No puedo ver lo que el capo hace, pero sí noto que la esponja se detiene, y poco después siento sus manos desnudas haciendo presión contra mis omóplatos.
Poco a poco, pero seguro de sí mismo, empieza a masajearme el cuello con mano experta, haciendo presión contra mis músculos. Me tenso instintivamente para evitar una posible erección.
Es una sensación increíble la de sentir sobre mi piel esas manos fuertes y seguras, capaces de matar con tanto desenfreno como sensibilidad pueden mostrar a la hora de hacer un masaje como ahora.
- Estás tenso –me dice-. Deberías relajarte, ¿sabes?
Lo sé, y también sé que no debo. Si no estuviera tenso es muy probable qye el contacto con sus manos me excitara.
- Relájate –ordena, al ver que no lo obedezco a la primera.
Sé que no debo hacerlo y aún así no puedo desobedecer ninguna orden del capo Rivaille.
Conforme mis músculos se relajan, siento más el contacto de las manos de Levi sobre mi espalda y, al parecer, él mismo nota la diferencia, porque me dice:
- Muy bien. Así me gusta.
Pronto el contacto de sus manos me eriza la piel y tengo que hacer un gran esfuerzo para contenerme y no dejar que me excite.
- Me pregunto –digo, casi sin pensarlo- dónde encaja un capo de las fuerzas especiales de reconocimiento dándole un masaje a la espalda a un criminal como yo.
- Un criminal que podría tener un papel importante en esta lucha contra los titanes –añade, deliberadamente.
- ¿Es así como me ves? –pregunto, volviendo a ponerme tenso sin querer- ¿Sólo soy una pieza del rompecabezas?
- Cada ser humano de este mundo es importante para mí –responde-. No habría decidido dedicar mi vida a destruir titanes si no fuera así.
Giro mi torso para mirarlo cara a cara. Su expresión es seria y yo no sé qué decir. No esperaba que un chico como él tuviera ideales tan románticos.
- Aún tienes sangre en la cara –dice él entonces, cambiando de tema-. Deberías darte la vuelta para que pueda lavártela.
- Eso puedo hacerlo yo sólo –digo. No quiero dejar que crea que realmente quiero que lo haga.
- Pero voy a hacerlo yo –no es una afirmación, sino una orden, de modo que lo obedezco. Soy consciente de que no tengo derecho a rechistar después de lo que está haciendo por mí.
…l coge un paño húmedo y se acerca de nuevo a mí para empezar a limpiarme los restos de sangre de la cara.
Ahora que estamos frente a frente y el agua de la bañera está clara soy perfectamente consciente de que puede ver mi hombría con más facilidad de la que creía. Ese pensamiento me hace enrojecer de vergüenza, pero también tiene mucho que ver el hecho de que me está sujetando la barbilla con una mano para que mi cara no se mueva mientras él me limpia.
Me doy cuenta con un sobresalto de que me está mirando muy fijamente con sus ojos azul claro y con la boca entreabierta. Cuando cruzamos las miradas él se queda quieto, como paralizado por un momento, como si acabara de darse cuenta de algo.
Le sostengo la mirada y advierto que, lentamente, se está acercando a mí.
El corazón me da un brinco y empieza a latir con fuerza, amenazando con salir de mi pecho. ¿Va a besarme? Porque si va a besarme no seré yo quien se lo impida.
Instintivamente me acerco un poco más a él para no ponérselo difícil.
Cuando nuestros labios se juntan suelta el agarre de mi barbilla, como si ya estuviera seguro de que no voy a escapar de su beso, y pone la mano sobre mi mejilla en algo que parece una caricia.
Encuentro cierto placer en este beso. Ha sido bastante inesperado, pero sin embargo es agradable. Sus labios no son fríos, como yo había esperado, sino cálidos y suaves, y no me besa de manera posesiva e insistente, como yo había imaginado en mis sueños, sino de manera tierna, como intentando que me sienta cómodo.
Si no tuviera las manos esposadas le rodearía el cuello para poder estar más en contacto con él, pero no puedo, de modo que me quedo quieto mientras nuestros labios permanecen juntos y casi fundidos en el beso.
Levi se separa de mí repentinamente, como si hubiera hecho algo que no quería hacer.
- Lo siento –dice. No puedo evitar notar que un fuerte sonrojo resalta sobre su tez pálida.
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