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Jingoku shonen por desileo

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Notas del capitulo:

Perdónenme, me surgieron muchas cuestiones personales que no me permitieron publicar los capítulos. Como reparación de daños haré lo siguiente:

Publicaré cada semana 3 capítulos. Cuando publique todos los capítulos adelantados, publicaré una vez a la semana según vaya escribiendo.

Sin más por el momento, les dejo el capítulo.

En una tarde tranquila en una calle, completamente sola, se encontraba una niña de diez años de cabellos café rizado atados a una cola de caballo, acompañados de unos enormes ojos café, enmarcados con largas pestañas.

 Se encontraba llevando unos víveres a su casa, cuando llega a un cruce de trenes y tiene que parar su marcha ya que la pluma de las vías indicaba que iba a pasar un tren. Espera pacientemente cuando algo llama la atención.

Del otro lado del cruce, se encuentra Yokozawa pareciendo que también espera a que pase el tren, sin embargo no aparta su mirada de la niña. Cuando al fin pasa el último vagón Yokozawa ha desaparecido.

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En una pequeña cafetería, se encontraba un hombre de cabello rizado café claro, con ojos del mismo color, con una estatura de más de 1.80, revisando algunos documentos en su lap top, cuando llega una mujer que ocultaba su cara y se sienta enfrente de él.

-vaya, pensé que no vendría-empezó a hablar el hombre con una sonrisa burlesca en su rostro.

-usted tiene información de la cual nadie más debe enterarse.- contestó la mujer con voz cortante.

-está bien, pero no crea que mi silencio es gratis.

Con esto la mujer sacó de su bolso un pequeño sobre y se lo entregó. A cambio, el otro le dio varias fotografías.

-más le vale no escribir nada sobre esto, si no váyase despidiendo de su trabajo señor…

-Kirishima Zen. Pero si quisiera dejar esto en privado ¿no sería mejor no andar haciéndolo en el ojo público?

Y con ese último comentario, la mujer se fue furiosa.

Con la partida de la mujer, Kirishima revisó la hora en su lap top. Casi eran las doce, en esos momentos podría estar en casa con su hija, pero el trabajo lo mantenía hasta estas horas.

-¿Quién dijo que ser un reportero era fácil?- decía Kirishima mientras empezaba a guardar todos sus documentos. Estaba a punto de terminar cuando una conversación detrás de él lo detuvo.

-¿has escuchado hablar del chico del infierno?

-sí, es aquél que cumple tu venganza. Tienes que ingresar al correo del infierno a las doce de la noche, escribir el nombre de la persona de la que deseas vengarte y ¡listo!

-en verdad que estás informada ¿Verdad?

Después siguieron con una conversación más normal.

Kirishima había escuchado hablar sobre aquella leyendo en varios lugares y a decir verdad le llamó la atención. En realidad tenía la intención de hacer un reportaje sobre él, pero necesitaría información.

Reviso la hora, faltaba un minuto para las doce, y no desaprovechó la oportunidad. Escribió en el buscador “correo del infierno” exactamente a las doce entró a la primera opción. Sin embargo esta no abrió.

-debí de suponerlo. No funciona si eres el odiado.

Con eso guardo su lap top y salió de la cafetería.

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En una pequeña casa se encontraba la niña del cruce de trenes intentando despertar a Kirishima.

-¡papá ya levántate!

-Hiyori, es fin de semana, ¿no me dejas dormir un poco más?-pregunto con un pequeño tono de esperanza.   

-no, porque papá se haría un perezoso, además ya hice el desayuno ¡vamos!

Como no pudo refutar aquél argumento se levantó. Desde que su esposa murió tuvo que criar a su hija él solo, pero sinceramente no le desagradaba. Además con el paso del tiempo ella empezó a hacer los deberes domésticos, lo cual le facilitó mucho las cosas ya que él era malo para estos.

Una vez sentados en la mesa empezaron a comer y a hablar.

-ne Hiyo, ¿has escuchado hablar del chico del infierno?

-¿el chico que se venga de las personas?

-si ese precisamente. ¿Alguno de tus compañeros se ha encontrado con él o escuchado algo más de lo que cuentan?

-solamente  lo que se escucha ¿Por qué?

-he querido realizar un reportaje sobre él pero no puedo encontrar más información.

