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Jingoku shonen por desileo

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Cerca del amanecer, Kirishima despertaba agitadamente. Volvía a tener ese extraño sueño, en el cual intentaba detener a una persona de ir a un lugar porque, de manera extraña, sabía que si iba a ese lugar no lo vería jamás.

Lo que le molestaba era no poder ver el rostro de la persona a la que intentaba detener, sin mencionar el hecho de que no sabía hacia donde se dirigía.

A pesar de que saber que era un sueño, no podía evitar sentirse irritado por no saber nada, y culpable de no poder hacer nada para detener a la persona de ir a ese lugar.

-¡oh, vamos! Sólo es un sueño, no debes darle vueltas al asunto-se reprendió Kirishima mientras se levantaba para empezar a prepararse para el trabajo. Antes de salir de su habitación recordó la primera vez que tuvo ese sueño.

Fue la vez que habló con el chico del infierno. Al recordar eso, su corazón comenzó a latir más rápido de lo normal. Cuando regresaron del circo, se puso a reflexionar seriamente sobre lo que deseaba saber del chico del infierno, además del extraño sentimiento que lo acompañaba y se dio cuenta de que ambos estaban relacionados, dándole por resultado una opción que no tenía pensado.

No estaba completamente seguro de esta opción, para confirmarlo debía encontrarse de nuevo con él, y si el sueño no mentía, tal vez lo vería de nuevo muy pronto.

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Yokozawa se encontraba contemplando el atardecer eterno en su casa de campo, pensando en Hiyo y lo extremadamente familiar que resultaba.

Sabía que era hija de aquél hombre, que estuvo con él la primera vez que se interpuso en su camino, sin embargo, su mente le decía que la conocía desde antes.

-no cabe duda que los años me hacen malas jugadas con la memoria. Cada vez recuerdo menos cosas.-reflexionó un poco más, entendiendo que era todo lo contrario. Para su mala suerte, tenía excelente memoria. Tal vez, se le dificultaba aprender nuevas cosas.  

No pudo seguir con sus pensamientos, ya que el tan característico sonido de una nueva petición llegó a sus oídos. Dejando de lado sus pensamientos, fue a atender la petición.

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Kirishima iba caminando por las calles cerca del centro de la ciudad, intentando encontrar a la persona que su hija le había descrito.

En esos días había visto a Hiyori actuar muy reflexiva, como si intentara entender algo que estaba fuera de su entendimiento.

Llegó a la conclusión de que tal vez siguiera un poco molesta con él por llevarla aquélla vez.  Sólo esperaba que no le durara tanto tiempo.

Dando por terminado su pensamiento, se topó con la persona que buscaba. Un hombre corpulento de cabello rubio oscuro entre sus veinte, llevando algunos objetos indistinguibles entre sus manos, venía del lado contrario de la acera, por lo que  fue más fácil para Kirishima el seguirlo.

Al llegar a una esquina, pudo ver cómo el hombre caía estrepitosamente sobre la acera junto con algunos objetos que llevaba encima.

Viendo su oportunidad, se acercó para ayudarlo.

-¿está usted bien?- preguntó mientras ayudaba a recoger las cosas que se le habían caído.

-sí, no se preocupe.

Cuando estaban por acabar de recoger todo, Kirishima tomó un pequeño muñeco que identificó muy bien, ocasionando que el hombre se pusiera rígido y se lo arrebatara rápidamente de las manos.

Intentando explicar su comportamiento, empezó a balbucear palabras inentendibles para Kirishima, el cual viendo el apuro del otro intentó tranquilizar al hombre.

-entiendo su preocupación, sé lo que representa ese muñeco.

-pero cómo…

-le explicaré todo cuando estemos en un lugar más privado.

Dándose por enterado, él y Kirishima fueron a un café que se encontraba cerca de dónde se encontraban.

Pidiendo cada uno sus bebidas, empezaron las explicaciones.

-mi nombre es Kirishima Zen, soy reportero y he estado investigando un poco sobre el chico del infierno.

-ya veo, entonces sabes lo que estoy haciendo.

-sí, pero aun así me gustaría que me dijeras un poco sobre ti

-mi nombre es Maeda Jiro, realmente no planeaba tener que recurrir a esto, pero no me quedó otra opción.

-¿de quién te quieres vengar?

-del amigo de mi padre. Verá, en un principio parecía un buen hombre, sin embargo, mi padre empezó a tener problemas financieros a causa de que aquél hombre lo aconsejaba sobre las inversiones que debía hacer. Empecé a investigarlo y me di cuenta de que ese hombre había provocado la quiebra de varias empresas. Intenté advertirle a mi padre, pero es un hombre terco y desestimó mis pruebas.

-entonces decidiste recurrir al chico del infierno.

-así es. En cuanto le envié el mensaje, él apareció en mi cuarto, presentándose muy formalmente. En un principio pensaba que sería un ser un tanto espantoso, pero era un chico de buen ver.

Kirishima intentó ocultar su molestia del último comentario tomando un trago del café que había pedido antes. Cuando terminó se había calmado lo suficiente para seguir con la plática.

