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Hoy me siento especial. por purple pervert

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Notas del capitulo:

Estos personages no son míos, sino del autor de Shingeki no Kyojin.

Espero que os guste y que me dejéis comentarios, si no no tengo ningún incentivo para seguir escribiendo para vosotros/as.

- Me das una brutal paliza por llevar un titán dentro –digo, intentando tentarlo para que se mosquee- y ahora traes la amenaza a tu casa para curar las heridas que tú mismo has abierto.
- ¿Qué quieres reprocharme con esa afirmación? –pregunta, dejando de lado la bañera para volverse y mirarme directamente a los ojos.
- No era un reproche. Sólo repasaba mentalmente las contradicciones que han regido el día de hoy.
- Deberías estarme agradecido por esto. No a toda la gente que golpeo le pido disculpas ni le lavo después las heridas. Eso nunca antes había pasado.
- En ese caso –replico-, ¿debería sentirme especial por esto?
- ¿Así es como te hace sentir? –pregunta, apartando inconscientemente la mirada de mis ojos.
- Me hará sentir como tú me ordenes, capo Rivaille –digo yo, que no he olvidado mi idea de enfadarlo (o al menos de hacerlo ofuscar).
…l se mantiene un momento en silencio mirando por la pequeña ventana del baño. Luego se vuelve hacia mí, serio, al parecer con renovadas fuerzas.
- Quítate la ropa y métete en la bañera –ordena bruscamente-. Si tantas ganas tienes de obedecerme, será mejor que empieces con eso.
Siendo muy consciente de lo que me acaba de ordenar, me miro las manos significativamente y luego lo miro a él con un gesto interrogativo.
- ¿Maniatado, señor?
- Si te quito las esposas –replica él, como si esperase algo parecido tarde o temprano- corro el riesgo de dejar que un criminal se escape.
- Yo no soy un criminal, señor.
- Ni yo pienso dejar que escapes libremente de mi casa.
Una idea brillante acaba de venirme a la mente.
- En ese caso –digo yo-, podría ayudarme a desvestirme.
Levi resopla, evidentemente molesto, pero aún así se acerca a mí con la intención aparente de ayudarme lo menos posible.
Las botas me las puedo quitar yo sólo, pero los pantalones y la ropa interior ya es otra cosa. Levi se posiciona detrás de mí (al parecer para evitar tener un primer plano de mis partes, cosa que no me habría importado) y me baja pantalones y bóxers de un tirón.
Sin esperar su orden, me meto en la bañera. Está unos cuantos grados por encima de lo que yo suelo buscar, pero aún así resulta agradable.
Cuando me doy la vuelta para mirar a Rivaille veo que se ha quitado la chaqueta y se está quitando la camisa. Me quedo asombrado, observando cómo descubre poco a poco su blanco y musculoso pecho.
- ¿¡Qué ocurre!? –exclama, cuando me ve mirándolo tan fijamente- No querrás que se me moje la ropa por ayudarte a darte un baño, ¿verdad?
“Claro”, me digo, recriminándome los pensamientos que en un momento me han pasado por la cabeza. “¿Por qué iba a meterse conmigo en la bañera?”
Una vez sin camisa, coge una esponja de una repisa cercana y, colocándose tras de mí, empieza a limpiarme la espalda primero con jabón y después enjuagándola con agua.
La verdad es que pocas veces alguien ha hecho eso por mí, e interiormente agradezco que se tome esa molestia.
Me gusta tanto ese contacto, que en un primer momento el vello de la nuca y los brazos se me eriza de placer.
- Tienes la espalda llena de moretones –dice Rivaille, que por lo visto sigue su propio hilo de pensamientos.
- A penas queda nada –respondo-. Esta mañana tenían un color entre verde y negro, y ahora son apenas una sombra.
- Lo he estado pensando en serio durante todo el día –dice, tras un momento de silencio-. Tus dos amigos tienen razón: tú podrías ser una de nuestras mejores armas contra esos monstruos. Esta mañana debería haberme mesurado y limitarme a darte un toque de atención, pero a veces las cosas se me van de las manos. Admito que me he pasado un poco golpeándote.
- A veces un par de golpes a tiempo no están de más –comento, sonriendo-. Sobre todo para alguien duro de mollera, como yo.
Lo he dicho con la intención de restarle importancia, pero parece ser que para él estas palabras no tienen el mismo significado.
- ¿Cómo puedes decir eso? –me echa en cara, entonces- ¿cómo puedes fingir que no te importa que te haya apalizado?
Me quedo un momento reflexionando la pregunta antes de contestarla.
- Simplemente llevo demasiado tiempo idolatrándole como para llegar a pensar que nada que usted haga pueda estar mal –lo digo del tirón, para que así me cueste menos.
No puedo ver lo que el capo hace, pero sí noto que la esponja se detiene.
Notas finales:

Espero que os haya gustado...

Colgaré el próximo capítulo mañana, si tengo un rato.


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