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Having my baby 2MIN por minnah

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Notas del capitulo:

Gracias, mil gracias a todos los que leyeron esta historia :D 

les dejo oficialmente el ultimo capi, espero les guste :* 

 

Epílogo

 

 

Nueve meses después…

Taemin y Minho no podrían haber pedido un día más hermoso para casarse.

Brillaba el sol, había pocas nubes y, aunque hacía un calor desacostumbrado para el mes de mayo, una brisa agradable evitaba que sus invitados sintieran demasiado calor. El entorno campestre de la granja de ponies proporcionaba una atmósfera despreocupada y relajada. Taemin subió por la hierba llevando un traje blanco de novio y sujetando con fuerza el brazo de Choi Phil. Se sentía agradecido de tenerlo al lado, contento de saber que podía llamarlo papá. Sus padres, destrozados por la decisión de Zelo de unirse a un grupo de música, seguían echando la culpa a Taemin y habían declinado todas sus invitaciones para que asistieran a la boda. Una mirada rápida a Phil antes de que este la entregara a su hijo le reveló que el hombre tenía los ojos llorosos y los rasgos suavizados por décadas de amor.

Taemin besó su mejilla paternal y le dio las gracias por todo. A continuación se volvió hacia Minho. Aunque eso no formaba parte del plan y no lo habían ensayado así, él le abrazó y le besó mientras su padre iba a tomar asiento al lado de su madre.

Antes de reunirse con Key y Aaron, que esperaban de pie con el sacerdote de la familia debajo del emparrado, Minho lo miró a los ojos y preguntó:

—¿Cómo es posible que estés más hermoso cada día?

Tomó el rostro de él entre sus manos. Taemin respondió con una sonrisa.

—No has salido huyendo —bromeó—. Gracias por eso.

—Ni todos los ponies juntos que ves allí en el prado pastando podrían haberme alejado de aquí.

Taemin sonrió.

—¿No tienes miedo ni te tiemblan las rodillas?

—Mi rodilla está mejor que nunca —mintió él. De todos modos, Taemin ya sabía que él se había estado poniendo hielo toda la mañana—. ¿Y tú? —preguntó Minho—. ¿Estás nervioso? ¿Te vas a desmayar y me vas a hacer llevarte en brazos?

—¿Podéis empezar ya la ceremonia? —gritó Amber desde una de las muchas sillas plegables colocadas de cara al emparrado donde iban a intercambiar los votos matrimoniales.

—Déjalos que hagan lo que quieran —contestó Woohyun, intentando callar a su hermana.

—¿Lo dices en serio? Podríamos estar aquí todo el día.

—No les hagas caso —comentó Minho—. Creo que podemos tomarnos todo el tiempo que nos dé la gana.

—¿Solo para molestar a tus hermanos?

—No. Creo que debemos ir despacio para que yo pueda saborear cada momento de este día. Cuando miras a tu alrededor, ¿qué es lo que ves, Taemin?

El joven miró el prado donde pastaban los ponies, miró a Haru, al que no le gustaba nada que lo hubieran atado ese día, y miró a todos los invitados que tenía delante antes de mirarlo a él.

—Veo amor —contestó.

—¿Y qué es lo que hueles?

Taemin cerró los ojos y respiró hondo.

—Huelo a heno fresco y aire caliente.

Minho olfateó.

—Yo huelo a ponies y creo que mamá se las ha arreglado para poner algunos rollitos de jamón en las mesas de la comida.

Taemin se echó a reír y él le apretó las manos, quizá porque estaba nervioso, pero él no creía que fuera por eso. Choi Minho parecía de verdad estar disfrutando aquel momento.

—¡Los demás no os oímos! —gritó Amber. Alguien siseó pidiéndole silencio.

La mirada de Minho no se apartaba de la de Taemin, y éste tuvo que pellizcarse para cerciorarse de que no estaba soñando. Su futuro esposo estaba espectacular con un traje oscuro, aunque Tae sabía que estaba deseando ponerse algo más cómodo. Taemin se iba a casar con el padre de su hijo, el hombre al que amaba. No podría haber pedido nada mejor. Tendrían el resto de sus vidas para vivir, amar y aprender juntos mientras veían crecer a Yoogeun.

—Todos los días serán una aventura —dijo Minho—. Y todas las noches también — añadió guiñando un ojo.

Taemin volvió a reír.

—Yo ya estoy preparado —le dijo Minho—. ¿Y tú?

—También.

Se volvieron hacia el emparrado, donde estaban Key, a un lado, y Aaron, al otro, los padrinos de la pareja. Diez minutos después se habían casado. La ceremonia fue corta y romántica. Se habían alejado de la tradición y habían escrito sus propios votos, ambos jurando confiar, amar y respetar al otro hasta el final de los tiempos.

