Capítulo 4 – Fin de semana juntos [BONUS]
Ese fin de semana los padres de Yongguk se fueron de viaje de negocios, entonces, la casa de Yongguk quedaba sola, éste último decidió invitar al menor para que pasase el fin de semana con él, una semana fue suficiente para que se dieran cuenta de que era una total tortura desearse sin poder tocarse. Sin poder tocar los labios del otro, sin poder abrazarse o acariciarse con ternura. Sólo les faltaba un tipo de unión, uno de Yongguk conocía, pero sabía que Zelo no.
Se encargaría de hacer que Zelo recordara su primera vez incluso llegados sus setenta años.
El viernes por la tarde, Yongguk se dedicó a hacer cosas tiernas con Zelo para que éste se acostumbrara a estar solos y cerca antes de pasar al siguiente plano: cenaron y vieron una película en el dormitorio de Bang acostados en la cama, abrazados y mirándose de vez en cuando, comiendo palomitas y bebiendo refresco, con las luces encendidas de forma tenue, casi como si estuvieran en un cine. Un cine lleno de amor y magia que habían creado ellos dos.
- ¿Te gustó la película, amor? – Preguntó Yongguk con toda la dulzura del mundo mientras que Zelo se frotaba los ojos debido al sueño
- Mucho, amor… Quiero dormir abrazados.
Yongguk sonrió y le tocó la nariz con el dedo índice. Se dieron un beso casto y corto.
- ¿Y cómo crees que vamos a dormir? – Preguntó él con diversión – Ahora que te tengo, no dejaré que escapes de mis brazos así como así.
Zelo sonrió y lo besó de una manera que él mismo desconocía. Era un beso apasionado, un beso que además de transmitir amor, transmitía deseo, deseo por el cuerpo del otro, deseo de una unión. Zelo empezó a sentir que en él crecía algo cuyo nombre sabía, pero no sabía qué se sentía: la lujuria.
Yongguk se posicionó encima de Zelo, buscando de nuevo sus labios en otro beso apasionado, aunque menos salvaje que el anterior, Zelo era una de las personas más preciadas para él y lo último que quería era hacer que se sintiera mal o darle un mal recuerdo.
Con delicadeza, sacó la camiseta del menor, tirándola en algún lugar, lo mismo hizo con la suya propia, dejando al descubierto su marcado pecho, Zelo sonrió y lo besó con delicadeza, metiendo su lengua pacientemente para explorar la cavidad bucal de Yongguk mientras que sus manos bajaban de sus hombros a su cintura buscando el pene de Yongguk por encima de los pantalones para acariciarlo. Cuando lo tocó, Yongguk gimió dentro del beso y se separó.
Le sacó al menor los pantalones deportivos, dejándolo en bóxer, lo mismo hizo con el suyo propio, bajó su cabeza y empezó a besar el cuello de Junhong, lo lamía, lo besaba y lo mordía levemente, ocasionando que muchas corrientes eléctricas muy placenteras recorrieran el cuerpo de Zelo hasta su hinchado pene, Junhong quería retener sus gemidos, lo cual no le agradaba mucho a Yongguk.
- Junhong – Llamó él, mirándolo a los ojos – Nadie nos puede escuchar ni descubrir aquí, no tengas vergüenza y gime para mí, me encanta escucharte.
Junhong asintió como respuesta y jadeó sonoramente al sentir que Yongguk abandonaba su cuello e iba bajando por su pecho hasta encontrarse con un duro y oscurecido pezón, el cual estimuló con su lengua, dejando dos dedos de su mano derecha al otro pezón, atendiéndolos de igual forma. Junhong dejó de jadear para empezar a gemir, estaba preso en la lujuria y en el amor que le tenía a Yongguk, estaba feliz de que al fin pudieran unirse de ese modo, y estaba feliz por la delicadeza de Yongguk al tratarlo.
Bang siguió bajando por el pecho de Zelo, lamiendo su marcado abdomen (aunque no tanto como el de él), pasando por su ombligo, hasta que finalmente le quitó los bóxers, Zelo decidió tomar el mando de la situación aprovechándose de que Yongguk se retiró un poco para terminar de sacárselos, se posicionó encima del mayor y entre sus piernas y le sacó los bóxers, dejando a la vista su gran erección. Le asustaba un poco, pero sabía que el mayor lo trataría con delicadeza, así que decidió dejar su vergüenza de lado para llevar sus manos al muy erecto pene de Yongguk, empezando a masturbarlo con delicadeza, Yongguk jadeaba bajo Zelo.
Fue entonces cuando Zelo decidió progresar, bajó su torso y empezó a repartir cortas lamidas por su extensión, cuando se lo fue a meter a la boca completamente, Yongguk le llamó la atención diciendo su nombre.
- Me encanta cómo lo estás haciendo, pero si sigues así, llegaré al orgasmo y no es lo que quiero ahora – Dijo para luego posicionarse encima de él y entre sus piernas, acercó dos dedos a la boca de Zelo – Lame, es para prepararte y que después no te duela tanto.
Zelo obedeció sumisamente a Yongguk y empezó a lamer sus dedos con sensualidad, no tenía miedo de lo que venía, no lo tenía con Yongguk, mostraba todo su amor y su deseo con la mirada. Yongguk no pudo aguantar más y sacó los dedos de la boca de Zelo cuando creyó que estaban lo suficientemente lubricados. Los llevó a su trasero y metió uno, ocasionando una leve incomodidad en el menor.
- Si te duele mucho, avísame, no quiero hacerte sufrir.
Zelo asintió sonriendo mientras que buscaba cómo adaptarse a ese dedo, con ese, vino el segundo, que ya no se sintió tan incómodo como el otro. Yongguk empezó a moverlos como tijeras, escuchando los gemidos del menor.
De un momento para el otro, sacó los dedos del trasero del menor, tomó sus largas y níveas piernas con sus manos separándolas aún más y con lentitud y delicadeza fue metiendo su pene en aquella rosada entrada, ocasionando que el menor se retorciera de dolor, se sintió mal, entonces, cuando terminó de penetrarlo, llevó una de sus manos al pene del menor para masturbarlo y hacer que se sintiera mejor. Junhong se destensó, gimió y movió sus caderas, dándole a entender que podía moverse. Entonces, Yongguk empezó a moverse con lentitud, fue aumentando el ritmo junto a los gemidos del menor.
Lo veía con deseo y a la vez con amor, no importaba cuantas experiencias llenas de lujuria hubiese tenido en el pasado, ninguna era tan buena como la que en ese momento estaba viviendo. Cambió de postura, posicionando al menor encima de él para que se autopenetrase con su pene, cosa que hizo, empezó a moverse de arriba hacia abajo con un ritmo frenético. Estaban sumergidos en un mundo de amor, de deseo y de lujuria entre ellos, empapados en sudor y calor.
Junhong se mordió los labios a la par de que aceleraba aún más sus movimientos, Yongguk llevó una de sus manos a la cadera del menor, presionándola, y la otra a su pene, masturbándolo. De un momento para el otro, Zelo gritó, anunciando su orgasmo.
Las paredes interiores del menor se cerraron sobre su pene, ocasionándole un placer tal, que llegó al orgasmo junto al menor, lo ayudó a tumbarse en la cama, Zelo se abrazó a su pecho, buscando normalizar su respiración después del muy placentero orgasmo que había tenido, cuando al fin se sintió con la capacidad de volver a hablar, dijo:
- Te amo Yongguk, jamás me sentí tan bien… ¿Sabes? Quiero repetirlo.
- Pues prepárate, porque cuando me recupere de ésta, inmediatamente me tendrás encima de ti.