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Fotografía por Neko_Elle

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Notas del capitulo:

Hola! lamento la tardanza, pero aquí está finalmente el siguiente cap ^3^

Foto 8.

Se encontraba de camino para ver a Shinya. Era raro que el moreno le invitara a su casa, así que aceptó sin poner “peros”. Estaba un poco nervioso, desde aquella noche en que bebieron juntos, todo se había puesto bastante incómodo entre ambos. No. Todo había comenzado cuando él le había besado de broma aquel día.

Aún tenía presente lo que sucedió a la mañana siguiente de que estuviesen bebiendo: nada. Ninguno habló al respecto, pero no podían evitar desviar la mirada o ser conscientes de sí mismos. Pero de ahí en fuera, como en una especie de acuerdo silencioso, ninguno de los dos había hablado al respecto, trataban de actuar lo más normal que pudieran.

De camino a casa de Kougami, comenzó a llover torrencialmente. Era lo malo de esa época del año. Llegaban lluvias sin previo aviso. Ni se molestó en correr, le gustaba mojarse bajo la lluvia. Además, incluso si corría, delante de él también llovía, así que no le veía el sentido.

El muchacho maldijo por lo bajo mientras seguía recordando. A pesar de la tonalidad blanca de su piel, él no tendía a sonrojarse, pero desde esa noche lo hacía muy seguido. Incluso en ese momento, sin siquiera quererlo, tuvo la misma sensación que le daba en el rostro cuando el rubor le cubría, era el mismo calor. Agradeció la lluvia que impedía que el calor se acentuara y el sonrojo se notara.

Luego de caminar un tanto más, arribó finalmente a su destino. Tocó el timbre y le abrió la puerta la madre de su… ¿amigo? En la situación en la que estaban, no estaba seguro de su relación actual. Bueno, incluso antes de eso, nunca estuvo muy seguro de ello.

-       ¿Eres el amigo de Shinya?- preguntó la mujer al tiempo en que el algodón asentía con la cabeza - ¡Estás totalmente empapado! ¡Pasa!

-       Gracias- dijo cortésmente.

-       Espera, déjame traerte una toalla.

[Así que ella es su madre…Parece agradable aunque no se parecen mucho que digamos] pensó. En tanto, la mujer volvió con una toalla y se la pasó para que se quitara el exceso de humedad.

-       Pasa a su habitación, es la que está subiendo la escalera al fondo- le permitió- Dile que te deje usar la ducha, no quiero que te enfermes.

-       Muchas gracias- dijo de manera dulce mientras sentía el suave tacto de la toalla en su rostro, ladeándolo un poco para alargar el contacto. Olía a suavizante de telas, por alguna razón le daba una sensación muy cálida.

-       Eres muy dulce- dijo la mujer, algo enternecida por la reacción del jovencito con piel de nieve.

No mucho tiempo después, Shougo subió hasta la habitación del moreno. Sentía la incomodidad de la ropa pegársele a la piel, se había mojado hasta la ropa interior con la lluvia tan intensa. Conforme se fue acercando a la pieza, escuchó la voz del moreno. Sonrió burlonamente y aguzó el oído puesto el ónix estaba cantando.

Kimi to deaete kara taisetsuna kotoba nanika atte kidzuitanda

(Desde que te conocí, me di cuenta que tenía palabras muy importantes que decir)


Konna kimochi hajimeteta yo unmei no kanjita hito

(Era la primera vez que sentía que una persona me estaba destinada)

 

Alcanzó a escuchar. Luego le oyó tararear otro tramo de la canción. Con cuidado, giró el pomo de la puerta y entró. Él estaba sentado de espaldas y con audífonos, parecía ser que estaba leyendo uno de los libros que le había prestado. Se acercó con cuidado y volvió a escucharle cantar:

Koko kimochi tsutaetai yo zutto soba ni itte hoshii 

(Quiero transmitirte mis sentimientos, que estés siempre conmigo)

 

El albino se hincó para quedar a su altura y colocó su rostro al lado del de el moreno. Al tiempo en que le tiraba los audífonos para sacarlos de sus oídos y susurrarle:

-       Qué románticos andamos, Kougami- se burló. Con un sobresalto, Shinya volteó a verlo. Un sonrojó había envuelto su rostro.

-       No te esperaba tan pronto- dijo con nerviosismo, pero aun tratando de aparentar calma.

