- ¿Qué va a pasar ahora?
Levi se ríe, y esta vez no es sólo una sonrisa, sino una carcajada.
Yo me doy la vuelta para mirarlo, aún más confundido, pero él aún sigue riendo, y tarda unos momentos en responderme.
- Ahora -dice, por fin, incorporándose para poder verme- lo que voy a hacer es ser muy insistente ante el resto de las fuerzas especiales para convencerles de que debes estar tan vigilado como sea posible y que, para eso, lo que deben hacer es dejarte entrar en mi equipo.
Para mí eso suena tan absurdo que me veo obligado a repasar dos veces más esa frase en mi cabeza antes de entenderla.
- ¿Tu equipo de reconocimiento? -pregunto, para asegurarme de que no haya ningún alentendido.
- Sí -dice-. Pero estaba pensando, más bien, en centrarnos en vigilarte como una posible amenaza y si vemos que no eres un peligro dejar que formes parte del equipo oficialmente.
Me quedo callado un momento, pensando en lo que puede significar eso. Si eso nos permitirá estar juntos. Pero al mismo tiempo sé que si me quiere cerca de él no es sólo para vigilar cómo evoluciona mi titán.
Aún así, intento dar la vuelta al tema para tratarlo desde otro lado.
- ¿Y así podremos estar más cerca? -pregunto.
Él asiente y luego me pone una mano en el pecho.
- Aunque... -añade, dudando- aunque si queremos pasar tiempo juntos tendrá que ser a escondidas del resto del equipo.
"¡Sí que voy a poder pasar tiempo con él!" pienso, y mi corazón da un brinco.
- Lo entiendo -digo-. Tienes una reputación que mantener.
- Es una gran responsabilidad ser cabo, ¿sabes? -su expresión se vuelve seria y un poco sombría- A veces pierdes a tanta gente en misiones simples que te es imposible no culparte por ello, pero aún sí debes mantenerte serio y tener la fortaleza de consolar a los más débiles.
Por eso mismo hice de él mi ídolo.
- Imagínate los rumores sobre el cabo Levi Rivaille -sigue él- metiendo a su amante en su equipo de reconocimiento sin motivo aparente.
Yo sonrío. Sé que voy a tener que luchar por ello, pero lo haré.
- ¿Te importa si me doy una lucha rápida? -pregunto, más para cambiar de tema que porque realmente me sienta sucio.
- Recuerdas dónde está el baño, ¿verdad? -dice, a modo de respuesta.
Yo lo beso brevemente en los labios y él me coge por las mejillas para que no me aleje de él, y poder darme un segundo beso, más intenso que el primero.
Me difijo al baño en silencio, pero feliz.
Cuando entro, suelto el agua ya fría que se almacena en la bañera y me meto en ella mientras se va vaciando. Enciendo el agua frñia y empiezo a ducharme. Una de las ventajas de ser medio titán es que no me hace falta que el agua esté caliente para ducharme. Yo el calor lo llevo por dentro.
Mientras me ducho me imagino cómo será mi futuro ahora que podré estar junto a Levi. Sin darme cuenta, me pongo a sonreír de manera tonta. ¿Qué más da cómo sea mi futuro, siempre que me dejen estar junto a Levi?
Entre esos pensamientos y otros aún más estúpidos, termino de ducharme y me pongo la ropa interior, los pantalones (aún manchados de sangre) y las botas.
Justo cuando estoy terminando de vestirme, alguien llama a la puerta de la casa. Mirando por la ventana, veo que está a punto de anochecer, así que puede ser algo importante.
Me asomo a la puerta del baño a la espera de instrucciones, y veo que Levi sale de su habitación (ya vestido) en dirección a la puerta de entrada.
Cuando pasa por delante de mí se detiene y me da una de las camisetas que forman parte de nuestro uniforme.
- Póntelo -dice, serio-. No sería bueno si alguien te ve merodear por mi casa sin camiseta.
