Lo miro fijamente y espero a que diga algo, ya que no tengo ninguna experiencia en este tipo de situaciones.
Entonces él me señala el estómago con un dedo.
- Ya han desaparecido las marcas –dice-. No tienes ningún cardenal.
Sonrío. También el diente que me cayó ha crecido completamente.
No sé si pensar que el hecho de decir eso ha sido una manera de preocuparse por mí o de resaltar los rasgos de mi titán, pero me ha gustado.
- Levi –digo yo entonces. Sé que lo tengo que decir cueste lo que cueste, así que reúno valor.
- ¿Qué ocurre?
- Soy virgen –digo rápido y sin pensármelo mucho-. Nunca he estado con ningún hombre ni con ninguna mujer.
…l me mira fijamente, como pensando algo.
- Creí que esa chica que siempre va contigo y siempre sale en tu defensa era tu novia.
- ¿Mikasa? –eso no me sorprende en absoluto. Mi hermana adoptiva se esfuerza tanto en protegerme que a ojos de todo el mundo parecemos una pareja- Ella es sólo mi hermana adoptiva. La quiero y la protejo, pero sólo como mi hermana, nada más.
La sombra de una emoción (¿alivio?) cruza el bello rostro de Levi.
Luego se incorpora junto a mí y me acaricia una mejilla a penas con las yemas de los dedos.
- Seré gentil –promete.
Luego se coloca sobre mí, me agarra las manos para sujetármelas por encima de la cabeza y así empieza a besarme.
Me siento avergonzado porque soy consciente de que estoy desnudo y a su merced. No voy a poder evitar que Rivaille haga lo que quiera conmigo, y eso me infunde cierto sentimiento de peligro, pero también me excita mucho. Tanto me excita que mi miembro, libre de toda atadura, empieza a hacer presión sobre los pantalones de Levi, y esto no le pasa desapercibido.
- ¿Te has puesto travieso? –pregunta, separándose del beso.
Sé que es una pregunta retórica, pero aún así asiento y digo.
- ¿Quién no se pondría “travieso” teniendo al capo Levi Rivaille encima?
…l sonríe y se separa un poco de mí, soltándome las manos. Entonces se sienta sobre mis caderas en un ángulo de 90 grados y empieza a frotar su trasero contra mí.
Se me escapa un gemido bastante alto debido a la sorpresa de este placer inesperado, y me coloco las manos sobre la boca para evitar futuros sonidos, pero Levi niega con la cabeza y me aparta las manos de la boca.
- Gime y grita para mí –susurra.
Me excita tanto que me dé órdenes que sólo se me ocurre asentir y dejarme hacer.
Seguimos así durante unos momentos. …l me mira a los ojos mientras suspira, se muerde el labio inferior y arquea la espalda al moverse contra mí, como si él también recibiera placer de esto.
Yo, por el contrario, sí que gimo. Gimo de placer y gimo para él.
Daría cualquier cosa por no tener las manos esposadas. Daría cualquier cosa por poder poner las manos en sus caderas y poder ayudarlo a hacer fuerza contra mí con ese musculoso trasero suyo.
Me está volviendo loco. Recibo tanto placer que ya no sé lo que pienso. Sólo soy consciente de que tengo la cara completamente roja, pero no sé si los gemidos que oigo son sólo míos o si él gime conmigo.
En un arranque de furia o pasión me incorporo lo justo como para poder “pescarlo” pasando la cadena de las esposas por detrás de su cuello y así atraerlo hacia mí para poder besarlo.
Parece que lo he sorprendido, pero me corresponde sin rechistar, aunque detiene todo movimiento de sus caderas.
- Levi –gimo, cuando nos separamos-. Desátame las manos. Quiero poder tocarte. Quítame las esposas.
…l se queda en silencio y por un momento creo que va a negármelo, pero luego acerca la boca a mi oído y susurra.
- Lo haré, pero sólo si prometes que vas a chupármela después.
- ¿¡Qué!? –exclamo, sorprendido por tal respuesta. No me esperaba algo así.
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