-       De hecho llegué tarde- dijo mostrándole el reloj. Sin poder excusarse más, el moreno prosiguió un tanto molesto, tratando de obtener información y de paso, desviar la conversación.

-       ¿Y por qué vienes tan mojado?

-       Empezó a llover de camino para acá ¿no te has asomado por la ventana?- el moreno negó con la cabeza-  Por cierto ¿te importa si paso a tu baño?- solicitó.

-       Adelante. Tengo mi propia ducha, así que pasa.

-       Gracias- dijo ingresando al cuarto de baño.

-       Pon tu ropa en el cesto, la pondré a secar.

Dicho y hecho. Luego de varios minutos, Kougami ingresó al cuarto de baño para dejarle un cambio de ropa seca y llevarse la mojada.

-       Te dejaré ropa aquí.

-       Gracias. Por cierto…- dijo mientras se enjuagaba el jabón- No sabía que te gustara la música antigua.

-       ¿Ya vas a empezar?- preguntó con fastidio. La realidad es que no quería tocar el tema, nunca le había gustado cantar frente a la gente, así que realmente lo había pillado en un momento vergonzoso. Si de por sí, ya tenía mucho de qué avergonzarse estando con él, esto solo acentuaba la incomodidad.

-       No lo tomes a mal- trató de amenizar- Me gusta- declaró- Cuando salga déjame escuchar lo que oías antes de que llegara- pidió. Aunque sonaba muy imperativo, desde perspectiva del carbón.

No le contestó, si le contestaba tendría que permanecer ahí más tiempo y ver la silueta desnuda que se formaba en la puerta corrediza. Así que simplemente salió del baño para ir a meter la ropa del albino a la secadora. Se sentía aun avergonzado de que le hubiese escuchado cantar y aun más de que le pidiese escuchar la canción completa…la letra hacía todo más embarazoso.

Luego de varios minutos, el algodón salió. Llevaba puesta una camisa blanca y un pantalón negro. Shinya se encontraba sentado en su cama, que era muy espaciosa. Tenía la espalda recargada en la pared, en tanto leía y escuchaba música, sin cantar.

Shougo hizo acto de presencia subiéndose a la cama del moreno quien lo veía acercársele; más sin embargo, no se movió. Medianamente se secaba el cabello con la toalla, en tanto Shinya le observaba hacerlo. Vio algunas traviesas gotas de agua escurrir por su cuello y luego vio la piel ligeramente enrojecida, producto del baño caliente que había tomado recién.

-       ¿Qué lees?- rompió el hielo, sabiéndose presa de los ojos del muchacho.

-       El libro que me prestaste. Es bastante bueno- le elogió.

-       Cuando termines de leerlo hablemos de él- le sonrió, dejándole volver a su lectura. Terminó recostándose en la cama y se removió un par de veces, pero como no conseguía una posición cómoda. fue a apoyar su cabeza en las piernas del carbón.

-       ¡Makishima! ¡Estás escurriendo aun! ¿Por qué no te secaste bien el cabello?- le reprendió, al tiempo en que sentía como se humedecía su pantalón.

-       Tan delicado que eres- le molestó.

-       Calla.

-       Tengo sueño- le contestó, restándole importancia a la reprimenda.

Shinya suspiró cansinamente. No pareciera que el algodón fuese a moverse. Por fortuna, siempre tenía la secadora de pelo en el buró que estaba junto a su cama, así que la alcanzó.

-       Toma- le ofreció.

-       ¿Qué?

-       Sécate el cabello- le ordenó esta vez.

-       A mí no me molesta traer el cabello mojado- dijo somnoliento.

-       Claro, porque tú no te estás mojando- rebatió molesto.

-       Pon la canción- le solicitó.

-       Sécate el cabello.

-       Hazlo- insistió.

-       ¿Qué? ¿Poner la canción o secarte el cabello?- inquirió confundido.

-       Ambas- solicitó al tiempo en que volteaba a verlo.

Shinya, un tanto descolocado por la petición, colocó su mano sobre los parpados ajenos, para que cerrara los ojos, y de manera tosca le hizo voltear el rostro hacia otro lugar para que dejara de verlo. El albino bufó ante tal acción.

Con un calor abrumante en su rostro, Kougami hizo sonar aquella canción y para concentrarse en otra cosa que no fuera la vergonzosa letra, accedió al capricho del muchacho y comenzó a secarle el cabello. Su secadora era silenciosa, así que sin problema, el albino podía escuchar la canción. A ojos de Shinya parecía muy relajado.