Ya eran oficialmente esposos.

Minho y Taemin se tomaron de la mano en aquel trozo de hierba de la granja de ponies de los Choi y se giraron hacia la multitud, que había crecido hasta incluir a la mayoría de los habitantes de Busan.

—Señoras y señores —dijo el sacerdote—. Les presento a la familia Choi. Todos se pusieron en pie y los vitorearon mientras ellos bajaban por la hierba hasta los invitados.

Taemin pasó la vista por todos aquellos rostros familiares. Miró a Aaron y a Yuri, que se habían casado seis meses atrás y parecían felices. Miró a Ailee y Phil y a continuación a cada uno de los hermanos de Minho. Se sentía bendecido por poder formar parte de aquella familia.

Minho y él hablaron con los invitados, que se iban acercando a la zona donde estaban preparados los refrescos. Había una docena de mesas largas cubiertas con distintos tipos de comida. Choi Ailee tenía órdenes estrictas de dejar la preparación de la comida a otras personas. No se le permitía poner un pie en la cocina, principalmente porque ninguno de sus hijos quería ver rollitos de jamón en las mesas en un día tan especial.

Se habían organizado juegos para los niños, como el de lanzar herraduras, y había también una piñata esperándolos. Del granero salía música, que indicaba que el grupo se estaba preparando ya. Al lado del estanque había cañas y cebos disponibles por si alguien estaba interesado en pescar un rato.

En una mesa especial colocada a la sombra había una tarta de cinco pisos con todos los sabores predilectos de Taemin y Minho. También había una mesa separada para postres, que no tardaría en estar cubierta con minusuflés de chocolate, pastel de zanahorias, magdalenas con queso de untar y helado de vainilla casero.

Siwon y su esposo, Heechul, habían cuidado de Bailey y Yoogeun durante la ceremonia. Bailey estaba de pie dentro de un parque y Yoogeun estaba sentado y miraba fascinado a Minji, que entretenía a los dos con un baile de Ken y Barbie.

Cuando todo el mundo los hubo felicitado, algunos de sus hermanos se llevaron a Minho y dejaron solos a Key y a Taemin.

—Supongo que debo felicitarte, puesto que ya no puedes retroceder —se burló Key.

Se abrazaron.

—¿Dónde está Jonghyun? —preguntó Taemin cuando se separaron.

—No tengo ni idea —repuso Key con voz que denotaba tristeza—. La última vez que lo vi fue hace tres días y estoy casi seguro de que lo espanté para siempre.

—¿No viene a la boda de su hermano?

—Parece que no —Key se encogió de hombros fingiendo indiferencia, pero Taemin sabía que escondía una montaña de dolor detrás de ese gesto.

—¿Qué fue lo que hiciste?

—Cometí el error de decirle lo que sentía por él. Le dije que lo amaba.

—¡Oh!

—Es mejor así, ¿sabes? Mejor ahora que más tarde —comentó Key—. Sobre todo porque Minji estaba empezando a encariñarse con él.

Taemin pensó que Minji no era la única, pero no lo dijo.

La acompañante de Woohyun tiró de este hasta donde estaban ellos y le tendió la mano a Taemin.

—Hola, me llamo Suzy. Salgo con Woohyun —miró a Key y arrugó la nariz para hacerle saber que Woohyun era territorio prohibido.

—Encantado de conocerte —le dijo Taemin.

—La ceremonia ha sido muy linda —comentó Suzy—. Le estaba diciendo a Woohyun que, personalmente, yo preferiría tener una ceremonia en interior —usó una mano para abanicarse—. Tengo tendencia a sudar cuando me pongo nerviosa y eso podría ser un desastre, tú ya me entiendes.

Taemin sonrió cortésmente y Woohyun se sonrojó intensamente.

—Como haga más calor, tendré que quedarme en bragas y sujetador.

—Por favor, no lo hagas —dijo Sully, que se acercó en ese momento y los salvó a todos de un momento embarazoso—. Yo puedo prestarte un traje de baño.

—Oh, no sé —dijo Suzy, mirando a Sully—. No tengo ni la talla treinta y seis. Normalmente tengo que comprar en el departamento de jovencitas si quiero encontrar algo que me quede bien.

Todos miraron al mismo tiempo los pechos enormes de Suzy.

Esta se echó a reír.

—Sé lo que estáis pensando, pero os aseguro que son auténticos.

Nadie estaba pensando eso. Todos se preguntaban cómo podía entrar aquello en un bañador de la talla treinta y seis.

Sully acudió al rescate de todos por segunda vez en menos de un minuto.

—¿Habéis visto eso? —preguntó.

