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Oh SeHun por Bitter

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Las yemas de los dedos de SeHun se deslizaron por la fría ventana de vidrio, aquella que separaba el aula de baile del pasillo central, misma donde cada día se arremolinaban montones de muchachitas a observar el espectáculo que daba al practicar cada paso perfectamente ejecutado, en compañía de Taemin y Key.  Pero hoy era diferente, está mañana era él quien se encontraba del lado opuesto, observando incansablemente al diestro bailarín que ensayaba.

El corazón de forma violenta golpeaba en su pecho, al punto que temió se rompería, sus pulmones casi habían olvidado el correcto modo de respirar y la emoción, esa mezcla con la angustia parecía acumularse en sus ojos, los que repentinamente se sentían húmedos… ¿Qué era aquello? Parecía que la vida siempre lo quería poner a prueba, era como recibir una abofeteada del pasado.  Esa piel chocolate… Esos ojos que reflejaban pasión al danzar, removían lo más profundo de su ser y peor aún, era el saber que aquel joven y nuevo maestro de danza, compartía el nombre de quién había amado a su edad más dulce, aquel que simplemente había sido creado por destellos de su imaginación: Kim JongIn.

Probablemente ocupó más allá de los límites establecidos para controlar aquel impulso desquiciado de  querer correr hasta allí, preguntarle tantas cosas que toda una vida atoradas estuvieron en su garganta, cosas cómo… “¿Por qué no me buscaste?”  “¿Por qué dejaste que me fuera así?” “¿Me recuerdas aún?”…. “¿Me quisiste alguna vez?”… Pero no, no podía, KyungSoo se había encargado de advertirle que lo verían todos como un dementes, que probablemente asociaría al nuevo maestro a su amigo imaginario de la infancia únicamente por llevar el mismo nombre, que el cerebro en busca de respuestas operaba de formas curiosas, que en ningún caso debía acercarse con necesidad o absurdas interrogantes,  que sería perder todo lo ganado hasta ese entonces, los años en terapia, todo, su cordura, porque ese JongIn, no era su JongIn, porque su JongIn, nunca, nunca había existido.

Sin embargo allí estaba, sintiendo desesperadas ganas de llorar sin lágrimas, pero no… No podía, porque fue entonces cuando sus ojos finalmente se encontraron… El maestro de danza detuvo con suavidad cada paso, casi creía que se encontraba tan afectado como él. Sus pupilas clavándose mutuamente en los ojos adversos, el pecho del maestro subía y bajaba, su clavícula se elevaba con gracia y SeHun sentía que la emoción era tan abrumadora que sus rodillas cederían… Era casi, casi como sentirse reconocido, era como si ese JongIn fuera el mismo que incansablemente dibujó en su cuaderno de dibujos.

JongIn…— El nombre tabú salía de sus labios y el bailarín de Jazz leía sus labios al fin, con cierta sorpresa, pero SeHun no podía moverse, simplemente estaba de pie allí, como pegado al suelo. Pero fue el de bronceada piel quién tomó la decisión de acercarse, se sentía tan idiota, que hasta parecía verlo avanzar en cámara lenta, hasta que el sonido de la puerta abrirse le indicó que sólo un metro los separaba.

Se… — Comenzó entonces y SeHun cerró con fuerza sus ojos, esperando, ansiando que su nombre saliera por aquellos labios terriblemente deseables, cada silaba…

SeHun. —

Y todo perdió sentido entonces, la realidad frente a él, la realidad que conocía y que de todas formas se hacía tangible en ese momento, reventando  su burbuja que parecía suspendida en el aire.

SeHun, pensé que no te vería hoy, al menos no tan temprano, ven, vamos a tomar un café juntos antes de que comiencen las clases. — El mencionado únicamente pudo pasar saliva y asentir un par de veces con torpeza, dejándose llevar, como si fuese un muñeco de trapo tirado por aquellos pasillos que bien conocía.

