En un prado se encontraba una pequeña casa de campo rodeada de pasto alto, uno que otro árbol a la vista. Un río de bajo nivel se encontraba al costado y sobre todo lo que más sobresalía de toda esa área era la gran cantidad de flores de lycoris* en todo el lugar, que curiosamente hacía juego con el atardecer.
Dentro de la casa solamente había libreros, algunos con libros, otros con algunos objetos bastante raros. Lo único que rompía con la monotonía de los libreros era una computadora, la cual era bastante vieja.
Entre todo esto se encontraba Yokozawa, que en esos momentos se encontraba leyendo un libro sentado en la entrada de la casa, con un gato negro con blanco en su regazo. De repente se encontró interrumpido por un sonido de cascabeles proveniente de la computadora.
-una nueva petición. Será mejor revisarla- diciendo esto, dejó el libro en el suelo, el gato se levantó y fue hacia la computadora
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Una chica entre los dieciocho se encontraba totalmente sumergida viendo un álbum familiar en su habitación. Su nombre Etzuko Kai, una chica alta, de piel blanca y constitución delgada, con unos ojos ambarinos que hacían juego con su pelo naranja.
Mientras veía, giraba por su cabeza lo que había escuchado del chico del infierno. Había hecho todo al pie de la letra. Solamente un mensaje y nada más desde hace tres días.
Cerrando el álbum con un aire derrotado, decidió irse a dormir. Al darse la vuelta se encontró con Yokozawa y Hatori, lo cual le llevó un gran susto.
-tú me llamaste ¿no?
-¿q-q-quienes son?- pregunto cuando sintió que su voz volvía.
-mi nombre es Yokozawa Takafumi.
-entonces eres el chico del infierno.
Yokozawa no respondió, pero Hatori le hizo una pregunta que le recordó por qué estaban ahí.
-dinos ¿por qué te quieres vengar?
Kai con la voz un tanto temblorosa contestó- es por mi madre. Una mujer que me crio completamente sola, ya que mi padre no quiso hacerse cargo de mí. Pero aun así vivimos completamente felices. Todo eso terminó cuando conoció a Genda Ren.
-¿era acaso el amante de tu madre?- preguntó Hatori intentando deducir sus motivos.
-por supuesto que no, ese hombre era el jefe de mi madre. Perdió su otro empleo porque la empresa había quebrado, así que solicitó un empleo como secretaria en la empresa de Genda. Y de ahí las cosas comenzaron. Empezaron a desaparecer documentos de suma importancia.
-así que la primera en culpar fue tu madre.
-sí, y lo peor fue que más tarde encontraron supuestas pruebas que indicaban que había sido ella. Y no sólo eso, sino que las había dado a la compañía rival. Como querían solucionarlo, no tardaron en lanzarle una denuncia. Hablé con ese hombre. Me dijo que él no iba a apoyarla, además de que él mismo era el que había encontrado las pruebas.
-entonces ¿qué pretendes con esto?
-enviar al hombre al infierno y con eso intentar probar la inocencia de mi madre.
Después de eso Yokozawa fue con Hatori y con un ademan de cabeza el hombre se convirtió en un muñeco vudú con un hilo rojo al cuello. Se acercó nuevamente a Kai y le tendió el muñeco.
- Si de verdad deseas vengarte, tira de la cuerda roja. Entonces quedará formalizado un contrato entre tú y yo. Cuando tires de la cuerda, la persona de quién deseas vengarte irá directamente al infierno.
Kai había pensado que sería mucho más difícil de realizar, pero nunca pensó que sería tan fácil como tirar de una cuerda roja. En ese momento, intentó ver cómo se desataba la cuerda, pero fue interrumpida por Yokozawa.
- pero, una vez que se haya cumplido la venganza deberás pagar un precio. Maldecir a una persona tiene sus consecuencias, si desatas el hilo rojo, tú también irás al infierno. No podrás ir al paraíso. Tu alma vagará eternamente por las penumbras del infierno saboreando el dolor y el sufrimiento. Aunque eso ocurrirá hasta que mueras.
Eso simplemente nunca cruzó por su mente. Antes de que pudiera replicar simplemente el chico ya no estaba ahí. Solamente dejó unas últimas palabras en el aire.
- ahora depende de ti.
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Frente a un enorme edificio, se encontraban Yukina y Kisa vestidos con traje de negocios intentando acordar la mejor manera de proceder.
