Capítulo VII – Entre príncipes , parte I
“Choque de energía”
Yongnam apartó al padre de Junhong y lanzó dos líneas tajantes hacia éste, quien las atrapó y las destruyó, convirtiéndolas en energía, había quedado con los brazos extendidos a ambos lados de su cuerpo y aprovechó esa postura para elevarse unos treinta centímetros del suelo y dar varias vueltas en redondo sobre sí mismo, generando un gran tornado de energía.
Yongnam simultáneamente inspiró con profundidad, irradiando un poco de su energía interna. Cuando Junhong envió el tornado en su dirección, Yongnam envió dos líneas de energía cruzadas de forma espiral que al chocar con el tornado formó una gran masa esférica derivada de ambas energías y explotó, enviándolos a ellos lejos del campo.
Más tarde, el príncipe Junhong se encontraba descansando en su dormitorio, vigilado por Jieun y por Ricky, hijo del sacerdote Himchan. En la sala de conferencias del palacio se encontraban el rey, Yongguk, y los sacerdotes Daehyun y Himchan hablando en voz baja, lo que denotaba la seriedad y tensión del ambiente.
- Entonces eso pasó, tu hermano no parece querer dejarte en paz.
- Conociéndolo, eso lo tengo presente, pero… ¿Por qué querría el príncipe hablar conmigo luego de lo sucedido?
- No lo sé, él me lo pidió, pero no le pregunté por qué.
Entonces, entró Jieun a la sala, quien había ido a comunicarse con el reino maldito.
- Lamento decirles que no vamos a lograr apaciguar la cólera del rey de los malditos hasta que Yongnam despierte, la guerra empeorará.
- Jieun, ¿no hay una manera alternativa de decirle que no siga bombardeando? Si sigue bombardeando, tendremos que declarar el estado de extrema peligrosidad, ¿sabes que significa eso, no?
Jieun negó con la cabeza, temiéndose algo muy malo.
- La economía y el movimiento en la calle se paralizará y Junhong necesitará ser metido en un campo de energía de protección irrompible… Si lo metemos en ese campo, deberá permanecer inconsciente y en estado de constante levitación, no estará muerto, pero tampoco podemos considerar que estará vivo, ya que aún escuchando lo que decimos, no envejecerá, el embarazo se detendrá y cuando despierte, el choque con la realidad podría hacer que no recuerde nada.
Daehyun inspiró profundamente, sabía que lo que iba a decir no derivaría en nada bueno.
- Podemos pedirle ayuda a Junhee y sus amigos.
El rey lo miró como si fuese a matarlo por el simple hecho de pronunciar su nombre frente a él.
- Ni se te ocurra, él nos ha traicionado, no vendrá a ayudarnos, no permitiré que lo haga porque no le importa.
- Su majestad, no sea orgulloso al punto de cegarse, necesitamos ayuda y Junhee es el único que puede ayudarnos… Llámelo, vendrá, estamos hablando de su hermanito.
- Ok, lo invocaré – Dijo con fastidio ante la idea de pedirle ayuda a quien alguna vez fue el heredero al trono del reino bendito – Junhee, bastardo traicionero, dejaré yo de lado mi orgullo para pedirte ayuda, ¡te invoco!
Unos segundos pasaron, y dos líneas de energía atravesaron las paredes, uniéndose en un punto exactamente al frente del rey, punto donde apareció un chico. El hermano de Junhong, del cual no se acordaba, el mismo rey había hecho que lo olvidara cuando se retiró.
- Necesitamos tu ayuda – Expresó con amargura el rey – La vida de tu hermano menor y la de tu sobrino en camino depende de ti.