¿Te lo advertí, no? Estuviste a punto de hacer una tontería, te hubieras arruinado, ese sujeto no es JongIn, porque tu JongIn no existe. — La voz de su novio, de KyungSoo  resonó dura, pero SeHun sabía que era de aquel modo porque había sido justamente él quién el único que se había preocupado  por él cuando nadie más lo hizo verdaderamente. No podía decir si estaba enamorado, como siempre sucedía, pero sí que lo quería y debía retribuirle todo lo que hacía por él de algún modo, casi como sucedió con Zi Tao.

Aun así, durante  el desayuno que junto al mayor tomó, le fue inevitable no albergar cierta esperanza cuando dieran finalmente las clases con el nuevo maestro, era cierto que su novio tenía razón, pero no por eso el moreno dejaba de parecer cautivador, aunque SeHun intentó justificar aquella sensación a admiración, era increíble que alguien tan joven así impartiera clases y que decir del modo en que se movía, estaba ansioso y deseaba aprender, deseaba ver una vez su cuerpo balancearse al ritmo de una invisible melodía… Deseaba verlo y sentir como su corazón latía casi como el de una adolescente.

Sim embargo, nada de aquello fue como lo esperó. JongIn pareció ignorarlo por completo, era simplemente como alguien más que compartía la sala de baile con ellos, ni una mirada, ni una deferencia, era sentirse peor que un desconocido, aun cuando  se esforzó al máximo para ejecutar todo con aquella perfección que lo caracterizaba, aun cuando todo el resto parecía mirarlo, el moreno simplemente no lo hacía. Era frustrante, siempre deseaba ser el mejor, pero ahora quería ser el mejor para JongIn.
 
Los días pasaban… ¿Cuánto ya desde qué había llegado el nuevo maestro? ¿Cuatro semanas? Y las cosas seguían del mismo modo, salvo que todos notaban el favoritismo que JongIn parecía tener con Taemin, aquellas ejecuciones difíciles, demostraciones, todas eran con él. Ni SeHun ni nadie entendían porque no le daba la oportunidad, todos lograban ver que SeHun era el mejor, sus tobillos comenzaban a sentirse más maltratados y la mala alimentación también era responsable de aquel desgaste más notorio. SeHun se sobre exigía y hasta comenzaba a sentir miedo de comer. Porque como absurda excusa, su cabeza pensó que quizás escogía a Taemin por ser más bajo y por ende pesar menos, quizás si él adelgazaba un poco, un poco más podía ser tomado en cuenta.  Llegaba a ser preocupante ver como la delgada figura de por si del menor, perdía peso  día tras día. KyungSoo y últimamente hasta BaekHyun, a pedido del mismo Kyung lo iban a esperar siempre a clases, como si temiera que hiciera algo malo o se desplomara por bailar sin control luego de que las clases finalizaran.

Pero aquel día nadie había acudido.

SeHun danzaba en solitario frente aquella enorme pared vestida por un fino espejo que devolvía sus movimientos llenos de gracia, el reloj marcaba las siete  y suaves rayos de sol se escabullían por los ventanales, los colores dorados de la tarde bañaban el lugar. SeHun no le había dado tregua a su cuerpo desde las ocho de la mañana, sólo un par de pausas para ir al baño y beber agua, nada más… Era lógico que su cuerpo maltratado por días recibiera una advertencia, un castigo.  El delgado cuerpo se desplomó sobre la superficie y un doloroso gemido quedó atrapado entre aquellas paredes, su tobillo había cedido. 

Intentó parecerse, debía seguir, porque JongIn debía notarlo, aún si no era más que el rostro de la persona que imaginó, quería saberse alguna vez importante. Un nuevo giro y un nuevo golpe contra el suelo… Un nuevo giro y unos brazos impidiendo que cayera, unos brazos reteniendo sus movimientos.

Vas a matarte. —

Quizás entonces me notarías. — La voz quejumbrosa abandonó los delgados labios, su cuerpo temblaba, por el dolor o por el contacto, quién sabe. Podía  ver la figura del maestro a su espalda, reteniendo sus movimientos, reflejado en el espejo. Podía sentir su estomago pegarse a su espalda. Y aún con todo, seguían pareciendo de la misma edad, entonces los recuerdos de él y JongIn jugando de niños, lavando sus manos y haciendo caras en el espejo de su casa… — JongIn.