-       Tu voz es muy similar a la del cantante- le comentó aun somnoliento.

-       …- No le contestó, siguió concentrado secándole el cabello. Por un momento sintió una extraña satisfacción, era como tener a un salvaje animal exótico comportándose dócil con él.

No pasó mucho antes de que se percatara de que el copo de nieve se había quedado dormido en su regazo. Estaba concentrado viendo su rostro, entonces, percibió un flash. Volvió su vista en la dirección de la cual había provenido la luz y vio en la puerta a su compañera de clases, Akane.

-       Lo siento- se disculpó la chica- No pude resistirlo. Nunca creí verte poner una cara así.

-       ¿Una cara así? Espera un momento ¿Por qué estás…?- sacudió su cabeza al momento en que terminó de entender la situación- ¡Borra eso!- solicitó susurrando de manera imperativa. Trató de levantarse pero recordó que el albino estaba aun durmiendo en sus piernas. Si lo movía y lo despertaba, tornaría todo de manera aún más incómoda, conociéndole.

-       Tampoco creí verlo comportarse tan dócil alguna vez- le confió- Aunque tiene la fachada de alguien cortés y amable, siempre me ha dado la impresión de que es difícil acercarse a él.

-       ¿Lo conoces?- inquirió sorprendido.

-       Sí. Verás, es que él es amigo de mi primo- le confesó- Lo conoces ¿no? ¿A Touma Kouzaburou? Va en nuestro mismo grado aunque en distinta clase.

-       Sí, creo que lo he visto- dijo tratando de hacer memoria y si no mal recordaba era un sujeto de cabello castaño y con un lunar bajo el ojo que le había visto mal un par de veces. Cierto, él y su amigo Sasayama no se llevaban bien.

-       Vine a dejarte el libro que me prestaste- le mostró- De hecho, también iba a ir a casa de Makishima para entregarle uno que le pedí. Te lo dejaré aquí, ya que está contigo.

-       Oye, Akane…

-       En verdad que los dos lucen inofensivos de esa manera- comentó la chica sin terminar de creérselo y evitando a toda costa, dejar a Shinya quejarse.

-       ¡Ah! ¡Muévete!- dijo exasperado empujando al algodón y despertándolo en el proceso.

-       ¿Qué?- preguntó irritado ante el mal despertar. Dirigió su vista a la puerta y vio ahí a Akane.

-       Tu eres la prima de Touma ¿no?- dijo señalándola.

-       Sí, soy yo…bueno creo que me retiro- dijo encaminándose a la puerta.

-       Akane- volvió a llamarla mientras se ponía de pie- Es en serio, borra esa fotografía.

-       ¿Cuál fotografía?- preguntó confundido el copo de nieve.

-       Cuídate, Kougami- comentó fingiendo no haberlo escuchado- Hasta luego, Makishima, ahí te dejé tu libro.

-       Gracias- contestó seguido de un bostezo.

-       ¡Hey! ¡Akane!- le llamó Shinya subiendo el tono de voz, al tiempo en que iba detrás de ella. Pero no había logrado alcanzarla, un misterio cómo las criaturas pequeñas se movían tan rápido. Apenas volvió a la habitación cerró la puerta y sin que el otro se percatara le puso el seguro, permaneció callado, como preparándose para lo que seguiría, entonces escuchó la voz aterciopelada del albino.

-       ¿Es tu novia?- le molestó.

-       ¿Eh?

-       Tsunemori Akane ¿es tu novia?- repitió-

-       Ya sabes que no- contestó de mal modo. ¿Cómo se le ocurría tal cosa?

-       ¿Y cómo podría yo saber eso?- se defendió al notar que el moreno estaba a la defensiva.

-       Lo dudas después de…- se paró en seco. ¿Estaba seguro de querer dirigir la conversación en esa dirección? Sin quererlo tuvo una abrasadora sensación en su rostro.

-       Mmmh…- fue el único sonido que dejó salir al percatarse del motivo por el cual Kougami había dejado de hablar en súbito. Aun no hablaban de eso, así que entendía por qué se detuvo antes de poder abordar el tema.

