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Hoy me siento especial. por purple pervert

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Notas del capitulo:

No se me ocurría un título para el capítulo... si a alguien se le ocurre que me deje un review, por favor.

Por otra parte tengo malas notícias para vosostros, porque los próximos capítulos no están escritos y estoy en una sequía de imaginación, así que podría tardar un poco más de una semana en actualizar el fanfic... a demás, mi obaa-chan está ingresada en el hospital :(

Admitiré buenas ideas, por supuesto.

No se os olvide que estos personajes no son míos, sino que están sacados de la serie Shingeki no Kyojin.


- ¿Eso quiere decir que lo he hecho bien? –pregunto, ilusionado.

Él asiente y me mira fijamente a los ojos con intensidad.

No sé qué pensar porque no sé qué sentimiento se esconde detrás de ese comentario, pero me gusta.

- Debería ir a lavarme la cara –digo entonces, y acto seguido me invade la sensación de que he echado a perder el momento.

Rivaille responde acomodándose en la cama a la vez que señala con un dedo una puerta que hay a la derecha.

Me levanto y me dirijo hacia allí. Es un pequeño y práctico servicio de estos que tienen únicamente lo necesario.

Dejando la puerta abierta tras de mí empiezo a lavarme la cara.

Tengo la mente completamente en blanco, así que doy un brinco del susto cuando siento una mano acariciándome el trasero.

Al volverme, con el corazón en un puño, descubro a Rivaille, que ha recobrado sus fuerzas y se ha levantado sigilosamente para venir a acosarme al servicio.

Sin decir nada, se abalanza sobre mí y empezamos a besarnos. A pesar de ser un poco más bajito que yo (cosa de la que ambos somos perfectamente conscientes), él toma la parte dominante y yo lo dejo disponer de mí tal y como quiera y tocarme en sitios que nunca nadie había tocado antes.

En realidad me siento cómodo siendo suyo. Eso me excita mucho.

No sé exactamente cómo, pero en un momento me encuentro de cara al espejo del baño con Rivaille justo a mi espalda, rodeando mi cintura con un brazo para masturbarme.

Yo me debato conmigo mismo para no mirar mi reflejo en el espejo, que es víctima del placer que estoy recibiendo. Es una sensación increíble la de tener la mano de Levi moviéndose a lo largo de mi pene, pero no me gusta mi cara de placer. Me parece muy extraña, como si me hubieran sacado de mi interior y en mi lugar hubieran puesto a un completo extraño que contorsiona mi cara en muecas raras.

- ¿Te has masturbado alguna vez pensando en mí? –pregunta.

Me pilla tan por sorpresa que ni por un momento me planteo mentir, y me sorprendo asintiendo.

- ¿Cómo se siente que sea yo quien te masturbe ahora? –sigue preguntando.

- Es mucho mejor –respondo yo, en un susurro-. Pero yo suelo imaginar que me lo haces con la boca.

Rivaille sonríe casi con malevolencia (yo puedo verlo en el espejo). Obviamente no esperaba algo así.

- Eres un chico malo –dice, por tercera vez-. Mereces un castigo, ¿sabes? Mira cómo se me ha puesto de oírte decir cosas sucias.

Levanta un poco la pelvis y coloca su miembro contra mi trasero para mostrarme que está preparado para actuar de nuevo.

- ¿Y cómo vas a castigarme? –pregunto yo, que ya tengo ganas de que empiece la acción.

Él no responde a mi pregunta. Simplemente se lleva el dedo corazón de la mano izquierda a la mano izquierda a la boca para chuparlo muy sensualmente, mientras me sigue masturbando con la mano derecha.

Lo puedo ver perfectamente en el espejo, y no puedo dejar de notar que pone cara de placer al introducir y sacar el dedo de su boca. Es completamente obsceno.

Por otro lado, sé muy bien lo que va a hacer. Puede que yo sea virgen, pero sí me he molestado en informarme sobre cómo funciona eso del sexo entre hombres. Por eso mismo, para darle permiso, me inclino un poco sobre la pila y abro las piernas para darle un mejor acceso.

Levi pone cara de sorpresa al ver que le doy acceso tan fácilmente.

Aún dudando, lleva ese dedo de su boca a mi trasero y, con delicadeza y poco a poco, lo introduce dentro de mí para luego quedar quieto durante un momento, mirándome al espejo.

Yo, por otro lado, siento algo de dolor, pero eso no me preocupa porque cuando Levi empieza a mover ese dedo dentro de mí una sensación de placer un tanto extraña para mí lo reemplaza por completo y no puedo evitar que se me escape un gemido.

- ¿Te gusta? –pregunta Rivaille.

Yo asiento con los ojos cerrados. No quiero ver mi cara en el espejo. Sé que no me podría reconocer.

Sin previo aviso, él cuela un segundo dedo en mi interior y al momento un tercero, todo sin dejar de masturbarme.

La fuente de la que saqué la información decía que era muy frecuente sentir un poco de dolor, sobre todo las primeras veces. Pero yo no siento nada de dolor. O no lo hay o es tan poco que un masoquista como yo no puede sentirlo.

Me encuentro sin querer gimiendo más de lo normal, pero Levi no hace nada para impedirlo. Él se limita a mirarme con la lujuria reflejada en los ojos.

- Deberías abrir los ojos y mirarte al espejo, Eren –oigo que me dice esto como en un sueño, porque mis sentidos están distorsionados-. Ahora mismo eres lo más obsceno del mundo.

Obsceno, dice… Ese es un adjetivo que nunca imaginé que se pudiera aplicar a mí.

Tras un momento más, Rivaille retira los dedos de mi interior y cesa todo movimiento de su mano para luego posicionarse tras de mí.

Sé lo que va a hacer y por eso mismo lo detengo, dándome la vuelta rápidamente.

- Espera un momento –le digo.

- ¿Qué pasa? –pregunta él, tal vez preguntándose si algo va mal.

- Quiero perder la virginidad en tu cama.

Notas finales:

No olvidéis dejar vuestros comentarios (y vuestras sugerencias).

Gracias por leerme!


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