio- explicó simple.
- ¿Te los dieron?- inquirió receloso.
- Sí, no sé qué hacer con ellos. ¿Los quieres?- se los ofreció. El moreno inmediatamente negó con la cabeza.
- ¿Y qué quieres que haga con ellos?- le preguntó escéptico.
- No lo sé, ese es el problema- rió- Al menos toma uno- dijo entregándole uno de los girasoles.
- No me gustan mucho las flores- intentó zafarse del incómodo ofrecimiento: “un chico regalándole una flor a otro, luego de haber sido fotografiado por este ultimo”
- Piensa que me estás devolviendo el favor por la fotografía que me sacaste recién- dijo sin aceptar un “no” por respuesta.
- De acuerdo- finalmente accedió el moreno tomando el girasol.
- Gracias, Kougami- dijo cortés- Recuerda nuestro trato- dijo pasando a su lado para retirarse.
No muy lejos de ahí, la lente de una cámara captó aquellos momentos: desde su encuentro, su sorpresa, la fotografía, la charla que tuvieron, el ofrecimiento y la aceptación de aquella flor, y cómo ambos jóvenes tan contrastantes iban en direcciones opuestas, llevando cada uno un girasol en sus brazos.
- Definitivamente, este será mi proyecto- murmuró la persona detrás de la cámara.