Todos miraron en la dirección que señalaba.

Jonghyun había aparecido después de todo. Tenía un aire resuelto. Parecía decidido a dejarle algo claro a alguien. Miró a la gente hasta que sus ojos se posaron en Key. Solo necesitó unas cuantas zancadas largas para acercarse a donde estaban ellos.

—Hola, Jonghyun —dijo Suzy. Se colocó delante de Key.

—Hola —contestó él, sin mirarla. Solo tenía ojos para una persona. Rodeó a la acompañante de Woohyun y entregó a Key el ramo de rosas rojas que llevaba en la mano—. Me gustaría hablar contigo.

—Han pasado tres días. Te he dejado dos mensajes. Ya has tenido tu oportunidad.

—Lo sé, lo siento. He metido la pata —él se pasó una mano por el pelo—. Soy un idiota.

—Creo que deberíamos dejarlos solos —propuso Taemin.

—No —repuso Key—. Que nadie se mueva.

Sully miró a Taemin entusiasmada. Como procedía de una familia tan numerosa, sin duda estaba acostumbrada a los dramas, y se alegraba claramente de tener un asiento en primera fila para lo que quiera que fuera a pasar allí.

A Taemin no le gustaban los conflictos, pero sabía que, si se alejaba un paso, su amistad con Key podía quedar gravemente comprometida.

A Woohyun, por otra parte, aquello le daba igual, así que se marchó dejando que Suzy se las arreglara sola.

Key se dirigió a Jonghyun.

—Si quieres decirme algo, tendrás que hacerlo aquí delante de todos.

—Supongo que me lo merezco —dijo él.

Sully asintió con la cabeza y Key miró a su alrededor como si se aburriera mortalmente.

—¿Puedes al menos hacer el favor de mirarme? —le preguntó Jonghyun.

Key alzó los ojos hasta que se encontraron con los de él y Taemin no pudo por menos de admirar los dotes de interpretación de su amigo, porque lo hizo como si aquello le supusiera un esfuerzo terrible.

—Yo también te amo —dijo Jonghyun en el momento en que sus ojos se encontraron, que resultó ser el momento en el que Max y Minki se unieron al grupo.

Siguió un silencio. Hasta Suzy permaneció callada.

—¿Ya está? —preguntó Jonghyun—. ¿No tienes nada que decir?

—¿Acaba de decir lo que yo creo que ha dicho? —preguntó Max a nadie en particular.

—Acaba de decirle que lo ama —confirmó Suzy—. ¿Por qué tú nunca me has mirado así a los ojos y me has dicho que me amas? —miró a su alrededor y, cuando se dio cuenta de que Woohyun ya no andaba cerca, se alejó en su busca.

Mientras Taemin rezaba para que su amigo no arruinara completamente aquel momento, puesto que Jonghyun se estaba esforzando, una mano se posó en su hombro. Alzó la vista hacia Minho y, a pesar de la tensión que había en el aire, le sonrió.

—¿Qué pasa aquí? —preguntó él.

—Jonghyun acaba de decirle a Key que lo ama.

Jonghyun tomó la mano libre de Key.

—¿Quieres que me marche?

Key le sostuvo la mirada sin parpadear.

—Quiero saber por qué me amas.

Todos los hermanos de Jonghyun gimieron al unísono.

—Es una pregunta muy razonable —intervino Sully.

Jonghyun cambió el peso de un pie al otro.

—Me encanta tu pelo y el modo en que brilla al sol —dijo.

Todos sus hermanos se mostraron complacidos por la respuesta.

Key frunció el ceño.

—¿Qué? —preguntó Jonghyun—. ¿He dicho algo malo?

—No se trata del pelo —le dijo Minho, con la esperanza de ahorrarle algo de tiempo—. Lo que importa es lo que sientes aquí —se llevó una mano al pecho, encima del corazón, y Taemin lo amó un poco más por ello.

Phil y Ailee se acercaban en ese momento, seguidos por la mitad del barrio.

—Cuando sales de la ducha —volvió a probar Jonghyun— y tu pelo es un desastre y tienes prisa por llegar a alguna parte, frunces el ceño de un modo encantador y…

Se detuvo en mitad de la frase cuando vio que Minki hacía el gesto de cortarse el cuello.

—Borra eso —dijo Jonghyun—. Cuando llego tarde y me has estado esperando, alzas las cejas y…

El gesto de cortar el cuello se repitió más veces entre los espectadores, que crecían sin cesar.