Era aún más incómodo el silencio que reinó en el lugar. El moreno tapó su propia vista con su mano, como si así pudiera esconderse de la mirada ambarina que estaba perdida en algún punto de la habitación. El rostro del carbón se cubrió de un concentrado color rojo, preparándose mentalmente y armándose de valor para lo que estaba por hacer. Entreabrió un par de sus dedos que estaban cubriendo sus ojos, para poder echarle un vistazo al joven de nieve, quién parecía tener algo de empatía, para variar. Se acercó hacia el muchacho, con su mano izquierda le acarició el rostro para hacerlo voltear en su dirección, al tiempo en que le despejaba de cualquier traviesa hebra plateada y le dio un beso en los labios con suavidad, mientras su mano derecha la colocaba sobre el brazo del joven de nieve.

Sintió los labios del moreno sobre los suyos, el contacto era tímido y suave, cómo preguntándole si estaba bien o no continuar. Mientras lo besaba, el tacto se centró principalmente en el jugueteo de sus bocas, al tiempo en que percibió la cálida mano del ónix en su brazo, colarse por debajo de la manga. Tuvieron ambos un sobresalto no solo por el choque entre la mano del ónix y el brazo del diamante, sino también porque escucharon que alguien tocaba la puerta. Abrieron sus ojos y se vieron con sorpresa mientras sus bocas seguían aun conectadas. Se separaron y voltearon sus rostros en direcciones contrarias.

-       ¿Shinya?- preguntó la voz femenina del otro lado de la puerta- ¿Por qué pusiste el seguro?- dicho esto, el ya presente sonrojo en el rostro del moreno se acentuó de manera alarmante, al tiempo en que apretaba los ojos y hacía una mueca con los labios. Él realmente se había esforzado en evitar que Shougo se percatara de eso y ahora le tenía frente a él observándole sorprendido por la declaración de su progenitora- Bueno, no importa ¿va a quedarse a cenar tu amigo?

Ambos suspiraron.

-       Lo siento.

-       No te disculpes.

-       …¿Te quedarás a cenar?- terminó por preguntar el moreno. Después de todo, si no respondían, era seguro de que su madre se molestaría.

-       Seguro- dijo el albino, sorprendiendo así a su anfitrión. Lo cierto era que Shinya había creído que Shougo se iría. Quiso besarle nuevamente pero de inmediato supo que no sería una buena idea.

-       Sí, va a quedarse- le contestó a su madre en voz alta.

-       De acuerdo, estará lista pronto.

Volvieron a suspirar.

-       Entonces ¿no es tu novia?- insistió con tono burlón.

-       Ahí vas otra vez- contestó haciéndose a un lado.

-       Me tienes intrigado- continuó con el mismo tono. Shinya volteó a verle serio.

-       Si digo que sí ¿qué harías?

-       ¿Tendría que hacer o dejar de hacer algo?- ambos sonrieron.

-       ¿Y si te digo que no?

-       …- por algún motivo, se sintió inhabilitado para responder tal pregunta. Es decir, él inició todo como un juego, una manera de entretenerse. Pero con esa pregunta todo había dejado de ser un juego.

Kougami se sentó nuevamente en la cama y se dispuso a leer, mientras, Shougo permaneció en silencio pensando. Al cabo de varios minutos, el albino volteó a verle, el moreno seguía hundido en la lectura, luego notó un ligero sonrojo en su rostro, aunque su expresión no había cambiado mucho que digamos.

-       [Se habrá dado cuenta que lo observo…No, quizá ya llegó a ‘esa’ parte del libro]- sonrió. En su mente ya estaba maquinando algo.

Pasaron varios minutos más y bajaron para ir a cenar, se acomodaron cada quién en un puesto, quedando contiguamente el par de muchachos. Durante la cena, Kougami sintió todo el tiempo una caricia en su tobillo, obviamente sabía de quién provenía, pero decidió no darle el gusto de sobresaltarse. Estaba realmente impresionado por la manera en la que el joven de nieve se desenvolvía encantando a su madre. Es decir, él mismo también había caído presa de ese carisma pero algo no le agradaba.

La comida continuó amena, Kougami había estado ignorando todo el tiempo la caricia en sus tobillos y se esforzaba por olvidar o evitar reaccionar ante la caricia en su rodilla. ¿Tendría algún botón de apagado ese muchacho?

Al terminar de cenar, su ¿amigo? continuó charlando amenamente con su madre, para molestia suya. Algunos minutos más tarde, el moreno sintió una traviesa y pícara caricia en su entrepierna, lo cual lo hizo reaccionar poniéndose de pie en súbito y estampando las palmas de las manos sobre la mesa. Shougo bufó.

