Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La primera vez que te vi por ydia

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

La escribi hace mucho tiempo, tal ves ya la leiste, la publico ahora aqui antes de que se pierda como otras historias que he escrito.

La primera vez que te vi fue en Siberia…

 

Vi como tu snowmobile se acercaba y si bien el lugar no se distinguía por estar muy poblado, tampoco era extraño toparse con alguien. Lo que me llamo la atención fue algo más…

 

Tal vez fue porque parecías buscar algo, estabas como perdido, pero no preocupado a pesar de la tormenta que se avecinaba y de la insuficiencia de la ropa que portabas, que si bien era abrigada no lo era lo suficiente para el clima de Siberia.

 

Ahora que te encontrabas frente a mí, por fin veía que eras apenas un adolescente, de que sexo no estaba seguro, y menos aun cuando te quitaste los lentes que protegían de la nieve a tus ojos verdes.

 

-D_disculpe- dijiste en titubeante ruso, y luego sacaste una libreta del bolsillo de tu rompe vientos y le echaste un vistazo y proseguiste.

 

-Estoy buscando a Hyoga, me dijeron que en esta dirección –de nuevo con ese acento que aun no podía identificar mientras señalabas hacia el norte,- todo es tan blanco que me confunde- murmuraste bajando la vista permitiéndome apreciar el largo de tus pestañas.

 

-Vas en la dirección correcta, solo unos kilómetros más y veras su cabaña- te respondí automáticamente, solo atine a preguntarte para que lo buscabas poco después.

 

Tardaste un poco en responderme, te repetías quedamente lo que te acababa de decir, al cabo de unos instantes pareciste comprender. Tu rostro se ilumino en la más brillante sonrisa que yo hubiera visto hasta ese momento de mi vida.

 

-¡Le llevo una carta!- exclamaste después te inclinaste rápidamente haciendo una reverencia-¡Arigato!

 

Fue entonces ahí cuando sentí brevemente tu cosmos y la calidez que irradiabas que por las descripciones de mi alumno supe quien eras.

 

Te vi alejarte rápidamente en el snowmobile.

 

Un cosmos como el tuyo no sería vencido nunca por el frio.

 

***

La segunda vez te sentí mucho antes de verte y te deje ir, no me moleste en detener tu camino pues mucho antes de pisar la casa de Acuario ya me habías vencido. Liberaste a Hyoga de la muerte a la que lo había condenado.

 

Me enfrente a mi discípulo, probándolo una última vez, sabía que en esta ocasión me vencería; como si no; al verse visto envuelto por tu cosmos y aun así mantener el suyo no era posible no volverse más fuerte.

 

Caí sintiendo tu cosmos alejarse.

 

***

 

Solo te sentí esa tercera vez. Hubiera preferido no hacerlo pues eso significaba que estabas también en el Averno. Desaparecía de nuevo mientras te internabas en Elyseum. Creía que era la última vez.

 

***

 

Un cosmos… más de uno. Abrí los ojos. Miraba el rostro de Hyoga. Decía algo pero mi atención estaba detrás del gran cosmo de Athena, detrás del de algunos caballeros… el tuyo, no por ello mucho menos grande.

 

Intente incorporarme y ver dónde estabas.

 

-Maestro todavía no, aun esta débil.

 

Tenía razón, me sentía cansado, pero aun así el esfuerzo había valido la pena. Estabas en la habitación ayudando a Athena llegar a una silla se le veía agotada, pero…

 

Habías cambiado. Se te veía mayor. Volví la mirada hacia Hyoga también él… como…

 

-¿Cuánto tiempo…?

 

- Poco más de tres años…

 

Eso lo explicaba… sin darme cuenta me quede dormido.

 

***

 

Nunca pensé en vivir fuera de Grecia o Siberia, el volver a mi patria nunca cruzo por mi mente, y sin embargo ahora me encontraba en Japón. Ya no tenía discípulo sino un amigo en Hyoga, la diferencia en edad poco importaba ya. El tiempo, las experiencias y las circunstancias lo habían hecho así y esas mismas circunstancias me acercaron mas a ti, me permitieron conocerte.

 

***

 

Seguía siendo un santo de Athena, sí.

Seguía siendo caballero de Acuario, sí.

Seguía teniendo responsabilidades para con el santuario, sí.

Pero también por fin me encontraba con la libertad de aspirar a más…

 

***

Trabajaba en la fundación, la Señorita “Kido” me había asignado una posición junior, como correspondía a mi edad y nula experiencia, en una de las oficinas cercanas a la mansión, y la verdad al igual que los de bronce que no veían para cuando acabara la escuela, yo también esperaba con ansias la vacaciones de año nuevo. Extrañaba la nieve y la soledad.

