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Fotografía por Neko_Elle

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Notas del capitulo:

Sí, así es, volví más pronto de lo que se imaginaban. Con ustedes, un capítulo muy sweet en mi opinión, ojalá y les guste. Yo disfruté escribirlo ^^

Foto 7

Había pasado una semana desde el incidente del beso y tal situación no se había repetido. Ni siquiera habían hablado al respecto. Era como si nada hubiese pasado…O eso parecía.

Se encontraban de nueva cuenta Finalmente había conseguido el alcohol prometido, así que habían decidido ir al casa del albino a beber. Tan pronto llegaron, se fueron directo a lo suyo. Prepararon algunas botanas para acompañar las bebidas y se dirigieron a la habitación del muchacho.

- Te ayudaré: pon el liquido en tu boca y bébelo - dijo el albino con sarcasmo al ver que el carbón miraba fijamente se bebida.

- Tan gracioso que eres- contestó de igual manera con sarcasmo.

- Tenías cara de no tener idea de qué hacer con eso- se burló.

- Tiene un aroma algo fuerte.

- Es lo normal con este tipo de bebidas- dijo empapando sus labios- Si lo que quieres es beber moderadamente y disfrutar del sabor de la bebida solo debes empaparte los labios. Aunque también puedes darle tragos. Pero como es la primera vez que bebes, no creo que eso sea tan conveniente- sugirió. No muy convencido Shinya siguió la indicación.

- Tiene un sabor dulce-amargo- dijo luego de empapar sus labios. En breve dio un sorbo pequeño a la bebida- Sabe inesperadamente bien.

- Que mal- dijo de pronto- Esperaba verte hacer alguna mueca.

- No soy tu juguete.

Continuaron bebiendo. Poco a poco y a pesar de las botanas fueron sintiendo un ligero calor recorrer las venas de sus cuerpos. Casi podían sentir todas y cada una de las ramificaciones de los vasos sanguíneos por aquella calidez. Sintieron poco a poco los músculos cada vez más relajados, incluso ellos estaban más relajados. Aunque habían pretendido no estar nerviosos cuando estaban juntos desde aquel suceso, lo estaban. Y en esta ocasión, el alcohol les había quitado ese nerviosismo.

Hablaron de muchas tonterías, pero también se pusieron a hablar de repente de temas demasiado profundos. El sentido de la existencia, el inicio de la vida, el cosmos…Sí…Eso fue lo que dio pie a más tonterías. De haber estado sobrios, habrían pensado que era algo irónico.

Del cosmos, pasaron a hablar sobre un antiguo manga del cual el de hebras plateadas era muy adepto, uno muy antiguo para la época: Doraemon. Para sorpresa de Shinya, el chico era tan simpatizante del gato cósmico que incluso tenía una marioneta de guante de aquel gato azul.

Shinya tomó la marioneta y se la puso en la mano y comenzó a moverla. Ese tipo de juguetes eran muy poco comunes en esa época. Aun existían, pero casi nadie conservaba alguno. No dejaba ver a aquella marioneta con los ojos redondos y ver que la boca era bastante grande. Y se movía de acuerdo a si el abría o cerraba la mano. Por un momento desvió la mirada de la marioneta y vio a su anfitrión, que también estaba igual de ebrio que él y por alguna razón se fijo en su cuello. Por impulso hizo que la marioneta "mordiera" el cuello blanco. Vio al muchacho encogerse de inmediato al sentir el contacto. Luego, el moreno retiró la marioneta y volvió a concentrarse en ella.

- Así no se hace, Kougami- se incorporó el de ojos ámbar luego de sentir aquel cosquilleo en su cuello- Se hace así- dicho esto, le estampó un beso en los labios. Beso que ambos continuaron hasta que el moreno se percató de lo que estaban haciendo realmente.

- ¿Eres gay?- inquirió el azabache, alejándolo un poco de sí para poder verlo a la cara. No sabía si estaban tan ebrios o estaban tan cerca que aun podía sentir su aliento alcohólico chocar con el suyo propio.

- No- contestó de inmediato, como si fuese lo más obvio del mundo.