Yo asiento y cojo la prenda, y Levi sigue su comino, pero para a mitad del pasillo y vuelve sobre sus pasos para besarme con urgencia. Eso me sorprende, pero no será a él a quien yo le niegue un beso.
El beso dura poco porque quien quiera que sea vuelve a llamar a la puerta, esta vez con más insistencia.
A regañadientes, Rivaille se separa de mí, sonriendo, y sigue su camino hacia la puerta.
Yo vuelvo dentro del cuarto de baño para ponerme el suéter que Levi me ha dejado y reparo en que tiene sus iniciales grabadas por la parte interior en hilo dorado. ¡Qué bonito detalle!
Cuando termino de vestirme presto atención a lo que se sice fuera para saber si debo salir ahora o esperarme.
- Pasa -dice en ese momento la voz de Levi.
- Cabo Rivaille -dice la failiar voz de Mikasa-, Eren ha desaparecido de su celda y una chica del pueblo me ha comentado que le ha visto llevarlo esposado hacia alguna parte. Sólo quería salir cómo está -su voz parece seria, como siempre.
- Jaeger está bien -dice Levi, entonces-. De hecho, está aquí conmigo.
Entonces me llama para que salga al comedor, donde está ellos, y yo me dirijo hacia allí, y Mikasa se me queda mirando con cara de sorpresa, pero el realmente sorprendido soy yo. Parece que Mikasa haya remocido cielo y tierra para buscarme.
- ¿Qué haces aquí? -pregunto, casi sin darme cuenta.
- ¿Que qué hago yo aquí? -repite ella- ¡Llevo buscándote casi dos horas! La pregunta es: ¿qué haces tú aquí? No sé si te has dado cuenta, pero estas en la casa del hombre que te ha apalizado esta mañana.
La verdad es que veo fácilmente la ironía de la situación, pero no tengo ninguna excusa, así que me encojo de hombros.
- Yo lo he traído -dice Levi-. Quería hablar con él.
Mikasa sólo asiente, como si estuviera haciendo encajar ideas en su cabeza.
- Quería decirle -sigue él- que a partir de ahora voy a vigilarlo para ver cómo evoluciona el asunto del titán, y también que para eso voy a incluirlo en mi equipo.
Mikasa me mira, sorprendida. Me conoce suficientemente bien como para saber que eso es justo lo que yo quiero, y que son buenas notícias para mí.
- ¿Entonces admites que te has pasado un poco esta mañana? -pregunta ella, volviéndose hacia Rivaille.
- Ya me he disculpado por eso -responde él, mirándome para reforzar su respuesta.
Se produce un momento de silencio bastante tenso, y luego Mikasa se dirige a mí.
- ¿Cómo están tus heridas?
- Curadas completamente -respondo.
- ¿Y la muela?
- Ha vuelto a crecer.
Ella me mira fijamente.
- Ahora te curas rápido -dice ella, afirmando lo obvo.
- Creo que eso puede ser una ventaja -interrumpe Levi.
Yo levanto las cejas en un gesto interrogativo, pero él le quita importancia moviendo una mano.
- De todos modos -sigue-, deberías volver con tus compañeros. Ya iré a buscarte para hablar del tema -y me dirige una mirada bastante significante que Mikasa no advierte.
- ¿No debería volver a mi celda? -pregunto yo.
- Olvídate de eso. Estabas ahí por capricho mío, así que te puedo sacar sin tener que dar muchas explicaciones -dice-. Y ahora, si me disculpáis, tengo que ir a arreglar un par de cosas para que nadie piense que te has fugado.
Dicho esto, coge las llaves de su casa y nos invita a salir antes que él para cerrrar la puerta tras de sí.
Se despide de nosotros con un gesto de la mano y sigue su camino en dirección contraria a la que tomamos nosotros.
A pesar de separarme de él de esta forma casi precipitada, me siento feliz porque sé que pronto volveré a verlo.
Entonces Mikasa interrumpe el hilo de mis pensamientos.
- ¿A qué viene esa sonrisa tan estúpida?
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