-muy bien Yukina, tú hablas con las mujeres de la compañía, mientras yo reviso los documentos ¿entendido?
-solamente una duda Kisa-san, ¿por qué yo siempre tengo que hablar con las mujeres en casi todos nuestros encargos?
-porque tienes la habilidad de sacarles toda la información con tan sólo tu sonrisa. Bueno ahora vamos.
Entraron y ambos fueron por caminos distintos. Yukina fue al descanso y ahí encontró a tres mujeres hablando entre ellas. Se percató de que hablaban justamente de lo que venía a buscar.
-buenos días, disculpen ¿me podrían mostrar las oficinas? Soy nuevo, así que no tengo idea de adonde ir- al decirlo, lo acompañó con una enorme sonrisa y un aura brillante.
Las tres mujeres inmediatamente dejaron de hablar y empezaron a guiarlo por todo el lugar. Mientras hacían eso Yukina decidió sacar el tema que anteriormente hablaban.
-disculpen mi intromisión pero ¿qué hablaban anteriormente?
-¡oh! Es cierto si eres nuevo aquí entonces tú no te enteraste del escándalo de la empresa ¿verdad?-dijo una de ellas.
-si va a trabajar aquí tarde o temprano se va a enterar, solamente no lo supiste de nosotras ¿entendido?-dijo otra guiñándole un ojo.
-bueno, en el área de archivo, hubo una enorme fuga de información hacia nuestra empresa enemiga. Se sospecha fuertemente de la secretaría de Genda.
-pero es realmente raro, ¿sabes? La empresa a la que se le dio información es aquélla con la que teníamos pensado hacer negociaciones.
-¿Qué tipo de negociaciones?
-la empresa estaba prácticamente en la bancarrota, tenían planeado hacer una fusión para poder “salvarla” y nosotros quedarnos con sus acciones.
-pero con esos archivos pudieron salvar su empresa, además de que nos compraron una parte de la nuestra. Bastante raro ¿no?
Yukina no contestó esto último. Algo en ese relato lo había dejado pensando, que si era verdad todo lo que decían entonces, significaría que los hechos pudieron darse para beneficio de alguien. La pregunta era ¿Para quién?
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Kisa se encontraba buscando el lugar donde guardaban los documentos, al parecer los tenían bastante escondidos.
Después de un rato de merodear por las oficinas, encontró la oficina del director amuebladas con un escritorio grande y robusto, acompañada de una silla del mismo estilo. Detrás de estos se encontraba una caja fuerte.
-bastante predecible. Bueno tengo dos formas de hacer esto. La primera sería encontrar la clave, pero puesto que no tengo mucho tiempo puedo hacer esto.
Se acercó hasta la caja fuerte, estiró su mano, atravesó completamente la puerta de la caja fuerte como si esta solamente fuera una ilusión. Al sacar su mano, llevaba consigo toda una carpeta.
-muy bien hora de…
-¿qué hace aquí?
Al escuchar eso, Kisa trasformó su pecho en un esqueleto, escondió los documentos dentro, lo volvió a la normalidad y se dio la vuelta.
-lo siento, me he perdido, ¿me podría decir dónde queda la sala de copiado?
-en verdad cómo es posible que contraten a personas tan zopencas. Bien sígame.
Kisa se vio fuerte tentado a asustarlo por ofenderlo así, pero si hacía eso todo se iría al caño. Y qué decir del discurso que le daría Yokozawa-sama por eso. En vez de pensar en eso, inspeccionó al hombre.
No pasaba de los treinta, mediría más un metro ochenta, corpulento, cabello café rojizo. Vestía un traje de lo más horrendo y que decir de la corbata. En ese momento le surgió una suposición de quién podría tratarse, pero mejor asegurarse.
-disculpe pero ¿quién es usted?
-si alguien como tú se pierde en este lugar, es normal que no sepas. Soy Genda Ren.
Bueno parece que se las cobraría muy pronto.
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Fuera de una escuela preparatoria, en una esquina se encontraban Yokozawa y Chiaki espiando a Kai, aunque este último no parecía muy animado.
-¡aaaaah, que aburrido! Ne Yokozawa-sama ¿por qué hacemos esto?
Sin dejar de ver a Kai Yokozawa le contestó-necesitamos saber si en verdad será capaz de jalar el hilo.
-pero si ha contactado con el infierno, significa que podrá hacerlo.