-no te preocupes papá, tal vez con un poco más de esfuerzo encuentres algo.

En verdad su hija lo apoyaba incondicionalmente, no importaba que.

Kirishima rio bajito y se levantó para ir por un poco de jugo de naranja. Buscó en el refrigerador, más no pudo encontrar el producto.

-Hiyo ¿has visto el jugo de naranja?- esperó la respuesta, pero nunca llegó. Regresando a la mesa para ver qué es lo que hacía su hija, la encontró sentada con la mirada perdida.

Alarmado Kirishima empezó a sacudirla levemente.

-Hiyo ¿Qué pasa?

La niña no reaccionó, en el mismo estado respondió- ¿Ippen shindemiru?

-¡HIYO!

Al fin Hiyori reaccionó quedando un poco perpleja por lo sucedido.

-hija ¿Qué pasó?- pregunto Kirishima un poco más tranquilo.

-no lo sé. En un momento estaba comiendo las verduras y al siguiente, empecé a ver al onii-chan de ayer.

-¿Cómo era?

-era alto, pero no tanto como papá, cabello oscuro y ojos rojos.

¿Podría ser él? El chico del infierno se había encontrado con su hija. Esto podría ser un golpe de suerte, mas no estaba seguro, por lo visto su hija podía tener grandes complicaciones

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Yokozawa se encontraba limpiando los estantes, quitando los libros y demás chucherías para quitar el polvo, mientras el gato negro lo observaba detenidamente desde una esquina.

-Sorata ¿no sería mejor que me ayudaras a limpiar esto, en vez de sólo verme?

El gato simplemente movió la cola y siguió observándolo. Yokozawa dejando escapar una leve risa siguió con la limpieza.

 Cuando llegó al estante donde se encontraban cuatro muñecos de paja de diferentes colores, escuchó los cascabeles desde la computadora.

-que mal momento para llegar una petición. Será mejor revisar.- y con eso tomó los muñecos de paja y se acercó a la computadora.

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Kirishima se encontraba en la sala de su casa, terminando de escribir un artículo, pero no se podía concentrar. Desde aquél incidente se encontraba preocupado por Hiyori. Aunque no había vuelto a suceder desde hace cuatro días, se encontraba con la incertidumbre constante de saber qué pasaba.

Dándose por vencido, apagó su computadora y fue hacia la cocina, donde se encontraba su hija cocinando curry para la cena. La observo detenidamente mientras recordaba.

Al explicarle lo que había sucedido, ella le dijo que no debía preocuparse y que si ella podía descifrar lo que hacía el chico del infierno y conseguir la información que ocupaba su padre entonces estaba dispuesta a hacerlo. Le enterneció la actitud de su hija y al mismo tiempo le preocupó

- papá ¿tan pronto acabaste con tu trabajo?

-no realmente. Me distraje con el rico aroma de la comida que preparabas. Dime ¿te falta mucho.

-solamente falta cocinarse un poco, mientras tanto hay que acomodar la me…

Antes de que pudiera terminar la frase, sus piernas no la sostuvieron, aunque afortunadamente su padre logró atraparla antes de cayera.

En ese instante Hiyori empezó a ver varias imágenes: un pequeño parque, un muñeco de paja negro, un chico de unos doce años recibiendo el muñeco y después nada.

Cuando abrió los ojos, se encontraba recostada en un sillón con su padre al lado con una cara llena de preocupación.

-hija ¿te encuentras bien?

-sí, no te preocupes. Esta vez pude ver algo.

Eso dejó un poco descolocado a Kirishima, que no pudiendo con su curiosidad le pregunto-¿Qué viste?

-el parque donde suelo jugar con mis amigas. Había un chico de doce años, cabello negro y ojos gris. Por lo que pude ver estaba recibiendo un muñeco de paja con un hilo rojo.

-entonces ¿crees que estaba pidiendo una venganza?

-tal vez, se veía que estaba desesperado.

Esa parecía una buena oportunidad para investigar, parecía que el artículo que deseaba escribir no parecía tan imposible después de todo.