Soy tu profesor, deberías tratarme con más respeto. — La voz ronquita, si bien sonaba dura tenía un suave matiz a sorpresa o flaqueza impregnada. El cuerpo de SeHun se hacía a cada instante más ligero en los fuertes brazos que el ajeno percibió con nerviosismo. — No pesas nada.

Quizás ahora pueda notar que también yo lograría hacer aquellos pasos que hace con Taemin, profesor. — Susurró. Los cabellos de SeHun se pegaban a su frente, sus ojos se sentían pesados por la humedad que recorría su piel, el baile y peor aún, su cuerpo estaba afiebrado. — Soy el mejor bailarín, profesor, pruébeme.

Idiota… No deberías sobre exigirte tanto, deberías…—

Pero las palabras murieron en la boca del de cabellos castaños, SeHun se había desmayado entre sus brazos. —SeHun…

Cuando SeHun despertó,  compresas calientes estaban sobre su frente, un aroma desconocido invadía el espacio, pero era agradable, dulce, pero con dejes a madera fresca, las sábanas se sentían peculiarmente suaves bajo su piel, se sentía ligero, como si su cuerpo desnudo se encontrará elevando en una burbuja de seda.  No quería abrir los ojos, quizás estaba soñando y SeHun quería quedarse allí, pero sus ojos no obedecieron y en pocos minutos estuvo recorriendo con curiosidad la habitación invadida de colores azules y blancos. ¿Dónde estaba entonces? Recordaba vagamente haber soñado con JongIn, KyungSoo y hasta por descabellado que fuera, con LuHan, quizás la imagen del profesor lo atormentaba tanto que desordenaba por completo su realidad, la realidad de alguien que siempre había sido frágil mentalmente.  Recordaba que en su adolescencia adoraba dibujar al profesor en práctica, no había visto nunca rasgos tan finos como los de LuHan, hubo un momento en que su croquis se alternó entre el profesor de danza y el profesor suplente.

Hasta que al fin despiertas. — Sus ojos buscaron al responsable, allí junto a la puerta JongIn lo observaba, sus ojos parecían hinchados, con casi imperceptibles líneas rojizas bajo estos. — El doctor dijo que debías permanecer al menos un mes sin bailar para recuperar bien tu tobillo, además de mejorar tu alimentación. — SeHun asintió con la cabeza, procesando lentamente aquella información, apretando bajo sus delgados dedos las telas de los cobertores con impotencia… ¿Por qué justo ahora? Al bajar la mirada, fue cuando notó en efecto, estaba desnudo y debido a eso la sensación que había tenido al despertar.

¿Y mi ropa? ¿Cuánto llevo aquí? — Preguntó, no realmente preocupado, simplemente porque aquello era lo que se suponía debía preguntar.

Desde ayer por la tarde, tu ropa se está lavando, así que de momento eres mi paciente. —  SeHun asintió, recordando entonces el rostro de KyungSoo preocupado. — Mañana te llevaré a casa, hoy descansarás bajo mi cuidado.

SeHun simplemente asintió, olvidando todo, porque  lo que consideraba todo en ese momento era  JongIn frente a él. Ese presente, mezclado dolorosamente con el pasado.  Daba lo mismo si sólo era una ilusión momentánea, toda su vida espero un instante, sólo un instante… Sus ojos se cerraron una vez más, volviendo a negro y pronto a vagar entre olvidadas memorias. 

Notas finales:

Perdón por la tardanza <|3 Soy tan inconstante con esto, pero si o si lo terminaré, no me gusta dejar nada a medias. El próximo capítulo será desde el punto de JongIn supongo, aunque se vienen cosas por vivir.. <|3 También aparecerá pronto LuHan creo que de esté al proximo.

Bueno, eso.. Millones de gracias a quienes leen y más gracias aún a quienes comentan. 


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