Después de dejar a el “grandioso” - grandísimo imbécil - de Kim JongIn atrás, KyungSoo se dirigió a su salón de clase, para encontrarse en el camino a Baekhyun, su compañero, quien pasó un brazo por sus hombros mientras se colgaba melosamente de él.
— ¿Qué fue eso? — preguntó, ambos chicos entraron a sus respectivas aulas y tomaron sus asientos.
— Nada. — Kyungsoo dijo mientras agitaba su mano en el aire, restándole importancia a su pequeño enfrentamiento de sólo hace unos minutos.
— ¿Qué acaso no significó nada para tí? — Una voz familiar sonó detrás de Kyungsoo, quién sólo rodo los ojos, sabiendo perfectamente de quien se trataba.
Esa voz, esa inconfundible voz.
Siendo estrictamente correctos en el orden de los asientos dentro de la clase de Do Kyungsoo, JongIn debería sentarse justo detrás de él, aunque desde que dejaron de ser amigos, éste último decidió cambiarse de lugar. Resultando bastante sencillo ya que la mayoría de la clase no respeta los lugares asignados.
Por alguna razón del Cosmos - la cual Kyungsoo desconoce- hoy, JongIn decidió seguir el orden de los asientos.
Durante la clase, el profesor se dedicó solamente a escribir y escribir notas sobre el pizarrón, dentro del salón se alcanzaban a escuchar leves murmullos y una que otra risa, pero nada fuera de control. Kyungsoo estaba escribiendo tranquilamente sus notas cuando sintió una leve patada en una de las patas de su silla. Decidió ignorarlo, así que siguió escribiendo… hasta que sintió una nueva patada, ésta vez, causando que su “i”, se convirtiera en una fea “j”. Kyungsoo soltó un suspiro lleno de frustración y giró su rostro, para mirar sobre su hombro al chico justo detrás de él.
— ¿Qué quieres?
— Nada — Ahí estaba de nuevo, esa sonrisa arrogante. Kyungsoo rodó los ojos y regresó a seguir escribiendo sus notas, pero otra patada fue dada en la pata de la silla.
Kyungsoo dejó la pluma, con la que había estado escribiendo, sobre su mesa. Echó su silla hacia atrás, cayendo sobre el pie de JongIn, en un rápido movimiento regresó a su lugar. Fue rápido, pero suficiente para lastimarle.
Kyungsoo escuchó cómo Kai susurraba continuos “Ouch” y podía imaginarlo sobando su pie. Las comisuras de su boca se elevaron.
Pero la calma le duró muy poco a Kyungsoo cuando sintió como una mano se posaba sobre su nuca para después sentir un jalón en su cuello.
JongIn había arrancado la cadena que Kyungsoo solía usar.
Aquella que su madre le había regalado justo antes de... morir.
JongIn lo sabía, sabía cuánto significaba esa cadena.
— Devuelvemela. — Kyungsoo dijo, en tono sumamente molesto mientras volteaba para encarar a Kai de frente, éste sólo sonreía.
— ¿Y si no, qué?
Kyungsoo, en un acto de frustración, arrojo el bolígrafo que aún sostenía en su mano hacia JongIn, logrando sólo golpear su mejilla.
— ¿Se suponía que eso me hiriera, pequeño bebé? — JongIn soltó, con una sonrisa arrogante en su rostro.
Kyungsoo frunció el ceño, ¿qué había sido ese apodo? JongIn le ha llamado de muchas maneras, “estúpido”, “estorbo”, “imbécil”... pero jamás “bebé”. Para suerte de Soo, sólo algunos de sus compañeros captaron el significado de ese apodo de la misma manera que él, el resto estaban demasiado entretenidos cuchicheando cosas.
— Oh no, lo siento mucho, cariño. — Kyungsoo siempre ha sido un chico competitivo.
Sólo fue necesaria esa pequeña palabra para que JongIn tuviera su rostro lleno de una expresión de confusión. Ceño fruncido y los labios ligeramente separados.
Ésta vez, el resto de la clase sí que entendió el punto de esos apodos, unos cuántos incluso soltaron ligeros “ooh” y “aah”.
¿Qué estaba pasando? ¿Por qué los dos chicos que más se odian en toda la escuela, repentinamente, se estaban llamando por cariñosos apodos de pareja?
Kyungsoo observó a JongIn pasar saliva mientras se aferraba a la cadena que aún sostenía en su mano.
— Tú, ¿a-acabas de…?
— Dos pueden jugar al mismo juego, —Kyungsoo le cortó, con una ligera sonrisa en su rostro acompañada de un guiño — dulzura.
Dulzura. Dulzura. Dulzura. Dulzura.
Se repetían una y otra vez en la mente de JongIn y algo dentro de él, comenzó a derretirse.
La risa de una compañera de clase trajo a JongIn de nuevo a la realidad, cayendo en cuenta de que su ex-amigo, no lo decía en serio, él sólo estaba jugando… JongIn podría jurar, por la mirada que Kyungsoo le daba, que aquel pequeño niño con el que jugaba cuando era pequeño, aquel que siempre cuidó de él, con el que compartió tantos momentos… Aún estaba dentro del chico que tenía enfrente justo en ese momento.
JongIn rió, recargando ambos codos sobre su mesa y dedicándole una mirada divertida a Soo.
— Estoy seguro de que no te importará si yo… — JongIn observó a su alrededor, divertido — le cuento a todos como te encantaba usar la misma manta que yo, cada que solías ir a dormir a mi casa.
Kyungsoo sintió su cuerpo palidecer, ¿esto en serio estaba pasando? Algunos chicos dentro de la clase comenzaron a reír, Baekhyun le dedicó una mirada que decía que no se entrometiera en problemas, que no cayera en las provocaciones de JongIn, pero ya era demasiado tarde.
— Uh, viniendo del chico que insistía en compartirla conmigo. — Tan pronto Kyungsoo soltó, ell aula entero estalló en risas. Incluso Baekhyun reía. Era bastante gracioso, considerando la manera en la que JongIn le observaba, en un total shock.
— ¿Y qué hay de aquella vez que me hiciste una tarjeta por San Valentín?
Kyungsoo fingió una leve tos. — Bueno, alguien dijo que le había “encantado, muchas gracias.”
JongIn se inclinó sobre la mesa, alcanzando el oído de Kyungsoo, susurrando de manera que nadie más escuchara.
— ¿Y qué hay de aquella vez, cuando dijiste que me amabas?
Todos en el salón habían guardado silencio, intentando alcanzar a escuchar algo de lo que JongIn había susurrado.
Baekhyun observó todo desde su lugar, él sabía la historia de aquellos dos chicos y podría casi imaginarse que era lo que Kai había dicho como para que ahora, Soo estuviera aún más pálido de lo normal.
—Bien, ha sido suficiente.— El profesor pareció recordar - por fin- que seguían estando en una supuesta clase — Al principio fue divertido, pero jovencitos, se han pasado de la raya. Ambos, a detención después de clase.
El profesor retomo lo que había estado escribiendo mientras el resto de la clase le imitaba.
— Gracias. — Kyungsoo dijo, irritado, intentando remorder, aunque fuera sólo un poco, la conciencia de JongIn.
— Cuando quieras, bebé.
Al parecer JongIn no tiene conciencia.
Kyungsoo tomó su pluma del lugar sobre la mesa donde le había dejado hace unos momentos y siguió copiando las notas del profesor.
JongIn lo intentó, pero no podía escribir nada, no podía esperar hasta que fuera detención.