En su imaginación el rubio siempre iba a él sin ser llamado. Lo abrazaba y besaba con cariño; tenía ojos sólo para él y su mirada brillaba al posarse en su rostro.
En su imaginación, era el más fuerte; todos le temen y nadie se atrevía a contradecirlo, aun así los estupidos herbívoros siempre contaban con él en tiempo de crisis y logra liberar su tensión con algunas buenas peleas.
En su imaginación la soledad no le molestaba, vivía con ella y ella con él. Acostumbraba a caminar por los pasillos de su amada escuela con solo sus pensamientos a cuestas y tonfas en mano.
Solo en su imaginación vivía en ese bello lugar solo el, aquel lugar especial que solo permitía entrar al haneuma para amarlo.
En su imaginación él reside sólo en una propiedad al estilo japonés, comía lo que él preparaba y dormía cuando se le antojaba.
En su fantasía, él no debía rendirle cuentas a nadie; su lenguaje era fluido y conciso. Tenía por delante el mundo y podía hacer con su existencia lo que se le viniera en gana.
Pero...su realidad no era así.
En su realidad él vivía en multitud, con su padre, la esposa de el y los hijos de ellos. Residía con ellos como el “extra” que al parecer solo ocupaba un espacio y hacía estorbo.
En su realidad, él no estaba en su país natal; estaba en un lugar donde todo lo que habia vivido nada habia importado y sus esfuerzos de los últimos 17 años valían carajo.
En una escuela que odiaba con cada célula de su ser porque sentía que cada vez que entraba, era como inyectar un poco más de muerte en sí.
El vivía en una realidad donde sus sueños valían menos que sus fantasías y donde, quien alguna vez su mejor amiga (la soledad), lo apuñalaba constantemente en la espalda susurrandole al oido “estas solo”
El vivía en un sitio donde su mente se mutilaba cada vez que pudiera, y se desangraba mientras él buscaba desesperadamente algo más que la mantuviera con vida un segundo más. Solo uno para otro respiro.
él existía en un lugar donde su palabra era ignorada y donde todos creía que estaba feliz y agradecido, pues lo habia traido a una “vida mejor”
él meramente respiraba para el siguiente día, sin preocuparse ya por su salud o su estado mental, pues, entre más se hundía más le costaba diferenciar la fantasía donde él era un carnívoro y la realidad donde solo era un “algo”
En un lugar donde sus valores morales eran burla y donde los detalles más pequeños como apreciar una flor o ver la luna eran simples estupideces.
Esa era su realidad ahora, dentro de la oscuridad de su habitación mientras sus ojos vidriosos miraban al cielo anhelando ser parte de él aunque fuera como una simple nube. Dentro de un dolor indescriptible para aquellos que vivían con él, porque realmente no importa.
Ni eso ni nada.
Una sonrisa torcida que parecía sacada ya de su ya escasa cordura, cruzó su rostro mientras las lágrimas rodaban por sus pálidas mejillas.
Al menos no había perdido la esperanza de que el haneuma aparecería por la puerta en cualquier momento, como siempre lo había hecho, sonriendole solo a él y estirando la mano para que se fuera con él.
Eso pasaria, claro esta, si el haneuma realmente existiera.