Jingoku shonen por desileo

Yokozawa caminaba en un cuarto completamente obscuro el cual le era conocido. En él siempre se encontraba con Emma, lo cual lo tenía preocupado.
Hace apenas unas horas lo había llamada, como única explicación de que quería hablar con él. Por lo general eso podía significar dos cosas: él estaba en problemas o en la tierra estaba a punto de desatarse un desastre y le daría alguna instrucción especial con respecto al correo infernal.
Después de un rato se detuvo en un punto, esperando a que la presencia de Emma apareciera. Esta apareció en el mismo instante en que se detuvo.
-Takafumi hace tiempo que no nos vemos.
Yokozawa no se molestó en buscar el origen de la voz porque no importaba lo que hiciera, Emma se mantendría oculto en la obscuridad del cuarto.
-¿a qué me has llamado?
-siempre directo al punto ¿no es así?
Yokozawa simplemente se quedó callado, empezando a colocar su máscara de indiferencia.
-simplemente quería hablar contigo, para ver qué cosas nuevas te han pasado en la tierra.
Con ello se dio cuenta que le estaba tendiendo una trampa. Cuando decía ese tipo de cosas, significaba que sabía algo. Sólo esperaba a que él se lo confirmara.
Había una sola salida para ese tipo de situaciones: negarlo.
-nada nuevo. Las personas de siempre con sus deseos de venganza y nada más.
Emma quedó callado por un momento, tal vez ideando la mejor manera de sacarle lo que quería oír.
No duró mucho tiempo ya que de inmediato comenzó.
-es bueno escuchar eso. Después de todo, ese es el fruto de tu trabajo duro para ser reconocido en Japón. Aunque me hubiera gustado que te dieras a conocer por un apellido diferente.
Cada vez que hablaban sacaba ese tema a colación. Al principio de su trabajo, Emma le había ofrecido deshacerse de su apellido humano y darle el de él, el cual rechazó lo más rápido posible.
Si hubiera aceptado, actualmente sería conocido como Emma Takafumi.
-cada vez que nos encontramos me dices eso Emma.
-es simplemente para recordarte que te quiero como a un hijo.
Ahora utilizaba la táctica de la familia. Eso había funcionado al principio pero dejó de funcionar cuando conoció a sus asistentes.
-¿no es que simplemente querías causar más terror entre los humanos?
-de cierta forma. Pero nos hemos desviado del tema, entonces ¿no ha pasado nada nuevo?
-no.
-bueno, entonces ya te puedes ir.
Sin esperar otra palabra de Emma salió del cuarto, mientras Emma parecía reflexionar la falta de respuesta del chico.
Eso confirmaba lo que había visto el otro día. Al parecer, intentaba ocultar que su corazón ya pertenecía a otra persona.
Por lo visto, no había aprendido la lección. Tan solo esperaba que lo rectificara cuanto antes. Pero primero quería ver al hombre de cerca y averiguar por qué Takafumi se había enamorado.
Además, necesitaba rastrear algo que le había llamado la atención. Takafumi había creado un vínculo con una persona en la tierra, de tal manera que esta pudiera ver todo lo que veía o pensaba.
De eso no culpaba a Takafumi, ya que el vínculo había sido creado sin el conocimiento de este, lo cual era de llamar la atención.
Sería mejor comenzar cuanto antes.
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Hiyori y Kirishima estaban en un parque de diversiones, ya que Hiyori no había recibido ninguna visión de Yokozawa.
Por primera vez estaban sólo por diversión. Aunque Kirishima había visitado el parque con Yokozawa, igual disfrutaba al estar con su hija.
Después de subir a unos cuantos juegos se sentó cerca de la atracción a la que su hija había entrado.
A pesar de todo, ya no tenía la misma energía de hace cinco años, pero había aguantado un poco más con Yokozawa porque este tendía a tomarse las cosas con más calma que su hija.
Vigilando el momento en que la atracción terminara, sintió la presencia de Yokozawa a su espalda.
Intentó voltear para confirmar si se trataba de él pero precisamente la atracción había terminado, por lo que tuvo que ignorarlo e ir por su hija.
Al parecer fue el principio de todo esto. Cada vez que se quedaba solo o su hija se iba a otra parte, la presencia de Yokozawa aparecía y cuando estaba a punto de ir a buscar su origen algo o alguien se lo impedía.
Tendría que armar un buen plan para atraparlo.
-papá, ¿pasa algo?
Sintiéndose un poco culpable por olvidar que estaba con su hija para divertirse con ella, intentó tranquilizarla.
-nada realmente.
-¿seguro?
-seguro. Ahora ¿Cuál es el siguiente juego al que te quieres subir?
Así Kirishima dio por zanjado el tema, por lo cual su hija no tuvo más remedio que dejar ese tema a un lado y concentrarse en sus planes para divertirse.
Mientras que Kirishima decidió el mejor curso de acción. La siguiente vez que volviera a sentir la presencia la ignoraría y esperaba que los siguiera.
La oportunidad se dio cuando Hiyo decidió entrar a la casa embrujada que tenía el parque. Realmente no era terrorífica pero al menos era entretenido entrar ahí.
Cuando ya llevaban dentro un rato, dentro del juego se apagaron todas las luces. En un principio pensaron que era parte de la actuación, hasta que vieron que ningún muñeco mecánico les saltaba encima.