-entonces sabes su nombre.

-sí, aunque me sorprende que usted no lo sepa.

-he tenido varios inconvenientes para saberlo. Hasta el momento sé que es Yokozawa y nada más.

-como usted ha sido tan amable conmigo, le facilitaré ese dato. Su nombre es Yokozawa Takafumi. Un nombre poco común ¿no le parece?

Estaba a punto de responder cuando siente que alguien los observa, aunque ya sabía de quién se trataba. Teniendo una idea para hablar con Yokozawa, por lo que empezó a ponerlo en práctica.

-¿me puede hacer un favor?

-por supuesto.

-salga primero de la cafetería.

-¿para qué?

-no es nada malo. Simplemente le pido eso.

Un tanto desconcertado, Jiro pagó la cuenta y salió del lugar. Kirishima esperó unos segundos antes de salir.

Sonrió al ver que su plan funcionaba cuando pudo observar al chico del infierno, junto con aquél hombre que vio en la tienda de ropa, ir tras Jiro. La luz le favorecía, ya que al estar atardeciendo, podía caminar sin ruido y así no sería visto.

Comenzó caminar más rápido para poder alcanzarlo. Estaban a punto de  entrar a un edificio cuando Kirishima logró atrapar al chico del infierno, sosteniéndolo por los hombros.

-tiempo sin verte Yokozawa-kun

El chico volteó lentamente, sin poder ocultar  su molestia.

-¿qué estás haciendo aquí?-dijo con un tono cortante.

-creo que dejé claro que te iba a seguir hasta que encontrara todo lo que quisiera.

-¿y cómo piensas hacerlo si ni siquiera sabes que quieres saber?

-precisamente a eso he venido. Tengo una pequeña hipótesis pero para confirmarlo, necesito que tú y yo hablemos.

 Lo meditó por unos momentos, y cuando se decidió preguntó-una vez que sepas lo que quieres ¿me prometes averiguarlo y alejarte de mí?

-por supuesto.

Sin embargo sabía que no lo cumpliría, ya que si era verdad lo que sospechaba, no se despegaría de él tan fácilmente.

-está bien. Te esperaré en el techo de este lugar.-Y sin decir más desapareció.

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 Kisa dio un enorme suspiro al ver a aquél hombre tomar el ascensor en dirección al techo. Supo el momento en que Yokozawa se había quedado atrás, pero grande fue su sorpresa por el motivo.

Esperaba que Yokozawa pudiera dar fin a la búsqueda de ese hombre, que a su parecer, era molesto en demasía.

-demonios, ahora yo tengo que reunir toda la información. ¡ahhh! ¡Es demasiado trabajo! Tan solo espero que ya pueda arreglar la situación para que todo vuelva a la normalidad.

Y con un aire abatido, siguió con su misión.

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 Kirishima tuvo que tomar las escaleras, ya que el ascensor no llegaba hasta el techo.

Cuando llegó, pudo ver al chico del infierno sentado en la orilla del techo, viendo la ciudad con un aire de soledad, provocando en Kirishima un nuevo sentimiento que había experimentado hace mucho tiempo.

-sí que eres valiente.

-¿por qué?

-por estar sentado tan cerca del borde, aunque me imagino que es la valentía de los niños.

-deja de tratarme como un niño.

-cómo quieres que te deje de tratar como niño si eres uno.

-si eso es de lo que querías hablar entonces…

-vamos, sólo fue un comentario, nada más. No te tienes que enojar por eso. Además admiraba tu valentía, porque a decir verdad no me atrevería a sentarme ahí.

-es normal. Las personas temen morir, por lo que evitan hacer situaciones en las que sus vidas corran peligro. Pero yo perdí eso hace mucho tiempo.

-entonces ¿me dices que no temes morir?

-no. Lo que quiero decir es que yo no podría morir a pesar de caer desde esta altura.

-¿es por estar relacionado con el infierno?

Yokozawa simplemente lo miró, dejando ver que no respondería a esa pregunta, por lo que Kirishima fue directo al punto.

-¿has deseado alguna vez en dejar de hacer lo que haces?

-¿para qué quieres saber eso?

-para poder decidirme si lo que estoy pensando es lo correcto y encontrar por fin lo que busco.

Kirishima pudo ver la batalla interna de Yokozawa sobre la respuesta de esa pregunta, viendo directamente a la ciudad ahora iluminada por las luces artificiales.

Cuando se decidió, volteó a ver a Kirishima con una mirada cargada de tristeza, provocando un inmenso sentimiento de protección en Kirishima.

-no es cuestión de lo que yo deseo, es cuestión de lo que yo debo hacer.

Kirishima iba a contestar cuando Yokozawa se levantó bruscamente de su lugar.

-necesito irme. El hombre que conociste  ha halado el hilo. Espero que con esto puedas encontrar tu objetivo.

Y con eso último desapareció enfrente de los ojos de Kirishima, quien pudo confirmar sus sentimientos.

La respuesta era simple: se había enamorado del chico del infierno.


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