- ¿Hetero…?- siguió tratando de adivinar pero ahora más confundido.

- Nop- dijo en tono infantil y luego siguió- Soy un asexual con tendencias bisexuales…

- ¿Te das cuenta que lo que dijiste no tiene sentido?- dijo con una sonrisa torcida. Realmente se sentía muy ebrio. ¿Ebrio? ¡Bravo! Finalmente conocía como se sentía estar en ese estado.

- Jajajaja- comenzó a reír imparable.

- No te rías, no esperaba hacerlo con un hombre- le reprendió un tanto molesto.

- Fue solo un beso- aclaró, restándole importancia al asunto. Para aun mayor enfado de su huésped que no había tomado la situación precisamente como una broma- Además, el punto era probar cosas nuevas ¿o no? Y hoy en día eso no importa, te lo pasaría hace 100 años, pero no en la actualidad.

- Es solo que no lo había considerado nunca…- dijo dirigiendo la vista a las pequeñas y tradicionales copas japonesas vacías que yacían en la mesa…sino mal recordaba las llamaban choko en días de antaño. Si lo pensaba bien, el albino tenía muchas antigüedades.

- ¿Y qué me dices tú?- fue ahora el de ojos ámbar el que preguntó.

- ¿Eh?

- ¿Eres gay? ¿hetero? ¿Bi? ¿asexual?- siguió preguntando, casi como si tratara de adivinar.

- No estoy seguro- dijo aun somnoliento por el alcohol.

- ¿Quieres averiguarlo?- inquirió con coquetería.

- No- se negó de inmediato.

- ¿Por qué? ¿Temes que te guste?- le retó.

- …Sí- dijo finalmente viéndolo directamente a los ojos y con una expresión seria.

- ¿Por qué?- presionó. Ambas miradas chocaban enfrentándose. Estaban enervándose uno al otro, derrumbando aquella barrera invisible que había estado presente desde hacía una semana.

- Porque podrías no corresponderme- admitió. El albino lo meditó, considerando realmente las palabras del muchacho y finalmente repitió:

- ¿Lo averiguamos? – dijo con una sonrisa de lado y con los ojos entrecerrados.

- No creo que sea lo mejor- susurró en los labios ajenos que cada vez más se acercaban a los suyos. A pesar de sus palabras, su cuerpo no cooperaba con lo que decía. Fue él quien de hecho terminó de cerrar la distancia y juntó los labios con los del albino.

Sujetó la nevada cabeza con ambas manos, acomodando el rostro ajeno y al mismo tiempo, previniendo cualquier posible escape. Luego de juntar sus labios, se alejó por una milésima de segundo, dándole oportunidad a su contraparte de abrirlos ligeramente. Con sus labios acarició los ajenos, de manera en que pidiera permiso para adueñarse de ellos una vez más. Succionó suavemente el labio inferior del muchacho, deleitándose con ellos; tenían el mismo sabor del vino. Por un momento cruzó un fugaz pensamiento de mencionárselo, pero para hacerlo, tendría que separar sus labios, así que lo dejó para después.

No estaba seguro de cómo más continuar, estaba por alejarse, pero Shougo colocó sus manos sobre las del moreno, deteniéndole así al sentir el contacto de las manos mármol sobre las suyas. El ónix no se alejó, y antes de siquiera poder quedarse quieto, fue el de orbes ámbar quien sacó ligeramente su lengua, palpando los labios ajenos con ligereza. Shinya le permitió el contacto y de hecho lo intensificó, invitándole a entrar un poco más. Sus lenguas comenzaron a envolverse la una a la otra con movimientos lentos y circulares. Intercalaron varios tipos de besos por algunos minutos, dándose leves treguas para respirar.

Cuando Shinya sintió suficiente confianza en el aprendizaje que había obtenido, se aventuró en pedir permiso con su lengua para invadir la cavidad ajena. Permiso que le fue concedido. Algo tímido, comenzó a explorar aquella boca; se sentía un tanto ansioso, por lo que apuró un poco la invasión, causándole al algodón una sensación de ahogamiento al sentir la voraz lengua empujar la suya. A pesar de que el beso era un tanto torpe y ávido, fue en cierta medida placentero.