—¡Oh, por el amor de Dios! —exclamó Jonghyun, claramente frustrado—. Simplemente te amo. Me gusta cada una de las caras que pones cuando hago algo mal; y estoy empezando a darme cuenta de que eso ocurre más a menudo de lo que pensaba. Está claro que no te merezco. A veces tengo un humor sombrío y a menudo estoy muy callado y, sin embargo, tú nunca haces que me sienta culpable o torpe. Tú me muestras amor en todo lo que haces. Adelante, si quieres, pégame un tiro por decir esto, pero me encanta tu pelo. El color, el brillo, la sensación que me produce en los dedos. Me da igual si crees que no debería decirte eso. Me encanta cómo se iluminan tus ojos cuando me acerco a ti. Excepto hoy. Hoy no se han iluminado tus ojos y eso me entristece. Cuando estás enfadado conmigo y tamborileas con los dedos y haces ruidos como de ir al galope, sí, bueno, eso me gusta. Y también me gusta tu parloteo constante.

Aquella declaración en particular provocó todo tipo de susurros y murmullos, pero Jonghyun no prestaba atención a nadie que no fuera Key.

—Me encanta cómo consigues ignorar a toda esta gente que nos está mirando y oyendo todo lo que digo, no porque me quieran y les importe cómo acabe esto, sino porque son las personas más entrometidas del mundo. A pesar de que estoy emparentado con la mayoría de estas personas, tú me amas… O al menos me amabas hace tres días. Y a mí solo me queda esperar que sigas amándome, porque estos últimos días he sido el hijo de perra más solitario y cascarrabias del mundo y puedo decir con absoluta sinceridad que estos tres días sin ti han sido un infierno en la tierra. Yo quiero el cielo, no el infierno. Te quiero a ti, Key –sacó un anillo del bolsillo y se dejó caer sobre una rodilla.

Los espectadores rugieron encantados y Taemin suspiró de alivio. Aquel ya no era solo el día de su unión en matrimonio con Minho, sino también un día de perdón, un día de alegría y celebración, un día donde en la granja Choi se recibía a todo el mundo con los brazos abiertos.

—¿Quieres casarte conmigo? —preguntó Jonghyun.

Por la cara de Key caían lágrimas y él no pudo decir nada.

—¡Cí! —gritó Minji. Corrió a los brazos de Jonghyun, lo que hizo que a él se le cayera el anillo y al menos una docena de personas se agacharan a buscarlo en el suelo. —¡Te quiero! —gritó Minji al oído de Jonghyun—. Noz casaremoz contigo —miró a Key—. Lo queremos, ¿verdad, mami?

—Lo queremos —djo Key con voz emocionada y feliz.

—¿Habéis oído eso? —preguntó Woohyun desde la parte de atrás de la multitud—. Minji ha dicho “queremos”, no “queremoz”.

En los minutos siguientes, la mitad de los presentes abrazaron a Minji y la felicitaron por su recién adquirida habilidad para pronunciar la letra S, mientras la otra mitad seguía buscando en la hierba el anillo perdido.

—¡Aquí está! ¡Lo he encontrado! —gritó Phil. Le pasó el anillo a su hijo. Un suspiro colectivo de alegría surgió de la multitud cuando Jonghyun le puso el anillo en el dedo a Key.

—¡Oh, no! —gritó Minho.

Todos los presentes miraron al novio, que salió corriendo detrás de Haru y estuvo a punto de alcanzar al perro.

Estuvo a punto pero no lo alcanzó.

Haru era goloso y tenía clara su misión. Con un salto perfecto, aterrizó en la mesa que sostenía la tarta que Taemin había pasado semanas planeando y preparando y todo el día anterior cocinando. Minho había soportado docenas de pruebas de sabores y lo había observado atentamente cuando él hacía flores comestibles cristalizadas para el piso superior que Minho sabía que serían saboreadas en su primer aniversario, juntos con los recuerdos de su día especial.

Pero Haru era rápido y tenía hambre, y cuando Minho llegó por fin hasta él, se había comido ya una cuarta parte del piso más bajo. En lugar de retirar al perro, Minho agarró el piso superior y lo sujetó por encima de la cabeza para protegerlo, con los ojos brillantes de orgullo por haber salvado la mejor parte.

Esa pequeña acción quizá no fuera muy importante para ninguna otra persona, pero significaba muchísimo para Taemin. A Minho le había dolido la rodilla toda la semana, pero había corrido por la hierba como si fuera una gacela, como si su vida dependiera de salvar el piso de arriba de su tarta de bodas porque sabía que había sido hecha con amor solo para ellos dos.

Taemin amaba a Choi Minho. Lo amaba más de lo que jamás podría expresar con palabras.

Y si había algo de lo que estaba seguro en aquel momento, era de que a veces los actos sí eran más elocuentes que las palabras.

 

Fin

 

 

FIN

Notas finales:

Espero leerlos por ultima vez en esta historia ;D 

:* 

 


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