 

No sé bien como fue lo averiguaron pero tú y Hyoga estaban ahí, abordando el mismo tren que me llevaría al norte de Hokkaido, a Wakkanai.

 

-Nos pareció una buena idea la que tuviste, desde ahí se puede ver Rusia

 

-Y yo quiero aprender a esquiar

 

Por supuesto no tenían reservación se tuvieron que quedar conmigo en el ryokan…

 

***

 

Nos levantamos temprano, el mantenernos más tiempo en esa habitación planeada solo para una persona era sofocante.

 

No había mucho que ver, era una ciudad pequeña, por lo que recorrimos los lugares de interés en poco tiempo, pero los letreros en ruso y en japonés y la nieve que lo cubría todo me hicieron sentir más cómodo de lo que me sentía en Tokio.

 

Encontraste la información del centro de esquí, y nos hiciste prometer acompañarte al día siguiente.

 

Nunca te caíste, solo dos rondas te fueron suficientes para dominarlos.

 

-¿Donde está Hyoga?- te pregunte cuando fue tiempo de irnos, ya hacía rato que no lo veía.

 

-Conoció a unas chicas y se fue con ellas- me contestaste mientras te quitabas las botas para devolverlas.

 

-Ya

 

No queriendo tomar el shuttle emprendí el regreso caminando, tú me seguiste. Ninguno de los dos hablo hasta llegar al pueblo donde me hiciste saber que te morías de hambre. Paramos en el primer restaurante que vimos, no paraste de hablar toda la cena, ni de hacerme probar de todo lo que pedias, nunca habíamos comido juntos solo nosotros dos.

 

***

 

Ya era tarde y Hyoga no llegaba.

 

-No creo que vuelva hoy, no te preocupes, pasa seguido- me dijiste, mientras sacabas solo dos futones del closet, esa faceta de Hyoga no la conocía… -ayúdame con los edredones.

 

No fue sino hasta entonces; al ver solo nuestras camas juntas en esa habitación; que me di cuenta de la atracción que ejercías sobre mí. Por supuesto que tú ni en cuenta, te quitaste la ropa y quedándote en bóxers te dedicaste con el control remoto a surfear por todos los canales sin decidirte por alguno.

 

Maldita sea si eras solo un adolescente.

A Hyoga lo volvimos a ver a la mañana siguiente mientras tú desayunabas y yo me acababa lo que te pareció todo el café del hotel.

 

-Maestro Camus no se ve muy bien.

 

-No durmió en toda la noche por estar preocupado por ti- le contestaste.

 

Me sentí culpable de que pensaras eso, pues la verdad es que si no dormí fue porque dormías a mi lado y yo solo podía controlar las ganas de besarte y terminar de desnudarte.

 

-No pensé se fuera a preocupar Maestro, siento no haberle avisado. Bueno solo vine a cambiarme.

¡Ah! No se preocupen por mí esta noche… y tal vez la siguiente.

 

Ahí mi querido discípulo me condeno al desvelo por el resto de mis vacaciones

 

-¡Ush, Hyoga siempre haces lo mismo!- le gritaste- No se preocupe Sr. Camus, ¡nosotros nos divertiremos sin él!... ¿Qué tiene planeado para hoy?

 

Me veías expectante. Ahí fue donde me empecé a preocupar de a de veras.

 

***

 

Como sobreviví las vacaciones sin hacerte algo impropio es casi un misterio. El volver a la rutina de la oficina fue un alivio.

 

***

 

Después de esas vacaciones te acostumbraste a visitarme a mi apartamento con o sin Hyoga. Traías siempre algo de comer y te bebías toda la soda de mi refrigerador, a veces me ayudabas con algún pendiente del trabajo o yo a ti con algún proyecto de tu escuela, otras solo platicábamos.

 

Terminaste la preparatoria y cumpliste dieciocho, sin embargo debo admitir que te seguía viendo como a un chiquillo. A pesar de los sentimientos que me provocabas, fuiste tú el que se dedico a seducirme.

 

Admitiré que me mostré algo obtuso al principio, pues tu forma de ser siempre ha sido afectuosa, pero una vez que lo note no tarde en meterte a mi cama…

 

-En tu cama… si me tomaste en el sillón de tu sala… con lo apurado que estabas ni nos quitamos la ropa, ¡solo bajaste lo que te estorbaba!

 

-Creo que siempre me vas a reclamar… considera que ya llevaba deseándote bastante tiempo. Además terminamos en la cama después.

 

-¡Después de varias horas y seguro porque después de tres veces ya no tenias energía para más!

 

-Te compense a la mañana siguiente…

 

-¡¿Compensarme?! ¡Si hubiera podido, hubiera escapado!

 

-Aja, si me pedias que no parara… a la próxima no te tomo en serio.

 

-¡No te atrevas!

 

- Bueno, Shun, crees que después de esta historia ya puedas dormir…

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).