Para su mala suerte Hiyo, en algún momento del apagón, había soltado su mano y ahora se encontraba perdida.
Emprendió su búsqueda cuando nuevamente sintió la presencia de Yokozawa, pero esta vez frente a él.
-Hey Yokozawa, ¿no has visto a mi hija por ahí?
Este no contestó pero en cambio se fue acercando lentamente hacia Kirishima. Desconcertado, intento sacarle una respuesta.
-por cierto, ¿nos estuviste siguiendo todo el día? Si hubiera sabido que vendrías, mi hija y yo te habríamos hecho compañía, después de todo…
Pero no pudo continuar, ya que al estar un poco más cerca la presencia pudo notar que no era la de Yokozawa.
Sí era parecida, sin embargo esta estaba más concentrada. En pocas palabras, si Yokozawa era intimidante con su sola presencia, esta lo era mucho más.
Sin poder evitarlo, le preguntó-¿tú quién eres?
La presencia se detuvo a unos centímetros de él sin emitir ningún sonido. Kirishima pudo sentir cómo lo inspeccionaba tanto física como mentalmente.
Intentó moverse de su sitio pero, misteriosamente, sus piernas no le respondían, quedando a merced del ser.
Cuando esta se dio por satisfecha avanzó hacia Kirishima, pasándolo de largo. Antes de que pudiera desaparecer completamente, se dispuso a contestar la pregunta planteada por Kirishima.
-¿en verdad quieres saber?
Y sin esperar respuesta se fue.
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Hiyori buscaba a su padre desde hace un rato, pero por más que lo llamara o buscara este no aparecía por ningún lado.
Decepcionada siguió con su búsqueda, cuando otra persona se cruzó en su camino. Viendo una oportunidad de encontrar a su padre preguntó.
-disculpe, ¿ha visto a mi papá? Es una persona muy alta con cabello igual al mio.
La persona no le contestó pero posó su mano en el hombro de Hiyo, haciendo que esta se diera cuenta que era una persona muy parecida a su Onii-chan.
Antes de que pudiera hacer la pregunta, la mente de Hiyori fue asaltada por esa persona. Parecía como si buscara algo en su mente, sin embargo no sabía qué.
Cuando por fin se detuvo, levantó su mano de su hombro y la empujó hacia atrás. Hiyo no entendió por qué había hecho eso último pero al volverse a levantar se encontró nuevamente sola.
Preocupada por lo que había pasado, remprendió su búsqueda, la cual no duró mucho tiempo ya que su padre se encontraba a unos metros de ella.
En cuanto se reunieron las luces volvieron a encenderse, haciendo que ambos decidieran salir de aquel lugar.
Ninguno de los dos relató lo que les sucedió en ese lugar.
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Al llegar a su guarida, Emma se puso a reflexionar lo que había encontrado en esos dos. El hombre del que se enamoró Takafumi no había mucho de qué hablar por sí solo. Era un hombre normal, a excepción de su gran valentía puesto que en los recuerdos que tenía con Takafumi estaban llenos de curiosidad pero nunca miedo.
La hija era otro cantar. A pesar de sólo mantener una relación mental era demasiado fuerte, así que buscó el origen. Y lo que encontró lo sorprendió bastante.
Por el momento vería cómo avanzaba la relación de Takafumi con el padre y la hija. Solo le mandaría un pequeño recordatorio para que tuviera la oportunidad de reconsiderar lo que estaba haciendo.
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Yokozawa descansaba en la puerta trasera de su hogar, disfrutando el momento de tranquilidad que le habían concedido después de tanto ajetreo. Lástima que desde que abandonó aquel cuarto la cabeza no había dejado de dolerle.
Tan sólo esperaba que lo que tuviera que pasar no destrozara todo lo que consiguió hasta el momento.
Con una pequeña sonrisa vio a Sorata acercarse, pero pasó de largo de él para meterse inmediatamente a la casa, escalar los estantes de libros, tomar la rosa que le había regalado Kirishima y salir corriendo del lugar.
Reaccionando, Yokozawa se puso a perseguir al gato fugitivo para que este le regresara la rosa.
Al ver que lo perseguía, aceleró el paso y se internó en el campo lleno de flores de lycoris. En ese lugar Yokozawa pudo alcanzarlo y tomar su flor devuelta.
Revisando que nada le había pasado soltó un suspiro. No entendió la actitud del gato ya que desde que envió la flor a casa, el gato simplemente lo había ignorado.
Repentinamente sintió la presencia de alguien más delante de él. Al levantar la vista de su rosa pudo ver a un muchacho de doce años con cabello negro, ojos color café que al verlos más de cerca tenían una forma felina. Vestía un jinbei* color negro el cual hacia juego con su cabello.
Yokozawa quedó en competo shock cuando reconoció a la persona que tenía delante de él. Lo único que acertó a hacer fue decir su nombre.
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Kirishima y Hiyori llegaron tranquilamente a su casa, pero justo cuando Hiyo se dirigía a su cuarto le llegó una nueva visión.
Como era costumbre, Kirishima la cargó hasta el sillón y esperó a que su hija saliera del trance.
Grande fue su sorpresa al escuchar a su hija hablar durante la visión, ya que desde su primera visión no había emitido ningún sonido.
La sorpresa aumento cuando dijo el nombre de una persona.
-Masamune.