Shinya estaba tan ansioso. Era la primera vez que besaba así a alguien…En sí su primer beso había sido aquel que el albino le robó hacía ya una semana. Pero aquel "picotazo" inocente, no se comparaba con lo que estaban haciendo ahora. Sentía cierto placer o sería a lo que la gente llamaba ¿excitación? ¿Sería eso? De ser así, comenzaba a comprender por qué sus compañeros de clase no paraban de hablar de temas sexuales todo el tiempo. No es que fuera un total ignorante o cerrado en la materia, solo que hasta el momento, nunca había tenido a nadie con quien sintiera la urgencia de hacer ese tipo de cosas.

Empujó ligeramente al albino, recostándolo en el suelo y posicionándose sobre él. Continuaron besándose de manera en que todos sus sentidos se concentraban únicamente en sus bocas. Todo iniciaba y terminaba ahí. De pronto, el ónix se percató de que también tenía un órgano que ocupaba todo su cuerpo: la piel. Quiso comenzar a acariciar el cuerpo ajeno, pero para molestia de ambos, sonó el timbre. Shinya gruñó porque ese timbre le había llevado de vuelta a la realidad llena de reflexiones e inhibiciones.

Se separó ligeramente del albino y estaba por levantarse, pero sintió que la mirada ajena le hacía esa tarea imposible. Luego, vio cómo alzaba su barbilla para poder renovar el contacto, invitándole a continuar.

- Ignóralo- le dijo la ronca voz del muchacho sobre los labios. Estaba por reanudar de nuevo, volviendo a entregarse a aquella excitación, pero volvió a sonar el timbre repetidas veces.

El moreno desvió su rostro hacia un lado y apretó los labios en señal de desapruebo, con el costado del puño dio un leve golpe al suelo en señal de protesta. El albino solo apretó los ojos en señal de molestia. Era evidente que se había apagado el ambiente. Ambos suspiraron. El ónix se hizo a un lado y el joven de nieve se puso de pie, pero antes de que pudiera irse sintió al carbón sujetar su muñeca.

- Será mejor que te limpies los labios o hagas algo- sugirió con nerviosismo.

- ¿Eh?- inquirió no entendiendo.

- Tu boca…- dijo a medias, le daba mucha pena seguir diciéndole lo que tenía por decir. Pero con un sonrojo y algo de valor le dijo- Tiene toda la pinta de "estuve besándome con alguien"- le señaló, mientras se cubría su propia boca con la mano. El muchacho también se llevó la mano por inercia a los labios, limpiando el brillo que estaba en ellos, culpa de la saliva de ambos.

Los dos chicos bajaron el rostro ligeramente, el comentario había sido vergonzoso. Shinya se quedó de pie en la habitación, reprendiéndose mentalmente, mientras Shougo se dirigió a la entrada a ver quién era el que les había importunado.

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En la entrada se topó con un amigo suyo, un muchacho de cabello castaño con un lunar bajo el ojo.

- ¿Sí?- no dijo más, solo quería terminar pronto y que se largara, francamente había interrumpido de manera muy abrupta en una situación única. Si alguno de los dos se arrepentía, podían echarle la culpa al alcohol pero, ya había matado el ambiente.

- Buenas noches- saludó el muchacho.

- ¿Qué haces aquí?- le preguntó entre curioso y molesto.

- Veo que no estás de humor, Shougo- rió- ¿Recuerdas lo que te mencioné el otro día?- Preguntó al tiempo en se le quedó viendo fijamente en los labios. Lo notó también un tanto molesto.

- Cierto, el libro para tu prima- se recordó con fastidio, luego se percató de la mirada insistente de su amigo- ¿Qué pasa?

- ¿Puedo tomarte una foto?- le pidió, apuntando su cámara. El albino cubrió su rostro con una mano de manera inmediata y se quejó.

- ¿Qué pasa con todos ustedes? Ya te había dicho que no quería que me tomaras fotografías, no quiero ser parte de tu proyecto- se negó algo molesto, más por la interrupción que por el hecho de las fotos.