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Fueron al parque al día siguiente. Ese lugar era exclusivamente para que los niños jugaran. Tenían desde columpios hasta resbaladilla. En ese lugar no desentonaban los Kirishima, por lo que pudieron mezclarse muy bien. Empezaron por buscar en todo el parque, pero sin éxito. Terminaron sentados en una banca bajo un árbol, intentando pensar la mejor forma de proceder.

Al atardecer estaban a punto de irse cuando Hiyori logró verlo. El chico se encontraba sentado en uno de los columpios, perdido en sus pensamientos.

 Kirishima sabía cómo hacer para que el chico contestara a sus preguntas, por lo que se dispuso a hacerlo.

-hola, ¿te encuentras bien?

El chico salió de su trance, volteó hacia los Kirishima, intentando sonreír  le contestó –sí, no se preocupe, solamente me encontraba pensando algo.

-te veo bastante preocupado. Sabes, a veces es mejor contarle a alguien lo que sucede.

El chico empezó a verse indeciso. Después de un momento respondió:

-si se lo dijera, le aseguro que no me creerá.

-no te preocupes, en mi trabajo escucho muchas cosas increíbles por lo que puedes intentar. ¡Ah!, que maleducado soy, mi nombre es Kirishima Zen y mi hija Hiyori.

-mucho gusto, mi nombre es Hanari Hayate. Si en verdad quieren escucharme, entonces siéntese.

Así ambos tomaron asiento en los columpios vacíos.

-todo comenzó cuando mi hermana mayor me contó que se había enamorado de un hombre de su misma aula, y que pensaba que esté le correspondía, yo por supuesto le di mi total apoyo. Al poco tiempo ellos dos empezaron a salir juntos, en verdad mi hermana se veía feliz. Pero pronto comenzó a actuar raro, antes salía con sus amigas e incluso de vez en cuando vagaba sola, ahora no salía de casa, además de que llegaba con moretones en su cuerpo.

-¿entonces su novio la golpeaba?

-no me lo dijo, pero supuse que sí. Intenté por todos los medios que lo dejara, mas no me escuchó. Hace dos semanas la encontraron malherida en un callejón y la llevaron a un hospital, pero todo fue en vano, ella murió por una hemorragia interna.

-¿tu familia intentó denunciarlo?

-no pudimos hacer nada. Sin pruebas no lo podíamos acusar de nada, por lo que recurrí a otro medio- diciendo esto, sacó un muñeco de paja negro con un hilo rojo en su cuello.

-recurriste al chico del infierno, y ¿exactamente qué te dijo?

-que cumpliría con mi venganza, pero, cuando yo muera, iría al infierno.

-¿Qué piensas hacer?

-intentaré hablar con él para que confiese. Si no lo hace, entonces lo enviaré al infierno.

Kirishima intentó comentar algo cuando ve a una persona llegar. Era un hombre de unos dieciocho años, cabello color ámbar y ojos color café claro. En ese momento Hayato avanzó hasta él.

-papá, ¿no vas a seguirlo?

-no hija. En este tipo de situaciones es mejor quedarse atrás e intervenir sólo si las cosas se vuelven feas.

No del todo convencida, la niña se quedó al lado de su padre, observando desde lejos. Después de un rato, empezaron a gritarse, lo cual ninguno de los dos pudo entender. Pasando un rato el chico más grande se alejó de Hayato.

-Hiyo, quédate aquí, veré lo que puedo hacer.

Hiyori sólo pudo asentir antes de que su padre se fuera.

Kirishima se fue acercando a Hayato, el cual tenía el muñeco de paja en la mano. Antes de que se Kirishima se acercara el chico desató el hilo rojo, completando el pacto.

Al darse cuenta de eso, Kirishima empezó a correr para encontrar a tiempo al chico que fue enviado al infierno, dejando de lado a Hayato. En poco tiempo pudo encontrar al chico, sin embargo un joven con yukata negro se cruzó en su camino.

-¡hey, apártate!

El chico se dio vuelta, dejando a Kirishima paralizado. Ante él, se encontraba el chico del infierno. Se vieron lo que a Kirishima le pareció horas, hasta que Yokozawa se dio vuelta y desapareció.

Cuando reaccionó no se encontraba ni el chico del infierno o aquél joven que le condenaron al infierno, por lo que comprendió que este último había sido enviado al infierno.

Lo que no sabía, era el cambio que tendría su vida a partir de ese día.    


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