-       ¿Shinya?- le llamó su madre sorprendida.

-       Aún tenemos cosas que hacer- dijo lo más calmado que podía- Makishima, espérame en mi habitación- pidió al tiempo en que comenzaba a levantar los platos.

-       Mejor te ayudo- ofreció cortésmente.

-       No, capaz y rompes algo.

-       Rompe accidentalmente una taza en un restaurante y no lo olvidará- se quejó con la madre del moreno, haciéndola reír en el proceso.

-       Calla- dijo poniéndose detrás de él y medio ahorcándole con su brazo, mientras apegaba un poco su cadera a la contraria, dándole así un mensaje que inmediatamente comprendió el joven de plata.

-       Ok, ok- accedió liberándose del agarre- Con permiso- dijo a la madre del muchacho, para finalmente retirarse. Una vez que se fue, Shinya continuó recogiendo las cosas de la mesa.

-       Deja eso, Shinya, ve con tu amigo- le permitió la mujer, haciéndole arquear una ceja.

-       ¿Te sientes mal?- preguntó confundido, sacando nuevamente una risa a su madre. Ella siempre había sido estricta con ese tipo de situaciones sobre aseo y demás, así que el hecho de que le permitiera irse sin limpiar era realmente extraño.

-       No- y luego le susurró- Es solo que es la primera vez que veo que te molesta que alguien monopolice a alguno de tus amigos- el ónix sintió un ligero calor en su rostro- Ve- volvió a concederle.

-       …Gracias- tardó en admitir y se fue.

Subió a prisa la escalera para reunirse con el muchacho de nieve y apenas lo alcanzó en su habitación, cerró la puerta y se quedó sujetando la perilla:

-       ¿Quieres continuar?- preguntó con audacia, había una mirada en él, que Shougo no pudo definir como otra cosa que no fuera: deseo. El albino sonrió, sentándose en la cama como una invitación, pero agregó:

-       ¿No te molesta que esté ella abajo?- preguntó intrigado mientras observaba directamente la entrepierna del moreno. Shinya puso el cerrojo en su puerta- Supongo que no.

El lobo se acercó al muchacho y nuevamente besó sus labios, en tanto que tomaba asiento justo a su lado.

-       Llegaste a ‘esa’ parte del libro ¿no?

-       Ya sabes la respuesta. Y no ayudaste mucho durante la cena- se quejó.

-       Lo sé…lo hice apropósito- admitió, sintiéndose presa de otro beso. Si bien, Kougami tendía a ser muy demandante y ávido con los besos, siempre le provocaba una sensación de ahogamiento, pero de algún modo también le agradaba esa sensación.

Se posicionaron frente a frente, de manera en que sus torsos quedaran bastante cerca, intercambiando besos. Las manos de Shinya comenzaron a pasearse torpemente sobre el cuerpo de mármol que comenzaba a sentirlo más relajado ¿o sería él mismo quien estaba tenso y ahora se sentía más tranquilo?

Sintió las manos blancas tratando de desabrochar su pantalón y se sonrojó a sobremanera. Lo cual ocasionó que entorpeciera el beso al cual ya habían encontrado un delicioso ritmo.

Ambos estaban tan ansiosos y nerviosos que no pudieron desprenderse de sus prendas. Shougo aún no lograba desabrochar el pantalón de Shinya ¿Bajar un cierre siempre había sido tan difícil? Por su parte, Shinya estaba atorado en la camisa del albino ¡¿Por qué era tan complicado desabotonar la camisa en un momento así?!

Luego de mucho batallar, finalmente lo habían logrado. Shinya había desabotonado la camisa que usaba el albino y la había comenzado a deslizar por sus hombros. Ahora estaba desabrochando más fácilmente el pantalón. Por su parte, Shougo logró abrir el pantalón de su compañero y ahora estaba por buscar aquel órgano que había estado tratando de hacer salir con tanto empeño.

Los labios de ambos se separaron por unos momentos y sus ojos se encontraron. Eran unos ojos llenos de pasión y por sobretodo: hambre; pero sus expresiones mostraban algo de timidez e inexperiencia. Sus respiraciones lucían sumamente agitadas y una vez más los labios de ambos mostraban cierto enrojecimiento, hinchazón y brillo.

Sus miradas chocaban la una con la otra, como preguntándose si estaba bien el continuar. Se acercaron un poco más de manera en que sentados como estaban, uno frente al otro y con sus piernas entrecruzadas, pudieran masturbarse juntos.