- Lo siento- se disculpó con una sonrisa- Sé que ya me lo habías dicho, pero no pude evitarlo. Sobre el libro…

- Ah, ahora vuelvo, espera- antes de irse, le preguntó- ¿No quieres pasar?

- No, descuida, sé que estoy importunando- aceptó con resigno- Además, me está esperando.

- …- No quiso preguntarle y hacer larga la conversación, así que sólo volvió a internarse en su casa para ir por aquel libró.

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Mientras el albino estaba atendiendo a quien sea que les había interrumpido, el moreno se quedó viendo aquella marioneta de guante que había iniciado con toda la situación. La observó detenidamente y se sonrojó ligeramente al recordar la sensación en sus labios: la humedad, la textura, el calor. Todo se había unido de una manera tan extraña. Sus pensamientos, sus sentidos, su energía se habían concentrado en ese único sitio en su cuerpo, en esos músculos que se habían acostumbrado al moverse al compás ajeno luego de tan deliciosos toques.

Se rascó la cabeza, más para tratar de alejar aquellos pensamientos que por comezón y tomó su cámara para fotografiar aquella marioneta. Sería un ensayo muy interesante el que tendría que inventarse para no poner precisamente lo que simbolizaba aquel títere.

Volvió a sentir algo de vergüenza por haber tomado la foto de ese muñeco, así que rápidamente guardó su cámara en la mochila y volvió a tomar asiento en el suelo. Una vez en el suelo, se percató de lo que significaba realmente la excitación en su cuerpo y dirigió su vista a su entrepierna.

Sintiéndose algo culpable, fue al baño y se masturbó ahí. Luego de unos minutos, terminó en su mano. Nuevamente un sentimiento de culpa le invadió. Limpió su mano, tan pronto lo hizo, regresó a la habitación y se recostó pensando una y otra vez en lo sucedido y en si debía o no reanudar la situación cuando el joven de nieve volviera a la habitación. Lo pensó tanto que se sintió un poco somnoliento.

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Fue de regreso a su habitación y cuando pasó frente a un espejo volteó a ver su reflejo, se sorprendió un poco. Su boca estaba algo rosa e hinchada, posiblemente de la presión y actividad que habían tenido sus labios minutos antes. Ahora comprendía por qué Touma no dejaba de verle tan fijamente y de porqué lucía un tanto molesto al mismo tiempo. No era idiota, sabía perfectamente que su amigo sentía cierta atracción por él, pero simplemente no le parecía alguien interesante.

Entró rápido a la habitación, no vio a Shinya en ella pero no le dio importancia, tomó un libro de los estantes y volvió a la entrada de prisa. Le entregó el libro a su amigo casi arrojándoselo, tratando de no tardarse demasiado ahí. Luego de despedirlo, regresó rápidamente a su pieza. Encontrándose con que Shinya se había quedado dormido en el suelo. Shougo estaba tan ebrio que no logró cargarlo; a su cuerpo le faltaban fuerzas para mantenerse en equilibrio con el peso extra, así que optó por dejarlo dormir en el suelo, lo volteó de lado en caso de que hubiese bebido demasiado. Cuando lo hizo, se percató de lo que había hecho el moreno mientras él estaba atendiendo a la indeseable visita. Se sonrojó viendo aquel pantalón desabrochado. ¿Él había tenido tal efecto en Shinya?

Le cubrió con una manta y luego su vista se desvió a la mochila del carbón. Buscó la cámara y la apuntó al inconsciente moreno, pensando en dejarle esa foto como broma para cuando despertara y rebuscara en la cámara al día siguiente. Luego, se le acercó una vez más y depositó un beso en sus labios antes de recostarse en su cama a dormir.

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Suspiró mientras observaba el par de fotografías que había tomado recién: una del muchacho de nieve tocando sus labios hinchados mientras veía su reflejo en el espejo y una más que mostraba la entrada con dos pares de zapatos. Con el libro entre sus manos se encaminó cansinamente a casa, ya era algo tarde.

Notas finales:

¿Les gustó? Espero que sí ^^
igual que en el cap anterior, les dejo algo divertido: 

http://makishima-shougo-hallucination.tumblr.com/


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