-la desesperación nos ciega, cuando nos calmamos vemos que hemos podido hacerlo de otra manera.
Volviendo su mirada al objetivo se puso a reflexionar lo que había dicho. Cuando quiso contestar, Yokozawa ya no estaba.
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En un pequeño parque se encontraban Kisa, Yukina y Chiaki recopilando la información reunida por los tres.
-con todo esto, creo que llegamos a una conclusión ¿no les parece?-dijo Kisa con un enorme sonrisa.
-¡HURRA! Al fin podremos comer algo.-dijo Chiaki dando pequeños saltitos de emoción.
-Vaya Chiaki, tienes u enorme apetito. Ahora que recuerdo, Yokozawa-sama estaba contigo.-dijo Yukina en un tono de duda.
-sí, estuvimos juntos casi todo el día pero de un de repente me dejó solo.
-mmmmm, tal vez surgió información de algún otro lugar.
Los tres asintieron ante esto último. Yokozawa era muy dado a desaparecer cuando surgía algo que no tenían contemplado. Solamente quedaba esperar a que encontrara la información, después de todo, ese era su trabajo.
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Mientras tanto, en la oficina del jefe, Genda sostenía una conversación por teléfono.
-sí, te prometo que con esto, la compañía no volverá a tener problemas.-calló un momento para escuchar lo que decían al otro lado.
-no te preocupes, escondí bien mi rastro culpando a esa mujer, nadie se dará cuenta. Me tengo que ir. Adiós
Y después de eso, salió de la oficina sin darse cuenta de que Yokozawa había escuchado toda la conversación detrás de su escritorio.
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Al día siguiente, Kai decidió enfrentar al señor Genda en su oficina. Era momento de terminar con todo esto.
Llegando a la empresa, se escabullo hasta la oficina del hombre y una vez ahí se dispuso a esperar. No tuvo que esperar mucho.
Después de diez minutos entró Genda con unos papeles en su mano. Al verla, puso una cara de diversión
-vaya, veo que no te das por vencida. Te diré lo mismo que la otra vez, no pienso retirar nada.
-solamente dígame, porque.
Cerrando la puerta y asegurándose que nadie más los escuchaba, se dispuso a explicar-verás cariño, la compañía que recibió todos esos documentos, es de mi familia, no podía dejarla en la quiebra, por lo que les di la información.
-entonces significa que mi madre es inocente, entonces porque usted…
-fácil, necesitaba cubrir mi huella y quién mejor que tu madre ¿no te parece?
-entonces, les mostraré que usted tuvo la culpa y que mi madre es inocente.
-¿y cómo planeas eso? No hay nada que pruebe que yo lo hice, solo mi confesión oral. Así que dime, ¿En qué palabra van a confiar?
En ese momento Kai sacó el muñeco de paja, y con un profundo odio, tiró del hilo rojo.
-petición aceptada.- y con ello Genda desapareció.
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Genda se encontraba en un lugar completamente oscuro. Intentando encontrar la salida, se dispuso a caminar. Después de una larga caminata, encontró una luz.
Al acercarse, vio que era toda una sala de archivos. De repente, empezó a derrumbarse los archivos, enterrándolo poco a poco.
Intentó moverse, pero simplemente provocaba que se hundiera más entre los archivos. Creyéndose a punto de morir, distinguió a un chico con yukata negro.
-¡Hey, no te quedes ahí parado y ayúdame!
El chico se acercó lentamente, pero lo que dijo lo dejó completamente helado.
- No es nada más que un hombre miserable, que le ha causado mucho dolor a las personas, te mereces la condena eterna.
Genda no logró entender todo, pero lo que había entendido dio a entender que era su fin.
-¿Ippen shindemiru?
Y fue lo último que escuchó, ya que había quedado completamente enterrado.
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En un pequeño bote, se encontraba Yokozawa remando, mientras que Genda seguía alucinando con los archivos que lo enterraban vivo.
- este rencor se irá directamente al infierno.
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Después de varios meses, se pudo demostrar la inocencia de la madre de Kai.
Aunque la empresa pidió disculpas, no volvió a trabajar ahí. Eso alegró mucho a Kai, aunque sentía un dejo de tristeza, ya que estaba condenada al infierno. La prueba siempre la tendría en el lado izquierdo del pecho.
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En una pequeña sala llena de velas, es colocada una nueva vela encendida y en ella tenía escrito “Etzuko Kai”