Kougami abrió su boca para volver a conectarla con la cavidad oral del copo de nieve, mientras acercaba sus manos para que pudieran entrar en contacto aquel par de órganos que aun desconocían el uno del otro.

-       ¿Lo has hecho antes?- preguntó el de piel mármol.

-       Algunas veces yo solo- respondió sincero. Tímidamente comenzó a rozar con sus dedos el falo ajeno, hasta que lo cubrió totalmente con su mano. El albino apretó los ojos y dejó salir un leve suspiro, acompañado de un color rosado en su rostro.

-       Se siente muy diferente cuando es alguien más quien lo hace- murmuró, dejando entrever de manera inconsciente que también era la primera vez que él hacía eso con alguien más. Lo más que él había hecho eran caricias sobre la ropa pero eso había sido todo.

Él también tomó el pene de su compañero y comenzó a masajearlo. Shinya tuvo la misma reacción que el copo, pero no se lo mostraría por demasiado tiempo. Unió sus bocas para evitar ser visto de manera tan vulnerable y luego juntó los glandes. En el beso, pudo sentir algo que no había sentido antes en Makishima: un estremecimiento.

Hasta el momento, Shougo siempre se había mostrado impasible ante cualquier situación, pero ahora era diferente. Se preguntó a sí mismo si tal reacción ¿Era porque se trataba de él con quien estaba haciendo eso? Es decir, ¿Podría considerarse especial para Makishima? O simplemente ¿Eran las reacciones comunes en el cuerpo de mármol?

Las terminales nerviosas que había en sus penes estaban activas totalmente, sentían un cosquilleo en la base de sus falos y subía hasta su estómago. El calor les inundaba la piel. Sus manos estaban concentradas en intensificar el contacto entre sus miembros y frotarlos incansablemente de arriba a abajo, haciendo movimientos circulares en la cabeza y el orificio prepucial. Palpando delicadamente aquellos órganos, era como si trataran de memorizar con el tacto todas y cada una de las vellosidades y venas que había ahí.  

Minutos más tarde, terminaron la labor. Cada uno en su propio tiempo eyaculó abundantemente, manchando sus pechos y ropas con semen. Shinya le sujetó de manera en que de un solo movimiento, lo recostó en su cama. Volvió a posicionarse sobre él, tal cual aquel día y continuó devorando su boca, aun con sus pantalones abajo. Luego de un par de minutos, Shinya también se recostó y le jaló ligeramente de manera en que ahora, estuvieran recostados de lado, quedando de frente. Sus alientos se mezclaban y sus miradas tenían aun un brillo lleno de lujuria.

-       Creo que ensucié tu ropa- comentó el albino.

-       Menos mal que no fue la tuya, o sería problemático inventar una excusa- le dijo tratando de evitar cualquier rastro de vergüenza o incomodidad.

-       …- no le contestó, solo sonrió.

-       ¿Qué somos?- preguntó Shinya antes de darse cuenta. Incluso el mismo se sorprendió y su expresión cambió a una que el copo no supo interpretar.

-       No lo sé- dijo sincero. Un par de minutos más tarde Shougo se incorporó y dijo en tono neutro- Creo que ya va siendo hora de que me vaya.

-       Iré por tu ropa- contestó, accediendo a dejar que el muchacho hiciera su voluntad.

 

Cuando terminó de cambiarse, el moreno le acompañó hasta la puerta y se despidieron como normalmente hacían. Quizá podría incluso llamarse ‘habilidad’ al actuar como si nada hubiese pasado, cómo si todo estuviera claro entre ellos. Tan pronto se fue el muchacho, Shinya subió a su habitación.

Al llegar, se dirigió a su ventana, había comenzado a llover nuevamente. Sin pensárselo dos veces, tomó una fotografía de su ventana mientras la lluvia caía, su rostro se reflejaba en el cristal y por primera vez pudo ver su propia expresión luego de convivir con Makishima, no pudo hacer más que quedarse pensativo.

 

-       Es cierto, tengo que hablar con Akane- pensó en voz alta.

Notas finales:

Gracias por leer.
Sobre la canción, se llama "Ring~Yakusoku~" y es cantada por el actor que presta su voz para dar vida a Kougami, Tomokazu Seki. 

La pondré en mi tumblr de makishima:

https://www.tumblr.com/blog/makishima-shougo-hallucination

 


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